Cómo combatir la agresión verbal
Una de las peores reacciones al estrés es la agresión. Además de los daños directos y de perder tu credibilidad con los que te quieren, ser agresivo te castiga con más estrés.
La agresión es definitivamente la peor manera de resolver un problema, crea más problemas de los que resuelve. La agresión no desahoga, lo empeora todo mucho más. Existe gente que cree que la única solución es atacar. Pero lo único que consiguen es cavar su propia tumba. Un buen día tropiezan con otro agresivo y adiós.
Así que la solución es evidente: Ser consciente que la agresión no es una opción. Sabiendo esto no tendrás reacciones físicas que te llevarán a la perdición.
La agresión no implica siempre un ataque físico. Recuerdo una vez estar peleándome con un proyecto que se resistía y pedir un café (era cuando bebía café, ya abandoné ese potente estresante). Me dijeron razonablemente que en un minuto me lo pondrían. Me levanté de mal humor murmurando algo así como "tiene que hacérselo uno todo" y fui a la pequeña cocina de la oficina de mal humor y maltratando alguna puerta. Menos mal que me fui porque me hubiera arrepentido mucho de lo que pensaba decir. Pero al alejarme me entró la risa (quizás el cambio de ambiente), entonces me di cuenta que no tenía sentido ponerse agresivo. Hoy me río cuando me viene algún impulso parecido. Reconozco cuando puede pasar y automáticamente lo evito. Cuando las hormonas están atrapadas, el cuerpo está demasiado encendido buscando pelea y eso puede destrozar relaciones. Así que respiro hondo y me pregunto: “¿Me merece la pena gastar mi energía en agresividad porque algo no sale justo como quería? ¿No tendré yo mi parte de culpa?”
En cuanto veas que has hecho algo mal, respira hondo y admite tu falta. Así eliminarás cualquier agresividad.