¿Realidad o ficción?
Veo el reloj en mi mesa de noche y marca la hora, son las once de la noche con quince minutos, estoy acostada pero en vela, cada vez que visito a Kate no puedo dormir y esta noche no es la excepción a pesar de saberme acompañada, me acuesto boca arriba y exhalo, pienso en él y seguramente debe de estar escribiendo lo que fue este día, su experiencia no puede quedarse en silencio y sé que al menos lo va a escribir en su portátil para desahogarse. Mi mente es un cúmulo de preguntas sin respuestas que se remolinean para atormentarme. ¿Cuánto más seguiré así? ¿Por qué sucedió eso y porqué a ella? ¿Qué es lo que le pasa? Me siento en la cama, me sirvo un poco de agua y bebo, me levanto y miro la noche por mi ventana, un paisaje oscuro, airoso, lúgubre, tenebroso, me sujeto la cabeza sin dejar de pensar, siento que comienza a dolerme, muy dentro de mí sé que ella no está muerta, no lo está, su cabello y uñas crecen y de ese cuidado me he encargado yo, tengo la esperanza de que despierte y yo la estaré esperando. No tuve el valor de decirle a Ian el propósito del nicho de Kate y el por qué su diferencia con los demás pero ese es nuestro secreto y trato entre ella y yo, para mí ella no está muerta y en cualquier momento que despierte ella podrá salir y yo la estaré esperando aquí, no quiero resignarme, tengo la esperanza de volver a tener a mi hermana y esta vez para que no se vuelva a ir.
Regresé a la cama para acostarme y pensar en él, miré la puerta con el deseo de buscarlo con cualquier excusa pero desistí. ¿Qué pasaría una vez que se fuera? Seguiría tan sola como siempre, ¿por qué debo sacrificarme? ¿Por qué alimento algo que seguramente no sucederá? ¿Pero y sí? Ya son más de dos años pero mi deber es estar aquí por si ella regresa, si lo hace y yo no estoy será un caos, los sirvientes se volverán locos, denunciarán el suceso por todas partes, policías, investigadores, científicos, hasta religiosos o santeros aparecerán aquí, pueden creerla una especie de demonio e intentar matarla para “devolverla” al más allá o por el contrario si la creen una santa es posible que hasta la iglesia católica intervenga y el mismo Vaticano también. No puedo permitir todo eso, para todos ella podrá estar muerta pero para mí es sólo como un estado de coma, no me importa un certificado de defunción extendido ni un documento falso de una autopsia falsa que nunca se le practicó. Sé que encubrir esto es peligroso, pueden considerarlo delito y hasta pueden encerrarme y condenarme pero es mi hermana y fue una decisión mutua, no sé dónde ella está pero mi deber aquí es seguir velando por ella como lo hacía desde su habitación cuando prácticamente comencé a velarla y a cuidarla como ella me cuidó siempre a mí. Mañana se la mostraré a Ian como también le mostraré al causante de la desgracia, espero que él pueda ayudarme a encontrar una explicación, espero que esté en su habitación haciendo su trabajo y desvelándose como lo estoy haciendo yo, me gustaría acompañarlo y estar con él pero no tengo una excusa para ir a verlo, es casi medianoche y si me deslizo a su habitación puede mal interpretar todo, además no quiero que se dé cuenta que puedo estar vulnerable a él, me atrae, si por la mañana tuve que reunir todas mis fuerzas para dejarlo descansar dudo mucho que pueda hacerlo ahora, la noche es noche y muy propicia para cualquier cosa, me estremecí al pensar en eso, él es un hombre y muy atractivo, un acercamiento inadecuado puede desencadenar lo inevitable que después ambos podemos lamentar y no deseo eso, no quiero hacer las cosas por error, no para lamentarlas después. Desistí de pensar en él y de creer que podía tocar mi puerta, negué exhalando y me arropé cerrando los ojos, era mejor intentar descansar, mi agotamiento mental era demasiado.
Había soñado con él.
