3, 2, 1... ¡cero!

CON un considerable dolor de cabeza, pero un gran dinamismo, abro la puerta del café internet de Shahin. Está clavado, como siempre, detrás del mostrador, hojeando con apatía un libro en el que se ve un pez.

—¿Qué, viejo Adair de las cachimbas? —‌Sonrío—. ¿Aún no eres millonario?

—¡Simon!

Shahin se levanta de un salto y me abraza como si fuera un hijo al que hubiera dado por muerto.

—¡Simon! Me alegro de verte.

—Muy bien, ¿qué ha pasado?

Consigo librarme del abrazo con cierto tacto.

—Ah... nada. ¡Se ha acabado!

Me da un té en un minúsculo vaso de cristal y nos sentamos en una mugrienta mesa de plástico entre el ordenador 3 y el 5. Nunca había visto a Shahin tan abatido.

—Me quedé hecho polvo después del seminario. Al principio estaba muy motivado, pero no sé por qué por la tarde ya no lo estaba. Me sentía como una gallina.

—A mí me pasó lo mismo. —‌Me echo a reír y le doy un trago al té—. ¡Pero ayer tuve la idea!

A Shahin se le ilumina el rostro.

—Genial. Vamos a medias, ¿de acuerdo?

Me quedo atónito.

—¡Pero si ni siquiera has oído la idea!

—Es verdad. ¿Azúcar?

—No, gracias.

—¿Sabes, Simon? Tengo que hacer algo, después de ese seminario. No puedo seguir aquí sentado, sin más, fumando con mi pipa. ¿Y cuál es tu idea?

—Muy fácil, Shahin. ¡Vamos a presentar quejas!

—No te entiendo.

—¡Seremos como un eBay de los enervados!

—Sigo sin entenderlo. ¿Galletas?

—¡No!

—Las galletas están muy buenas. Tienen naranja dentro.

—Da igual. Escucha: ayer estuve en una inauguración, a esas cosas solo va gente de pasta. No te imaginas el potencial que hay ahí. Les gustaría quejarse sobre todo lo que puedas imaginar, pero no pueden.

—¿Por ejemplo?

—Por lo visto la cantina del canal privado de televisión más importante es tan mala que los empleados pagarían dinero por cambiar el cocinero. Y luego también había dos hijas de industrial a las que les daba miedo pedirle a su vecino que no deje que su dogo se cague delante de su puerta.

—¿Por qué? No tienen más que ir y...

—¡Justo eso es lo que no pueden hacer! Porque el vecino es el presidente de Renania del Norte-Westfalia. ¿Lo entiendes ahora? No es conveniente. Pero aun así, claro, la caca del dogo les molesta.

—De acuerdo, ya lo entiendo, pero ¿con qué exactamente ganas dinero en eso?

—Con lo que las águilas no pueden hacer a pesar de su dinero. Las águilas quieren seguir pareciendo guais y no tener nada que ver con asuntos negativos. Siempre con sonrisas falsas y elogios de los peinados, pero nada de estrés con otras águilas.

—Está muy claro, pero ¿con qué ganas dinero?

—¿No acabas de preguntármelo?

—Sí, pero aún no me has contestado.

—De acuerdo. He pensado lo siguiente: hacemos una página web donde las águilas puedan exponer sus problemas de forma anónima y ofrecer una cantidad si se los solucionan.

—Simon, eso ya existe.

—¿De verdad? ¿Y quién lo hace?

—La policía.

—Chorradas.

—¡No! Es verdad. En verano alguien me puso una denuncia anónima porque tenía una mesa en medio de la acera. Enseguida vino el departamento de orden público y la policía y tuve que volver a colocarla dentro y pagar una multa.

—Pero yo me refiero a asuntos que no hay que solucionarlos en público.

—Ah.

—Ahora no me digas que ya existe.

—Claro, ¡la mafia!

—¡Shahin! ¡No voy a matar a nadie! Créeme, cree en el Adair de las quejas: entre el departamento de orden público y la mafia siempre queda un cierto vacío para nosotros. Bueno, ¿qué te parece? ¿Te apuntas? ¿Puedes hacerme la página y registrar el dominio?

—¿Vamos a medias?

—¡Ni hablar!

—¡Entonces por lo menos el veinticinco por ciento!

—¡El diez por ciento!

—¡Es demasiado poco!

—Y un veinticinco es demasiado. ¡Yo he tenido la idea, Shahin!

—Muy bien, el veinte por ciento.

—¡Hecho!

Sellamos las relaciones contractuales con un apretón de manos y otro vasito de té. Como al lado tenemos a una estudiante italiana que está teniendo una videoconferencia a voz en grito con su madre, que está en Turín, volvemos al mostrador. Le explico a Shahin que la página podría llamarse www.whatsyourproblem.de y tener el eslogan «3, 2, 1... cero. El solucionador de problemas on line más discreto de Alemania».

Sin embargo, me doy de bruces con la vena creativa de Shahin.

—¡De acuerdo! Pero podríamos poner algo de la mafia en el título...

—Shahin, ¡es mi idea!

—Algo como: www.elpadrinodelosproblemas.de. «1, 2, 3... siempre de lleno en la cara.» La primera mafia on line de Alemania. Y el servidor lo tendremos en Teherán. Mi cuñado tiene una cafetería allí con un cuarto trasero climatizado.

—Hablemos de la página en sí.

—¡No! Yo soy el Adair de las webs, tú el de las quejas.

—Sí, pero yo soy el Adair jefe.

Shahin cruza los brazos en señal de protesta y mira al suelo, enfurruñado. Tras unos cuantos «grrr» y «bah» vuelve en sí, carraspea y pregunta:

—Muy bien: ¿cómo empezamos con todo esto?

—Bueno, primero necesitaría un sobre grande marrón.

—Yo tengo, ahí detrás. ¿Qué quieres hacer con él?

—Misión dogo gubernamental. Pero para eso necesitaría un ordenador.

—¡Claro! El tuyo, el siete, está libre. Pero ya no es horario de Happy Hour.

Levanto el dedo anular hacia Shahin y empiezo.

Me cuesta encontrar la finca de las gemelas Ratiopharm, parece casi invisible entre el antiguo consulado sueco y un suntuoso edificio de fin de siglo. Y, realmente, justo delante de la puerta de entrada de hierro colado, se encuentran los resultados en forma de gusano del metabolismo del dogo de Renania del Norte-Westfalia. Los recojo con un pañuelo de papel, los meto en el sobre y adjunto la nota escrita a ordenador.

Estimado presidente,

Durante su paseo diario por Marienburg, a su mascota se le ha escapado esto en repetidas ocasiones. Como supongo que ahora lo tendrá en las manos, nos hemos permitido hacerle llegar con discreción el hallazgo. Como es un caso especial, prescindiremos de la recompensa,

le saluda atentamente,

B. Adair

whatsyourproblem.de,

El solucionador de problemas on line más discreto de Alemania

Tengo que decir que casi siento cierto orgullo cuando dejo el sobre, pesado y apestoso, en el buzón del padre de la patria. Otros también han hecho dinero con mierda.