16. La fama y la fortuna…

Me gusta estar rodeado de cosas espléndidas. Quiero llevar una vida victoriana, rodeado de trastos exquisitos.

No puedes separar el éxito del dinero.

Puede que el dinero sea vulgar, pero es maravilloso. De hecho, me llevo muy bien con la riqueza: gasto, gasto y gasto. Bueno, ¿para qué sirve el dinero si no es para gastarlo? Me lo gasto como si nada. Sí, tengo muchísimo dinero, pero sinceramente no sabría decirte cuánto tengo en el banco. Estoy acostumbrado a eso. Simplemente voy y me lo gasto. No soy una de esas personas que acumula su dinero debajo del colchón y lo cuenta cada noche. No soy como una de esas estrellas que están obsesionadas en contar sus peniques. Conozco a varias personas que hacen un concierto y luego se van corriendo a casa a contar lo que tienen, pero yo no. El dinero me importa un rábano. Sencillamente, creo que está para gastarlo.

Soy el único miembro del grupo al que no le atrae mucho el dinero. Soy el que se lo gasta de inmediato. Se va en ropa y las cosas bonitas de las que me gusta rodearme.

Todo lo que quería en esta vida era ganar montones de dinero y gastarlo. Siempre supe que sería una estrella, y ahora el resto del mundo parece estar de acuerdo conmigo. Sin embargo, debido a que tengo éxito y mucho dinero, mucha gente codiciosa va tras de mí. Pero es algo que he aprendido a sobrellevar. Cuanto más alta es la escalera que subo, más grande es la barrera que me rodea. Cuanto más abierto soy, más daño me hacen.

En un momento dado, dos o tres años después de que empezáramos [como banda], estuvimos a punto de separarnos. Creíamos que no funcionaba, había demasiados tiburones en el negocio y todo se nos hacía cuesta arriba. Pero algo dentro de nosotros nos animaba a seguir y aprendimos de las experiencias, buenas y malas. No ganamos dinero hasta el cuarto disco, A Night At The Opera. La mayoría de nuestros ingresos se nos iban en litigios y cosas así.

Cuando empiezas a ganar mucho dinero, todo el mundo quiere parte del pastel. Todas las sanguijuelas se te acercan y te chupan hasta dejarte seco si les das la mínima oportunidad. El dinero atrae a todo tipo de gente indeseable. Es cierto, el dinero siempre parece ser la raíz de todo mal. El éxito puede traerte problemas que nunca te has buscado, problemas que no pensabas que pudieran existir.

Tienes que vigilar a todo el mundo que trabaja para ti y si parece que te están engañando debes deshacerte de esa gente en seguida. No puedes permitir que nadie se salga con la suya. Puedo oler a las ratas. Es algo instintivo. ¡Puedo olfatearlas en seguida!

Querido mío, a lo largo de los años ha habido algunos momentos malos. En realidad no le guardo rencor a nadie, es algo trivial. En el pasado me indignaron ciertas cosas y algunas personas en concreto. Me ponía como una puta moto por algunas cosas pero, digo yo, ¿qué puedes hacer? Tal y como lo veo, creo que ese tipo de cosas me hacen más fuerte. Sencillamente, creo que van a hacer de mí una persona más dura. Lo veo como algo que tengo que superar. Es parte de mi vida. ¡Eso es todo! Forma parte de lo que es mi estilo de vida. Me lo tomo con calma.

En ocasiones, todo se reduce a ser consciente de las cosas y aceptarlas. Quiero decir que, a veces, no me importa si sé que alguien me engaña, si es así no me importa. Sólo me afecta cuando no sé que me han tomado por imbécil…, ésa es la diferencia. Hay muchas ocasiones en las que me han engañado sabiéndolo yo de sobras, pero al final les he dado tanto margen que ellos mismos quedan en evidencia.

Te sorprendería lo poco fiable que puede llegar a ser la gente. En unas cuantas ocasiones en las que algunas personas han llegado a conectar conmigo, han traicionado mi confianza. Me construí una barrera, con la sensación de que cualquiera que quisiera algún tipo de relación con nosotros estaba destinado a timarnos de alguna manera. Eso hizo que me sintiera muy frío por fuera.