Mientras me arreglaba frente al espejo no dejaba de recordar el sueño. El subconsciente comienza a jugarme sucio y a llevarme a otro nivel, sentir sus labios sobre los míos, gemir placenteramente al mismo tiempo, sentir sus manos sobre mi cuerpo recorriéndolo de manera lenta pero posesiva, respiración acelerada y muy tibia, piel estremecida, el calor de un preámbulo, la excitación de lo inevitable, anhelar llegar más allá y… entregarnos, no puedo negar que fue deliciosa la sensación, me muerdo los labios recordando pero debo controlarme porque mi vientre no ha dejado de palpitar y es mejor tranquilizarme. Me miro y exhalo, voy a verlo después de soñar con él y debo controlarme, él no debe sospechar que me altera, nuestro trato es sólo profesional y hay que mantenerlo así, a él no debe de hacerle gracia mi situación y debo respetar eso.
Después de desayunar juntos le mostré la habitación que ocupó Kate, sabía que tenía muchas preguntas y debía estar preparada para contestarlas todas.
—Por alguna razón Kate escogió esta habitación con vista al sur —le comenté cuando corría una de las cortinas.
—¿Kate?
—Así la llamaba desde que llegamos a la adolescencia, de niña le decía Katy como mi madre pero obvio después ya no quería que la llamaran así.
—Es natural que después los diminutivos ya no hagan gracia y más si suenan infantiles.
—Y eso mismo le pasó.
Sonrió y recorrió con la mirada toda la habitación.
—Es necesario investigar todo este asunto más a fondo —me dijo él cambiando de tema cuando observaba todo—. Esto sobrepasa la lógica pero alguna explicación debe de tener.
—Y eso es lo que quiero saber, ya no puedo seguir así.
—¿Es por esa situación de su hermana que se siente atada a este lugar?
—Podré sonar tonta pero… —acaricié una foto de ella—. Siento que en cualquier momento puede despertar.
—¿Y qué pasará si dado el extraordinario caso lo haga? ¿Cree que volverá siendo la misma? ¿Cómo podrá usted saberlo si ella está encerrada?
—Si despertara ruego a Dios que sea la misma Kate, aunque no estoy segura.
—Ivonne no soy tonto —se acercó a mí—. El nicho de su hermana es distinto a los demás porque tiene un propósito, si llega el caso en que pudiera despertar, ¿cree que tendrá las fuerzas para abrir féretro y luego la pesada tapa de mármol?
—Tiene el suficiente espacio para abrir el ataúd y poder sentarse, de esa manera deberá empujar la tapa y hacerla a un lado para salir.
—¿El ataúd no está cerrado completamente?
Negué.
—Tanto el ataúd como el mismo nicho están diseñados para que reciba un poco de ventilación, es escaso el oxígeno pero lo tiene.
—¿Pero la cripta… el mausoleo? ¿Cómo va a salir ella de allí?
—El lugar tiene un diseño que permite la ventilación y se sienten leves corrientes de aire y dado a que los demás nichos están muy bien sellados eso no molesta a los cuerpos que se descomponen, Kate y yo sabíamos de un túnel que conecta el mausoleo con la Balcana, no sé si eso sirvió en los primeros años de la mansión y desconocemos el propósito del mismo pero lo descubrimos y ella sabe que podrá salir por allí y volver acá.
—¡¿Qué?! —Abrió más los ojos—. ¿Hay un qué?
—Un pasadizo subterráneo.
—¿Y dice que conecta el mausoleo con esta casa?
—Así es.
—Dios, ahora sí quiero irme a un hotel.
—No me diga ¿En serio? —sonreí—. ¿Dónde quedó el sentido de la aventura? ¿No dice que incluso va a fomentar el turismo con lugares embrujados?
—Esto no es una broma, creo que el señor Hyde se tomó unas vacaciones dejándome solo y el periodista necesita asimilar esto. Dígame que es una broma suya.
Negué.
—¿Ese túnel es real? —insistió.
Asentí, noté que estaba asustado, era obvio que no le hacía gracia.
—¿Esto lo sabe alguien más?
—Sólo el abogado y apoderado de confianza que tenía mi abuela sabe lo de Kate él… fue de ayuda cuando todo esto pasó, pero no sabe lo del túnel, creo.
