CICLOS KONDRATIEV, GIRO POLÍTICO Y MUNDIALIZACIÓN DEL CAPITAL

LA mundialización del modo de producción capitalista del último cuarto de siglo ha sido un resultado inesperado partí los marxistas y otras variantes del pensamiento crítico y heterodoxo. Es que en las décadas de 1970 y 1980 la visión predominante en la izquierda era que el capitalismo había entrado en una larga fase depresiva, que desembocaría en una crisis de características similares a la Gran Depresión. A esta idea contribuyó la actualización que hizo Ernest Mandel de las ondas largas Kondratiev. Kondratiev fue un economista ruso que planteó, en la década de 1920, que la evolución del capitalismo está marcada por grandes ciclos de unos 50 años, que se habrían repetido con regularidad desde comienzos del siglo 19. En El capitalismo tardío, Mandel reformuló la teoría de Kondratiev en términos de alzas y bajas de largo plazo de la tasa de ganancia y planteó que a fines de la década de 1960 había (armiñado una fase larga de ascenso del ciclo, de unos 25 años y comenzaba la fase depresiva, que duraría aproximadamente otros 25 años. Esta tesis tuvo rápidamente gran aceptación en la izquierda. Autores tan diferentes como Arrighi, Amin, Wallerstein, Rosier, Dockés, Shaikh y Gunder Frank la adoptaron y defendieron. Incluso en la actualidad la visión de Chesnais sobre que la mundialización en lo esencial mundialización del capital financiero y especulativo, tiene como punto de referencia último la idea da un capitalismo inmerso en una onda larga depresión. Sin embargo en el capítulo anterior hemos planteado que la globalización consiste en la mundialización del modo de producción capitalista y que fue acompañada por un crecimiento del comercio mundial; un desarrollo que no encaja en las ondas largas. Por lo tanto se impone revisar en qué medida se ha verificado la tesis de Kondratiev (y Mandel) en las últimas tres décadas. Con este fin presentamos la posición de Mandel sobre los ciclos largos y la contrastamos con lo sucedido desde 1970. En segundo término, sacamos algunas conclusiones con respecto a la dinámica del capitalismo y por último explicamos las condiciones políticas que posibilitaron la mundialización del capital.

La tesis de Mandel sobre los ciclos Kondratiev

Mandel explicó los movimientos de largo plazo del sistema capitalista en base a la evolución de la tasa de ganancia. Sostuvo que la fase de ascenso del ciclo Kondratiev, o fase A Kondratiev, se iniciaba cuando una elevación importante de la tasa de ganancia permitía expandir la inversión de largo aliento, que implica renovaciones fundamentales de la tecnología productiva y del capital fijo. En la medida en que la inversión aumentaba y crecía la acumulación del capital, comenzaba a operar La tendencia de largo plazo al debilitamiento de la tasa de ganancia -por el aumento de la inversión de capital por obrero- que había explicado Marx. La expansión tocaba a su fin cuando la caída de la tasa de ganancia provocaba una caída de la inversión. Se abría entonces la fase B Kondratiev, caracterizada por crisis económicas profundas, aumento de la desocupación, destrucción de fuerzas productivas, tendencia a las guerras y las revoluciones. El capitalismo sólo podía salir de estas crisis si lograba recomponer la tasa de ganancia, esto es, si se producían grandes desvalorizaciones del capital, elevación de la tasa de explotación y en general una reestructuración del capital. Esto implicaba que el capitalismo debía ser políticamente capaz de derrotar a los trabajadores y/o descargar el peso de la crisis sobre los pueblos coloniales y oprimidos. Así, el capitalismo había sobrevivido a la fase depresiva ¡niciada en 1873 merced a la conquista colonial de nuevos territorios; y había salido de la fase depresiva iniciada en 1914 porque la clase obrera de ¡os países centrales había sido derrotada -fascismo, nazismo, derrota de fuerzas revolucionarias en España- lo que había permitido operar una reestructuración en profundidad del capitalismo y la recomposición de la tasa de ganancia. Mandel también estaba convencido de que la dinámica de largo plazo era de achicamiento geográfico del capitalismo, aun cuando el sistema experimentara fases expansivas coyunturales. Sostenía que en el siglo 20 una vasta zona había sido "sustraída del mercado mundial capitalista por la victoria de la revolución en Rusia" y que a partir de entonces había existido una “tendencia secular" hacia una "mayor contracción geográfica de la acumulación del capital"339. Afirmaba también que las crisis serían cada vez más profundas y que las recuperaciones costarían cada vez más en términos de vidas humanas, guerras y calamidades. Por eso, si la recuperación del capitalismo de la fase depresiva abierta con la Primera Guerra mundial había costado decenas de millones de muertos (las dos guerras mundiales) y la Gran Depresión, la recuperación del capitalismo de la fase contractiva iniciada en los setenta costaría aún más en términos de vidas humanas. Las tesis sobre la dependencia y el bloqueo del desarrollo de las periferias, potenciaban esta visión. En su trabajo posterior Las ondas largas sostuvo que la crisis sólo podría dar lugar a una recuperación a costa de una guerra mundial con "cientos de millones de muertos", regímenes nazis generalizados -que practicarían "lobotomías a gran escala"- y catástrofes similares340. Si bien en dos capítulos agregados en 1994 (no traducidos al castellano) Mandel matizó estos pronósticos aclarando que no excluía "en principio" la posibilidad de una salida "suave" de la larga depresión, consideró esta probabilidad "no realista". En su opinión, la "larga depresión" continuaba a mediados de la década de 1990 y concluía que "no habrá salida suave de la larga depresión"341.

