Bloqueo
No es el simple y habitual bloqueo del escritor. Ponerse ante el papel con la pluma en posición de escribir le desencadena toda una serie de reacciones adversas en el organismo, palpitaciones, nauseas y, por encima de todo, un miedo indefinido pero muy presente. Las primeras palabras surgen fluidas, hasta que empieza a difuminarse el aire, hasta que suenan las paredes, hasta que el suelo parece fundirse bajo sus pies y retumban en su cabeza las voces antiguas. Entonces, al lado de las palabras, dibuja el pentáculo y anota los nombres de todos los demonios, a los que pronto controlará.