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Sasha parecía terriblemente deprimida cuando llegó a la galería el lunes. Karen, la encargada, lo notó enseguida y Marcie, al ir a entregarle más críticas de la inauguración de la semana anterior, le preguntó con delicadeza si todo iba bien.

¿Estás bien? le preguntó, solícita, mientras Sasha la miraba con lágrimas en los ojos. Tatianna no había devuelto una sola llamada y esa mañana tampoco había ido a trabajar. No quería acosarla, pero su hija no cogía el teléfono.

He tenido un problema con Tatianna este fin de semana le explicó algo críptica a su ayudante. No hubiese sabido por dónde empezar a relatar la escena de Liam desnudo en la puerta del dormitorio con un atizador mientras Tatianna los insultaba a gritos. Solo de pensarlo se encogía y se echaba a llorar. Había sido demasiado horrible.

¿Está bien? Aunque nunca había tenido hijos ni se había casado, Marcie era toda una madraza, justo una de las cualidades que Sasha apreciaba de ella. No solo era buena en lo que hada, sino cariñosa, amable y maravillosa.

No lo sé. No quiere hablar conmigo. Tuvimos una pelea terrible. Peor de lo que sabría explicarte. Marcie sabía que las peleas con la madre no habían sido pocas cuando Tatianna era más joven, pero en los últimos años se llevaban mejor. Hasta entonces.

Se le pasará la tranquilizó Marcie. La cuestión ahora era si Sasha lo superaría.

No estoy segura. Sasha se sonó y se secó los ojos con uno de sus pañuelos de encaje. Había heredado la costumbre de su madre de llevar siempre un pañuelo encima. Era uno de los recuerdos más bonitos que guardaba de ella. Sasha siempre llevaba un pañuelo en el bolso. Fue horrible reiteró mientras Marcie chasqueaba la lengua y al poco regresaba con una taza de té, un vaso de agua y algunas galletas. Sasha la miró con una sonrisa. Gracias, Marcie. La ayudante titubeó antes de marcharse y ofrecerle su ayuda a Sasha. No quería parecer indiscreta. Ojalá pudieras ayudarme, pero no puedes contestó Sasha y lloró con más fuerza. Entonces Marcie no pudo soportarlo y abrazó a su jefa y amiga.

Sea lo que sea, pasará, te lo prometo le aseguró, al borde de las lágrimas.

No, no pasará. Sasha se sonó de nuevo mientras las lágrimas continuaban cayendo por sus mejillas. Es Liam confesó por fin ante la mirada perpleja de Marcie.

¿Liam? ¿Qué tenía que ver él en todo eso? Marcie no lograba imaginarlo. ¿Tatianna le conoce? ¿Cómo se había metido Liam en medio? No entendía nada de nada.

Más de lo que le gustaría. Liam estaba conmigo en Southampton. Marcie seguía sin entender nada, pero miró a Sasha con comprensión mientras esta intentaba explicárselo lo mejor que podía.

¿Y se pelearon?

Tatianna le llamó, bueno nos llamó a los dos lo que no está escrito. Puta, guarra, gigoló, cabrón. Eso, para empezar. ¡Dios mío! ¿Qué pasó? Marcie no salía de su asombro. Sasha la miró fijamente, sin prisas. Confiaba en ella. La conocía desde hacía años y la quería. No había querido compartir con nadie su secreto, pero ahora necesitaba sacarlo fuera.

Nos pilló juntos en Southampton. No tenía ni idea de que Tatianna iría a la casa de la playa. Estábamos en la cama cuando llegó. Creímos que habían entrado a robar. Liam salió del dormitorio como Dios lo trajo al mundo y armado con un atizador y casi le da en toda la cabeza. Después, estalló la tormenta.

¿Liam? ¿Qué hacía Liam en tu dormitorio? Marcie era la inocencia personificada y Sasha se rio pese a las lágrimas.

