Vejez
Desde que murió su marido, dedica el tiempo a cuidar la casa y los perros. En el vecindario la miran mal, se apartan incluso de la acera por donde anda, pero ella levanta la cabeza con dignidad, y es tal vez ese desprecio de las personas lo que la hace dedicarse a los animales.
Le encantan los perros, le gusta cuidarlos y tenerlos limpios. Por eso en el barrio, cada noche, se lleva a casa alguno de los perros de sus vecinos, a limpiarlo, a bañarlo, aunque a veces se resistan y tenga que hacer que ya no ladren más.