Invitación al zoo
Tenía una invitación para un acto en el zoo, donde no iba desde pequeño. Al entrar le indicaron el lugar sobre un plano. Localizó la puerta de acceso y se extrañó de ver el interior tan oscuro. Se trataría, supuso, de algún acuario, o de aves nocturnas. Siguió por el pasillo, abrió la puerta del fondo, y cuando se cerró tras de sí vio por fin las rejas, y la gente al otro lado, riéndose de él y tirándole cacahuetes. No llegó a comprender que era el invitado de excepción del martes, cuando dejan entrar a ver comer al tigre.