Un sueño no
No puede ser un sueño, con esos colores tan intensos, el dolor tan real. Pero debe serlo, claro, siempre es un sueño cuando eres tú mismo quien te está golpeando e insultando, cuando te ves fuera, mirándote con desprecio, seguro de que no podrás escapar, atado, herido. No sirve hablar, intentar que no te pegue más, convencerle de que él es tu mismo, de que tus labios sangrando también son los suyos, pues te ves riéndote de ti, de tus absurdas fantasías, el puño, tu puño, cayendo sobre tu rostro, así aprenderás, y no debe ser un sueño, duele tanto.