El crecimiento de la economía capitalista en los últimos 25 años

A diferencia de Kondratiev, quien se había basado en los ciclos de precios para detectar los ciclos, Mandel tomó en consideración la producción industrial y el volumen del comercio mundial. Aunque al momento de escribir El capitalismo tardío sólo contaba con los datos de los primeros años de la supuesta fase B Kondratiev, consideró que el descenso de las tasas de crecimiento demostraba inequívocamente la tendencia hacia la depresión:

Cuadro 1. Crecimiento de la producción industrial de los principales países capitalistas, en porcentajes
1947-1966 1966-1975
Estados Unidos 5,0* 1,9
Los seis miembros CEE 8,9 4,6
Japón 9,6 7,9
Gran Bretaña 2,9 2.0

(*) Datos para 1940-66.

Si bien las cifras para Gran Bretaña y Japón no son definitorias, las de los seis países miembros originales de la CEE y en especial las de Estados Unidos parecían dar un fuerte aval a la tesis de las ondas largas. El que se hubiera producido en 1974-1975 la primera recesión sincronizada también respaldaba el planteo. De todas maneras en su libro Mandel no aducía más pruebas empíricas; y no presentó datos sobre la evolución del comercio mundial que, según su tesis, debía comenzar a contraerse. Los hechos inmediatamente posteriores parecieron dar, de todas maneras, la razón a la tesis del ciclo largo. La recuperación de la crisis fue débil y vacilante en los países desarrollados, sin disminución del desempleo y sin que la inversión retomara la vitalidad de la fase anterior, a pesar de las inyecciones de crédito que realizaron los gobiernos. Entre 1973 y 1981 la tasa media de crecimiento de Estados Unidos pasó al 2,3% anual, la de Alemania Federal al 2%, Gran Bretaña al 0,5% y Japón al 3,6%. Por otra parte la nueva recesión de 1979-1982 alimentó aún más la idea de que se había entrado en una fase larga depresiva. Muchos autores, marxistas o de izquierda, pronosticaron la Inminente caída del sistema capitalista. Sin embargo, ya a fines de los ochenta o comienzos de los noventa habría que haber admitido que la caída era cualitativamente menor a la que se había producido durante la Gran Depresión. Es que si se toma el período 1921-1938 para Estados Unidos y se lo compara con el de 1970-1982, se advierte que mientras en el primero la declinación promedio del PNB durante las recesiones fue del 16,4%, en el segundo fue del 3,5%. Este último es claramente mayor que la caída promedio del período 1949-1970342, pero también cualitativamente distinto a la profundidad de las caídas ocurridas en el período de entreguerras343. Sin embargo, en la izquierda se siguió hablando en general de la "crisis capitalista" y pronosticando en muchos casos el derrumbe y la depresión inminentes.

