8. Sólo soy un cantante con una canción
Era como cuando estás pintando un cuadro y tienes que alejarte para ver qué tal está quedando. Me estaba alejando de Queen y creo que eso supuso un estímulo para todos.
En los primeros tiempos, cuando Queen se formó, mucha gente no paraba de preguntar: «¿Cuándo vas a hacer tu proyecto en solitario?». Pero lo divertido es que Brian llevó a cabo un proyecto en solitario [1983] y Roger dos [1981/1984]. Fui virtualmente el último en hacerlo. Sinceramente, pensaba que todos acabaríamos haciendo discos en solitario mucho antes de lo que lo hemos hecho. Supongo que cuando hacíamos un álbum de Queen era como cuatro proyectos en solitario dentro del seno de la banda. Tenía mi lote de canciones y Brian tenía el suyo, igual que Roger y John, así que era como cuatro pequeños proyectos en solitario trabajando juntos, y luego los juntamos.
Creo que todo artista que está en un grupo quiere hacer alguna vez un proyecto en solitario. Es algo que está en la naturaleza de todo el mundo. Quiero decir que siempre quise hacerlo, pero pienso que la mayoría de la gente pensaba que iba a grabar un disco durante los primeros cinco años, y luego disolvería el grupo. Pero eso no hubiese funcionado de esa manera, porque existen unos celos innatos, y todos hubieran esperado a ver si mi álbum funcionaba mejor que el último álbum de Queen. Ése sería un buen reto, ya que si mi álbum funcionaba muy bien, entonces adoptaríamos la postura de que el siguiente disco de Queen tendría que ser aún mejor.
Siempre tuve ganas de hacer un disco en solitario. Sólo que quería hacerlo en el momento y el lugar oportunos para así poder trabajar debidamente en las canciones que quería hacer antes de ser demasiado mayor.
Hubo una época en que hacíamos giras extensamente. Solíamos hacer giras americanas que duraban tres o cuatro meses y hacia el final era terrible. No me quedaban ganas de salir al escenario nunca más. Si estás tocando las mismas canciones durante tres meses, haciendo la misma rutina, necesitas tiempo para ti, pero entonces nos metíamos en un estudio para hacer un álbum, luego salíamos de gira por el mundo, y luego otra vez a empezar. Ésa era la rutina. No teníamos tiempo para desconectar y virtualmente hicimos eso durante ocho o nueve años. Me empezaba a aburrir mucho, igual que los demás, y necesitaba desconectar y hacer cosas diferentes.
Así que mi disco Mr. Bad Guy fue un respiro, una oportunidad de hacer algunas cosas que quería hacer sin los demás. Pero sin duda no suponía la separación de Queen. Era tan sólo una especie de válvula de escape, algo que quería hacer por mi cuenta. Quería escribir una serie de canciones que de hecho aparecieran bajo el nombre de Freddie Mercury, y quería hacer todo aquello que no puedo hacer en el grupo. De hecho, algunas de las canciones que fueron descartadas de los discos de Queen acabaron en mi álbum en solitario, pero son buenas.
Cuando estás haciendo proyectos en solitario eres tu propio jefe, y he descubierto que cuando soy mi jefe completamente, me resulta más fácil. Tomo todas las decisiones y, aunque a veces resulta duro, puedo hacer que las cosas se hagan más rápido. Puedes decir que me creo el ombligo del mundo, puedes decir que me salgo por la tangente, puedes decir lo que quieras, pero básicamente se trata tan sólo de una colección de canciones que quería hacer a mí manera… Parezco Frank Sinatra.
Tenía mi cabeza rebosante de ideas y había muchos territorios musicales que quería explorar y que, realmente, no podía explorar con Queen. Quería probar muchas cosas, como ritmos reggae, e hice un par de temas con una orquesta. El resto del grupo me animó a hacerlo. Sinceramente, hubiera preferido que todos los miembros del grupo hubieran tocado en el disco, pero entonces no habría sido un disco en solitario de Freddie Mercury. Si iba a ser un auténtico disco en solitario, ellos tenían que quedarse al margen, eso es todo. Creo que a ellos les hubiera encantado haber tocado en algunos temas, pero entonces se habrían convertido en temas de Queen, por lo que tuve que ejercer un poco de disciplina.
