21 claves para seducir de día
Sinopsis: ¿Tengo tu atención? ¿Tu mirada viajando rápido a través de mis líneas? ¡Qué honor! Voy a hacer mi mejor esfuerzo para que te alegres de hacer este viaje, y ojalá te sirva para acortar la distancia entre quien eres, y quien te gustaría ser. Pero el mejor modo de hacer probable tu satisfacción, es que antes de marchar muy lejos ya sepas por dónde voy y por donde no voy.
¿Por dónde no voy?
Esto no va de ser infalible seduciendo. Ser infalible significa tener el control completo de algo. Y nada que dependa de dos (o más) seres humanos será nunca completamente controlable. Internet está lleno de autores que a cambio de lograr más ventas publican vídeos, artículos y material cuyos enlaces afirman resultados infalibles. Funcione para vender o no, este tipo de prácticas ofenden a la inteligencia del consumidor, y dicen muy poco o bien de la experiencia y formación del autor o peor aun, de su honestidad.
¿Por dónde voy?
Mi interés no es tanto que aprendas a seducir, sino que te sientas bien seduciendo. Si te sientes bien, como consecuencia será mucho más probable que seduzcas.
Para ello es importante que te expliqué qué es para mi seducir. Mi idea de seducir, no es la del diccionario: “engañar con arte y maña”, “persuadir suavemente para algo malo”, o “atraer físicamente a alguien con el propósito de obtener de esa persona una relación sexual”. En esta definición de la seducción cabe el engaño. En la mía no. Y no tanto por una cuestión ética -qué también- sino especialmente por una cuestión racional. Si en la seducción finges, en el mejor de los casos atraerás a personas que te querrán por lo que finges ser. Esto solo alimentará tu inseguridad, así que es una muy mala elección a medio plazo. Del mismo modo, si no cuidas de la libertad de los que te rodean, nunca estarás seguro de si te eligen desde la libertad, o desde el compromiso. Y nos gusta y nos halaga que nos elijan desde la libertad.
¿Por qué seducción de día?
¿Cuál es el modo más habitual para conocer a alguien? Las tres vías más comunes han sido a través de las actividades cotidianas (compañeros de clase), a través de los eventos sociales (una boda) y en entornos donde hay una expectativa social que nos dice que “es normal ser sociable”. Estamos hablando de ir a cualquier pub o discoteca un jueves, viernes o sábado noche.
Los dos primeros modos tienen la desventaja de ser circunstancias donde la casualidad tiene demasiado protagonismo. Hay personas que han encontrado a su pareja mientras realizaban sus estudios, pero para muchos puede que les resulte difícil hallar en su mundo laboral y académico a personas que se adapten a sus necesidades y exigencias.
Por lo que respecta a la noche, no es de extrañar que a muchas personas -especialmente mujeres-, les parezca la peor de las circunstancias para socializar. La mayoría de lugares nocturnos suelen tener poca luz y un volumen de música incómodo que dificulta objetivamente la capacidad de comunicación. Por otra parte , así como hay personas que consideran que es una ventaja el uso del alcohol como catalizador de las relaciones sociales, hay quien lo considera más bien algo que va en detrimento del deseo de conocer a alguien.
En cualquier caso, en este libro vamos a animar y enseñar a ser nosotros mismos los que decidamos cuándo queremos conocer a alguien, de modo que dependamos menos de las circunstancias. Resultado: ser más libre.
Debo aclarar, a modo de nota para el lector, que este libro está dirigido a hombres, mujeres, e incluso monos a los que les guste la leer recostados en una rama. Va dirigido a cualquier ser con inquietud por las relaciones sociales, y que disfrute relacionándose con las personas de su entorno.