Pero la depresión no sobrevino; en los diez años que siguieron a 1982 las economías desarrolladas crecieron a una tasa anual promedio del 3,1%. Cuando ocurrió el crack de Wall Street de 1987 se volvió a anunciar la Inminencia del derrumbe; pero la caída de la producción no se produjo ese año, sino hacia comienzos de la década siguiente y fue más una recesión que una crisis abierta. Esto no fue obstáculo para que desde la izquierda se siguiera augurando la depresión. Así por ejemplo, en 1992 Mosley escribía que en el mejor de los casos el escenario más probable de Estados Unidos en la década de 1990 sería la continuación del estancamiento de las dos décadas anteriores y que una serle de factores -endeudamiento en primer lugar- aumentaba significativamente "la probabilidad de otra gran depresión como en los años treinta"344. Chesnais también preveía un escenario similar que ocurriría hacia mediados de la década. Pero los hechos volvieron a desmentir los pronósticos. Si bien Japón entró en una fase larga de estancamiento, el conjunto de los países adelantados creció a una tasa promedio anual del 2,8% entre 1982 y 2000, como se aprecia en el siguiente cuadro:

Cuadro 2: Tasas de variación del producto bruto
1982-1991 1992-2000
Economías adelantadas 3,1 2,8
Estados Unidos 2,9 3,8
Japón 4,1 1,1
Unión Europea 2,6 2,1

Fuente: FMI (2000) complementado con datos FMI (2001)

En particular se comprueba que la economía de Estados Unidos no confirmó la tesis de la onda depresiva, ya que desde 1991 hasta 2001 experimentó el crecimiento más prolongado de la posguerra, con un fuerte aumento de la productividad en la segunda parte del decenio. Contra un crecimiento promedio anual de la productividad del 1,53% entre 1990 y 1995, hubo un aumento del 2,9% anual entre 1995 y 2000345; la producción industrial por su parte creció un 46% entre 1991 y 2000. Obsérvese además que las tasas de crecimiento del PBI durante las décadas de 1980 y 1990 no fueron cualitativamente distintas a la tasa de crecimiento anual promedio entre 1950 y 1973, que fue del 3,7%; de hecho, la tasa en la década de 1990 es igual. Tratándose de la economía capitalista más importante del planeta -representa aproximadamente el 21% del PBI mundial-, no, es algo que pueda pasarse por alto fácilmente a la hora de Verificar la tesis de las ondas largas. A partir de fines de 2000 Estados Unidos, y los países adelantados, entraron en una recesión que, nuevamente, estuvo lejos de los niveles de crisis propios de una "gran depresión"; de hecho, en 2002 la economía estadounidense se recuperaba, y en 2003 apuntaba a hacerlo la japonesa, luego de una década de estancamiento. El siguiente cuadro muestra la evolución de los últimos años para los países adelantados:

Cuadro 3 Tasas de crecimiento del PBI 2000-2003
2000 2001 2002 2003
Economías desarrolladas 3,9 0,9 1,7 2,1
Estados Unidos 4,1 0,3 2,2 3,1
Zona del euro 3,4 1,4 0,9 0,4
Japón 2,2 0,4 −0,3 2,7

Fuente: FMI (2004)

Pero más significativas son las tasas de crecimiento de la economía capitalista mundial. Según el FMI, en los 10 años que van de 1982 a 1991 la economía mundial creció a una tasa promedio del 3,3% anual; de 1992 a 2000 -incluido este último año- lo hizo a una tasa del 3,4%. En 2001 creció 2,4%; en 2002 3% y en 2003 3,9%; se estima un crecimiento en 2004 del 4,6%346. Además, ha sido llamativo el crecimiento a largo plazo de los países asiáticos de la cuenca del Pacífico347:

Cuadro 4 Tasas anuales promedio de crecimiento del PBI de los países asiáticos del Pacífico
1970-79 1980-89 1990-96
Hong Kong 9,2 7,5 5/0
Singapur 9,4 7,2 8,3
Taiwán 10,2 8/1 6,3
Corea del Sur 9,3 8,0 7,7
Malasia 8,0 5/7 8,8
Tailandia 7/3 7/2 8,6
Indonesia 7,8 5,7 7,2
China 7/5 9/3 10,1
Filipinas 6,1 1,8 2,8

Puente: The Economist 1/04/97

Luego de la crisis asiática de 1997-1998 las tasas de crecimiento del Asia del Pacífico continuaron siendo importantes; a lo que debe sumarse el crecimiento de India. De conjunto, parece muy difícil de encajar estas cifras en la teoría Kondratiev.

