El regreso del hijo pródigo
Como receta, es bastante sencilla; una cena Tex-Mex tradicional. Ahora bien, lo que hace que sea un plato realmente difícil de elaborar es el ambiente. Uno piensa que el regreso de un hijo pródigo debería ser motivo de alegría, pero en este caso resulta que los Pinkman no quieren ni por asomo que su hijo, Jesse, vuelva a casa. Preferirían seguir siendo una familia compacta de tres miembros y mantener a su joven, inteligente, creativo y musical descendiente (fumador de hierba) apartado de cualquier contaminación que Jesse pueda llevar consigo.
Así pues, parte del secreto de esta receta consiste en invitar a alguien que te caiga mal, pintarte un rictus de sonrisa en la cara y callar la mayoría de las cosas que estás pensando, al tiempo que haces ver a todo el mundo que tú no deseas estar allí, que no deseas que esté allí nadie. Y a todo esto, disfrutando de la cena.
PARA 4 RACIONES
600 g de pechuga de pollo
500 ml de caldo de pollo
8 tortillas de harina
5 dientes de ajo
2 cebollas
1 cucharada de paprika
1 cucharada de orégano
1 cucharada de comino
Sal
Pimienta
Chile
Aceite de oliva
300 g de alubias fritas
2 tomates
100 g de queso
Lechuga
Nata agria
Salsa de tomate picante
Guacamole
Ensalada
Cortar las pechugas en dados. Picar la cebolla fina y majar los dientes de ajo.
Verter aceite de oliva en una cacerola y calentar a fuego medio. Añadir la cebolla y freír durante unos 8 minutos, hasta que se reblandezca, añadir luego el ajo y freír otros 4 minutos.
Paralelamente, salpimentar el pollo y poner un poco de aceite en una sartén a fuego entre moderado y vivo. Echar dentro los trozos de pollo y cocinar unos 8 minutos hasta que estén dorados.
Añadir la paprika, el orégano, el comino y el chile a la cacerola de la cebolla y cocinar otros 2 minutos. Incorporar los trozos de pollo y verter el caldo. Llevar a ebullición, a fuego vivo, y luego bajar el fuego y dejar cocer durante unos 20 minutos. Condimentar con sal, pimienta y chile.
Mientras se hace el pollo, calentar las alubias fritas en el microondas, rallar el queso, cortar los tomates y la lechuga en tiras finas. Servir como guarnición junto con la nata agria, la salsa picante y el guacamole para conseguir el perfecto taco a gusto del consumidor.
Poner el pollo en una fuente (la salsa debería estar ya muy espesa) y calentar las tortillas en el microondas o en el horno, según lo descrito en la receta de cerebro drogado. Servir también como acompañamiento la ensalada que hayas preparado.
Dejar que los invitados improvisen sus propios tacos.
Una estupenda manera de asegurarse de que el hijo pródigo (o el invitado a quien desearías no tener en casa) sepa que no es bien recibido es pinchar el envoltorio de los tacos de manera que, por muy bien que los hayas doblado, la salsa rebose por los bordes y se le pringuen los dedos a base de bien. Un plan de lo más diabólico.