Capítulo 12

 

Barbara

- “¡Tony!”-

- “¡Que comience el caos nena!”- Grito el de vuelta y empezó a lanzar las bombas. Relájense, son bombas de humo.

La gente comenzó a gritar y a correr tropezándose unos con otros. Dios, esto era demasiado divertido. Una vez que las bombas de humos se extendieron por todo el lugar solo se podían ver las cabezas de las personas. ¿Dónde diablos estaba Leo? Y como si lo invocara ahí estaba el, destruyendo el arco de rosas ¡Ese era mi chico!

Fui donde las mesas redondas y comencé a romper los platos halando los manteles. Iba por la tercera mesa cuando alguien me halo del cabello dolorosamente.

- “¡Suéltame Tomas!”- Grite dando golpes al aire sin acertar ninguno.

- “¿Te volviste loca Barbara? ¿Sabes lo que esto significa para mí? ¿Para ti? ¡Mi reputación se va a la mierda, junto con la de tu padre!”- Exclamo el haciendo que lo viera a la cara. En serio me estaba lastimando, pero no dejaría que lo supiera. Apreté los dientes para no gritar de dolor.

- “Espero que te guste ser un Don Nadie, Tomas”- Replique sonriendo a pesar del dolor. Era fácil olvidarse del dolor cuando tenía en frente la cara llena de rabia de Tomas. Sufre imbécil, sufre.

- “¡Eres un perra asquerosa!”- Levanto su puño a la altura de mi rostro y me encogí, esperando el dolor del golpe. Solo que nunca llego.

- “¡No te atrevas a ponerle un dedo encima!”- Rugió Richard justo antes de estamparle un puñetazo espectacular en la nariz a Tomas.

¿De dónde demonios había salido Richard? Bueno... no es que me importara mucho en este momento. Tomas había caído al suelo por el poderoso golpe de Richard, cuando se quitó las manos de la cara pude ver que le había roto la nariz y un chorro de sangre goteaba hasta de barbilla. ¡Bien merecido! Richard se agacho y lo tomo de su camisa hasta que estuvo de pie. Tomas se veía como un maldito enclenque frente al cuerpo grande y musculoso de Richard.

- “Si vuelvo a verte a menos de seis metros de Barbara, si incluso la miras, juro que te mato y no va ser la muerte más rápida del mundo ¿Entiendes, pedazo de mierda?”- Amenazo Richard en una voz tan amenazadora y vacía de sentimiento que sentí un escalofrió recorrer mi columna –“¡Te pregunte si entendiste!”- Tomas asintió con la cabeza repetidas veces sudando como un niño gordo en gimnasia. Richard se rio de él cruelmente y le dio otro puñetazo en el rostro dejándolo tirado en el suelo. No le dio más atención y se volvió hacia mí.

- “¿Barbara te volviste loca? ¿Qué demonios está pasando aquí? ¿Porque estas vestida así? ¡Por Dios casi puedo ver tus pezones!”- Exclamo agarrándome de los hombros y pegándome a su pecho cubriéndome con su cuerpo. Me reí.

- “Relájate Richard, solo me estoy divirtiendo”- Respondí empujándolo para que me suelte. A regañadientes me soltó. Y entonces a lo lejos empecé a escuchar una sirena de policía –“¡Mierda! ¡Tengo que salir de aquí!”- Me dispuse a correr solo que no llegue muy lejos, cuando Richard me tomo de la muñeca deteniéndome.

- “¿A dónde crees que vas? Yo te llevo”- Sugirió el. Retorcí mi mano en su agarre, podía escuchar las sirenas acercándose y el me hacía perder el tiempo. ¡Estar en la cárcel no estaba dentro de mis planes!

- “No, yo... Estoy con Leo y Tony”- Mire frenéticamente a mi alrededor. No podía ver nada además de humo, solo Dios sabría dónde estaban Leo y Tony. Maldición.