Al principio tenía una idea que consistía en tener a todo tipo de gente famosa en el disco. Había estado un tiempo trabajando con Michael Jackson [1982] y, por esa época, me dijo que colaboraría en uno de los temas. Pero al final fue demasiado tarde, porque es difícil conseguir a esta gente en el momento y el lugar adecuados. Así que cuando llegó el momento de meterme en el estudio, me di cuenta de que yo lo haría todo, por lo que salió al revés de lo que pensaba y acabé decidiendo que, en efecto, quería hacerlo todo yo mismo. Básicamente, los músicos que usé eran músicos de sesión alemanes, que son muy buenos por derecho propio, pero que no son tan famosos como Michael Jackson o Rod Stewart. Sin embargo, estoy contento, porque creo que fue la mejor manera de dar forma a mi primer álbum en solitario.
Puse mi corazón y mi alma en Mr. Bad Guy, y creo que es un álbum muy orgánico. Tenía algunas baladas muy conmovedoras, cosas que tenían que ver con la tristeza y el dolor, pero que, al mismo tiempo, eran frívolas e irónicas, porque es mi manera de ser. Creo que las canciones de ese álbum reflejan el estado de mi vida, una selección diversa de estados de ánimo y un amplio espectro de lo que era mi vida.
En lo que se refiere al título, Mr. Bad Guy, tiene que ver conmigo. Mr. Bad Guy SOY yo. No lo explicaré totalmente, puedes hacer tu propia interpretación.
«There Must Be More To Life Than This» es una canción sobre gente solitaria. Se trata básicamente de otra canción de amor, pero es difícil denominarla así porque también aborda otras cosas. Trata de por qué la gente se mete en tantos problemas. Básicamente va de ese tema, pero no me gusta hablar demasiado de eso. Se trata de una de esas canciones que hacía tiempo que tenía. Resulta que Michael Jackson la escuchó y le gustó, y si lo hubiésemos coordinado la habríamos hecho juntos, pero quería que la canción apareciese en este álbum, así que la hice sin su ayuda. ¡Va a llorar cuando la escuche!
Realmente me gustaban todas las canciones del álbum, pero al final uno de mis temas favoritos era «Love Me Like There’s No Tomorrow», por la manera en que salió. Era algo muy personal. La escribí en cinco minutos y todo pareció encajar. Era muy emotiva, muy, muy fuerte. Me encanta ese tema.
Cuando acabé el álbum estaba desesperado por encontrar un título, pero, por lo que a mí respecta, los títulos de lo discos son irrelevantes. Lo que importa es lo que escuchas, no cuál es el título. No juzgues un libro por su portada, aunque aparezca una bonita fotografía de mí. En un principio titulé el LP Made In Heaven, y luego lo cambié. Yo no nací en el cielo… ¡Me parece que no llegó a caer ningún rayo de repente!
Quedé satisfecho con el álbum y también con mi voz. Me gusta que suene ronca. Por eso fumo, para conseguir esa voz ronca. Dediqué este disco a los amantes de los gatos de todas partes. ¡Y los demás que se jodan!
Sí, quiero que tenga éxito. Me importaba mucho porque había hecho una obra musical que quería que fuese aceptada de la manera más amplia posible. ¡La gente dijo que si no tenía éxito debería demandar a Warner Brothers! Pero no me preocupaba que no tuviera éxito porque en ese caso me limitaría a hacer otro.
Cuando estaba planeando hacer mi segundo proyecto en solitario, realmente no quería que fuera tan sólo un puñado de canciones. Quería que tuvieran cierto carácter unitario, que el disco fuera algo diferente, que tuviera otro sello que le diese una maldita cohesión. Podría ser cualquier cosa que lo diferenciara de otro aburrido álbum en estudio. No importaba lo buenas que fueran mis canciones, iba a ser otro lote de canciones que pones en una cinta y lo publicas. Así que estaba buscando ideas en esa dirección y, de repente, me vino este nombre maravilloso como una ola de la marea, y se trataba de Montserrat Caballé.