Crecimiento del mercado mundial

Por otra parte, tampoco se ha verificado la contracción del mercado mundial. Para tener una perspectiva de largo plazo, digamos que, según la OMC, durante los últimos 50 años las exportaciones de mercancías crecieron a una tasa anual promedio del 6%, de manera que en 1997 el comercio mundial era 14 veces superior al de 1950. Sin embargo, este dato de largo plazo puede ocultar la importancia de los cambios que se han producido en los dos últimos decenios. Es que desde el fin de la Segunda Guerra mundial existieron dos períodos en los que el comercio mundial creció a una tasa mayor que la producción mundial: el primero entre 1961 y 1974, y el segundo entre 1985 y 2000348. El crecimiento entre 1961 y 1974 se debió en gran medida a la liberalización del comercio intra Europa Occidental, que representó aproximadamente las dos terceras partes del total del crecimiento mundial. Luego, en la década que sigue a la crisis de 1974, el crecimiento del producto y del comercio mundial tuvo un comportamiento errático. Pero a partir de 1985 el comercio mundial vuelve a crecer a una tasa mucho mayor que el producto mundial, con picos de diferencia de 7 puntos porcentuales en 1994, 1997 y 2000. En 2001 el comercio mundial se estancó, 0,1% de crecimiento; pero creció 3,1% en 2002 y 4,5% en 2003349. Además esta expansión tuvo una dimensión planetaria que no había conocido el período posterior al fin de la Segunda Guerra. Así, entre 1990 y 2000 las exportaciones de los países atrasados crecieron a una tasa anual superior al 9% y las Importaciones lo hicieron a una tasa superior al 8%; las cifras respectivas para los países adelantados fueron inferiores al 6%. Como resultado, la participación de los países dependientes en el comercio internacional subió de aproximadamente el 23%, en 1990, al 30% en 2000. Los países vincularon más profundamente sus economías.

