Capítulo 6

HACÍA tres días desde su salida a la ciudad y, por culpa de un temporal de viento habían tenido que aplazar la escena del beso de Cheist, pero esa mañana, antes de que se levantase el sol, Hal recibió la llamada de Emma, y el actor no iba a poder librarse un día más.

Desde que volvieron a casa el día de las fotos David no había vuelto a dirigirse a ninguno de los dos ni a responder cuando le hablaban. Liberty se sentía confundida, no se había enfadado tanto con ella por lo del baño y pensó que estaba molesto por culpa de la pegatina con la que había decorado su móvil, no le veía sentido, ya que, en verdad, podía quitarla si tanto le estorbaba. Aun así preparó sus comidas como si nada y se comportó con él tan amable como lo era con todo el mundo.

Esa mañana todos tuvieron que levantarse temprano, primero debían rodar las escenas de Miranda, así que Cheist, como siempre, trató de alargar el momento de ir al emplazamiento.

Mientras ella estaba desaparecida, seguramente ocupada con sus cosas, él decidió investigar algo, recordaba algo que hacía con ella cuando sus padres no estaban. En el patio, a la derecha, había una escalera metálica que subía a una terraza y a la buhardilla, pero al lado de la puerta de la segunda, había un trozo de tejado al que subían, caminaban con cuidado hasta la chimenea y desde ahí disfrutaban de las vistas de los tejados desde arriba.

Tan pronto como comprobó que esa parte de la casa seguía igual dio un salto y subió, gateando, hasta donde siempre se sentaban.

—¿Cheist? —Preguntó Libby extrañada— ¿Por qué estás aquí? ¿Cómo has subido?

—Te he visto subir y te he seguido, parece un buen sitio para pensar —mintió.

—Subí aquí hace más de una hora, cuando tú dormías...

El actor guardó silencio, pasando una pierna por encima de ella y sentándose a su lado como siempre hizo.

—¿Cuándo besaste a alguien por primera vez? —preguntó después de un rato, haciendo que ella le mirase con los ojos de par en par, no por la pregunta, ella no tenía problemas en responder lo que fuera por muy comprometedor que fuese, Cheist no había hablado con ella en tres días, por mucho que le preguntase y esa pregunta la había tomado por sorpresa— ¿te ha comido la lengua el gato?

—No, no...es solo que no... ¡olvídalo! mi primer beso fue en mi habitación, mis padres habían ido a una fiesta y él y yo vinimos a mi casa...

La mirada de ella tenía un brillo especial, algo que hacía que David no pudiera dejar de mirarla. Él sabía bien como había sido ese beso, lo recordaba como si hubiera pasado un rato antes. Y también recordaba a la perfección la expresión de ella cuando se apartó, y lo que le dijo después, y su sonrisa...

—¿Le querías?

—¿Puedo... puedo saber por qué tantas preguntas?

—No importa, ¡olvídalo! Me voy al trabajo, en una hora empiezo a grabar.

David no dijo nada más, se puso en pie y pasó de nuevo por encima de ella para bajar de la azotea.

Liberty seguía poniéndole nervioso, pese a haberse preparado durante 10 largos años para esa venganza no se había preparado para estar a su lado sin que su corazón se acelerase, y lo peor no era eso, lo peor era que nadie más había conseguido ponerle así, por muy hermosa, por muy sexy o por muy caliente que fuera.

La muchacha se quedó un rato más, respirando ese perfume masculino que flotaba en el aire alrededor suyo y pensando en esa pregunta.

En todas las horas de grabación que tenían acumuladas aún no había rodado una sola escena intima, ni un beso, ni una caricia...

Benjamin Garner, el personaje que él encarnaba, estaba enamorado de una preciosa chica sin saber que esa chica era en verdad la diosa Venus. Venus había tomado la forma de una joven humana para vivir la experiencia del amor, Benjamin la salvó de ser atropellada y ambos tuvieron un flechazo, amor a primera vista.

Venus y Ben se veían a diario en un parque hasta que pasado un tiempo él decidió volver a su pueblo natal para alejarse del amor tan intenso que sentía. Venus, no podía vivir sin él y lo siguió en secreto.

Ese día era el día en el que Cheist iba a grabar el primer beso entre Ben y la hermosa Diosa.

—¿Ha pasado algo? —preguntó Greg tan pronto como lo vio aparecer con esa inusual expresión seria.

—No es nada importante —respondió, evitando hablar con él más de lo necesario por culpa de su enfado por su traición— No me gusta Miranda, ya lo sabes. Tener que besarla es...

—No la besas tú, la besa Ben, ya lo sabes. David, eres el tío más profesional que conozco, no seas maniático ahora...

—Olvídalo, no sé qué me ha pasado —respondió tajante, pasando por su lado e ignorando cualquier cosa que pudiera decir.