Cuanto más dinero logras, más desdichado te puedes volver. Es bien cierto que el éxito te cambia, pero tienes que cambiar para poder sobrevivir. Solía merodear por el mercado de Kensington, me pasaba mucho tiempo por allí, y ahora cuando voy sé que si no me detengo y hablo con todo el mundo se sentirán ofendidos, mientras que antes simplemente podía saludar mientras paseaba. Si ahora no me paro dicen: «Oh, ahora se piensa que es una estrella».

Todavía voy a beber al pub con muchos de mis amigos, pero a veces soy consciente cuando me engañan. A veces no me importa, pero puede ocurrir que llego al pub y pago las copas, y entonces la gente que había estado bebiendo cañas de repente pide un licor de los caros. Lo entiendo. Es por razones como ésa que parece que cambies aparentemente. Has de aprender a sobrevivir a la presión que conlleva tener éxito, y por esa razón la gente que no se da cuenta de todas esas cosas piensa que has cambiado a peor.

Mi objetivo en la vida es ganar mucho dinero y gastarlo, ¡aunque actualmente tiendo a gastarlo antes de haberlo ganado! Hay mucho dinero por ganar ahí afuera. Adoro gastármelo. Me encanta ser espléndido y extravagante. Es tan divertido. No tengo remedio con el dinero. La vida es demasiado corta como para estar sentado y pensar en esas cosas todo el tiempo. Soy una estrella de rock, soy muy rico, puedo comprar todo lo que quiera, ¡incluso a ti!

Nunca llevo dinero encima, igual que la «reina de verdad»[20]. Si me apetece algo de una tienda, siempre le pido a alguien de mi equipo que me lo compre.

Me encanta ir de tiendas y me encanta ir a subastas y comprar antigüedades en Sotheby’s y Christie’s. Lo que realmente echaría de menos si me fuera de Gran Bretaña sería Sotheby’s. Todo mi dinero se va ahí. De hecho, eso es lo que me interesa desde hace mucho tiempo. Y ahora que tengo algo de dinero para despilfarrar, pensé que estaría bien salir a gastarlo. Así que me fui a Sotheby’s el otro día y adquirí algunos cuadros. ¡A los marchantes no les gustó en absoluto!

También me encanta Harrods. Y Cartier, Asprey y Christie’s. Los japoneses lo denominan salir de compras a lo loco. Voy por ahí como el flautista de Hamelín con una multitud de gente siguiéndome. Me iría con la mujer del promotor a unos grandes almacenes abiertos para mí después de cerrar. ¡Y allí estarían todos estos dependientes y con el sitio absolutamente vacío, excepto yo!

Me gusta estar rodeado de cosas espléndidas. Quiero llevar una vida victoriana, rodeado de trastos exquisitos. También tengo muchas baratijas que no tienen ningún valor, lo cual me encanta. Sería muy aburrido si sólo fueras de compras y dijeras: «Oh, eso será una inversión deliciosa».

Me compré una casa en Londres que sólo había visto en fotos. Sé que es absurdo, pero no tenía tiempo de ir a ver casas. Necesitaba un lugar para meter mis muebles y mi ropa. Tengo esta casa desde hace cuatro años. Es bastante exquisita y preciosa. Todavía hay gente trabajando en ella, construyendo todo tipo de mierdas elaboradas. A este paso seguramente me mudaré cuando sea viejo.

Me estoy deshaciendo de mis jarrones de Lalique y Galle, estoy hasta las orejas. Se está convirtiendo en algo realmente ridículo. Quiero decir que mucha gente solía decir que mi casa era como un museo, pero ahora empiezo a estar de acuerdo con ellos. Es algo muy ridículo.

Me encantan esas historias sobre Elton, cuando tuvo ese problema de que la gente se quedaba en su casa los fines de semana, en sus habitaciones libres, y mirabas debajo de la cama y te encontrabas con obras de Rembrandt y otros maestros por el estilo. Es cierto. En mi caso, son mis grabados japoneses lo que hacen que la situación sea absurda.