Por amor de Dios. Marcie, ¿tú qué crees que estaba haciendo en mi dormitorio? Te aseguro que Tatianna lo adivinó enseguida. Sobre todo porque lo vio desnudo y ella venía acompañada de un ligue con el que obviamente planeaba hacer lo mismo que estábamos haciendo nosotros y que llevamos seis meses haciendo con alguna que otra interrupción. Hemos dejado de vernos un par de veces. Seguro que esto no nos ayudará.

¿Liam y tú? Parecía que Sasha la hubiera golpeado en la cabeza con el atizador. ¿Liam y tú?

¿Tan mal te parece? Sasha estaba desesperada. Acababa de pasar los tres días más humillantes de su vida. Y ahora Marcie parecía tan afectada que Sasha se arrepentía de habérselo contado.

¿Mal? ¿Bromeas? Ya me gustaría a agenciarme a un hombre como ese, no lo soltaría. Es guapísimo, encantador y tiene talento. ¿Qué más quieres? ¿Qué es lo que quiere Tatianna? Quizá esté celosa.

No está celosa. Le odia. No le gustan los artistas, ha conocido a demasiados a lo largo de los años y cree que son todos raros. La mayoría de las veces acierta. A menudo también Liam es raro.

Pero estoy enamorada de él y él de mí. Ahora Tatianna querría matarlo y es probable que no vuelva a dirigirme la palabra nunca más.

Pues claro que te hablará. ¿Cómo no me he dado cuenta de nada? se preguntó Marcie, sintiéndose una tonta. ¿Es que estoy sorda y ciega?

Hemos intentado mantenerlo en secreto hasta ver qué ocurría. La verdad es que desde abril nos ha ido bastante bien, pero han pasado tres meses.

¿De qué tienes miedo? preguntó Marcie con delicadeza. Sasha había compartido con ella cuestiones personales en otras ocasiones y Marcie siempre la había aconsejado sabiamente.

¿Estás de broma? Es un crío. Parezco su madre y no quiero ser madre de nadie más que de mis hijos.

En primer lugar no pareces su madre, ni siquiera pareces lo bastante mayor para ser madre de Xavier y Tatianna, y en segundo lugar todos los hombres son como críos y todas las mujeres del mundo terminamos haciéndoles de madre. Si no lo haces, salen corriendo detrás de otra dispuesta a ejercer de mamá.

—O de otra cría. No quiero enamorarme de un hombre que dentro de una década se escapará con una de veinte años.

¿Liam es de esos? Marcie parecía preocupada.

¿Quién sabe? Yo creo que no. Estuvo casado veinte años antes de cargarse su matrimonio por una estupidez. Pero también es un irresponsable de narices... Como diría él, es un artista chiflado. Aunque últimamente no tanto. Jamás pensé que me enamoraría de un hombre nueve años más joven que yo y que además es uno de mis artistas. Es cosa de justicia poética o ironía divina o una broma. Con Arthur llevaba la vida más respetable del mundo y ahora me he enamorado de un niño grande que ha puesto toda mi vida patas arriba. Y Tatianna no me hablará nunca más.

Si no te habla, le daré una buena zurra por ti. Ya se le pasará. Debe de haber sido por la impresión del momento. Igual que a todos nosotros. —Sasha sonrió compungida. La escena había sido indescriptible.

Estábamos los dos desnudos. Liam blandía el atizador mientras Tatianna nos insultaba a gritos y su ligue ponía cara de querer esconderse bajo la alfombra. ¿Quién podría culparlo por querer desaparecer? Yo le di una bofetada a Tatianna y ella me la devolvió. Jamás le había puesto la mano encima y no volveré a hacerlo. Aquella escena parecía sacada de una mala película. Yo con mi amante joven en la cama del padre de mi hija, según sus propias palabras, y los dos desnudos. Por Dios, Marcie, no podría haber sido peor.