Liberty daba vueltas por la casa, pensando cómo sería ver el rodaje de una película. Ella no era muy aficionada al cine. Por culpa del trabajo apenas tenía tiempo libre para dedicarlo al ocio, pero la curiosidad le llevó a acercarse al parque donde estarían rodando.

Todo estaba repleto de gente, Al menos medio pueblo debía estar allí aglutinado, viendo curiosos el rodaje.

Se acercó lo más que pudo sin intención de estar con el set, pero Greg la vio y no dudó en ir a por ella. La agarró de una mano y tiró esta, llamando la atención de Cheist, que ya estaba frente a Miranda, a punto de rodar.

—No digas nada, ¿vale? ¡No quiero que nos echen! —ella solo asintió, clavando la mirada en la pareja protagonista.

—¡Silencio! —Gritó el hombre gordito que estaba frente a la cámara— Escena 137, toma 1, ¡Acción!

David no le había escuchado, seguía con la mirada fija en la mano de su amigo, que seguía estrechando la de Liberty.

—¡Hey! —murmuró la actriz, dando un pequeño toque en su zapato.

—Vamos Cheist, ¡vuelve a la tierra! Repetimos. Escena 137, toma 2, ¡Acción!

Ésta vez David volvió a su papel, miró a su coprotagonista y después de colocar las manos en sus mejillas y acariciarla con los dedos llevó la boca hasta la suya, besándola de un modo que nadie pensó que pudiera hacer.

Sin querer, su mente le había transportado 10 años atrás a cierta habitación, con su Venus particular. No era a la Venus de la película a quien besaba sino a Liberty, y lo hacía como tanto había querido hacer desde que había vuelto a verla.

Cuando abrió los ojos y se dio cuenta de lo que hacía se apartó como si Miranda tuviera algo contagioso.

Dio un par de pasos atrás y volvió a mirar las manos de su amigo y de su ex, que seguían igual que un rato atrás.

Sin decir una palabra más salió corriendo de allí, con un sentimiento que mezclaba celos, con odio y con confusión.

Greg dejó ir la mano de la muchacha y corrió tras su amigo después de la mirada amenazadora de Emma.

—¿Qué ha pasado? —preguntó, frenándole con una mano en su hombro.

—Sabes que ella es mi ex... el código de los amigos es que nunca tocaremos a nuestras ex.

—David, ella me gusta.

—En su momento me animaste a que me vengara de Libby, que pretendas liarte con ella es más de lo que pienso aguantar.

—Tú te acostaste con Erika, ¿recuerdas? Ella me gustaba.

—Ella no era tu ex, solo una tía más a la que querías meter en tu cama, es solo que me prefirió a mí.

—Liberty me elegirá a mí, así ya no tendrás que vengarte de ella.

David no lo pensó, apretó la mano en un puño y la estrelló contra su mejilla, haciéndolo caer contra el suelo. Acto seguido se acercó a él, pretendiendo ayudarle a ponerse en pie, gesto que su amigo rechazó, apartando su mano y llevándola luego al lugar del golpe.

—Nunca antes nos habíamos peleado —acusó Greg desde el suelo.

—Nunca antes habías intentado quitarme lo que es mío.

—Ella no es tuya, ¿es que no te has dado cuenta de que ni siquiera te reconoce? Ella no está enamorada de ti, ya te olvidó, supéralo joder, ¡madura!

El actor no quiso oír más. Se dio la vuelta y se marchó de allí de vuelta al rodaje, pensando qué decir como excusa por haberse ido así.

Mientras se acercaba sus ojos buscaron a su ex, pero esta parecía no estar. Aunque pudiera haberse lamentado de que no estuviera le venía bien que se hubiera esfumado, eso le daría la cordura que necesitaba para terminar con la dichosa escena.

Emma quería un beso como el que le había dado la primera vez, un beso que decía cuanto amaba Benjamin a Venus, pero sin embargo, cada vez que David se acercaba a su coprotagonista se apartaba, como si se viera incapacitado para volver a besarla.

Para su mala suerte, Debra estaba por los alrededores, en primera fila, unos metros más allá, y cada vez que paraban gritaba su nombre como si fuera una adolescente obsesionada.

—No puedo, lo siento —se quejó, mirando a Miranda.

—Mira Cheist, me gustas tanto como yo a ti, no tendría un romance contigo ni aunque me pagaran, pero, ponme la cara de alguien que te haya gustado alguna vez y bésame con todas tus ganas, como has hecho antes, la película tiene que ser un éxito y no podemos depender de que tu tengas gatillazos emocionales, se profesional.

¿Quería un beso de verdad? Lo iba a tener. Se acercó a Emma y pidió a Jackes que rodasen como él quería, iban a tener una escena creíble, romántica y apasionada.