Ni "boom" económico ni depresión

Es claro que las cifras que hemos presentado están lejos de las del "boom" de la segunda posguerra -entre 1950 y 1973 la economía mundial creció a una tasa del 7,1% anual- pero también están bastante alejadas de tasas de crecimiento cero o negativo, que caracterizarían a una gran depresión. Por el contrario, tienden a ubicarse dentro de las medias anuales de crecimiento de períodos que fueron considerados de acumulación “normal” del capitalismo. Por ejemplo, entre 1890 y 1913 -período que los partidarios de la teoría de los ciclos largos ubican como una fase de ascenso del Kondratiev- la tasa anual promedio de crecimiento del PBI de Estados Unidos fue de 3,9%; la de Alemania 3,2%; y la de Japón 2,7%. No son cifras muy distintas de la tasa promedio de crecimiento de la economía mundial de las últimas dos décadas, y claramente inferiores a las tasas de crecimiento de los países asiáticos de la cuenca del Pacífico. En términos comparativos, el crecimiento de la economía mundial en el último cuarto de siglo está incluso un poco por encima de la media ponderada de crecimiento anual de los países capitalistas avanzados durante los 68 años que van desde 1848 a 1914, que fue del 2,8%. A la luz de estos datos por lo tanto nos parece necesario superar la visión dicotómica de, o bien crecimiento a las tasas "doradas" del 5 o 6% anual, o bien depresión. Una visión rígida que se advierte en muchos análisis de heterodoxos y críticos que toman como punto de referencia las tasas excepcionalmente altas de crecimiento económico de las décadas de 1950 y 1960 para "demostrar" que desde hace '25 años el capitalismo está en crisis, o por lo menos en una fase larga depresiva. Un ejemplo de esta metodología lo proporciona Robert Brenner, quien a partir del hecho cierto que desde 1973 las economías de los países del G-7 no recuperaron los niveles de crecimiento, inversión y ganancias de las décadas previas, saca como conclusión que estamos en presencia de un largo "giro hacia la baja" (long downturn), o sea, en una espiral descendente350. Pero en el último cuarto de siglo no hubo tal espiral descendente, sino un descenso del ritmo de crecimiento. O sea, una "velocidad crucero" distinta a la del boom de post-guerra. Como en otros períodos de la historia del capitalismo, los últimos 25 años no fueron ni de crecimiento "espectacular", ni de hundimiento de la economía. Sí existió un desarrollo desigual: crecimiento a tasas débiles en zonas del mundo desarrollado, como Europa. Depresión en América Latina y África en la década de 1980. Larga recesión en Japón en la década de 1990 y hasta entrado el nuevo siglo. Crecimiento promedio "aceptable" en Estados Unidos desde 1982. Y crecimiento muy fuerte en Asia del Pacífico a lo largo de tres décadas, más un aumento importante del crecimiento de India en la década de 1990. El modo de producción capitalista se expandió, pero en un proceso muy contradictorio. Hubo crisis significativas en los países avanzados, en 1974-1975; 1979-1982; 1990-1991 y 2001-2002, pero estuvieron lejos de precipitar una catástrofe similar a la Gran Depresión. Además, y a diferencia de la crisis del treinta, la crisis de acumulación de la década de 1970 se resuelve en el sentido de la expansión y reorganización geográfica del capital, lo que va a permitir una lenta recomposición de la tasa de ganancia y de la inversión. En los noventa hubo una serie de crisis violentas -países nórdicos al comienzo de la década, México en 1994-1995; Asia del Pacífico en 1997-1998; Rusia en 1998; Argentina en 1998-2002-, pero todas ellas fueron circunscriptas. Ninguna desencadenó la tan anunciada debacle mundial. Por supuesto, afirmar que los ciclos Kondratiev no se han verificado no implica negar futuras crisis o depresiones mundiales. Lo que cuestionamos es la posibilidad de establecer una periodicidad predeterminada a los ciclos, y menos a nivel mundial; el análisis deberá hacerse en cada coyuntura para estudiar las dinámicas concretas.

En la base de la recuperación, una derrota política

Se trata ahora de preguntarse qué permitió la salida capitalista de la crisis de la década de 1970. En este punto cobra vigencia la tesis de Mandel que sostiene que la recuperación de largo plazo de la tasa de ganancia y de la inversión no depende de factores puramente "económicos", sino de factores políticos que habilitan el escenario para que operen desvalorizaciones del capital, reestructuraciones empresa rías, aumentos de la productividad y des valorización del trabajo, que de conjunto restablecen la tasa de rentabilidad. Así, el grado de resistencia de las fuerzas del trabajo a la reestructuración del capital, o el nivel de enfrentamientos entre fracciones del capital ante los costos de una crisis, inciden en la dinámica económica. Por eso, y en lo que respecta a la crisis de la década de 1970, al elemento clave que posibilitó la recuperación del capital fue la ausencia de alternativas superadoras del sistema por parte del trabajo.

Todavía a mediados de la década todo inducía a pensar en una creciente ofensiva de las fuerzas del trabajo y socialistas. Entre los elementos a tomar en cuenta estaban el Mayo francés del 68, las luchas obreras en Italia del verano de 1969, los movimientos antidictatoriales en Portugal y España, la derrota de Estados Unidos en Vietnam e importantes luchas obreras y populares en países subdesarrollados. Sin embargo, desde mediados de la década de 1970 comienza un giro político y social hacia una estabilización "de derechas" del capitalismo, que se acentuó y consolidó a comienzos de la década siguiente, que las fuerzas del trabajo no pudieron torcer ni detener. En el Cono Sur de América Latina se impusieron dictaduras militares. En Portugal y España la situación política se estabilizó. En cuanto a los países desarrollados, escribía Frank a fines de la década de 1980:

... ha habido en el mundo industrializado un giro político muy marcado hacia la derecha. Este giro es visible en la elección y en las políticas de Ronald Reagan en los Estados Unidos y Margaret Thatcher en Gran Bretaña. Pero también se extendió a los gobiernos de Frazer y Muldoon en Australia y Nueva Zelanda y al pronunciado giro hacia la derecha en las elecciones municipales, parlamentarias y de Gobierno en el Japón. Hasta los partidos laboristas y socialdemócratas han experimentado muy significativos giros hacia la derecha realizando políticas económicas más conservadoras en Alemania, Escandinavia y otros lugares. Fueron el Gobierno laborista de James Callaghan en Gran Bretaña y el presidente demócrata Jimmy Carter en los Estados Unidos quienes abandonaron primero las medidas económicas keynesianas e impusieron las nuevas políticas de austeridad en sus países..., Entre los países industrializados, solamente Francia se movió un poco hacia la izquierda, pero sólo temporalmente con severas limitaciones para la política de Mitterrand351.

La desocupación, el trabajo en negro352, la automatización, el chantaje de la movilidad de las inversiones y la presión de las importaciones jugaron un rol en el debilitamiento del movimiento obrero. Progresivamente los sindicatos perdieron terreno y bajó el número de huelgas y luchas reivindicativas. Los casos de Estados Unidos y Gran Bretaña son ilustrativos. En Estados Unidos el número de huelgas que involucraban a más de mil trabajadores pasó de un pico de 424 en 1974 a 90 en 1982353. Desde fines de la década de 1970 los sindicatos hicieron crecientes concesiones:

Comenzando con las numerosas concesiones salariales y de beneficios que hizo la UAW a Chrysler entre 1979 y 1981, las corporaciones forzaron un retroceso de las conquistas sindicales norteamericanas. Durante la primera mitad de 1982 casi el 60% de los sindicatos aceptaron congelamientos o reducciones salariales, bajo amenaza de cierres de plantas y traslados354.

El retroceso se profundizó a partir de una serie de derrotas sindicales, la más importante de las cuales fue la huelga de cinco meses y medio protagonizada por 22 mil obreros de la USX (ex U.S. Steel). El resultado fueron bajas salariales, fragmentación de las negociaciones colectivas y decadencia del sindicalismo organizado355.

En Gran Bretaña el retroceso de las fuerzas del trabajo también fue marcado; como explica Moran:

Entre 1980 y 1984 las principales organizaciones del movimiento sindical de mano de obra calificada fueron derrotadas: los metalúrgicos en 1980, los ferroviarios en 1982, los gráficos en 1983 y finalmente los mineros en 1984-1985..., El nuevo mercado laboral flexible que se consolidó desde mediados de la década de 1980 benefició tanto a los capitales grandes y multinacionales, como al sector de la pequeña y mediana empresa... Antes que la ampliamente rentable privatización del sector público británico pudiera realizarse, el poder de los sindicatos tenía que ser neutralizado356.

En tanto entre 1979 y 1980 aproximadamente un tercio de los establecimientos manufactureros habían sido afectados por movimientos huelguísticos u otras formas de lucha, en 1989-1990 el porcentaje había bajado al 10%; y entre 1990 y 1994 el número de huelgas en las industrias tradicionales era el 89% menor que en el período previo 1985-1989357.

Procesos similares se encuentran en otros países europeos, incluso en algunos con fuertes tradiciones sindicales, como Francia, donde a partir de 1978 los sindicatos comenzaron a perder fuerza358. También en esos años perdieron terreno movimientos contestatarios de minorías raciales y sexuales, feministas y estudiantiles. En los países dependientes los movimientos que se proclamaban socialistas o nacionalistas revolucionarlos se adaptaron, en supuso en evidencia el fracaso de los "socialismos nacionales"; lo que sería decisivo para el triunfo de la ideología neoliberal y el slogan "no hay otra alternativa" [que el capitalismo mundializado]. En la medida en que las fuerzas del trabajo no podían ofrecer una alternativa superadora al sistema, se imponía la salida capitalista a la crisis de acumulación de la década de 1970 y comienzos de la siguiente. El resultado fue que a fines de la década de 1990 y principios del nuevo siglo las resistencias al capital globalizado provenían fundamentalmente de movimientos integristas y nacionalistas de características más bien reaccionarias, y no del movimiento obrero o socialista.