No, mucho peor no concedió con una sonrisa la ayudante .Pero míralo así, Liam podría ser viejo, gordo, calvo, feo y estar para el arrastre; piensa en la pinta que habría tenido entonces desnudo con el atizador. Si quieres saber mi opinión, me parece una suerte que fuera él. Mira, has estado soltera diez minutos. Yo llevo soltera toda la vida y es probable que siga así, no porque me entusiasme, sino porque no he encontrado a nadie. El mundo está lleno de divorciados amargados que pagan una pensión alimenticia por la que culpan a todas las mujeres o de viudos inútiles que creen que su difunta mujer era perfecta y han olvidado cuánto la odiaban cuando estaba viva y nunca, ni en un millón de años, podrías estar a la altura de ella; también hay fóbicos, borrachos, drogadictos, tíos mezquinos, maltratadores, tíos que odian a las mujeres, tíos que en el fondo son gays y otros que lo son abiertamente y quieren ponerse tus vestidos, tíos aburridos que no valen la pena, tíos que huelen mal, que tienen mala pinta o que son malos y viejos a los que no se les levanta ni con Viagra. Hace diez años que no me cruzo con alguien de quien podría enamorarme y hace tres que no practico el sexo. Hace mucho tiempo que renuncié a la idea de acostarme con tíos de los que esté enamorada o que me quieran. Porque si me mantuviese fiel a mis principios, que tanto me importaban, nunca más me acostaría con un hombre, aunque de todas maneras, podría no volver a hacerlo jamás. Está bastante claro. Así que ¿tú te preocupas porque un hombre nueve años más joven que tú, guapísimo, con talento y amable se ha enamorado de ti? Dile a Tatianna que cierre el pico y lo asuma. Si no se lo dices tú, ya lo haré yo.

Había sido todo un discurso y Sasha sabía que además le había salido del corazón. Marcie era una mujer maravillosa, no guapa, pero sí agradable a la vista, bien vestida y quizá con unos kilitos de más, pero nada insoportable. Era inteligente, culta y se ganaba bien la vida, además de ser una de las mejores personas que Sasha había conocido. También sabía que hacía años que en la vida de Marcie no había un hombre. No había nada malo en ella, simplemente no encontraba a ninguno. Y ninguno se había molestado en encontrarla a ella. Había muchas mujeres como Marcie, ambas lo sabían, de todas las profesiones, en todos los estratos sociales y de todas las edades. Por lo visto la gente ya no se encontraba, razón por la que las páginas de citas por internet habían ganado tantos adeptos. Sasha había animado a Marcie a acudir a esas páginas muchas veces, pero a su ayudante le daban miedo. Y Sasha no estaba segura de que no tuviera razones para ello. Citarse con desconocidos parecía peligroso. Lo que Marcie le decía era sensato y bien intencionado. Marcie la consideraba la mujer más afortunada del mundo porque tenía a Liam y a él el hombre más afortunado porque la tenía a ella. Si a Tatianna no le gustaba, peor para ella. Marcie sacaba humo mientras escuchaba las cosas que Tatianna le había dicho a su madre.

¿De verdad no te parece mal que tenga nueve años más que él? preguntó con cautela Sasha, todavía avergonzada. Se sentía agradecida por el apoyo de Marcie.

Por Dios, no tiene veintidós. Es legal, está crecidito. Tiene hijos. Aparentáis la misma edad. Además, hoy hay mucha gente en la misma situación. Parece que, pasada cierta edad, suele ocurrir. Has tenido un matrimonio respetable y has criado a tus hijos. Ahora no buscas las mismas cosas que hace veinticinco años. Solo necesitas a alguien con quien pasarlo bien, que te trate como es debido y con quien tengas algo en común, lo que sea. Y desde luego vosotros dos tenéis cosas en común. No tenéis por qué estar juntos todo el tiempo, ni siquiera tenéis que vivir juntos si no os apetece. O sí, si queréis. Puedes seguir teniendo tu vida y tus amigos y aprovechar los momentos que compartáis. A mí me suena estupendo. Oye, si tú no lo quieres, me lo quedo yo. Solo tiene tres años menos que yo. Sufriré con gusto la humillación de salir con él. De hecho, me parece excitante.

