Antología Palatina I
Entre los autores españoles, la huella de la «Antología Palatina» se deja sentir, entre otros, en Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León, Lope de Vega y Quevedo. Desde época helenística y durante toda la Antigüedad, el epigrama fue muy cultivado como género poético refinado y erudito. Pronto se hicieron antologías y recopilaciones de los poetas que lo utilizaron. Dos de las más importantes, la «Guirnalda» compilada por Meleagro en los primeros años del siglo I a. C. y la «Guirnalda» de Filipo de Tesalónica, compilada hacia el 40 d. C., junto con otros textos y a través de diversas colecciones, han llegado hasta nosotros gracias a la «Antología Palatina», obra de un compilador anónimo del siglo X y así llamada por el manuscrito que la contiene, encontrado en Heidelberg, capital del Palatinado. La «Guirnalda» de Meleagro, junto con otros epigramas helenísticos, forma el primer volumen de la «Antología Palatina» en esta colección. En conjunto advertimos la enorme riqueza de esta modalidad: poemas de amor, de nostalgias, sepulcrales o eruditos, de maldición o de lamento; hay epitafios, dedicatorias, loas a poetas y a artistas, a la naturaleza… Poesía de una gran fuerza literaria, el epigrama ejerció una gran influencia en toda la literatura posterior.