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‘Pide a la
gente que nombre los diez mundos mas importantes de la
guerra civil. Aunque cada respuesta probablemente tendrá
algunas diferencias, casi todas seguramente mencionaran Nueva
Avalon y y Tharkad. Afortunadamente, ahí fuera, al menos
una también mencionará el mundo de Zaniah III’
- Causa y Efecto, Prensa de Avalon,
3067
Casa Saint
Marinus
Teatro de Operaciones de
Libertad
Alianza
Lirana
13 de Mayo del
3066
El elevador de la
Casa Saint Marinus se abrió a una pequeña plataforma a medio nivel
por encima de la erosionada y blanqueada superficie de la
meseta.
Morgan Kell se
preparó para las olas de calor que envolvieron el compartimiento.
Sus poros se abrieron, y el sudor inmediatamente empañó su
frente mientras su cuerpo se enfrentaba con las temperaturas
desérticas de Zaniah III. Luchando por respirar mientras el
hirviente aire hacia mas espesos sus pulmones, Morgan se
esforzó en adecuar su respiración a un ritmo mas lento
y pausado mientras su cuerpo recordaba y se
reajustaba. Había pasado mucho tiempo.
Avanzó por la
plataforma, y después lanzó una mirada atrás, asintiendo, cuando el
Hermano Phillipe no hizo movimiento alguno para seguirle fuera
del elevador. El monje, embutido en su túnica, hizo una ligera
inclinación y retrocedió lo suficiente para permitir que las
puertas se cerraran.
– Peter esta en
el Sepulcro de Gessetti, Duque Kell. ¿Recordáis donde esta?
–. Morgan asintió. – Sí. Pasé gran parte de mi tiempo allí,
rezando en busca de entendimiento –.
–¿Y lo
encontrasteis? – el Hermano Phillipe le miro medio esperanzado
medio preocupado. Sin duda él también había pasado su propia
temporada allí, y con pocos resultados.
– No, – admitió
Morgan. – Simplemente llamé a su puerta tantas veces que cuando
estuve preparado, el entendimiento me encontró a mí –. La
sonrisa del Hermano Phillipe desapareció tan rápido como había
aparecido. – Duque Kell, ¿se da cuenta de que Peter ha sido
avisado de vuestra llegada? – esperó a su gesto
afirmativo.
– Él no desea
encontrarse con vos, pero dado que no es un auténtico miembro de
nuestra orden, no podemos aislarle del mundo exterior. Pienso
que querríais saberlo –.
Morgan se limpio
el sudor picante que corría por su barba mientras consideraba la
importancia de esas palabras. Si Peter Steiner-Davion no
estaba preparado para enfrentarse con él, ¿estaría preparado
para enfrentarse a mayores y mas agotadores desafíos?.
– Peter ha estado
aquí durante diez años, ¿correcto? –.
– Casi. Vino a
nosotros en mayo del 3056. Desde entonces, se ha dedicado
enteramente a todas las formas de meditación y oración.
Sabemos que nunca constituirá formalmente parte de nuestra
congregación, pero buscaba aislamiento en el momento en que más lo
necesitaba, y nosotros no se la negamos a nadie que la desee
–.
Morgan agradeció
al hermano su ayuda, y a continuación empezó a escalar la amplia
rampa que subía y bordeaba la brillante meseta rojo
amarillenta. El monasterio, en realidad, estaba localizado
bajo tierra, aunque muchas de las áreas de meditación y oración se
ubicaban entre los elementos. Estar a merced del sol y los
vientos cortantes, a solas con tus propios pensamientos, era
una forma de enfocar la mente.
Todo esto le
parecía extraño a Morgan ahora, aunque sabía que el único cambio
real que había allí era él mismo. Casa Saint Marinus era
todavía un santuario para los mechwarriors que
habían renunciado a su violento pasado o que estaban buscando
una mayor perspectiva de sus vidas. Llamado como el mártir
romano que había elegido no renunciar a Dios para ganarse un
ascenso a centurión, era un lugar donde el guerrero se
contemplaba a si mismo a solas y asimilaba esa visión. Todas
las preocupaciones exteriores se dejaban atrás. Al menos, durante
un tiempo.
La estancia de
Morgan en este lugar había sido interrumpida antes de tiempo por la
muerte de su hermano y el regreso de una amenaza que solo él
podía responder. Habría estado contento de permanecer aquí
para siempre, aunque por aquel entonces, había estado preparado
para entrever su destino. Peter Steiner-Davion, aparentemente,
no había alcanzado aquel nivel. El hermano superviviente de
Víctor y Katherine, Peter, había entrado silenciosamente en
el monasterio después de que sus precipitadas y egoístas
acciones casi llevan a la guerra a dos naciones. Nadie había
oído nada de él desde entonces, y la Esfera Interior casi le había
olvidado. Excepto Morgan, quien estaba allí para traerle de
vuelta.
Fue un corto
paseo hasta el Sepulcro de Gessetti. El sudor empapó el uniforme de
Morgan y apelmazó su barba gris antes encontrar la cara
correcta. Sus ojos ardían con la deslumbrante luz del sol. Su
boca estaba reseca e imploraba un poco de agua. Ignoró todas estas
incomodidades físicas lo mejor que pudo, aunque comenzaba a
desear haber traído una sola botella de agua por si
acaso.