Es por lo tanto a partir de esta derrota de las fuerzas del trabajo y del socialismo que operó la tendencia "natural" del capital a expandirse en busca de mercados, oportunidades de inversión y mano de obra barata como forma de superar la crisis. Hablar de tendencia o impulso a la mundialización significa que no se trata de un fenómeno lineal o mecánico; el impulso puede dar diferentes resultados concretos -en el período de entreguerras, por caso, se produjo una contracción del mercado mundial- porque está condicionado por innumerables factores sociales o políticos; pero en condiciones "normales", y en tanto subsista la propiedad privada del capital, la dirección de fondo termina por imponerse359.

El enfoque que estamos desarrollando se diferencia por lo tanto de explicaciones como la de Petras, quien sostiene que la expansión mundial del capital se debió a la toma del poder por las fracciones "internacionalistas" de las ciaseis dominantes360. Y es opuesta a la de Holloway, quien plantea que la globalización es un resultado de la rebelión del trabajo frente al capital. Según este autor, el capital ha pasado a la forma líquida y realiza una constante fuga hacia delante, en un intento por liberarse de la dependencia del poder del trabajo361. Pensamos que esta tesis sólo puede mantenerse al precio de hacer abstracción de los hechos: caída del número de huelgas y luchas reivindicativas en los principales países capitalistas, descenso de la afiliación sindical, apatía y desorientación frente a la precarización laboral y la desocupación. Como bien sostiene Brenner,

[l]a idea de que el capital fracasó en reafirmar su hegemonía durante las décadas de 1970 y 1980 va en contra del conocimiento común, especialmente para los Estados Unidos donde, según cualquier estándar de medida, el poder del trabajo se hundió catastróficamente durante esos años; o de Japón donde los esfuerzos de los trabajadores en ayudar al capital a responder a la caída de la rentabilidad restringiendo la suba del salario real y aumentando la productividad son casi legendarios 362.

En diferentes grados y ritmos, este retroceso se experimentó en la mayoría de los países. Por otra parte si, como sostiene Holloway, la globalización se explica por el temor del capital a la clase obrera, ¿cómo se explica la contracción del mercado mundial en la década de 1930? En ese período las amenazas del socialismo sobre el mundo capitalista eran más fuertes y visibles que en las décadas de 1980 o 1990. Además, y como ya hemos explicado, la globalización no puede entenderse sólo como mundialización del capital líquido, esto es, al margen de la extensión planetaria del capital en general. En definitiva, la respuesta a la crisis de acumulación de fines de la década de 1960 y de la década de 1970 fue en el sentido expansivo, permitiendo la reorganización del capital, en el marco político de la derrota de las fuerzas del trabajo.