—¿Él sabe que está… conservada?
—No, me ayudó con el papeleo como lo hizo con la abuela pero para él Kate está muerta como todos o que al menos murió una vez que se sepultó.
—¿Lo dice por los documentos forenses?
Asentí.
—La condición de Kate sólo la sabía yo y ahora usted.
Me dirigí a uno de los cuadros al óleo que estaba en una de las paredes, moví una silla y el me ayudó, la puse debajo, me quité los zapatos y me subí a la silla, quité un pequeño gancho escondido detrás de él que lo mantenía en su sitio, lo moví y abrí como si se tratara de un libro y desvelé una pequeña caja fuerte.
—¿Por qué será que en todas las mansiones deben haber estas cosas? —preguntó al notarme tan concentrada con la clave para abrirla—. Creí que sólo en la ficción se daba pero veo que los secretos son reales.
—Y en el despacho hay otra y en el que era el dormitorio de la abuela también hay otra.
—¿Y de casualidad habrá algún otro pasadizo secreto? —sonrió.
—Ya se lo dije, sólo el subterráneo que conecta la Balcana con el mausoleo, o al menos sólo de ese tengo conocimiento.
Arrugó la frente tensando los labios, eso seguía sin gustarle. Lo vi, levanté una ceja y le sonreí. Me bajé de la silla mostrándole el contenido que tenía una pequeña caja de madera tallada.
—¿Qué es eso? Se parece a…
—Es el mismo broche que tiene la abuela en la pintura de su despacho.
—Es una joya… extraña, llamativa pero supongo que muy valiosa —quiso tocarlo.
—No lo toque —le pedí, me miró frunciendo el ceño—. No le sugiero que lo haga, no sé qué es esto ni que tiene pero por esto es que Kate fue perdiendo su vida poco a poco y es algo que no se lo perdono.
—¿Piensa que tiene algo y que podrá dañarme?
—No lo dudo.
Ian lo miró con detenimiento, permití que lo observara para que pudiera describirlo al escribir sobre él, me gustaba notarlo serio y atento, físicamente era muy guapo, su perfil, su piel, sus gestos, todo lo que él era llamaba mi atención, era un hombre que no pasaba desapercibido y estaría ciega la mujer que no lo notara.
—Definitivamente una joya extraña —exhaló—. ¿Cómo llegó a la familia?
—No tengo idea —cerré la caja y volví a guardarla, sujetó mi mano para ayudarme a subir—. Como tampoco tengo idea de lo que es esto, el diseño del broche puede usarse tanto como para prenderse de la ropa como también ser usado en el cuello.
Cerré la caja fuerte y el cuadro y ayudándome bajé de la silla y me puse los zapatos.
—¿Le gustaría decirme qué fue lo que pasó exactamente? ¿Está preparada? —me preguntó mirándome fijamente.
Suspiré apretando los labios, ni asentí ni negué simplemente lo invité a sentarnos en uno de los sillones de la habitación.
—Cuando llegamos aquí la abuela tenía poca conciencia, sé que nos reconoció pero ya no hablaba y apenas y abría los ojos.
—¿De qué murió?
—Aparentemente de un paro respiratorio, ya tenía una edad avanzada y sus fuerzas poco a poco se habían ido, el problema es que nos hizo venir ya casi tarde y no pudimos hablar con ella sólo verla y esperar su desenlace.
—¿Estaban distanciadas? ¿Por qué?
—En toda mi vida sólo la vi dos o tres veces nada más, ella había desheredado a mi madre cuando decidió dejar al novio que le habían escogido para marido prácticamente en el altar, ella ya había conocido al que era mi padre y estaban enamorados así que desafió a su familia dejando todo y prefiriéndolo a él, no tendría la vida a la que estaba acostumbrada pero si mucho amor que era suficiente para ella, creo que es mejor estar en los brazos del amor en una vida cotidiana a estar obligada a una cama y a una jaula de oro con alguien que no se conoce.
—Pudo haberse enamorado de él después y llegar a quererlo.
—No lo sé pero ella decidió no averiguarlo, su corazón ya tenía dueño.
