Tres

En términos generales, los hombres del noroeste de los Estados Unidos obtienen las puntuaciones más altas [de la Prueba de Clasificación General del Ejército] mientras que las más bajas corresponden a los hombres del sureste.

Psychology for the Fighting Man, p. 189

Steve Weiss chantajeó a su padre para obtener permiso para alistarse en el ejército, pero Alfred T. Whitehead, de Tennessee, asegura que engañó a su madre, viuda, para conseguir lo mismo.61 Whitehead le pidió que firmara unos papeles de alistamiento en el Cuerpo Civil de Conservación (CCC), un programa creado en el marco del New Deal para que los desempleados a causa de la Gran Depresión plantaran bosques y establecieran parques naturales.62 Para un joven pobre como Alfred, la paga mensual del CCC de 30 dólares (de los que 25 iban directamente a los padres) constituía una opción atractiva. O eso es lo que pensaba su madre, que estaba criando a seis niños en una miserable cabaña. Whitehead relata en sus memorias publicadas por él mismo, Diary of a Soldier, que esperó a que ella hubiera firmado el documento para confesarle la verdad: que se iba a hacer soldado.

Whitehead había abandonado el hogar antes, a los catorce años. Las palizas de su padrastro, un hombre «de mano fácil», lo obligaron a huir. En la ciudad de Lebanon, en el condado de Wilson, en Tennessee, una familia de destiladores ilegales lo acogió y lo puso a conducir el camión. En su sala de apuestas aprendió a jugar a los dados y al póquer. «De vez en cuando le cortaban a alguien la garganta», escribe Whitehead, «sólo para mantener su reputación de tipos duros.» Ser duro era algo que resultaba atractivo para el joven Whitehead, cuya educación había requerido una piel muy gruesa.

Su padre minero, Artie Whitehead, había muerto aplastado en un accidente en el subsuelo. Alfred escribió que lloró en el funeral de su padre, que, recordaba, tuvo lugar cuando él contaba con cuatro años de edad. En realidad era mayor. Sus registros de Seguridad Social y alistamiento proporcionan como fecha de su nacimiento el 31 de enero de 1922, por lo que en 1926 tenía que tener cuatro años.63 Artie Whitehead tuvo una hija en 1927, cuando Alfred tenía cinco. Y el censo informa que vivía con su familia en el condado de Putnam, Tennessee, en 1930.64 Alfred T. Whitehead tenía diez años, si no más, cuando murió su padre. Ésta fue la primera de muchas contradicciones entre los recuerdos de Whitehead y los registros históricos.

Artie Whitehead fue enterrado en el «cementerio familiar» de Silver Point, Tennessee, «junto a generaciones de parientes: Whitehead, Hatfield, Sadler y Presley». La madre de Alfred regresó en tren al Valle de Buffalo, en Tennessee, para vivir «cerca de la cabaña de una habitación con chimenea en la que había nacido». La infancia rural del joven Whitehead fue típica de las zonas empobrecidas del Sur de aquella época. Su familia sólo lo enviaba a la escuela algunas semanas al año, «lo justo para que las autoridades no les molestaran». Incluso para los estándares del Sur de la época de la Depresión, la de Whitehead fue una infancia brutal. El bisabuelo de Alfred, Wily Whitehead, que era «viejo como las praderas, y senil», vivía en un gallinero, con una cuerda atada a la cintura para evitar que huyera. El padre adoptivo trataba a los seis niños que aún vivían en casa de una manera tan brutal que durante un tiempo el condado asumió su custodia. El joven Alfred disfrutaba de los escasos momentos de libertad, generalmente pescando o disparando en el bosque. En términos generales, escribió, su madre y su padrastro le robaron su juventud.

Para cuando tenía nueve años me tenían trabajando en el campo del alba al anochecer: arando, limpiando la tierra y ayudando a destilar whiskey ilegal. Otras veces mi padrastro me alquilaba como peón para otros granjeros por cincuenta céntimos al día. Luego se quedaba todo el dinero y se lo bebía o lo apostaba, o lo gastaba en putas por South Carthage, dependiendo del humor en que anduviera.65