Realmente, fue un estímulo y todos esos clichés. No fue algo premeditado, sino que vino como un cohete disparado del cielo y me cayó encima. Virtualmente se me metió en la cabeza y no pude pensar en nada más. Fue fabuloso. Tenía tantas posibilidades, tanta vida y energía, que en mi opinión no era tan sólo un trabajo más. Estaba absolutamente sobrecogido.
Creo que Montserrat tiene una voz maravillosa, y resulta que lo mencioné en un canal de televisión español y ella lo escuchó. Volví a saber de ella porque me llamó y me dijo: «Hagamos algo juntos». Me quedé completamente atónito. Aunque yo adoraba la ópera, nunca había pensado en cantarla.
Así que volé hasta Barcelona para conocerla. Estaba realmente nervioso. No sabía cómo tenía que comportarme o qué debía decirle. Afortunadamente, me hizo sentir muy cómodo desde el primer momento y me di cuenta de que ambos teníamos el mismo sentido del humor. Me dijo: «¿Cuál es tu número favorito?». Y yo le contesté: «El número uno». Entonces ella dijo: «De ahora en adelante te voy a llamar mi Número Uno». Y yo le contesté: «¡Yo te llamaré mi Súper Diva!». Fue fantástico. Bromea y suelta tacos y no se toma demasiado en serio. Eso realmente me entusiasmó y me sorprendió, porque hasta entonces estaba convencido de que todos los grandes cantantes de ópera eran muy estirados, distantes y bastante intimidantes. Pero Montserrat es maravillosa. Le dije que me encantaba su manera de cantar y que tenía sus discos, y le pregunté si había oído hablar de mí. Me dijo que disfrutaba escuchando mi música y que también tenía discos de Queen en su colección. Incluso pensó que le pediría que cantara algo de rock’n’roll, pero le dije: «No, no, no voy a darte todas esas partes de guitarra de Brian May para que las cantes, ¡eso es lo último que quiero hacer!». Sin embargo, se mostró dispuesta a intentarlo.
No iba a limitarme a conocerla y hablar del tema con ella, porque sencillamente no puedes hacerlo. Pensé que debía traerle alguna idea con la que ella pudiera conectar, en términos musicales, porque intentar explicarle las cosas musicalmente es mucho más difícil. Así que compuse un par de temas con Mike Moran, con su voz en mente, y se los puse. Conectó de manera inmediata, y así fue cómo empezó todo.
Pensaba que sólo haríamos una canción, o un dúo, pero ella dijo: «¡Sólo una canción! ¿Sólo quieres hacer una?». Y yo le dije: «Vamos a ver qué tal nos llevamos y si quieres más música mía…». Y luego ella me preguntó: «¿Cuántas canciones tiene un disco normal de rock’n’roll?». «Diez», le dije. Y ella me contestó: «Bueno, pues entonces hagamos diez canciones». Yo pensé: «Es increíble. Voy a hacer ópera. ¡Fuera el rock’n’roll!».
Le dije que escribiría las canciones y ella tendría que venir a probarlas. Así que ella repasó su agenda y dijo: «Tengo tres días libres en mayo, eso es todo». Ella pensaba que sencillamente podía venir y hacerlo sin más, así es cómo trabajan ellos, ¿sabes? Tuvo que tenerlo todo preparado, pero sabía que tres días era todo un reto.
Es realmente ridículo cuando lo piensas: ella y yo juntos. Pero si tenemos algo en común musicalmente, no importa qué aspecto tenemos o de dónde proviene ella. Cuando me dijo «¡hagamos un disco!», pensé «Dios mío, ¿qué voy a hacer ahora?», porque no puedes rechazar a la Súper Diva. Pensé que lo mejor sería predicar con el ejemplo. Me alegra haberlo hecho porque fue algo muy diferente. Era totalmente antirock’n’roll, y algo que realmente requería mucha disciplina.
