Capítulo 11

 

Jack estacionó en su lugar junto al edificio que resguardaba al FBI en el centro de Minneapolis y apagó el motor. Mirándose por el retrovisor, se pasó los dedos por su pelo oscuro corto y se revisó la corbata. Jule le había enseñado a vestirse; camisas 100% de algodón, almidonadas y planchadas, corbatas de seda con doble nudo, trajes de paño oscuro, zapatos negros lustrados, medias de un solo tono y cinturón que le hiciera juego a los zapatos. Le había servido bien como contador después de graduarse y durante su entrenamiento en el FBI.
—Feliz cumpleaños a mí—, se dijo y salió del carro.

 

Jack subió por las escaleras y se dirigió a su oficina, pero se detuvo cuando Ross gritó, —Jack, tengo los videos de los tres robos a bancos listos en la sala de conferencias. ¿Está listo para echarles un vistazo?—
Jack giró para ver a Ross. Este muchacho estaba ansioso. —Junior, vamos para Wayzata. Voy por mi café y nos vamos de aquí.—
—Ya le tengo un café listo y creo que encontré algo. Venga a ver.—
Jack sacudió su cabeza. Igual que sus hijos, sin enfocar. Cuando entró en el salón de conferencias, comenzaron a cantar.
—Feliz cumpleaños a ti...— Alguien lo haló al centro de la sala, en dónde se quedó de pie sonriendo, aguantándose ser el centro de atención. Le apuntó con el dedo a Ross y le cayó a golpes de bastón de mando imaginario, condujo al grupo y se les unió bramando, —Feliz cumpleaños a mí.— Jack miró las caras de sus amigos y colegas. —Esto es lo que me estaba temiendo. No la cantadita, sino el desayuno reglamentario de los oficiales de la ley, donas frescas y café de verdad. Gracias, a todos.—
Cuando alguien se iba le deseaba feliz cumpleaños, le daba duro llegar a los cuarenta, le daban la mano o un abrazo. Los conocía a todos. Barb, su asistente, fue la última. Le dio un apretón y un beso en la mejilla.
—Gracias por organizar todo, Barb. ¿Le dejaste a todos saber que hoy es mi cumpleaños?—
—No a todos, un par están de vacaciones. Feliz cumpleaños, Jack.—
Ross se quedó de pie junto a la mesa. —Me obligaron. Feliz cumpleaños.—
Jack sostenía una dona cubierta de chocolate en su mano izquierda y una taza de café en la derecha. —Gracias. Creo que lo necesitaba hoy. ¿Tiene los video listos?—
—Están listos—, dijo Ross.

 

Jack y Ross vieron los video de los otros robos bancarios. —Bien, qué pérdida de tiempo, nada nuevo. ¿Qué sigue, Junior?—
Ross miró la hora. —Hay una empleada de medio tiempo del banco Wayzata que debo entrevistar. Vive por el lago Calhoun. La llamaré para asegurarme que esté. Vamos en mi nuevo carro viejo, hagamos la entrevista y lo invito a almorzar de cumpleaños.—
—Suena bien. Veré sus habilidades para entrevistar—, dijo Jack.