—¿Y usted se ha enamorado?
Lo miré sin decirle nada, evité morderme el labio.
—Perdón, soy muy indiscreto y no viene al caso —se disculpó apenado—. Disculpe la interrupción, continúe.
—Debido a eso al parecer al abuelo le provocó un infarto y eso fue la gota que derramó el vaso, la abuela jamás la perdonó, la culpó de su muerte y allí fue como comenzó el distanciamiento, después de sepultarlo mi madre y su enamorado se fueron juntos a Alemania que era dónde él realmente vivía y luego de casarse poco después nació Katherine, mi madre escogió al hombre que amaba porque de él esperaba un hijo y eso tampoco la abuela lo perdonó.
—Es extraño que aun así su madre le haya puesto el nombre de su abuela a su hermana.
—Mi madre no era resentida además se sentía culpable, ella fue la que actuó mal porque decía que no había honrado la educación que sus padres le dieron, toda su vida se sintió culpable por la muerte del abuelo y tuvo que aprender a vivir así.
—¿Y usted también nació en Alemania?
—No, yo nací en suelo americano, en Memphis exactamente.
—¿Pero aun así no hubo acercamiento con su abuela?
—Seis años después de que todo pasara ella cedió un poco, al menos para conocernos, yo no recuerdo eso, estaba pequeñita pero Katherine sí y decía que era una mujer muy seria, altiva, cedió un poco con mamá pero no con su marido, a él lo detestaba y obvio mamá decía que si no lo aceptaba a él tampoco lo haría con nosotras, el distanciamiento llegó otra vez.
—Vaya problemas familiares.
—Y por último no le quedó más remedio que heredarnos a nosotras.
—¿Nunca cedió con su mamá?
—Y aunque lo hubiera hecho le hubiese sido tarde rectificar, mi madre murió poco antes de sus cuarenta y siete y mi padre jamás renunció a nosotras sólo por su dinero, él nos cuidó y luego a su vez nosotras a él pero era la época de la universidad, al menos ya éramos adultas y profesionales cuando él también murió.
—Lamento su pérdida.
—Hace ya tiempo de eso y la vida sigue, ella intentó buscarnos en vida pero fuimos nosotras las que esta vez no le dimos cabida, el resentimiento de ella lo heredemos nosotras y así el distanciamiento continuó hasta que el destino nos unió de nuevo pero en mala hora, nunca imaginé que sería una verdadera desgracia.
—¿Culpa a su abuela de esto?
—No sé qué pensar.
—¿Qué sucedió exactamente con Katherine?
—Como le dije se obsesionó con el broche desde que lo vio, incluso hasta el abogado de la abuela le ayudó a recuperarlo y fue desde ese momento que ella fue otra persona.
—¿Qué conclusión tiene usted sobre el broche?
—Mi única explicación es que debe de estar maldito, tal vez exagero, tal vez es mi imaginación pero eso tiene algo que no es de este mundo y debe de haberse posesionado de ella.
—¿Cree que está poseído?
—Estoy segura. Una noche encontramos a Kate en el suelo y cerca de su mano estaba el broche, lo recogí y lo lancé a su tocador, luego a ella con la ayuda de dos sirvientas más la llevamos a la cama pero no despertó, estaba inconsciente, no muerta pero tampoco despertaba.
—¿Y así fue como prefirieron darla por muerta? ¿Qué dijo el médico?
—No la dimos por muerta en ese momento, se llamó al médico mismo que atendió a la abuela y no encontró explicación, Kate tenía sus signos vitales activos, muy lentos pero activos aunque el médico decía que podían “apagarse” paulatinamente, estaban bastante muy bajos y débiles pero la mantenían con vida, su corazón latía, de manera imperceptible pero lo hacía mostrando vida, el caso es que no reaccionaba, pasaron las horas y yo comencé a desesperarme, esa fue la primera noche en vela, así pasó una semana.
—¿Una semana? —Alzó las cejas con asombro—. ¿Y qué pasó después? ¿Decidieron enterrarla?
—Una semana después ella despertó.
Ian me miró abriendo más los ojos desconcertado.
—¿Estaría en una especie de coma? —insistió.
