Años de sequía
Pasado y presente se entrelazan en esta intriga de ambientación opresiva y fascinante que ha sido la revelación literaria del año en Australia. Aaron Falk, investigador de delitos financieros en Melbourne, juró no volver a pisar Kiewarra, la población en la que creció y tuvo que abandonar de adolescente. Veinte años después, el presunto suicidio de su mejor amigo de la infancia, Luke Halder, lo lleva a asistir al funeral. Pese a haber transcurrido dos décadas, el lugar -desolado, asfixiante y cerril- parece haber cambiado muy poco, con la salvedad de que dos años sin lluvias han arruinado las cosechas y han sumido en la desesperación a la mayor parte de sus habitantes. Recibido con hostilidad, Falk se propone no quedarse más de dieciocho horas, pero las súplicas del padre de Halder para que lo ayude a aclarar las circunstancias de la muerte de su hijo harán que reconsidere su decisión. Mientras colabora de forma extraoficial con el sargento Greg Raco, el jefe de policía recién trasladado a ese tórrido agujero en un rincón del mundo, el protagonista se verá obligado a encarar los fantasmas de su turbio pasado y a enfrentarse al rencor y el odio que todavía le tienen algunos vecinos del pueblo. Capaz de mantener la tensión y la intriga entre pasado y presente, de sorprender constantemente con giros inesperados y dotada de una ambientación excepcional, Años de sequía revelará a muchos lectores un escenario criminal tan despiadado como fascinante.