La gente dice: «¿Qué estás haciendo? Tienes esta cosa descomunal y fantástica que te ha costado tanto dinero. ¿No te preocupa?». Tengo a todos mis contables y abogados intentando convencerme de que me equivoco, que estoy tirando el dinero, que si esto y lo otro. ¡A la puta mierda!

Quiero hacerlo debidamente. Quizá no sea lo más prudente, económicamente hablando, pero voy a hacer lo que quiera hacer en cada momento, lo que me diga mi mente, lo que me diga mi corazón que haga.

Me encanta. Forma parte de mi naturaleza. Me da alas. No me da miedo gastarme el dinero. A veces pienso que podría ir a Cartier’s, la joyería, y comprar la tienda entera. A menudo mis juergas empiezan igual que una mujer comprándose un sombrero para animarse. Algunos días, cuando estoy realmente harto, sólo quiero perderme con mi dinero. Me pongo como una moto y empiezo a gastar y gastar. Luego vuelvo a casa y pienso: «¡Oh, Dios!, ¿qué he comprado?». Pero nunca tiro el dinero. Disfruto muchísimo haciendo regalos.

Me encanta hacer regalos a la gente. Ésa es mi mayor ilusión. Considero que es la mayor diversión. No me gusta acapararlo todo. Quizá con el dinero no se pueda comprar la felicidad, ¡pero te la puede dar! No me asusta despilfarrarlo si es para darlo a otra gente. Ayer fui de compras a Cartier’s, en Londres. Pero entonces me di cuenta de que cerraban a la hora de comer. Así que llamé para ver si podía estar abierta para mí, y así lo hicieron. O sea que estaba totalmente cerrada y me fui para allí. Me sentía como Zsa Zsa Gabor[21]. Fue todo un detalle por su parte. Compré muchas baratijas de Cartier, pero nada para mí.

Si puedo crear una pizca de felicidad, es con mi dinero. De acuerdo, el dinero no puede comprar la felicidad, es cierto —he escrito una canción titulada «Money Can’t Buy Happiness», por cierto—, pero dependiendo de quién seas, puedes forzar las cosas. Cuando le hago regalos a la gente creo que me gusta más a mí que a ellos. Me encanta hacer ese tipo de cosas.

Y, aunque haya dicho todo esto…, también compro muchas porquerías para mucha gente. ¡Lo peor es que me las devuelven unos años después!

Le compré un coche a alguien el otro día. Apareció en la prensa alemana. Lo más gracioso es que, en teoría, también era mi coche, pero es él quien lo conduce. De repente me entero por la prensa que he comprado un Mercedes SEC. Pensé: «¡Dios mío, venga ya!». Si quisiera regalar un coche, lo haría, pero así ocurren las cosas. O sea que él cree que ahora es su coche. No está bien.

Mi coche favorito, por cierto, es un Rolls Royce, desde siempre. Son insuperables en cuanto a estilo y comodidad.

El dinero no me ha echado a perder. Sé que suena muy cursi, pero es cierto. Comprarle cosas a la gente es muy agradable. Esos pequeños momentos les alegran el día; un pequeño regalo, un detalle, una nimiedad, tan sólo un pequeño tesoro. Eso significa mucho más que si alguien te comprara el Big Ben o algo por el estilo. La gente aprecia muchísimo los pequeños detalles.

Te daré un buen ejemplo. El otro día, Mary me hizo un regalo maravilloso que no había visto antes. Es algo en lo que nadie más hubiese pensado, y seguramente sea algo totalmente inútil para ti, pero es un detalle de alguien que se preocupa, y eso es lo que importa. Me hizo este pequeño regalo y lo arregló todo por su cuenta. Era el periódico del día en que nací, o sea que de hecho puedes leer lo que sucedió el día en que naciste. Era el The Times del cinco de septiembre de 1946. Y también me consiguió el de 1846, lo cual fue maravilloso. Creo que fue un pequeño regalo precioso, un pequeño detalle. Con muchas, muchas páginas, fue maravilloso. Me dijo: «Esto te tendrá ocupado, querido. Puedes leerlo mientras estás en el cuarto de baño». ¡Me gusta leerlo mientras estoy cagando!

