La aterradora catástrofe ocurrió mucho antes de lo que todos esperaban. En realidad, nadie tenía derecho a sorprenderse, porque el profesor Varis, un neerlandés famoso en el planeta, lo pronosticó con 48 horas de anticipación. Pero era tan irreal lo que aquel terrestre decía, tan fantástico y fuera de lugar, que apenas si se dignaron escucharle sin estallar en burlonas carcajadas. Joe Bennet es el seudónimo de José Luis Benet Sanchís. De origen valenciano, nacido en 1928 publicó más de veinte novelas en la colección Luchadores del Espacio<

Mercurio es el planeta más cercano en orden de aproximación al Sol. Después viene Venus, brillante cual estrella de alta magnitud, y en tercer lugar, pero descollando de todos los restantes por la maravillosa representación viva de sus audaces pobladores, aparece la Tierra, el planeta dueño y señor del espacio, el único capaz de regir, conquistar y dominar la infinita vastedad de los espacios siderales. Bill Sanders se sentía enormemente feliz de pertenecer a la Tierra mientras accionaba los mandos subalternos de la poderosa astronave en su rauda evolución hacia la masa oscura y turbia de Júpiter. Había llegado al término de su viaje y comenzaba a imprimir escapes de deceleración en los estabilizadores tangenciales consciente de que esta habitual maniobra completaba la última etapa del vuelo interplanetario.Joe Bennet es el seudónimo de José Luis Benet Sanchís. De origen valenciano, nacido en 1928 publicó más de veinte novelas en la colección Luchadores del Espacio<

Muchos han oído hablar de Cosmoville, la maravillosa superciudad creada, puesta en órbita espacial y habitada por el hombre; pero son realmente muy pocos, excepto sus pobladores, los que hasta la fecha han tenido la venturosa ocasión de contemplarla. Ello solo es posible desde Marte, y únicamente en circunstancias favorables, empleando el completísimo cosmo-observatorio que ocupa la tercera parte de Deimos, su luna más lejana.Joe Bennet es el seudónimo de José Luis Benet Sanchís. De origen valenciano, nacido en 1928 publicó más de veinte novelas en la colección Luchadores del Espacio<

La potente cohetonave acababa de cruzar a veinte espaciomillas de distancia de la brillantísima Sirio, en la constelación del Can Mayor. El espacio negro, impenetrable, se veía punteado por la maravilla extraordinaria de los astros celestes que pueblan la Galaxia. Sandro Warren, que permanecía muy atento a los mandos direccionales de la cohetonave, repitiose mentalmente que -pese a su veteranía- siempre encerraba algo de brujo cada viaje sideral de inspección a través de la zona asignada del Sistema Solar.Joe Bennet es el seudónimo de José Luis Benet Sanchís. De origen valenciano, nacido en 1928 publicó más de veinte novelas en la colección Luchadores del Espacio<

El ser humano es morboso por naturaleza, y los procesos sensacionalistas atraen la curiosidad de la gente con una especie de irresistible fascinación que nadie se preocupa en contrarrestar. Le seduce la crítica, la maledicencia, los escándalos de todo tipo. Le satisface ver a un semejante en apuros -y aunque en la mayoría de los casos tiende su mano para sacarlo del atolladero en el momento crítico- siente una extraña atracción por cuanto signifique retruécano y laberinto.Joe Bennet es el seudónimo de José Luis Benet Sanchís. De origen valenciano, nacido en 1928 publicó más de veinte novelas en la colección Luchadores del Espacio<

Puede que oigan ustedes incontables versiones sobre el famoso misterio espacial que comenzó al regresar de un vuelo por las zonas superiores de la Exosfera. Se ha hablado y escrito muchísimo sobre ello. La diferencia básica entre mi versión de los hechos y las restantes que circulan consiste en que yo -sólo yo- puedo contarles... 'la verdadera'.Joe Bennet es el seudónimo de José Luis Benet Sanchís. De origen valenciano, nacido en 1928 publicó más de veinte novelas en la colección Luchadores del Espacio<