La guerra ofreció una salida a la miseria y los abusos. Era poco probable, sin embargo, que Whitehead necesitase del permiso materno para alistarse. Los registros de su servicio militar marcan el 11 de abril de 1942 como fecha de su alistamiento: en aquel momento tenía veinte años. Sólo se exigía autorización paterna para los voluntarios de menos de dieciocho años. Así como tenía más de cuatro años en el funeral de su padre, tenía más de dieciocho en 1942. Sin embargo, presentarse como menor de edad subrayaba su papel de víctima en la saga en que estaba convirtiendo su vida. Describió la despedida de su madre en términos muy duros: «Me siguió hasta llegar a la verja principal, que daba a la calle, gritándome y diciéndome que más me valía tener una buena póliza de seguros en el ejército. Yo no podía evitar recordar cómo ella y mi padrastro habían malgastado todo el dinero del seguro de vida de mi padre y de las ventas de sus propiedades».66

Para muchos americanos acomodados, como Steve Weiss, el ejército era una privación tras otra. Para Alfred T. Whitehead fue una liberación. El entrenamiento y la disciplina eran poca cosa comparados con el trabajo en el campo. El ejército proporcionaba tres comidas al día, raciones habituales de carne, duchas calientes, ropa limpia, cuidados médicos, una cama sólo para él y, por encima de todo, viajar más allá de las praderas en que había nacido. Tales lujos eran imposibles de obtener para un sureño pobre, fuera blanco o negro, en la vida civil.

Whitehead y otros jóvenes reclutas se presentaron muy temprano una mañana en un restaurante de Carthage, Tennessee. Carthage, originariamente un puerto comercial situado en la unión de los ríos Cumberland y Caney Fork, era conocida, para Whitehead y los demás reclutas, por ser la ciudad en que el más famoso veterano de la primera guerra mundial había iniciado su carrera militar. Alvin Cullum York, tras vencer al alcoholismo antes de la guerra y convertirse en un cristiano devoto y pacifista, fue reclutado por el ejército en 1917 a la edad de veintinueve años. Tras recibir instrucción en Fort Georgia, combatió en Francia con la 82ª División. El 8 de octubre de 1918, York ganó la Medalla de Honor. Su distinción, que le fue concedida personalmente por el general John J. Pershing, rezaba:

Cuando su pelotón sufrió numerosas víctimas, y tras ver cómo otros tres suboficiales se convertían en bajas, el cabo York asumió el mando. Liderando sin miedo a siete hombres, cargó contra un nido de ametralladora que vertía incesantemente un fuego mortal contra su pelotón. En esta heroica hazaña el nido de ametralladoras resultó capturado, junto con cuatro oficiales, 128 soldados y varias armas.67

York, del que se había estrenado una película de Hollywood el año anterior, protagonizada por Gary Cooper, había puesto el listón bastante alto para los jóvenes de Tennessee. Whitehead se sentía orgulloso de empezar en la misma ciudad en que lo había hecho York.

Los reclutas tomaron un desayuno caliente en el pequeño restaurante y subieron a bordo de un autobús. Mientras el coche pasaba por la deteriorada carretera, frente a la cabaña de la familia Whitehead en Sulphur Springs, el joven Alfred se preguntó si alguna vez la volvería a ver. Tampoco le importaba mucho. Mientras el conductor repostaba gasolina en Lebanon, se escabulló para comprar «un frasco de whiskey clandestino». Se bebió el alcohol ilegal con sus compañeros antes de que cayera la noche, cuando el autobús atravesó las puertas de Fort Oglethorpe, Georgia.

Tras unas semanas de tareas de cocina y de barrer en Fort Oglethorpe, lo transfirieron a Camp Wolters, Texas, para recibir la instrucción básica. El Centro de Entrenamiento de Infantería de Reemplazo, en la que el tejano Audie Murphy* entrenaba con la Compañía D del 59º Batallón de Instrucción, era por aquel entonces la más grande. La ciudad más cercana era Mineral Wells, a la que algunos reclutas llamaban Venereal Wells (Fuentes de enfermedades venéreas) por razones obvias. Junto a otros sesenta jóvenes, Whitehead se convirtió en soldado raso del 4º Pelotón de la Compañía D del 59º Batallón de Instrucción. Su puntería, probada desde crío con rifles, le valió las calificaciones de «buen tirador» y, posteriormente, de «tirador experto». Pese a su éxito y su fácil adaptación a la vida militar, odiaba el calor de Texas y sus vientos ardientes. «Por la noche», recuerda, «tenía que dormir con la manta sobre la cabeza sólo para poder respirar y evitar que la arena me pegara en el rostro.»68 La instrucción duró diecisiete semanas. La cortedad del periodo, que anteriormente estaba estandarizado en cincuenta y dos semanas, se debía a la urgente necesidad de tropas al otro lado del océano.69 Tras acabar el curso, Whitehead tomó un tren hacia Camp Polk, en Louisiana.

