Steve Harrison recibió un telegrama de Joan Wiltshaw, que le rogaba acudiera en su ayuda, en la localidad de Lost Knob. En una ocasión, la muchacha le había ayudado a resolver un caso de asesinato en las montañas, y él le había prometido ayudarla en cualquier momento en que la joven lo necesitara. Acudió allí al momento, y se encontró con que el marido de la muchacha, Brax Wiltshaw, estaba entre rejas, incapaz de defenderse, acusado del asesinato de John Richardson. Los Richardson eran una familia de comerciantes muy conocida en Lost Knob, que consistía en cuatro hermanos y una hermana solterona: John, William, Saúl, Esau e Isabel. Sus posesiones consistían en una tienda-almacén, una vieja casona, y una granja baldía, a varios kilómetros de la ciudad. John se había dedicado a trabajar en la granja, mientras que William, Saúl e Isabel habían vivido en la casa de la ciudad, ocupándose de la tienda.

John había sido encontrado apuñalado en el exterior de su cabaña de campo, y un cuchillo con las huellas dactilares de Wiltshaw en su empuñadura había sido encontrado tirado entre un montón de hojas al que conducía un reguero de sangre. Aquello había convencido a la gente de que Wiltshaw había intentado esconder el cuchillo. Había sido arrestado en la orilla del río, donde juró que estaba buscando a una res extraviada. El sheriff era de la opinión de que estaba intentando escapar. Wiltshaw admitió que el cuchillo era suyo, afirmó que lo guardaba en la cabaña donde guardaba las pieles; lo empleaba para dejarlas limpias de carne y, según aseguraba, cualquier podía habérselo robado.

Pero había existido una vieja enemistad entre los Wiltshaw y los Richardson, de lo cuales, los presentes, eran los últimos de ambos linajes. Otra familia, los Barwell, se había visto mezclada en las disputas hasta que, presionada no sólo por los Richardson sino también por los Wiltshaw, la última representante del linaje, una mujer sombría y delgada, se había marchado de allí, con su hijo pequeño Joe, hacía ya treinta y cinco años, jurando venganza contra ambos clanes.

Harrison escuchó la historia de Joan Wiltshaw; habló con los hermanos Richardson, que eran taciturnos y hostiles, y se entrevistó con el doctor Dick Ellis, un sujeto amistoso y de un suave cinismo. Este último confió a Harrison que todos los hermanos tenían envidia de Esau, el mayor, un hombre alto y sanguíneo, de gran fortaleza física, debido a que, como había sido el favorito de su padre, había heredado la mayor parte de la fortuna familiar. Dijo que Esau era un neurótico, y que, aunque era fuerte como un toro, creía sufrir una infinidad de enfermedades, y que gastaba una fortuna ya sólo en tratamientos médicos que, en realidad, no necesitaba.

Atardecía cuando Harrison salió de casa del doctor Ellis y se dirigió a la cárcel para hablar con Brax Wiltshaw. Encontró al carcelero con la cabeza abierta, y descubrió que el prisionero había desaparecido. Aparentemente, a juzgar por la posición del cuerpo, el carcelero se acercó demasiado a la celda cuando traía la comida para Wiltshaw, y el prisionero le había arrebatado el revólver de su cartuchera, sacando la mano por entre los barrotes, y había golpeado al hombre en la cabeza, empleando la culata del arma. Luego le había acercado a la celda, le había quitado las llaves, y se había escapado.

Esa noche, Saúl e Isabel fueron asesinados, y tuvo lugar un atentado contra la vida de Joan Wiltshaw. Creyendo que su marido estaba llamando a la puerta, fue a abrir, y fue atacada por un hombre enmascarado, que no logró matarla tan sólo porque Harrison llegó en ese momento, haciéndole huir, aunque no lograra capturarle.

Harrison contó a Joan que algún otro había matado a John Richardson, y que alguien había matado de un golpe al carcelero, y liberado o capturado a Wiltshaw, para que la gente creyera que había sido el propio Wiltshaw quien lo hiciera todo. Harrison creía que alguien había sacado de la cárcel a Brax, para poder endosarle todos los asesinatos. Sospechaba de uno de los hermanos, pero no conseguía entender el motivo.

Eventualmente, terminará descubriendo que el doctor Ellis es, en realidad, Joe Barwell, que había regresado a Lost Knob, viviendo allí durante diez años, con el fin de consumar su venganza, arreglándoselas, además, para convencer a Esau de que había petróleo en la granja; Esau quería todo el dinero para sí, motivo por el cual había decidido librarse de sus hermanos, convirtiéndose sin saberlo en el ejecutor de la venganza de los Barwell.

Robert E. Howard Finales de 1933