Valor, mercado mundial y globalización
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_000.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_001.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_002.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_003.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_004.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_005.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_006.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_007.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_008.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_009.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_010.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_011.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_012.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_013.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_014.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_015.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_016.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_017.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_018.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_019.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_020.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_021.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_022.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_023.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_024.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_025.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_026.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_027.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_028.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_029.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_030.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_031.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_032.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_033.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_034.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_035.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_036.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_037.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_038.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_039.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_040.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_041.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_042.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_043.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_044.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_045.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_046.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_047.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_048.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_049.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_050.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_051.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_052.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_053.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_054.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_055.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_056.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_057.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_058.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_059.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_060.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_061.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_062.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_063.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_064.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_065.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_066.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_067.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_068.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_069.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_070.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_071.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_072.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_073.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_074.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_075.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_076.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_077.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_078.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_079.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_080.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_081.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_082.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_083.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_084.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_085.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_086.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_087.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_088.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_089.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_090.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_091.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_092.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_093.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_094.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_095.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_096.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_097.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_098.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_099.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_100.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_101.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_102.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_103.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_104.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_105.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_106.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_107.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_108.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_109.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_110.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_111.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_112.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_113.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_114.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_115.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_116.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_117.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_118.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_119.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_120.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_121.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_122.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_123.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_124.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_125.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_126.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_127.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_128.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_129.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_130.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_131.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_132.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_133.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_134.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_135.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_136.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_137.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_138.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_139.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_140.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_141.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_142.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_143.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_144.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_145.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_146.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_147.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_148.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_149.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_150.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_151.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_152.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_153.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_154.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_155.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_156.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_157.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_158.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_159.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_160.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_161.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_162.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_163.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_164.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_165.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_166.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_167.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_168.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_169.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_170.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_171.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_172.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_173.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_174.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_175.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_176.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_177.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_178.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_179.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_180.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_181.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_182.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_183.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_184.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_185.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_186.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_187.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_188.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_189.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_190.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_191.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_192.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_193.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_194.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_195.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_196.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_197.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_198.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_199.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_200.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_201.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_202.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_203.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_204.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_205.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_206.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_207.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_208.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_209.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_210.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_211.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_212.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_213.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_214.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_215.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_216.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_217.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_218.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_219.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_220.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_221.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_222.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_223.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_224.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_225.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_226.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_227.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_228.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_229.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_230.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_231.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_232.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_233.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_234.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_235.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_236.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_237.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_238.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_239.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_240.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_241.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_242.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_243.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_244.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_245.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_246.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_247.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_248.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_249.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_250.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_251.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_252.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_253.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_254.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_255.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_256.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_257.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_258.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_259.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_260.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_261.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_262.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_263.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_264.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_265.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_266.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_267.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_268.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_269.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_270.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_271.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_272.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_273.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_274.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_275.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_276.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_277.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_278.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_279.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_280.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_281.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_282.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_283.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_284.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_285.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_286.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_287.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_288.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_289.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_290.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_291.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_292.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_293.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_294.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_295.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_296.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_297.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_298.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_299.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_300.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_301.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_302.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_303.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_304.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_305.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_306.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_307.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_308.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_309.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_310.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_311.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_312.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_313.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_314.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_315.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_316.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_317.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_318.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_319.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_320.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_321.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_322.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_323.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_324.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_325.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_326.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_327.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_328.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_329.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_330.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_331.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_332.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_333.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_334.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_335.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_336.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_337.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_338.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_339.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_340.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_341.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_342.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_343.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_344.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_345.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_346.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_347.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_348.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_349.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_350.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_351.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_352.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_353.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_354.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_355.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_356.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_357.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_358.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_359.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_360.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_361.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_362.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_363.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_364.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_365.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_366.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_367.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_368.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_369.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_370.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_371.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_372.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_373.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_374.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_375.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_376.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_377.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_378.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_379.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_380.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_381.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_382.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_383.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_384.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_385.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_386.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_387.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_388.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_389.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_390.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_391.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_392.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_393.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_394.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_395.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_396.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_397.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_398.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_399.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_400.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_401.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_402.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_403.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_404.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_405.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_406.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_407.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_408.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_409.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_410.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_411.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_412.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_413.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_414.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_415.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_416.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_417.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_418.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_419.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_420.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_421.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_422.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_423.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_424.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_425.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_426.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_427.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_428.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_429.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_430.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_431.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_432.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_433.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_434.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_435.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_436.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_437.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_438.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_439.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_440.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_441.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_442.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_443.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_444.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_445.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_446.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_447.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_448.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_449.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_450.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_451.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_452.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_453.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_454.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_455.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_456.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_457.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_458.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_459.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_460.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_461.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_462.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_463.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_464.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_465.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_466.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_467.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_468.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_469.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_470.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_471.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_472.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_473.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_474.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_475.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_476.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_477.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_478.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_479.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_480.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_481.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_482.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_483.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_484.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_485.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_486.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_487.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_488.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_489.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_490.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_491.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_492.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_493.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_494.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_495.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_496.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_497.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_498.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_499.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_500.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_501.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_502.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_503.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_504.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_505.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_506.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_507.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_508.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_509.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_510.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_511.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_512.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_513.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_514.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_515.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_516.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_517.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_518.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_519.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_520.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_521.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_522.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_523.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_524.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_525.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_526.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_527.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_528.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_529.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_530.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_531.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_532.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_533.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_534.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_535.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_536.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_537.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_538.xhtml