Cápsula de salvamento
El posicionador de emergencia emitía correctamente, así que la patrulla espacial más cercana vendría pronto en su busca. La cápsula, sin propulsión, tenía oxígeno y provisiones para algunos días: sólo debía relajarse y esperar. Mientras dormitaba oyó unos lamentos, y se le disparó la adrenalina y el terror. Por instinto, contuvo la respiración y percibió de nuevo unas quejas ahogadas. Locura del espacio, pensó. Durante dos horas hubo silencio, y entonces oyó que susurraban a su oído el nombre de un dios antiguo. Le inundó su poder y su vacío, y recibió órdenes horribles para cuando regresara a su planeta.