Guerra postal
AL principio me alegro, por supuesto, al ver el enorme paquete postal que el señor Schnabel me entrega el domingo por la mañana. En la etiqueta he visto enseguida que es de Procter & Gamble. ¡Annabelle! Tal vez se ha calmado y pronto podemos volver a llamarnos. Ilusionado, abro el paquete en la cocina. Es un paquete de diez rollos de Charmin Sensible. Papel de váter. Cuando lo saco del embalaje, cae al suelo una nota escrita a mano.
«Para el culo, igual que el tiempo malgastado contigo. Annabelle.»
Me quedo mirando la nota, consternado. ¿Y si es una broma? Hurgo en todo el paquete por si encuentro otra nota. Remuevo todos los cartones y miro incluso entre los rollos de papel. No es una broma.
Doblo los cartones en silencio para que encajen en el container del papel y construyo una pequeña torre de papel higiénico en el baño. ¿Cómo puede haberle afectado tanto todo esto? Es decir, no era una cita. Estaba ahí de visita a sus compañeras de piso y no por mí...
Cuando, después de desayunar, voy a pie al WebWorld, tengo el ánimo decaído. ¿Qué se creía esa tía de la centralita? Fui supereducado con ella durante semanas, intenté durante horas contactar con ella a través de su mierda de línea, la hice reír y la escuché. ¿Luego se me olvida una sola cita y me envía una ofensa en toda regla?
Me siento en un banco, saco el móvil de la chaqueta y marco el número del servicio al consumidor de Procter & Gamble. Es domingo, Annabelle no estará. Mejor. Al fin y al cabo hay doscientas asesoras al consumidor más.
—Servicio de atención al consumidor de Procter & Gamble, me llamo Irina Minio, ¿en qué puedo ayudarle?
—Sí, hola. Al habla Peters. He comprado otra vez esas turbocuchillas Gillette Mach 3 y... bueno... ahora he parado... no me afeito más rápido que con las cuchillas normales.
Pienso que es una broma, pero en vez de risas se oye un silencio.
—¿Sigue ahí?
—¿Es una reclamación en serio?
—Por supuesto que no. —Me río—. Pensaba que podíamos charlar un rato.
—Hasta luego.
Cuelga. ¡Increíble, mierda! ¡Ahora todos dan vueltas ahí arriba en ese país de quesos del tamaño de una toalla!
Marco el botón de rellamada.
—Servicio de atención al consumidor de Procter & Gamble, me llamo Walid Amin Fayed, ¿en qué puedo ayudarle?
—¡Podría decirme qué significa «bicharra», maldita sea!
Cuelga.
—Servicio de atención al consumidor de Procter & Gamble, me llamo Carmen Oh, ¿en qué puedo ayudarle?
—Mi Head & Shoulders huele a vómito de sapo y vivo en la calle Sülzburgstrasse, ¿la conoce?
—¡La calle no, pero a usted sí!
—¡Oh!
0-3 contra Holanda. Esta vez cuelgo yo. Me quedo sentado en el banco un rato, hasta que recorro el resto del camino hacia el WebWorld.