Sasha había dejado de llorar. Ahora sonreía. Marcie la había convencido de que todo iba bien y así seguiría. Le había hecho ver la suerte que tenía de estar con Liam y lo poco que en realidad escandalizaría a la gente. Todo lo que Marcie decía tenía sentido. A la mierda con los nueve años de diferencia. Y si era un artista chiflado, Sasha sabría llevarlo. Además últimamente Liam estaba portándose bien.

¿Qué voy a hacer con Tatianna? preguntó Sasha recuperando la seriedad. Nada. Deja que todo se enfríe. Está claro que siente que has traicionado a su padre. Ya sabes cuánto le quería. Creía que era capaz de andar sobre las aguas. Arthur era maravilloso pero tienes que asumir que, por triste que resulte, se ha ido y no volverá. Además, tengo la impresión de que le aliviaría saber que vuelves a ser feliz, si es que lo eres. No creo que él quisiera que te quedaras sola. Tatianna solo tiene que madurar y superar el impacto. Déjale espacio por un tiempo y lo conseguirá. No puede luchar eternamente. Pero Sasha conocía la tozudez de su hija y su lealtad ciega, inquebrantable e ilimitada hacia su padre. Ya había sido así de adolescente. Y ahora que este había muerto, le quería todavía más. Era su modo de aferrarse a él. Pero dejarla un poco a su aire no era mala idea.

Le he dejado un millón de mensajes. Ni me coge las llamadas ni me las devuelve.

Pues déjala en paz. Puede que le dé vergüenza lo que dijo. Desde luego debería avergonzarse. ¿Cómo ha sobrevivido Liam a la experiencia?

Con elegancia. Se mostró muy comprensivo. Tatianna telefoneo a Xavier y este nos llamó a nosotros. Fue muy tierno. Xavier aprecia a Liam, son amigos; por eso le conocí. Ha intentado tranquilizar a Tatianna. Xavier, no Liam. Liam le tiene un miedo atroz a mi hija, lo que será una complicación más. Tiene que haber sido una experiencia bastante traumática para él.

No se lo pongas difícil y todo irá bien.

Al cabo de media hora, terminada ya la conversación, Liam fue al despacho de Sasha; al pasar por delante de la mesa de Marcie, la ayudante le miró y sonrió. Quería que al menos en la galería se sintiera bienvenido. El hombre había tenido un fin de semana difícil.

Hola, Liam saludó Marcie. Este le devolvió la sonrisa con expresión agradecida.

Hola, Marcie contestó antes de entrar en el despacho de Sasha y cerrar la puerta algo preocupado. ¿Qué tal el día? le preguntó al besarla.

Bien. No le contó la charla con Marcie. Era cosa de mujeres pero la había tranquilizado mucho. ¿Alguna noticia de Tatianna? Lo había tenido preocupado todo el día mientras estaba con sus amigos en Tribeca.

No. Creo que le daré un poco de tiempo para que se calme.

Buena idea. Le impresionaba la sensatez de Sasha. Se la veía mucho más serena que por la mañana.Tengo entradas para el béisbol para esta noche. ¿Qué te parece? Quería que se sintiera bien y no se le ocurría nada mejor para distraerla.

Maravilloso.

Sasha le miró y sonrió. Habría preferido el cine o una cena tranquila en cualquier lado, o incluso una cena bulliciosa en La Goulue, pero sabía cuánto le gustaba el béisbol y le alegraba hacer algo por él. Después de haber hablado con Marcie se sentía más agradecida que nunca de tenerle en su vida.

Sabía por otras mujeres que a los cuarenta y nueve años no tenía mucho donde elegir. Las opciones que Marcie le había descrito, mejor dicho, la ausencia de ellas, parecían una exageración pero eran reales. Liam era una aguja en un pajar y ella iba a aferrarse a él, le gustara o no a su hija.