A orillas del Río Rogue
De un verde hondo y oscuro a veces, claro y transparente otras, puro y helado como la nieve misma, de la cual surge a la vida, el río tiene sus fuentes al pie de la montaña, junto al lago Crater. Es ya un verdadero río en su mismo nacimiento. Rápidamente se desliza a través de los bosques del Oregón, con inusitada prisa, como si se sintiese impaciente y ansioso de empezar su considerable y enorme salto desde lo alto de los montes Siskiyous. Los abetos gigantes lo sombrean; el venado bebe de sus aguas; la trucha voraz, de lomo negruzco, salta codiciosamente en busca de las moscas que flotan en su superficie... Y, en los días de sol, cuando los bosques se incendian de luces y de colores, la lila silvestre, maravillosamente repetida en una profusión de matices que va desde el blanco al rojo subido, perfuma el aire soñoliento y cálido de sus orillas con la más dulce de las fragancias.