- “Nunca los encontraras en este caos, déjame llevarte”- Insistió apretando mi mano. Estaba a punto de negarme de nuevo pero las sirenas se escuchaban más cerca ahora. No tenía otra opción.

- “Bien, ¿qué haces ahí parado? ¡Muévete!”- Él sonrió y corrimos hasta su camioneta que gracias a Dios no estaba bloqueada por otros autos.

Richard acelero su camioneta violentamente y salimos volando de allí. Las patrullas iban directo a la mansión Williams y me hundí en el asiento para que no me vieran. Una vez que estábamos lo suficientemente lejos, me senté derecha. Suspire pesadamente. ¿Leo y Tony habrán podido escapar de esta? Me sentiría como la mierda si los encerraban por mi culpa.

- “Espero que los gemelos estén bien”- Murmure para mí misma. Richard me miro y entonces estallo en carcajadas. De hecho pensándolo bien, era la primera vez que veía a Richard riéndose de esa manera –“¿Puedo saber que es tan gracioso?”- Pregunte levantando una ceja.

- “¡Tu!”- Respondió el aun riendo –“Ahora sé porque tu padre quería que te vigilaran ¡Estas completamente loca!”- Sonreí

- “Lo tiene merecido”- Comente.

- “Oh, sí que lo tiene. Viejo desgraciado- Concordó él. Deje de reír después de eso.

- “Uh, sabes que trabajas para el ¿no?”- Él sonrió y me lanzo una mirada que no reconocí antes de volver su mirada a la vía.

- “No más, renuncie... antes de que tu hicieras todo eso”- Dijo señalando con el pulgar detrás de su hombro.

- “¿Renunciaste? ¿Por qué?”- Pregunte confundida.

- “Porque te quería decir la verdad Barbara... porque te quiero”- Respondió tomando mi mano y apretándola suavemente. Me tense y mire por la ventana.

- “Yo...”- Empecé pero esto me costaba decirlo ¡Yo nunca admitía que estaba equivocada en algo! Hazlo rápido, pensé –“Sé que tú no tienes la culpa”- Lo dije muy rápido.

- “¿Que? No te entendí nada”- Suspire frustrada y me acomode en el asiento hasta quedar viendo su perfil. Bien, tienes que ser una mujer Barbara.

- “Sé que tú no tenías la culpa... o sea tu aceptaste este trabajo mucho antes de conocerme a mí, así que no es como que... lo hayas hecho apropósito- Dije bajito. Richard me miro con incredulidad y estaciono la camioneta en lo que parecía ser un restaurant chino. Tomo mi rostro en sus manos y una gigantesca sonrisa se dibujó en su cara.

- “¿Estás diciendo que me perdonas?”- Pregunto. Sus ojos me miraban con devoción y me hacían sentir incomoda. Aparte la mirada.

- “Estoy diciendo que no tengo nada que perdonarte”- Susurre viendo hacia abajo.

- “Barbara mírame”- Levante la mirada para encontrarme con sus asombrosos ojos plateados –“¿Hablas en serio?”- Asentí con la cabeza, su sonrisa se amplió aún más y se inclinó a besarme. Pero antes de que pudiera llegar a hacerlo puse un dedo en su boca.

- “No, espera”- Dije quitando sus manos de mi rostro –“Esto no significa que hayamos vuelto”- Aclare viendo como la sonrisa moría en su rostro.

- “¿Por qué?”- Cuestiono cerrando sus ojos y apoyando su cabeza en el espaldar del asiento.

- “Richard, mi cabeza en este momento está hecha un desastre y me siento muy confundida. ¡Y si! Tengo sentimientos por ti pero Leo con todo esto… el hizo sentir...”- No termine de hablar cuando Richard me interrumpió.

- “¿Sientes algo por ese imbécil?”- Demando casi gritando y golpeando el volante.

- “¡Por supuesto! Es mi mejor amigo pero...”- No sabía que más decir.

- “Pero también te gusta”- Termino el por mí con el ceño fruncido y mirando al frente, sus manos apretaban furiosamente el volante.

