Viernes, 26 de octubre de 2012
Las 15.40

—¿A qué hora crees que volverás? —le pregunto.

Holder me abraza y estamos apoyados en mi coche. No hemos pasado mucho tiempo juntos desde que estuvimos en su coche el lunes, después del altercado de la cafetería. Por suerte, el chico que provocó a Holder no ha dicho nada más. Ha sido una semana bastante tranquila, sobre todo teniendo en cuenta cómo empezó.

—No regresaremos hasta tarde. La fiesta de Halloween de su empresa suele durar varias horas. Pero nos veremos mañana. Si quieres podemos quedar para comer, pasar la tarde juntos y, después, ir a la galería.

—No puedo —respondo, negando con la cabeza—. Es el cumpleaños de Jack e iremos a comer por ahí, porque él tiene que trabajar mañana por la noche. Ven a recogerme a las seis.

—Sí, señora —dice Holder.

Me da un beso y me abre la puerta del coche. Le digo adiós con la mano y, cuando empieza a alejarse, saco el teléfono móvil de mi mochila. Me alegra ver que tengo un mensaje de Six. No ha cumplido su promesa de escribirme a diario. No pensé que los echaría de menos, pero me entristece recibir solo un mensaje cada tres días.

«Dale las gracias a tu novio por ponerte minutos de saldo en el móvil. ¿Ya habéis tenido sexo? Te echo de menos».

Me echo a reír por su franqueza y le respondo:

«No, todavía no hemos tenido sexo. Ya hemos hecho casi todo lo demás, así que estoy segura de que pronto se le agotará la paciencia. Vuelve a preguntármelo después de mañana por la noche, porque tal vez tenga una respuesta distinta. Te echo más de menos».

Pulso el botón de enviar y me quedo mirando la pantalla. La verdad es que no he reflexionado demasiado sobre si estoy preparada para tener esa primera vez, pero acabo de admitir que lo estoy. Me pregunto si invitarme a su casa es su modo de saber si estoy lista.

Me dispongo a dar marcha atrás cuando suena el teléfono. Lo cojo y veo que es un mensaje de Holder.

«No te marches. Voy hacia ti».

Pongo el coche en punto muerto y bajo la ventanilla cuando veo a Holder acercarse.

—Oye —me dice, inclinándose hacia la ventanilla.

Aparta la vista y escudriña el interior del coche con un semblante nervioso. Odio que parezca incómodo, porque siempre significa que va a decirme algo que no quiero escuchar.

—Mmm… —prosigue, y vuelve a mirarme.

Holder tiene el sol a sus espaldas, y la luz destaca todas sus facciones maravillosas. Sus ojos brillantes miran fijamente los míos, como si no quisieran volver a ver nada más.

—Mmm… acabas de mandarme un mensaje que sospecho que era para Six.

Oh, Dios, no. Inmediatamente cojo el teléfono y compruebo si está diciendo la verdad. Por desgracia, no está mintiendo. Lanzo el teléfono al asiento del copiloto, cruzo los brazos sobre el volante y apoyo la cara en el codo.

—Oh, Dios mío —gruño.

—Mírame, Sky —me pide él.

No le hago caso, y deseo que me trague un agujero de gusano mágico para no tener que enfrentarme a la situación embarazosa en la que me he metido. Holder pone la mano en mi mejilla y me obliga a levantar la cabeza. Está mirándome y me habla con total sinceridad:

—Tanto si sucede mañana como dentro de un año, te prometo que será la mejor noche de toda mi vida. Asegúrate de que tomas la decisión por ti misma, y no por nadie más, ¿de acuerdo? Siempre te desearé, pero no voy a permitirme tenerte hasta que estés cien por cien segura de que tú me deseas tanto como yo a ti. Y no me respondas ahora. Me daré la vuelta, iré a mi coche y fingiremos que nunca hemos tenido esta conversación. Si no, nunca dejarás de sonrojarte. —Se inclina hacia delante y me da un beso—. Eres un encanto, ¿lo sabes? Pero tienes que aprender a utilizar el teléfono.

Me guiña el ojo y se marcha. Apoyo la cabeza en el reposacabezas y me maldigo en silencio.

Odio la tecnología.

Me paso el resto de la noche haciendo todo lo posible por borrar de mi mente el incidente del mensaje. Ayudo a Karen a empaquetar las cosas para la siguiente feria y finalmente me meto en la cama con el e-reader. En cuanto lo enciendo, el teléfono móvil brilla en la mesilla de noche.

«Ahora mismo estoy yendo hacia tu casa. Sé que es tarde y que tu madre está ahí, pero no puedo esperar hasta mañana por la noche para volver a besarte. Asegúrate de quitar el pestillo de la ventana».

