Capítulo 16
Barbara
Mis parpados eran sumamente pesados cuando desperté y tenía esa sensación de tener algodón en mi boca. Parpadee varias veces hasta que pude ver bien mí alrededor. Me incorpore en la cama haciendo una mueca cuando me dolió hacerlo y mire la habitación en que me encontraba. Era espaciosa y muy masculina pero no podía reconocerla, definitivamente no había estado aquí antes. Me levante y me di cuenta que traía puesto una camisa de hombre. Salí de la habitación y me encontré con Richard en una cocina muy bonita.
- “¿Dónde estoy?”- Pregunte aunque ya sabía la respuesta.
- “Al fin despiertas”- Dijo él con un sonrisa alegre –“Estas en mi apartamento por supuesto”-Respondió el acercándose a mí y abrazándome delicadamente –“¿Cómo te sientes hoy?”-
- “¿Hoy? ¿O sea que ha pasado más de un día?”- Pregunte confundida. Richard asintió.
- “Si, cuando te dormiste en mi camioneta dormiste el resto de la tarde y la noche...”- Miro su reloj y añadió –“Y casi toda la mañana también son las 10am”-
- “Wow... esa inyección si que me drogo”- Murmure bostezando y estirando mis brazos hacia arriba. Ese movimiento me hizo soltar un pequeño gemido de dolor y enseguida Richard estaba encima de mí.
- “¿Te duele? ¿Quieres que llame a un doctor? ¿O te llevo al hospital de nuevo? ¿Quieres una pastilla para el dolor?”- Si Richard no paraba de hablar me iba a dar un dolor de cabeza.
- “¡Ya cállate! Una pastilla para el dolor estaría genial”- Gruñí sentándome en uno de los taburetes de la cocina.
Richard saco un frasco de pastilla de un estante y me entrego una con un vaso de agua. La tome y le eche un vistazo al apartamento girando en mi asiento. Era un apartamento amplio. No tenía demasiados muebles como esos apartamentos súper decorados que al final terminaban viéndose de mal gusto. Solo algunos muebles, un televisor y cuadros abstractos colgados en las paredes. Como cualquier apartamento de soltero.
- “Fabio debió de darte una buena paga por vigilarme”- Comente todavía vagando mi vista por el apartamento.
- “Um… si”- Respondió el, me voltee a verlo y se veía avergonzado. Suspire.
- “No era mi intención incomodarte... sé que Fabio puede ser muy generoso en sus pagas”- Dije sonriendo el me devolvió la sonrisa pero igual no se veía cómodo con el tema así que lo cambie –“Oye, tengo hambre... aliméntame”-
- “¿Que quieres comer?”- Pregunto fácilmente.
- “Cereal”- Respondí con lamiéndome los labios.
Unos pocos minutos después ya tenía el tazón de cereal frente de mí y lo engullía con entusiasmo. Richard solo tomaba una taza de café. Supongo que desayuno más temprano. El café me hizo recordar el loco día de ayer y sonreí al recordar como de rápido perdí mi empleo. Mi sonrisa se borró cuando recordé como termino el día de ayer.
- “Mmmh tengo que llamar a los gemelos, ellos no saben dónde estoy ni que paso”- Dije con la boca aun llena de cereal –“¡Oh, maldición! Mi celular se hizo pedazos ¿cierto?”- Mire a Richard desesperada porque dijera lo contrario. El asintió con una sonrisa de pesar –“¡No!”- Lloriqueé hundiendo mi cabeza en mis manos –“¡Amaba ese teléfono!”- Oí a Richard reír, le di una mirada de odio y enseguida dejo de reír.
- “Usa el mío, ya te compraras otro”- Dijo dándome palmaditas en el hombro. Suspire dramáticamente y le arrebate su teléfono. Marque el número de Leo y camine hasta el sofá. Me tumbe en él y espere a que contestara.
- “¿Hola?”-
- “Hey Leo, es Barbara”- Dije viendo de reojo como Richard se sentaba cerca de mí y fruncía el ceño al escuchar el nombre de Leo.
- “¡Barbara! ¿Dónde has estado? ¿Estás bien? Anthony y yo estábamos a punto de llamar a la policía. Fuimos al café y el encargado nos dijo que te despidió ¿Cómo una persona puede perder el trabajo tan rápido? ¿Por qué no me llamaste para buscarte? ¿En dónde dormiste?”- Las preguntas de Leo venían una tras otra, haciendo que se me olvidaran las que dijo primero.
- “¡Leo! ¿Quieres dejarme hablar? Estoy bien... bueno, casi bien y bueno ese estúpido viejo calvo me despidió solo por derramar café en una zorr…”- Leo me interrumpió.
- “¿Qué quieres decir con "casi bien"?”- Pregunto bruscamente, suspire.
- “Algún lunático me atropello ayer”- Respondí en un murmullo sabiendo que él iba a dramatizar todo.