Tras la Era Atómica vino la Interplanetaria. El Hombre -audaz y curioso insaciable- construyó sus naves del espacio, aprendió a romper las cadenas que lo aferraban a la Tierra y viajó por las zonas interestelares hacia otros mundos de su Sistema Solar. Al principio fueron balbuceos, pasos torpes de niño. Luna, Marte, Venus... Luego, caminó con firmeza.Joe Bennet es el seudónimo de José Luis Benet Sanchís. De origen valenciano, nacido en 1928 publicó más de veinte novelas en la colección Luchadores del Espacio<

Luchadores del Espacio 169 - Joe Bennett. José Luis Benet Sanchís plantea una humanidad que, imbuida de la soberbia de Prometeo, no duda en acometer acciones que habrían de acarrear consecuencias dramáticas para otros habitantes del universo —el autor insiste mucho en que no estamos solos en el cosmos— sólo neutralizadas por la intervención de seres superiores que se encargarán de poner orden impidiendo que tan imprudentes iniciativas sean llevadas a cabo.<

(Segunda parte de 'LA NAVE DE PLATA') La astronave plateada y gigante, despidiendo vívidos centelleos de luz cual una estrella más, acababa de cruzar la línea imaginaria que constituía frontera entre el espacio negro y la zona cósmica de Júpiter propiamente dicha. El velocísimo viaje interestelar desde el Grupo de Hilda -los seis planetoides ricos en minerales y perdidos en el último extremo del Reino de los Enanos- tocaba a su fin.Joe Bennet es el seudónimo de José Luis Benet Sanchís. De origen valenciano, nacido en 1928 publicó más de veinte novelas en la colección Luchadores del Espacio<

El cargo de asesor técnico en la Fábrica Nacional de Espacio-cohetería producía suficientes quebraderos de cabeza como para dejarse invadir, a veces, por un mal humor de todos los diablos. Walter Trimmer llevaba disfrutando del cargo dos años seguidos, y podía decirse de él que conoció épocas de abatimiento, de irritación y de frenesí casi constante.Joe Bennet es el seudónimo de José Luis Benet Sanchís. De origen valenciano, nacido en 1928 publicó más de veinte novelas en la colección Luchadores del Espacio<

Podría empezar este relato hablando de mí. Nadie me lo impediría y, por otra parte, yo tuve una participación bastante destacada en los acontecimientos. Pero no voy a hacerlo. Quiero, ante todo, decirles algo sobre el doctor Gerhard von Boutcher, ese hombre realmente sabio al que debemos el descubrimiento del isotocom, el carburante para cohetes capaz de revolucionar la trepidante Era Interplanetaria que ahora vivimos.Joe Bennet es el seudónimo de José Luis Benet Sanchís. De origen valenciano, nacido en 1928 publicó más de veinte novelas en la colección Luchadores del Espacio<

En el año 1870 el negocio ganadero se hallaba en pleno auge. Manadas y más manadas de reses llegaban a Kansas procedentes del Sur, territorios casi integrados por vastos pastizales, donde la cría de vacunos fructificaba con facilidad. El Sur tenía carne en abundancia. El Norte y Centro Oeste la necesitaba para abastecer sus mercados. Este problema, que podía definirse también como el mejor negocio después de las estrecheces de la Guerra Civil, hubiese tenido fácil solución a no ser por las grandes distancias. Conducir una manada de levantiscos longhorns desde Tejas, Arizona o Nueva Méjico hasta las ciudades ganaderas de Kansas requería, aparte de una enorme experiencia profesional, voluntad férrea, mano dura y la promesa de un equipo de hombres sin miedo a nada. A nada, porque los peligros, naturales o accidentales, eran tantos que sólo individuos superdotados llegaban a resistirlos favorablemente.Los precios, debidos a la constante alza de las carnes, alcanzaban en el Norte y Este cifras fabulosas. Saliendo de Tejas, pasando mil penalidades y logrando fregar sin grandes quebrantos a Ellsworth, Dodge Cay, Wichita o Topeka, se realizaba el más lucrativo negocio de aquellos tiempos. Una res vendida en San Antonio de Béier valía, cuanto más, cinco a seis dólares. La misma res, conducida a Kansas y entregada a los compradores de Wichita, por ejemplo, rendía de veinte a treinta dólares. Casi no cabía punto de comparación entre las cifras. Pero esto, aparentemente sencillo, entrañaba la gran dificultó, a veces insuperable del transporte, las sendas desconocidas y los increíbles riesgos alzados en el largo trayecto que, por motivo de su origen, fue designado comúnmente como Ruta de Tejas. Muchas manadas sallan del Sur y sólo la mitad conseguían entrar en las llanuras polvorientas de Kansas. Esto lo sabían todos. Los que emprendían el viaje y los que, renunciando a vencer los obstáculos, preferían quedarse en su rancho. Esto lo sabía, también, Ray Thompson, el ganadero que entonces conducía su equipo de vaqueros tejanos hasta la entrada del ancho prado que se extendía ante Wichita. Pero se sentía feliz.<