—Algo así pero sin necesitar oxígeno.
—¿Y cómo despertó? ¿Qué dijo? ¿Cómo reaccionó? ¿Supo lo que le pasó? ¿Recordaba todo?
Sus preguntas me abrumaban, me llevé una mano a la sien.
—Lo siento —se disculpó acariciando mi mano, parecía que le gustaba hacer eso y el problema es que me estaba acostumbrando—. Por favor disculpe mi ímpetu, no es mi intención provocarle dolores de cabeza.
—No se preocupe, lo entiendo, yo también soy periodista y usted sólo cumple con su trabajo.
Nos miramos de esa manera, él con su mano en la mía y con nuestras miradas en el otro, por un momento me estremecí y recordé el sueño, sin querer sacudí la cabeza y pasé mi lengua por mis labios, bajé la cabeza mirando su mano, su forma y sus dedos, sus uñas bien cuidadas y su suave piel, era la mano de un hombre atractivo y eso resume todo.
—Por favor continúe —dijo suavemente soltándome, su calor se disipaba—. No voy a interrumpirla más.
—Kate despertó una semana después pero lo hace completamente devastada —continué—. La tristeza comienza a matarla de verdad y lo que me reveló superó todo lo que creía, me dijo que viajó en el tiempo a la Richmond confederada del siglo XIX en donde se enamoró perdidamente de alguien que la hizo su esposa y la amó con locura, dice haber vivido una historia de amor que logró consumar pero que ahora que había regresado al presente lo había perdido todo, deseaba regresar y no podía, según ella al momento de volver estaba con una fiebre alta y le había confesado a su esposo que le daría un hijo y éste no cabía en su felicidad.
Ian me miró como lo imaginé, como si estuviera viendo a una loca destuercada y de atar lista para el manicomio.
—¿Y fue por eso lo del diario? —frunció el ceño.
—Yo se lo sugerí porque la vi de la misma forma en la que usted me vio, yo me asombré de todo lo que mi hermana me contó y para distraerla la animé a escribir su historia, en un diario Kate comenzó a escribir todo lo que recordaba con el más exhaustivo detalle para que quedara en memoria pero su salud se fue deteriorando más cada vez que recordaba y escribía porque deseaba volver y sabía que era imposible, para colmo se creía embarazada de verdad cuando el médico que la vio le dijo que no, que todo estaba en su mente aun mirando la prueba de embarazo que estaba negativa, la duda por saber qué fue de su esposo en el siglo XIX la mataba al sacar tantas conclusiones, según ella había tenido una vida plena porque estaba enamorada pero al regresar el vacío que tenía no lo podía describir ni soportar.
—Es asombroso —Ian me miraba con atención.
—Día y noche se centró en escribir, el caso es que justamente cinco días después cuando termina siente que la vida se le va y acostándose en la cama con mi ayuda me confía lo que deja escrito pero también me deja otras instrucciones inusuales —miré la cama vacía y suspiré.
—¿Cuáles son esas instrucciones?
—Que si al cerrar los ojos definitivamente tiene un mínimo aliento de vida y leves signos vítales me ruega no darla por muerta así no vuelva a despertar y que no permita que la entierren pues teme volver a despertar dentro de un féretro. Me rogó no permitir que le hicieran eso ni permitir que le quitaran la vida, me pide que la deje así como está así pasen los años porque tendrá conciencia y me ruega que la cuide en su sueño eterno, me pide que no la deje así sienta su piel fría, sólo sabiendo que su cuerpo se descompone sabré que entonces ha muerto.
Mis lágrimas cayeron por mis mejillas, no pude más, amaba a mi hermana y la quería de regreso conmigo, no sabía lo que tenía pero me dolía saberla en un mausoleo, quería verla viva y no como estaba, me dolía estar en su habitación sabiendo que había estado allí, su ropa, perfumes, zapatos, libros, todo estaba como ella lo dejó y ver sus fotografías me desgarraban el corazón. No supe el momento en el que él me abrazó con fuerza, estaba en su pecho sintiendo su calor y su perfume, desahogándome por el dolor que tenía reprimido.