3
Las pequeñas pausas
Una manera sencilla de rebajar estrés es con pequeñas pausas. Pausas de tres minutos en las que no hagas nada, simplemente respirar, tomar un par de vasos de agua o mirar al infinito. Parece una tontería pero es fundamental para que tu cerebro se recupere. Milagrosamente esos tres minutos te reengancharán a tope y tu salud a la larga lo notará.
Prueba a desconectar tres minutos cada media hora. Serán un alivio brutal. Para rendir mucho y de seguido, haz una pausa cada treinta minutos y date un pequeño premio: un té, una galleta, una mini partida a tu videojuego favorito o recostarte y mirar al techo. Funciona.