Al fin habían logrado localizar al enigmático ser que durante tanto tiempo mantuvo en vilo a los cinco tripulantes de la espacionave. Nunca consiguieron verle y por ello, a causa del misterio, llegó a trastornarles tan profundamente que entre ellos nació la enemistad, la desconfianza y el temor. Pero el temor fue lo peor de todo, lo más nefasto. Acabó agarrotándoles física y moralmente. En el espacio interestelar, surcando la ruta emprendida en la Base que la COMPAÑÍA MINERA PLANETAL tenía establecida en Ganímedes -el frígido satélite de Júpiter, cualquier amenaza es siempre tenebrosa.Joe Bennet es el seudónimo de José Luis Benet Sanchís. De origen valenciano, nacido en 1928 publicó más de veinte novelas en la colección Luchadores del Espacio<

El pueblo se llamaba Horca Grande y eran muy pocas las personas al Sur de Tejas en 1893 que desconociesen su existencia y el macabro origen de aquel nombre. En realidad, Horca Grande jamás fue un lugar pacífico. Todo lo contrario. La pólvora se derrochó pródigamente desde que las primeras casas de madera cruda comenzaron a levantarse en lo que de momento era aldea, luego sería pueblo y, al fin, apenas veinte años después, una ciudad de importancia en el Condado. El bandidaje y la delincuencia alcanzaron tal auge que las armerías se convirtieron en el negocio más floreciente de Horca Grande. Y esto, en verdad, era sólo el principio. Su historia podía describirse citando guerra». La gente se mató sin piedad por defender los pastos y el ganado. Volvió a matarse poco después cuando el agua escaseó y el río dejó de traer la necesaria hasta Valle Ataúd. Al fin, alguien más inteligente que los demás, demostró que esta falta podía suplirse perforando la tierra y abriendo pozos. Pero ni siquiera entonces acabaron las guerras, porque, cuando la paz parecía llegada al territorio, los Davidson y los Barton empezaron a perseguirse a tiros por las calles y el odio se agigantó hasta convertirse en terrible epidemia.<

Joe Brainard era tan polifacético que él mismo parecía uno de sus propios collages. Más conocido como artista que como escritor, su inclasificable libro Me acuerdo se consideró una obra excepcional desde su irrupción en 1970 en el panorama literario de Estados Unidos. Su impacto fue tal que, años después, Georges Peres escribió su Je me soubiens bajo el modelo de Brainard, y se lo dedicó a éste. La fórmula es tan simple que escritores como Ron Padgett, poeta y gran amigo de Brainard, se preguntaron: '¿Por qué no se nos habrá ocurrido a nosotros una idea tan elemental ?'. Su original forma, basada en un repetición casi de mantra, recoge más de mil evocaciones que empiezan con las palabras Me acuerdo. Se trata de frases, en su mayoría breves, que activan un resorte en la mente al rescatar imágenes con las que han crecido varias generaciones de todo el mundo. Una entrañable mirada a lo más íntimo de la vida de Brainard y un retrato de la cultura y del imaginario popular del Estados Unidos de los cuarenta y los cincuenta.<

Después de 'los Brujos Hablan', el autor concibe esta obra para aquellos cuya inquietud espiritual los mueva a buscar más allá.'El Hombre Estelar' es el hombre evolucionado que ha sabido encontrarse a sí mismo y lograr el pleno uso de su poder mental bajo la dirección de la Conciencia Superior. A través del dominio de su mente, de sus emociones y de sus pasiones, la persona alcanza la meta más alta a la que puede aspirar el ser humano, aquella que da un verdadero sentido a la vida, y que le lleva a trascender la condición común de la humanidad, experimentando así un salto en la escala evolutiva. Este es el objetivo último de la existencia, obedecer al mandato cósmico que conduce a la unión espiritual con El Creador.'El Hombre Estelar' es el hombre evolucionado un ser que vive serenamente, a plenitud, porque ha encontrado esa segunda oportunidad que no siempre se nos presenta y que, cuando aparece, la mayoría no la reconoce, dejándola pasar.<