Dio la espalda a Miranda durante unos segundos, imaginando a la preciosa hotelera con la que se hospedaba, su cabello rubio y rosa, sus ojos medio azules medio violetas, imaginó como sonaba su nombre en sus labios y de pronto se giró. Después de un leve gesto con las manos Jackes empezó a grabar y Cheist caminó hacia Venus, imaginando lo único que podía hacerle perder la razón en ese momento, llevó las manos a sus mejillas y después de mirarla unos segundos directamente a los ojos la besó, la besó de un modo incluso más apasionado que unas tomas atrás, llevó las manos a sus caderas y la pegó contra su cuerpo, subiendo una de ellas por su espalda hasta su nuca y rodeando su cintura con la otra mano. La cámara daba vueltas alrededor de ellos, cogiendo todos los ángulos posibles y regalando estrellas a los ojos a la directora.

Emma rezaba internamente por que terminase igual de bien que había empezado, ese estaba siendo el beso más perfecto que habían rodado y no podía salir mal.

—Lo siento... —tuvo que controlarse para no mencionar el nombre equivocado— no puedo vivir sin ti, siento haberte herido, siento que lo nuestro no saliera bien, pero estoy dispuesto a enmendarlo.

—Benjamin... —musitó Miranda con la voz queda, con los ojos brillantes por la emoción.

De pronto Hal chocó las claquetas y todo el mundo empezó a aplaudir escandalosamente, acababa de rodarse la escena más bonita de toda la película gracias a la espontaneidad de Cheist.

—Esa, Cheist, esa es la pasión que me gusta, ¡has estado soberbio! —Aplaudió, acercándose a él para felicitarle directamente—Dime, ¿al fin ha sido Benjamin quien ha te ha sacado el palo del trasero? —rió, golpeando su brazo con un puño amigable.

—No estoy de humor, Emma... ¿Pasamos a la siguiente toma?

—Has de cambiarte primero...

Liberty llegó a casa con una sonrisa en los labios, nunca había visto un rodaje en primera persona y haber presenciado un beso como el que había visto en directo hacía que la escena le resultase aún más mágica.

Poco después de que cerrase la puerta apareció Gregory, éste tenía una rojez considerable en su mejilla, justo por debajo del ojo izquierdo, pero cuando ella se acercó para preguntarle si estaba bien él solo se encerró en su cuarto, cerrando la puerta de un golpe.

Por un momento, al entrar en su cuarto, la culpó a ella por haber sido la causante de esa pelea entre él y su mejor amigo, pero cuando ella entró en la habitación con sigilo, con un trapo y hielo en una mano y pomada en la otra se dijo a si mismo que iba a ganar a David en esa pelea por el amor, iba a lograr que ella se enamorase de él, aunque eso le costase la amistad de su amigo.

—¿Sabes? —preguntómientras untaba en su pómulo un poco de pomada— yo pensaba que era torpe, pero tú...

Greg supo enseguida que ella pensaba que se había caído o golpeado con algo y empezó a reír por su inocencia. Llevó la mano a su cara como si de esa forma fuera a doler menos el golpe.

—¿Por qué pensabas que eras torpe?

—¿Ves ese escalón? —Señaló hacia la entrada después de haberlo arrastrado hasta el pasillo— ayudando a entrar una lavadora resbalé y me di...

—¿Dónde?

—En... —llevó la mano a la parte alta de su trasero y Greg gesticuló como si supiera cuanto dolía un golpe así— estuve varios días que no podía sentarme... otro día, haciendo la obra en el patio salté y pisé una tabla con un clavo, éste atravesóel zapato y...

—Recuerdo cuando te cayeron las tablas en el garaje de... —calló para no hacerle recordar nada de David— Pero esos son accidentes, no es fruto de tu agilidad o tu torpeza.

Libby le empujó despacio al interior de la habitación y le hizo sentarse en la cama para empujarle de espaldas justo después, terminó de ponerle la crema en la mejilla y, acto seguido salió del dormitorio, dejándolo más nervioso de lo que nunca había estado por una chica.

Pasaron varios días en los que tanto Greg Como Cheist fingieron delante de todos que todo estaba igual entre ellos, pasaron días en los que una sola mirada crispaba los nervios del otro, pero eso no podía seguir así por lo que, en un momento en el que ambos estaban solos en el patio de la casa, el actor le pidió que se olvidara de ella, Gregory propuso algo aún mejor, actuar cada uno como mejor creyera que debía hacerlo, sin enfados, sin golpes entre ellos, si cada uno estaba tan seguro de resultar vencedor de esa batalla, entonces tenía vía libre para actuar como creyese, y el otro no podría recriminarle por nada. Cheist aceptó, se sabía vencedor del juego, pese a que Greg había tenido razón en sus palabras “Ella ni siquiera te reconoce”.

Los días fueron pasando sin que ninguno de los dos pudiera acercarse a ella debidamente, ahora, el rodaje tenía acaparada todas sus atenciones y sus esfuerzos, y era impensable desviarse con un asunto de faldas.