- “Si ¡No! No lo sé”- Conteste pasando una mano por mi cabello en frustración. Richard no me miraba, parecía una roca detrás del volante, sus músculos se veían tensos. Se veía tan molesto y herido que sinceramente me sentí mal. Suspire y puse una mano en su brazo –“Richard... solo dame algo de tiempo ¿está bien?”- Dije tan suavemente como me era posible.

El pareció relajarse bajo mi toque y severos minutos después él se volteo a verme. Lo que vi en sus ojos me impresiono. Él se veía tan vulnerable, un hombre tan grande como el jamás debería de tener esa mirada en sus ojos. Y era ridículo pensar que una mujer como yo había causado eso.

- “Te daré todo el tiempo que necesites”- Dijo con una pequeña sonrisa que se transformó en una picara. ¿Qué estaba tramando? –“Con una condición”-

- “¿Que?”- Susurre.

- “Bésame”- Sin darme tiempo para responder, el tomo mi rostro entre sus manos y presiono sus labios sobre los míos.

Richard me beso como un hombre sediento, no tuvo que tentarme demasiado para abrir mi boca y dejar que su lengua explorara mi boca. Dios, este hombre sí que sabe besar, había olvidado lo bueno que era. Puse mis manos alrededor de su cuello y lo hale hacia mí, profundizando aún más el beso. No podía tenerlo lo suficientemente cerca, lo necesitaba más cerca. Trepe por los asientos sin despegar mis labios de los suyos hasta estar a horcajadas en su regazo.

Las manos de Richard bajaron por mi cuerpo acariciando mis senos y estomago hasta detenerse en mi trasero. Un gemido se me escapo cuando el apretó mi trasero con sus manos fuertes. Mis caderas empezaron a moverse inconscientemente adelante y hacia atrás. La fricción de la tela de su jean contra la tela de algodón de mis pantis me estaba volviendo loca. Podía sentir que el también estaba "emocionado" por el bulto que sentía presionándose contra mí.

Un golpe en la ventana me saco de mi trance súper caliente de estrella porno. Ambos nos separamos como si nos hubiera dando un electroshock. Una señora asiática tocaba el vidrio luciendo muy molesta.

- “¡No pueden estar haciendo estas cosas en mi estacionamiento!”- Decía la señora aun golpeando la ventana.

Me apresure a quitarme de encima de Richard y volví a mi asiento acomodando mi ropa, aunque era muy poco lo que tenía que acomodar ya que tampoco tenía mucha ropa encima. Observe como Richard se tornaba de un rojo tomate. No pude evitar reírme de él. ¡Era tan inocente que era adorable!

Richard encendió la camioneta y salimos de ese estacionamiento. Yo seguía riéndome.

- “No es gracioso”- Gruño Richard pero cuando me miro también se empezó a reír –“Bueno... al menos sé que eres generosa con los besos”- Dijo guiñándome el ojo. Hice rodar mis ojos.

- “Digamos que me deje llevar por el momento”-Respondí y antes de que el pudiera burlarse añadí rápidamente –“¿A dónde vamos?”-

- “A mi apartamento”- Contesto con una sonrisa como si fuera algo obvio.

No podía ir a su apartamento. Primero porque estar sola en un apartamento con el, olvidaría todo lo de "darme un tiempo" y en segundos estaría encima de él. Segundo estaba vestida como una conejita Playboy y toda mi ropa estaba en la maleta en la camioneta de Leo. Y Tercero ya había quedado con los gemelos de que iba a dormir en su casa ya que mañana era que le entregaban las llaves de mi apartamento a Cindy.

- “No, llévame al apartamento de los gemelos”- Dije con mi tono de no-acepto-un-no-por-respuesta. Richard hizo un sonido que sonó como un gruñido.

- “No me estas poniendo esto demasiado fácil Barbara- Dijo entredientes sonando enojado.

Ah... Barbara prepárate para el ataque de celos.