- “¿QUE? ¡Maldita sea Barbie! ¿Cómo no se te ocurrió llamarme antes? ¿En qué hospital estas? Voy saliendo a buscarte”- Grito Leo en el teléfono y tuve que alejarlo de mi oído.
- “¡Leo cállate y escúchame o juro que cuelgo y no sabrás en donde estoy, pedazo de animal!”- Espete irritada, escuche una risita de
Richard pero lo ignore.
- “Está bien”- Gruño Leo.
- “Bien... Estoy bien, nada grave... solo dos costillas fracturadas y un maldito golpe en la cabeza pero eso es todo, y estaba con Richard cuando sucedió todo esto así que... el me llevo al hospital y en este momento estoy en su apartamento”- Hubo una larga pausa en la línea, luego de lo que me pareció un minuto Leo hablo.
- “Dame la dirección”- Iba a responder y luego fruncí el ceño. No sabía en donde diablos estaba.
- “Espera”- Le dije a Leo, luego me volví hacia Richard y le pase el teléfono –“Dale tu dirección a Leo”- Pude ver la lucha interna en la cara de Richard pero luego gruñendo tomo el teléfono y le dio la dirección.
Una vez que Richard colgó el teléfono se sentó a mi lado y puso mis piernas en su regazo. Se veía muy serio y preocupado.
- “Barbara tenemos que hablar”- Dijo el viéndose decidido.
Oh, no. Esa frase nunca venia acompañada de buenas noticias.
Richard
- “¿Sobre qué?”- Pregunto Barbara con el ceño fruncido.
Le había prometido a Barbara que jamás iba a volver a mentirle o a ocultarle la verdad. Así que era momento de cumplir mi promesa. Tenía que informarle que la persona que la atropello, no era una cualquiera. Había sido un intento de homicidio.
- “Alguien está tratando de matarte Barbara”- Declare directo al grano. Su ceño se acentuó más.
- “¿De qué estás hablando?”-Dijo con algo de nerviosismo oculto en su voz.
- “Esa persona que te atropello, huyo Barbara. Una persona que atropella a alguien no huye. El simplemente fue a su objetivo y luego se escabullo”- Explique, ella aparto la mirada.
- “Pudo ser un accidente... a lo mejor tenía prisa”- Murmuro, claramente ella no creía en lo que decía.
- “Barbara tu y yo sabemos que eso no fue un accidente. Esa persona que está intentando matarte va a seguir intentando hasta que lo logre, y necesito que los dos nos concentremos en esto y averiguar quién es”- Dije tratando de que mi voz no sonara completamente en pánico. Solo pensar que alguien quería dañar a Barbara, que quería herirla, alejarla de mi... me estaba matando por dentro –“Piensa... ¿Hay alguna persona que te odie?”- Luego de que hice la pregunta me pareció totalmente absurda. Ella bufo y rio amargamente.
- “Richard... todo el mundo me odia”- Respondió fríamente.
Ella actuaba como si ese hecho no le importara. Pero por la forma en que apretaba sus labios juntos, y como enroscaba sus manos en puños, sabía que si le importaba. Todos en la ciudad la habían tachado como la bastarda hija rebelde del alcalde, la que no tiene futuro. En realidad ellos no le habían dado una sola oportunidad y en su defensa ella había actuado como ellos habían esperado que lo hiciera.
Me acerque a ella y tome su rostro entre mis manos. De repente sintiendo la necesidad de quitarle esa expresión de su rostro.
- “Yo no te odio Barbara”- Susurre depositando un beso en su labios, estuve tentado en seguir profundizando el beso pero en serio tenía que hablar esto con ella. –“Ahora, solo piensa en... las posibles personas que quisieran hacerte daño”-
Sentí como todo el cuerpo de Barbara se tensó y si no hubiese estado tan cerca de ella, no hubiese escuchado cuando ella susurro:
- “Tomas”-
Barbara
No podía creer que alguien estaba intentando matarme. Más aun, ¿cómo no me di cuenta yo misma? Yo vi como ese auto iba directo hacia mí, no fue ningún accidente. La primera persona en que pensé y en la única que podía ser era Tomas. Lo sabía cómo sabía que las tetas de Pamela Anderson son falsas. Tomas ya me había hecho mucho daño una vez ¿por qué no terminar con el trabajo?
- “¿Por qué crees que fue él?”- Pregunto Richard suavemente y aun así haciéndome respingar saliéndome de mis pensamientos.
Bien, si quería seguir viva, y obviamente que quería. Tenía que contarle todo a Richard. Era hora de contárselo a alguien, no podía aguantar con este peso yo sola. A pesar de que había seguido adelante, había tratado de olvidar lo que sucedió, simplemente ignorarlo. No podía. Mi pasado me seguía y siempre seria parte de mí.