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No tomar decisiones
No tomar una decisión puede ser lo más estresante en tu vida. Elijo esta carrera o esta otra, este trabajo o este otro, esta persona o esta otra. Un ciclón de dudas y miedo a confundirnos que puede volvernos locos. Sobre todo al elegir algo con lo que pasaremos el resto de nuestra vida.
¿Dejo mi trabajo y monto un negocio con posibilidades inmensas pero sin seguridad al principio o sigo con un trabajo seguro año tras año, encerrado en una cárcel de aburrimiento de 9 a 5 ? ¿Me lanzo a la piscina con esa persona? ¿Elijo ese modo de vida? Sí, no, sí, no, sí, no... Así puedes estar años. ¡Hasta que la persona, negocio o modo de vida deja de esperar! Estuviste muy cómodo sin decidirte, no querías fallar. Pero al final se produjo el peor caso: perderlo todo. Tendemos a evitar las grandes decisiones, pero posponiéndolas sólo generamos sufrimiento.
Cuidado con prolongar una decisión porque puedes perderlo todo. Puedes elegir entre dos ofertas de trabajo o posponerlas, pero cuanto más pospongas más estrés y más probable que se cierre una de las puertas (quizás la mejor). ¿Cuál es la solución?
Lanzarte y pensar que elijas lo que elijas siempre tendrás ventajas.
Otras veces hay que elegir entre dos cosas no tan buenas. ¿Pierdo el dinero o el trabajo? ¿Tomo el tratamiento o no lo tomo? ¿Abandono ese objetivo o ese otro? Aquí vale la misma estrategia, pensar que tu elección siempre tendrá ventajas.
Si ahora tienes alguna decisión pendiente, ya lo sabes, decídete y acertarás.