«Los Brujos Hablan» es una obra esencialmente práctica, que muestra al individuo la verdadera entrada al camino de la sabiduría. Una estrofa bíblica de alto contenido esotérico dice: «Entrad por la puerta estrecha porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella». «Muchos serán los llamados y pocos los elegidos». El estudiante de esoterismo perdido en el laberinto de múltiples corrientes de pensamiento, puede encontrar en este libro el hilo de Ariadna que lo lleve hacia la meta deseada.Madame Blavatsky, en su libro «Ocultismo Práctico», anota la enorme diferencia existente entre las ciencias ocultas, el ocultismo teórico o teosofía y el ocultismo práctico. Dice en algunas de sus partes: «… es muy fácil ser teósofo…» «… pero muy distinto es entrar en el sendero en que al hombre le es posible hacer cuanto bien desea sin siquiera a veces levantar en apariencia un dedo de la mano…» «… el ocultismo difiere de la magia y demás ciencias ocultas como el esplendente sol difiere de un candil…».«Los Brujos Hablan» alumbra ese camino tan desconocido, tergiversado y mistificado que es el ocultismo, única senda que permite al individuo desposarse con Isis, señora de los misterios de la naturaleza.John Baines, director del Instituto Filosófico Hermético, concibió esta obra para que el neófito vislumbre el camino de la verdad y del conocimiento de los arcanos de la naturaleza y comprenda (si es que tiene ojos para ver y oídos para escuchar) el verdadero y elevado sitial que ocupa el ocultismo como una ciencia divina legada al hombre en una época remota por visitantes extraterrestres extraordinariamente evolucionados. Esta ciencia fundamental constituye la base y requisito previo para un perfecto conocimiento de lo real por parte del hombre.Esperamos que este trabajo sea una luz que contribuya a disipar las tinieblas del materialismo, la desorientación y la duda.<

La narración nos sitúa en una pequeña ciudad poblada por unos once mil habitantes en el sur de Mississippi cuando «A las tres y diez minutos de madrugada» el estúpido engreído policía Sam Wood descubre el cadáver de un industrial, para a renglón seguido en su rutinaria ronda nocturna por la ciudad, cumpliendo sus propias y convencionales obligaciones, arresta a un hombre negro que se encuentra dormitando en la sala de espera de la estación, en quien se ceba la estrechez mental del agente al asociarlo rápidamente como el presunto asesino del cadáver hallado. Pero los hechos no resultarán fáciles para tan mentecato y vanidoso policía.Tras el interrogatorio por el jefe de la policía local, Bill Gillespie, resulta que el detenido es nada menos que un inspector de la policía de Filadelfia llamado Virgil Tibbs. Quien ante las múltiples estupideces y humillaciones a las que se ve sometido, decide por su cuenta y riesgo tomar cartas en el asunto del siniestro con que pretenden acusarlo, para ello cuenta con la colaboración del jefe de policía al denotarse actitudes racistas en la intriga.La novela fue llevada al Séptimo Arte en 1967 contando con los actores Sidney Poitier y Rod Steiger como principales protagonistas.<

Es el número 2 de la serie Virgil Tibbs El encargado de un campo nudista se extrañó cuando, temprano por la mañana, vio a un hombre flotando en la piscina. No le extrañó la hora ni la desnudez del madrugador, sino que se mantuviera largo rato boca abajo, inmóvil. Lo sacó del agua y le hizo el boca a boca, pero fue inútil: se trataba de un cadáver y no demasiado reciente. Nadie le conocía en el campo y no poseía ningún signo visible de identificación.<

Alexander Clave es un viejo actor de teatro que recuerda su fugaz e intenso primer amor. Un rodaje cinematográfico le llevará a intimar con una joven y popular actriz cuya vida se ha asomado al abismo y al inesperado hallazgo de respuestas acerca del destino final de las mujeres que marcaron a fuego su vida.<

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