Lo último que quería era una especie de combinación forzada, y ella fue franca y me dijo: «Mira, me encantaría hacer algo. Somos dos músicos, y si no funciona diremos que no funciona y lo dejaremos correr». Fue un momento realmente decisivo, un auténtico momento clave en mi carrera, porque me ha tratado de tal manera que sigo anonadado. Dios mío, no podía creer que alguien de su clase y su talla, y de su mundo, quisiera hacer un dúo conmigo.
Hubo un estrés añadido, porque se trataba de un riesgo enorme. Era algo que no creo que nadie antes hubiese hecho. Tuve que investigar para tener ciertos conocimientos operísticos, y para asegurarme de que yo usaba su voz de la manera apropiada. Así que me pasé mucho tiempo hablando con ella y escuchando muchos de sus discos para descubrir sus mejores cualidades, y así poder utilizarlas en la música. Quería escuchar lo que podía hacer y utilizar las mejores cualidades en las canciones que estaba escribiendo. Luego tuve que pensar en cómo encajar mi voz con la suya. No tiene sentido tener sólo una canción maravillosa y descubrir que las dos voces no encajan ni funcionan juntas, por lo que realmente has de trabajar el doble de duro. Al conocer a Montserrat aprendí muchas cosas sobre la música, y siento mucho respeto por ella.
No recibí ninguna clase de ópera en absoluto y ya es demasiado tarde para mí para empezar ahora, queridos. De hecho, nunca he tenido ningún tipo de formación académica. Lo he conseguido a base de cantar mucho durante todos estos años. No creo que los cantantes de rock’n’roll tengan ningún tipo de formación, su formación es cantar estando de gira. Mi voz ya ha recibido lo suyo, así que ya es un poco tarde para ir a recibir algún tipo de formación. Quiero decir que ésta es mi voz y eso es todo. Tengo un registro que sube y baja dependiendo del humor que tenga. Pero ésa era la voz que ella quería, ella no quería que imitara a nadie, ¿sabes? Quería mi voz natural.
Sinceramente, creo que la música siguió su propio curso, y yo estaba haciendo canciones que no había hecho nunca antes, el tipo de canciones para que nuestras voces encajaran. Me resultó muy difícil escribirlas y cantarlas, porque todos los registros tenían que ser los adecuados y todas las canciones son dúos. No sabía cómo iban a reaccionar los fans de Queen. Es un poco… ¡estrambótico! No puedes catalogarlo, ¿verdad? Lo peor que podrían decir es que es una «ópera rock», lo que es muy aburrido.
Con el álbum Barcelona tuve un poco más de libertad y de oportunidades para probar algunas de mis locas ideas. Montserrat no paraba de decirme que había descubierto una segunda oportunidad y una nueva libertad. Ésas fueron sus propias palabras, y eso me impactó. Me dijo por teléfono que le encanta la manera en que suenan nuestras voces juntas…, y mi sonrisa se extendía desde el culo hasta los codos, queridos míos. Estaba sentado en casa como si me hubiera tragado el canario, pensando, «¡Oh!, ahora mismo hay mucha gente que quisiera estar en mi lugar».
Montserrat tiene una personalidad increíble y muy cautivadora. Tiene este aire que la hace destacar cuando está en una habitación. He visto a mucha gente así; estrellas del pop, o como quieras denominarles, que de hecho entran en una habitación y se esfuerzan en hacerse notar, pero ella simplemente posee este aire y gracia naturales. La diferencia es realmente increíble, cuando ella entra en una sala capta la atención de la gente simplemente siendo auténtica, y no puedes evitar sentirte fascinado. Así es cómo a la gente de la ópera le gusta tratar a sus divas. Son como diosas.
Es como un sueño, pero al mismo tiempo tampoco iba a estar todo el rato efusivo, de lo contrario no hubiese podido hacer nada. Lo último que ella quería era pasar por encima de mí. Ella también quería una fuerza que la guiara, porque iba a cantar mis canciones. En ese aspecto tenía que ser fuerte, así que en ese álbum me lo curré mucho. Trabajé hasta caerme muerto. Pero Montserrat estuvo absolutamente estupenda. Buena parte de las grabaciones se hicieron teniendo en cuenta su agenda. Es decir, que ella arrasa en todo el mundo cantando en todas partes. Hace una ópera aquí, un recital allí, y con muy poco tiempo libre. Posee una energía asombrosa, es increíble. ¡Me dejó hecho trizas, queridos míos!