En Camp Polk asignaron a Whitehead a un «Pelotón antitanque con la Compañía del cuartel, 2º Batallón, 38º Regimiento de Infantería de la 2ª División de Infantería». En su hombro lucía el parche con la cabeza de un indio por el que se llamaba a la 2ª «la División India».

Estar asignado a esta unidad le brindó una serie de ventajas sobre aquellos destinados a ser reemplazos para regimientos que habían perdido hombres en combate: iba a entrenar junto a quienes lucharían a su lado, y sus oficiales le conocerían.

Tanto el Regimiento como la División tenían honorables hojas de servicio. Al 38º Regimiento lo llamaban «La Roca del Marne» por su tenaz resistencia durante la ofensiva alemana de 1918. La bravura, «Inferior a Ninguna», de la División, durante la ofensiva de Meuse-Argonne, la había hecho merecedora de tres Croix de Guerre por parte del gobierno francés. En 1942, los principales componentes de la División eran los regimientos 2º, 9º y 38º, junto con el 2º Batallón de Ingenieros, cuatro batallones de artillería terrestre y unidades de apoyo.

La 2ª División de Infantería se encontraba en Camp Polk para tomar parte en maniobras militares. Las Maniobras de Louisiana habían comenzado el año anterior. Eran las más grandes jamás organizadas en territorio estadounidense, y se repetirían cada año de la guerra con nuevas unidades. Su objetivo era tanto hallar y corregir errores en la estrategia de batalla, tácticas, equipamiento y organización estadounidenses como entrenar a soldados sin experiencia. Al soldado Whitehead, las maniobras de verano de 1942 le parecieron «un gran juego, en gran parte como cuando de niño jugaba al escondite, en el que uno debía sorprender al “enemigo”». Sin suficientes armas para equipar a toda la tropa, Whitehead y sus camaradas tuvieron que llevar palos de escoba en lugar de rifles, y emplear cartuchos usados de munición de mortero como armas antitanque. En algunos lugares, unas señales escritas con las palabras «trinchera» o «ametralladora» sustituían a los elementos reales. Las maniobras enfrentaban a los «rojos» contra los «azules» todo a lo largo y ancho de 8.800 kilómetros cuadrados de difícil tierra pantanosa, colinas y ríos. En años anteriores, la 2ª de Carros Blindados de Patton había atravesado el río Sabine, hasta llegar a Texas, para luego regresar a Louisiana y atrapar a los «rojos» en Shreveport. Los ejercicios incluían cargas de caballería, reliquias de una época pasada que no servirían de mucho ante la Wehrmacht.

Whitehead y el resto de su pelotón vivieron a la intemperie en los pantanos de Louisiana para refinar sus habilidades de supervivencia, como buscar alimentos, esconderse del enemigo y lavarse en arroyos. Algunos hombres pagaron a familias locales para que les cocinaran pollo frito con galletas y salsa. Whitehead tuvo que salir huyendo de una chica cajún cuando ella respondió a sus insinuaciones a pedrada limpia.

En opinión de Whitehead, Louisiana tenía dos tipos de clima, «caluroso y aún más caluroso». Los mosquitos y las serpientes demostraron ser enemigos más peligrosos que el ejército azul.

El 22 de septiembre de 1942, la 2ª División regresó a Fort Sam Houston. Whitehead pasaba los días ocupado con las órdenes de instrucción, caminando cuarenta kilómetros cargado con mochilas de treinta kilos, realizando limpieza de cocinas, viendo películas de instrucción, inspecciones de campo y prácticas de tiro. Pese a la resistencia que le habían proporcionado sus años de duro trabajo en su infancia, tuvo más de un conflicto con la autoridad. Los oficiales le decían que empleara su tiempo libre en reponer fuerzas durmiendo, pero él abandonaba la base siempre que podía para beber, apostar y perseguir mujeres. «Tenía un montón de novias», escribió, «pero me daba la impresión de que cualquiera podía tener novia. Lo que realmente quería era casarme.»70 Su atención se centró en una chica pelirroja con la que se citó y a la que finalmente propuso matrimonio. Su compromiso sería largo, sin embargo, puesto que la madre de la chica «quería que antes acabase el colegio».