Epílogo

En primer lugar quiero decir que cualesquiera inexactitudes o cambios conscientes de los datos objetivos del libro son responsabilidad mía. Me he tomado la libertad de modificar el tiempo y el espacio de algunos hechos reales por el bien de esta historia.

Como siempre que escribo un libro, hay una serie de personas a mi alrededor a las que quiero dar las gracias, y siempre me embarga el mismo temor a olvidar a alguna de ellas. Aun así, quiero mencionar a varias que merecen una gratitud especial. Muchos miembros de la editorial Forum han hecho un gran trabajo con El domador de leones. Uno de ellos es mi editora, Karin Linge Nordh, que ha trabajado conmigo desde el segundo libro. Karin es siempre una joya, aunque a veces nos abruman los sentimientos, porque las dos somos muy apasionadas y nos apasionan nuestro trabajo y los libros. Gracias por ser una magnífica editora y una buena amiga. También quiero agradecer profundamente a Matilda Lund su contribución a que El domador de leones sea el libro que ahora tenéis entre las manos. Quiero dar las gracias igualmente a Sara Lindegren: que hagas un trabajo espléndido con la comercialización del libro es una cosa, pero que me confíes la educación religiosa de tu hijo merece una medalla al valor, o quizá que te sometas a un examen psiquiátrico.

Por otro lado, no habría podido escribir ningún libro sin aquellos que me ayudan a compaginar los distintos aspectos de mi vida diaria: mi madre, Gunnel Läckberg, «mamá Stiina» (Christina Melin) y a Sandra Wirström. Y gracias de corazón a mis hijos Wille, Meja y Charlie, que nunca dudan en dar su apoyo y echar una mano cuando mamá tiene que escribir.

Quiero dar las gracias a mis amigos, que son estupendos. Prefiero no mencionar a ninguno, porque sois muchos, y así no me arriesgo a que alguno se me olvide. Pero vosotros sabéis quiénes sois y que me siento muy afortunada de que estéis ahí.

Doy las gracias también a mi agente Joakim Hansson y a sus colaboradores de Nordin Agency.

Muchísimas GRACIAS a Christina Saliba, que ha sido no solo mi fiel seguidora y una gran fuente de inspiración como mujer de negocios, sino que además se ha convertido en una hermana inseparable. Quiero darte las gracias muy en particular por haber convertido la fiesta de mi cuarenta cumpleaños en un recuerdo que me acompañará siempre en la vida. Y gracias también a Maria Fabricius y al resto del personal de MindMakers que trabaja conmigo. Sois lo más.

Y en último lugar, pero desde luego no menos importante, quiero dar las gracias muy especialmente a Simon, mi amor. Tú, que llegaste a mi vida en plena redacción de este libro y me diste fe, esperanza y amor. Gracias por apoyarme en todo y porque tu lema en la vida sea Happy wife, happy life. Tú me haces happy.

Camilla Läckberg