La trampa de las tareas basura en la que no caerás
Recuerdo cuando empecé a escribir libros y tenía 87 asuntos pendientes en mi lista. Tomé la decisión firme de sólo escribir libros, mi tarea número uno, adiós a la dos, la tres, etc.
Y llego la travesía en el desierto.
Parecía que no avanzaba --o eso creía yo-- ¡con lo bien que estaba haciendo llamadas, repasando estadísticas o contestando emails! En cambio con los libros no acababa, no obtenía el placer de tachar tareas de mi lista, (evidentemente no terminaba un libro cada día). Acostumbrado a tareas basura que me quitaba cómodamente de encima, los libros se resistían. Pasaban los días y no tachaba asuntos pendientes.
Pero entonces acabé el primer libro. Y la alegría fue inmensa. Conseguir un producto que me daría buenas rentabilidades de por vida fue increíble. El tiempo mejor invertido. ¿Qué importaban ahora los emails sin contestar, los informes sin hacer u otras tareas rápidas pero sin impacto en el futuro? Con las primeras ventas lo vi claro. Ahora tenía la prueba de que dedicarme a lo importante era la única estrategia posible.