Una actuación de Montserrat Caballé es sensacional. Transmite el mismo tipo de emoción que Aretha Franklin. La manera en que interpreta una canción resulta muy natural, y es un auténtico regalo. Fue fantástico cantar con ella en el escenario. ¡Menuda experiencia! Realmente fue un sueño hecho realidad y justo antes de salir al escenario no pude evitar preguntarme si realmente todo esto me estaba ocurriendo a mí. Y aunque sabía que estaba ante una gran oportunidad al hacer algo como eso, me dio un subidón.
Estaba de los nervios, pero ella también. La estaba llevando a mi mundo del rock’n’roll y por eso ella estaba temblando como una hoja, y diciendo: «¿Me aceptarán?». Me preguntó cómo deberíamos hacerlo y le dije: «Oh, simplemente hemos de salir allí y ofrecerles la canción», que es como se hacen los recitales de ópera. Yo también tuve que dominarme de alguna manera. Tenía que recordar que no podía hacer mi número habitual de ballet ni mis saltos ni cabriolas y todo eso. ¡No, simplemente tenía que interpretar la canción con un puto esmoquin —lo cual nunca había hecho antes delante del público— y salir a por todas! Me resultó extraño llevar esmoquin, pero ¿la viste a ella revoloteando por todo el lugar?
La atmósfera era increíble. Fue un palo que mi voz me fallara, porque cuando estábamos a punto de salir a actuar empecé a tener problemas, así que no quería arriesgarme cantando en directo. Es algo muy difícil para mí porque son canciones complejas y además no tuvimos tiempo suficiente para ensayar. Pensamos en hacer algo en directo pero, Dios mío, de verdad, hubiésemos necesitado MUCHO tiempo para ensayar, semanas y semanas enteras.
Estoy acostumbrado a cantar con Queen, donde me resulta muy fácil esconderme detrás de su poder. Pero aquí, cada nota cuenta y es un tipo de disciplina muy diferente. Puedo hacerlo en un estudio porque puedo repetir las tomas, pero me preguntaba si podría hacerlo en directo, donde lo tienes que hacer de un tirón. Ella está acostumbrada a eso, pero yo no. Nunca he hecho cosas con orquestas, y si mi voz no estaba a la altura la decepcionaría. No quería correr riesgos.
Cuando todo terminó pensé: «He salido de mi terreno para probar esto, y ver cómo ha dado sus frutos es sencillamente maravilloso». No creía que fuese capaz de escribir temas operísticos que le encajaran a una prima donna de renombre mundial. Realmente no sabía si sería capaz de cosas como ésa. Pensé, «¿Qué más me queda por hacer?». Es decir, ¡desafío a cualquier otra personalidad viva del rock’n’roll a que haga un dúo con una diva legendaria de la ópera y que sobreviva!
Creo que mi trabajo en solitario seguramente juntó más a Queen y potenció nuestra carrera. No tenía ninguna duda de que Queen regresarían siendo aún más grandes. Tengo una válvula de escape muy buena dentro del seno del grupo, así que no me siento encorsetado de ninguna manera y, por supuesto, no me puedo quejar. Habría sido muy fácil para mí en un momento dado convertirme en un artista solista, porque la tentación estaba ahí. La gente de los medios de comunicación siempre me preguntaba cuándo empezaría mi carrera en solitario. Pero estaba muy feliz con Queen, y por lo tanto no necesitaba darle un empuje a mi ego dejándolos de repente y convirtiéndome en un artista solista. Es algo que me resulta muy tentador, pero ¿por qué tengo que cagarla arruinándolo todo? Me siento fiel al grupo y odiaría fallarles. Eso, para mí, es un precio demasiado alto.