La edición de 1846 era muy interesante. Fue durante los tiempos del cólera. De repente, hubo una epidemia en la India, y fue durante la época del Raj, la East India Company y todo ese asunto[22]. Unos cien ingleses en la India contrajeron el cólera, además de 858 cipayos. ¿No es maravilloso? A saber quiénes son los cipayos[23], pero lo que quiero decir es que me puso tan contento…, tan sólo un periódico.

Creo que es totalmente absurdo suponer que la gente que tiene dinero no necesita pequeños detalles como ése, igual que lo necesita todo el mundo. Creo que quizá haya mucha gente que se ríe de ese tipo de cosas, pero deben ser individuos bastante aburridos.

Algunas personas creen que tienes un montón de dinero, así que dicen: «¿Qué es lo que podría regalarte? Lo tienes todo, así que no puedo comprarte nada». Y creo que eso es salirse por la tangente. Hay montones de cosas que necesito. Odio todas esas excusas. Se piensan que no pueden darte nada que no cueste demasiado porque no estará a tu altura, pero eso es una absoluta mierda.

Nunca podría ser una persona mantenida. ¡Nunca! ¡Nunca en la vida! No me va eso. Sería como acariciar a un gato del revés. Nunca podría serlo. A todo el mundo le gustaría que alguien lo mantuviera, pero creo que mi máxima ambición es que alguien realmente rico, alguien rico y famoso, viniera y me dijera «me encantaría mantenerte», simplemente para que alguien me lo dijera. Y luego yo podría decir: «¡No, que te jodan!».

Al mismo tiempo, también hay mucha gente a la que le gusta lo contrario. A mí tampoco me gusta mantener a la gente. No me gusta estar en el otro lado, no sé si entiendes lo que quiero decir. Esto quizá suena como si fuera un hipócrita, pero no lo soy, me gusta que una relación funcione en términos de igualdad. Mi estilo de vida no se detiene de repente porque se pueda acabar mi fama. Si mañana se me acabara todo el dinero seguiría siendo la misma persona. Seguiría comportándome de la misma manera, igual que si tuviera un montón de dinero, porque eso es lo que solía hacer antes. Con o sin dinero, sigo siendo el mismo. Es la única manera de ir por la vida. Me gusta vivir la vida a tope. Ésa es mi naturaleza y, sencillamente, no voy a conformarme con lo que me diga la gente ni a escucharla diciendo cómo debería comportarme. Hago lo que me da la gana. Es algo innato, forma parte de mí. Siempre he sido así. El éxito ayuda, facilita ser extravagante o lo que sea, pero no se trata del factor esencial. En los primeros tiempos, cuando apenas tenía nada, ahorraba durante dos semanas y luego me lo pulía todo en un día para podérmelo pasar a lo grande. Siempre me comportaré como un señorito persa y nadie me va a detener. Nadie me dice lo que tengo que hacer.

Últimamente me he pasado gastando a lo loco. Me han aconsejado que frene un poco, porque los de hacienda vendrán a sacarme una buena pasta. He gastado alrededor de 100.000 libras en los últimos tres años. No me gusta que la vida sea demasiado fácil, así que si sigo gastando mucho entonces tendré que seguir ganándolo. Así es cómo me motivo para seguir adelante.

Puedo gastar una pequeña fortuna en un par de horas, pero es dinero bien invertido. Siempre quiero tener un buen aspecto, porque la gente que te convierte en una presunta estrella en este negocio tiene derecho a verte siempre como una estrella. No estoy metido en el mundo de los negocios en absoluto. Soy un negado con el dinero. No creo en eso de meter el dinero en el banco. Es para utilizarlo, no para acumularlo. Sencillamente, gasto lo que tengo. Supongo que siempre he llevado el tipo de vida con glamour de una estrella. No es nada nuevo. Solía gastarme hasta la última moneda, y ahora que tengo dinero, sigo gastándomelo.