Después de leer el mensaje, me levanto de un salto y cierro la puerta con llave, agradecida de que Karen se haya acostado hace dos horas. Inmediatamente voy al cuarto de baño a lavarme los dientes y a arreglarme el pelo, luego apago las luces y vuelvo a meterme en la cama. Ya es más de medianoche y Holder nunca se ha colado en mi habitación estando mi madre en casa. Estoy nerviosa, pero son unos nervios agradables. No me siento en absoluto culpable de que Holder esté viniendo, y eso demuestra que voy a ir directa al infierno. Soy la peor hija de la historia.

Unos minutos más tarde, se abre la ventana y oigo que Holder entra. Me hace tanta ilusión verlo que voy corriendo a darle un abrazo. Después doy un salto para que me tome en sus brazos y lo beso. Él, con las manos en mi culo, se acerca a la cama y me tumba con suavidad.

—Bueno, hola a ti también —dice esbozando una amplia sonrisa.

Da un pequeño traspié, cae sobre mí y vuelve a poner los labios sobre los míos. Está intentando quitarse las zapatillas, pero no lo consigue y se echa a reír.

—¿Estás borracho? —le pregunto.

Él coloca los dedos sobre mis labios e intenta dejar de reír, pero no puede.

—No. Sí.

—¿Cuánto?

Acerca la cabeza a mi cuello y recorre con la boca mi clavícula, lo que provoca una ola de calor en mi cuerpo.

—Lo suficientemente borracho para hacerte cosas malas y no tanto para hacerlas borracho —responde—. Pero lo suficientemente borracho para recordarlas mañana si te las hiciese.

Me echo a reír, totalmente confundida por su contestación, pero muy excitada al mismo tiempo.

—¿Por eso has venido aquí? ¿Porque has estado bebiendo?

Holder niega con la cabeza.

—He venido porque quería un beso de buenas noches y, por suerte, no encontraba mis llaves. Pero tenía muchísimas ganas de besarte, cariño. Esta noche te he echado mucho de menos.

Me besa y me doy cuenta de que su boca sabe a limonada.

—¿Por qué sabes a limonada?

—Solo tenían esas bebidas de chicas con sabor a fruta —responde riéndose—. Me he emborrachado con bebidas de chicas con sabor a fruta. Es penoso y muy poco atractivo, ya lo sé.

—Bueno, tienes un sabor muy rico —le contesto, poniendo la boca en la suya.

Holder gime y se aprieta contra mí, hundiendo la lengua cada vez más en mi boca. En cuanto nuestros cuerpos conectan sobre la cama, Holder se aparta, se pone en pie y me deja jadeante y sola en el colchón.

—Es hora de que me marche —anuncia—. Sospecho que esto va a acabar en un punto al que no puedo llegar estando tan borracho. Te veré mañana por la noche.

Me levanto de un salto y me pongo ante la ventana antes de que pueda marcharse. Holder se detiene frente a mí y cruza los brazos sobre el pecho.

—Quédate —le pido—. Por favor. Túmbate en la cama conmigo, nada más. Podemos poner cojines entre los dos y prometo no seducirte estando borracho. Solo quédate una hora más, no quiero que te vayas.

Inmediatamente se da la vuelta y se dirige hacia la cama.

—De acuerdo —responde.

Se tumba y aparta las mantas que tiene debajo.

Ha sido muy fácil.

Me acuesto junto a él, y ninguno de los dos coloca un cojín en medio. Pongo el brazo sobre su pecho y entrelazo las piernas con las suyas.

—Buenas noches —dice Holder, echándome el pelo hacia atrás.

Me da un beso en la frente y cierra los ojos. Pongo la cabeza en su pecho y escucho su corazón. Tras varios minutos, su respiración y su latido se ralentizan, y duerme como un tronco. Ya no siento el brazo, de modo que lo aparto y me doy la vuelta sin hacer ruido. En cuanto coloco la cabeza sobre la almohada, Holder me rodea la cintura con su brazo y pone las piernas sobre las mías.

—Te quiero, Hope —masculla.

Hum…

Respira, Sky.

Solo respira.

No es tan difícil.

Respira hondo.

Cierro los ojos e intento convencerme de que he debido de oírlo mal. Pero lo ha dicho claramente. Y, sinceramente, no sé qué es lo que más me rompe el corazón: que me haya llamado por otro nombre, o que esta vez haya dicho «Te quiero» en lugar de «Te vivo».

Intento tranquilizarme para no saltar sobre él y darle un puñetazo en la cara. Ha bebido y estaba medio dormido cuando lo ha dicho. No puedo dar por hecho que ella significa algo para Holder cuando puede haber sido solo un sueño. Pero… ¿quién demonios es Hope? ¿Y por qué la quiere?