XI
LA SEÑORA DE L’ESTORADE A LA SEÑORITA DE CHAULIEU
La Crampade.
Tu español y tú, querida mía, me hacéis temblar. Te escribo estas breves líneas para rogarte que le despidas. Todo lo que me cuentas sobre ese hombre se refiere al aspecto más peligroso de unas gentes que, no teniendo nada que perder, lo arriesgan todo. Ese hombre no debe ser tu amante y no puede ser tu marido. Te escribiré con más detalles sobre los acontecimientos secretos de mi matrimonio, pero cuando no pese sobre mi corazón la inquietud que tu última carta me ha producido.