Tengo algunos buenos amigos, una casa grande, y puedo ir donde me plazca, cuando quiera. Pero cuanto más dinero ganas, más desdichado te vuelves… Sólo que yo tengo mucho dinero.

Me aseguro de ganar el máximo posible y me lo gasto. Saco todo lo que puedo, queridos. Saco todo lo que puedo porque yo escribo todos los éxitos. Eso sí que es polémico. Cuando digo eso, sólo soy lógico. Si escribes los éxitos, te llevas el dinero.

En principio, el dinero se reparte a cuatro partes iguales; somos nosotros cuatro. Funciona así. Pero si quieres ir al quid de la cuestión, todo tiene que ver con los derechos de autor. El compositor gana más dinero porque si él escribe se queda con los beneficios de los derechos de autor. Así que si un álbum contiene, digamos, unas diez canciones, y Brian y yo hemos escrito cuatro cada uno, y Roger y John han escrito una, entonces, naturalmente, Brian y yo sacaremos más dinero. Es una cuestión de pura lógica.

Claro, estamos en esto por dinero, y no me da miedo reconocerlo. Nos encanta el dinero. Y quien te diga lo contrario está hablando con el culo, de verdad. Sí, el dinero forma parte de esto, pero por supuesto también lo hacemos por la fama. Me resultaría muy fácil dejarlo ahora, porque tengo todo lo que necesito, pero si somos serios, no es sólo por el dinero, también tiene que ver con la longevidad.

No sé hacer nada más. Para mí ésta es una vida bastante normal. Es como ganar a las quinielas, sólo que yo gano a las quinielas cada día. He trabajado muy duro para conseguir el dinero. Nadie me lo ha regalado. He trabajado para tener todo esto. He trabajado por ello y he pagado por ello. Me encanta tener este maravilloso jardín japonés con estos peces koi, que he comprado recientemente y son tan caros. Cualquiera a quien le gusten los peces koi, si tuviera dinero se los compraría, así que ¿por qué no yo?

Creo que me he ganado el sustento. He trabajado duro para conseguir lo que tengo y valoro eso más que nada. Odio los regalitos promocionales. No me van las cosas gratuitas. Me gusta saber que lo que tengo me lo he ganado.

No quiero que el dinero me controle, pero eso no significa que sea un pelele. ¿Sabes? Ésa es la diferencia. El dinero no me controla. Lo único que necesito es, sinceramente, decirme a mí mismo que aún lo sigo intentando y que sigo disfrutando todo este asunto de cantar con Queen.

No creo que pudiera hacer otra cosa. Sé que suena fatal, pero estoy lleno de confianza en mí mismo, siempre habrá algo que me vaya a salir bien. Sólo tengo que asegurarme de conservar lo que tengo.

Creo que si perdiera lo que tengo ahora sería un desastre. Pero eso no me detendría…, me las arreglaría. No dejaría que el hecho de quedarme sin dinero me impidiera pasarlo bien. Podría estar sin blanca mañana y si lo perdiera todo me abriría camino hasta la cima de alguna manera.

El único amigo de verdad que he tenido es Mary. Ella heredará la mayor parte de mi fortuna. ¿Qué mejor persona a quien dejarle mi herencia cuando me vaya? Naturalmente, mis padres están en mi testamento, igual que mis gatos, pero la mayor parte iría a parar a Mary. Si mañana me cayera muerto, ella sería la persona que conozco que podría arreglárselas con mi vasta riqueza. Ella controla todo mi dinero y mis posesiones; los chóferes, las sirvientas, los jardineros, los contables y los abogados. Todo lo que tengo que hacer es tirar mi cadáver al escenario.

Nadie más sacará un solo penique, excepto mis gatos Oscar y Tiffany. Aparte de ellos, no voy a regalar ninguna de mis cosas cuando esté muerto. Voy a acapararlo todo. Quiero que me entierren con todas mis cosas. Y aquel que quiera algo, puede venir conmigo. ¡Habrá muchísimo espacio!