El edificio que alberga el principal centro cultural de París es tan icónico que se pueden pasar horas mirándolo sin ni siquiera entrar, pero hay que hacerlo. Además de albergar el museo nacional de arte moderno y contemporáneo de Francia, el Musée National d’Art Moderne, su vanguardista oferta cultural incluye exposiciones temporales, biblioteca, cine y espacios de ocio.
Indispensable
Arquitectura
El antiguo presidente Georges Pompidou quería un centro artístico ultracontemporáneo y lo consiguió. Los arquitectos ganadores del concurso, Renzo Piano y Richard Rogers, diseñaron el edificio del revés. Elementos utilitarios como cañerías, tuberías, respiraderos y cables eléctricos forman parte de la fachada; se libera así espacio en el interior para exposiciones y eventos.
El entonces controvertido y ahora amado centro se inauguró en 1977. Desde lejos (por ejemplo, desde el Sacré-Cœur) sus colores primarios y su forma de caja entre el mar de grises tejados parisinos consiguen que parezca un mecano abandonado en la alfombra de una sala de estar.
Musée National d’Art Moderne
La mayor colección de arte moderno de Europa abarrota sus espaciosas y bien iluminadas galerías. Además de la colección permanente, hay dos salones para exposiciones temporales (en la planta baja/sótano y en el último piso), que resultan siempre de una calidad excelente. La 1ª planta alberga una maravillosa galería para niños.
La colección permanente cambia cada dos años, pero cuenta con artistas como Picasso, Matisse, Chagall, Kandinsky, Kahlo, Warhol, Pollock y muchos otros. La 5º planta acoge la obra de artistas activos entre 1905 y 1970 (más o menos) y la 4ª se centra en creaciones más contemporáneas, de la década de 1980 en adelante.
Azotea
Aunque solo tiene seis pisos, el bajo paisaje de París permite unas magníficas vistas desde la azotea, a la que se llega por unas escaleras externas dentro de tubos.