Apéndice
La ubicación histórica de los cambios de fines de siglo 19
A la luz de lo discutido hasta aquí se plantea la pregunta de qué significan los datos aportados por Hilferding y Lenin sobre carteles, trusts y acuerdos para manipular mercados y precios. ¿No existió un cambio cualitativo a fines del siglo 19? A esto hay que responder que efectivamente hubo un período en el que se produjo un acelerado proceso de concentración en que surgieron los trusts y los carteles. Sin embargo es necesario ubicar este proceso históricamente y relativizarlo. Duménil y Lévy (1996) aclaran la cuestión, centrando la atención en el capitalismo de Estados Unidos.
Todavía en los primeros años de la década de 1870 la economía norteamericana tenía características relativamente tradicionales, y la gran concentración de los capitales sólo se había producido en telégrafos y ferrocarriles. Es recién a la salida de la depresión de la segunda mitad de esa década que empieza el crecimiento de la escala de negocios. Este proceso estuvo ligado a una formidable apertura de mercados, debida al desarrollo de los transportes y las telecomunicaciones, con lo que desapareció la protección geográfica que tenían muchas empresas. Paralelamente se transformaba el marco jurídico de la organización del capital, con el estatuto de las sociedades anónimas, que permitía reunir enormes masas de capital limitando la responsabilidad de los iniciadores de los proyectos. Es entonces que se agudizó la competencia, lo que vino acompañado de prácticas predatorias y violentas, en especial en los ferrocarriles y la industria petrolera. Fue esta exacerbación de la competencia, como señalan Duménil y Lévy, la que dio lugar a intentos de limitar sus efectos. Es así que se desarrollaron organizaciones, muchas veces secretas, como los carteles y trusts. Este movimiento adquirió su máxima intensidad en el cambio de siglo.263 Paralelamente crecieron los emporios financieros Morgan y Rockefeller que controlaban una vasta red de industrias y actividades, que no vacilaron en apelar a tretas, manipulaciones, acuerdos secretos y a la violencia. Es natural por lo tanto que muchos autores registraran estas transformaciones como el fin de la competencia. Además, el crecimiento del tamaño de las empresas exigía el compromiso de grandes sumas de dinero por prolongados períodos de tiempo. Esto podía inducir a pensar que la competencia por la movilidad de capitales se anulaba, en la medida en que se extendía la gran empresa. Sin embargo, paralelamente al desarrollo de esta última aparecieron nuevas formas institucionales de financiamiento que
...se impusieron por sus perfomances como centros de recolección y ubicación del capital, de una eficacia hasta entonces inigualada... [Duménil y Lévy (1996) p. 33].
Por lo tanto no se podría caracterizar a este nuevo estadio por la inmovilidad del capital, confinado a un dominio particular; en este respecto el capitalismo del siglo 20 es, por lo menos, tan competitivo como lo fue el del siglo 19. Por otra parte, también es dudoso que los procesos que ocurrieron entonces hayan aumentado la rigidez de los precios. La pretendida flexibilidad de los precios en el siglo 19 no fue tal, así como no lo es la inflexibilidad de precios del capitalismo contemporáneo. Sobre los cambios ocurridos a fines del siglo 19, escriben Duménil y Lévy:
En todo caso, estos cambios no justificarían de manera alguna la tesis de la desaparición de la competencia pura y perfecta, según la cual los precios habrían estado determinados por el mercado en el siglo 19, pero ya no lo serían en nuestros días. Las empresas siempre han fijado sus precios, aun si su margen de maniobra está limitado por sus competidores, hoy como ayer [Duménil y Lévy (1996) p. 34].
De todas maneras también contribuyó a la consolidación de la tesis del monopolio la relación positiva que se dio entre el crecimiento de las empresas y sus avances tecnológicos y organizativos. Es que como resultado de las fusiones, algunas corporaciones adquirieron mayor fuerza para encarar renovaciones tecnológicas y organizativas, lo que a su vez les brindó la posibilidad de ganancias extraordinarias. Es fácil caer en la ilusión de que estas ganancias derivaban de maquinaciones de mercado, y no de los avances en la técnica y organización.264