El sepulcro había
sido labrado directamente en la roca. Había sido erosionado por el
viento pero todavía conservaba suficientes detalles para ver
como Manrett Gessetti había pasado los últimos veinte años de
su vida escarbándolo. Sentado de espaladas, Peter se arrodillaba en
el suelo ante el sepulcro, vistiendo nada mas que el simple
taparrabos que muchos monjes vestían en la superficie. Su piel
estaba teñida de un oscuro bronceado salpicado de pecas, y el sol
había aclarado su pelo rojizo hasta casi hacerlo parecer
rubio. Estaba delgado, pero no famélico, con una buena
musculatura gracias a las labores físicas necesarias para mantener
el monasterio autoabastecido.
– No voy a irme,
Morgan Kell, – dijo Peter sin ni siquiera darse la
vuelta. Morgan sabia que no había hecho ruido. Ni había movido
ninguna piedra ni había hecho crujir la grava. Su sombra caía
solo a unos pocos pasos a su izquierda. Peter debía haber
captado alguna diferencia en el sonido del viento o había
leído su aproximación de alguna forma mística propia de
aquellos fuertemente sensibilizados con su
entorno.
– No voy a tratar
de forzarte, Peter. Solo estoy aquí para pedírtelo. Ahí fuera se te
necesita –. Peter hizo un gesto de negación, mantenido su
espalda hacia Morgan. Su largo pelo estaba sujetado con una
correa de cuero, y unos pocos mechones caían libremente sobre su
bronceado rostro. – A nadie se le necesita en el sentido que
propones. Pensar así es lo que casi me lleva al desastre, y es
lo que finalmente me trajo aquí –. Se levantó con un único y fluido
movimiento, pero permaneció todavía sin
girarse.
– ¿Quién me ha
delatado? –.
– ¿Delatarte?
–
– Escribí a
Yvonne y a Arthur para decirles que me había retirado por propia y
libre voluntad, pero nunca les dije a donde. Solo Kai y Omi
sabían que estaba en Zaniah –. Peter parecía pensar que uno de
ellos había roto su promesa de silencio.
– Puede que ellos
hayan sido los únicos que supieran que estabas aquí, pero había
otros que sabían que habías llegado. No todos los hombres
permanecen en Saint Marinus para siempre. Yo lo supe, Peter, y
guardé tu secreto. Kai seguramente me lo habría contado, –
admitió Morgan, – a mí y solo a mí, si se lo hubiera
preguntado –. Hizo una pausa y entonces prosiguió.
– Omi se llevo tu
secreto a la tumba –.
Eso abrió brecha
en su armadura, y Peter se estremeció como si acabaran de
golpearle.
– Escuché algo
acerca de su muerte y de como afectó a mi hermano –. No dijo nada
durante una larga pausa, Morgan esperó, presintiendo que Peter
no había terminado.
– Víctor y yo
nunca estuvimos muy cerca el uno del otro, – dijo, mas como la
constatación de un hecho que como una confesión. – No éramos
exactamente rivales pero tampoco éramos exactamente hermanos.
No debería haberlo permitido –. Otra larga pausa mientras los
dos hombres escuchaban como los calientes vientos raspaban la
meseta. – Pero nunca, ni siquiera una vez, le envidié a Víctor
nada de lo que poseía hasta que llegué a conocer a Kai y a Omi.
Su dedicación por Víctor, y su respeto por él, me ayudo a ver
que en realidad no conocía a mi propio hermano –.
Morgan asintió,
entendiendo al menos algo de lo que Peter le estaba contando. – Tu
hermano podría aprovechar tu ayuda Peter –. Hizo una pausa,
pensando en lo que quería decir. Sintió los regueros de sudor
que corrían por su espalda. – Creo que estas equivocado respecto a
no necesitar a las personas. Son necesarias. El problema nace
cuando esas personas creen que son necesarias por algo que es
importante para ellos, no para los demás –.
Si las palabras
de Morgan hicieron blanco, Peter no mostró signo alguno. Finalmente
dijo – Una vez le hice una promesa a Omi. Me pidió que le
presentara a Peter Steiner-Davion como a un amigo cuando yo
descubriera quien es él realmente. ¿Cómo podré hacer eso
ahora, Morgan?. – Lo harás siendo aun su amigo, Peter
–.
Peter se giro
para enfrentarse a Morgan. Su oscuro rostro tenia patas de gallo en
las esquinas de sus ojos después de diez años protegiéndose
del sol y del viento. Parecía un cuarentón muy
bien conservado, y no el joven de treinta y un años que
realmente era. - ¿Piensas que Omi me habría pedido que
volviera por el bien de Víctor? – preguntó.
– Pienso que ella
te habría aconsejado que permanecieras aquí, en Casa Saint Marinus,
hasta que estuvieras preparado para marcharte. Lo mismo te
aconsejo yo –. Morgan dejó que Peter encajara su afirmación
durante un momento. – La diferencia estriba entre cuando estas
listo para marcharte y cuando quieres marcharte
–.
Peter se meció
sobre sus talones, mirando fijamente el cielo, respirando a través
de la boca mientras paladeaba el cálido aire cargado de arena.
Finalmente suspiró. – Maldito seas Morgan Kell –. Sus
ojos grises buscaron en los del anciano, sosteniendo su mirada. –
Si Kai u Omi hubiesen venido a por mí, siempre había dado por
seguro que iría con ellos. Cuando escuché que eras tú, me dije
a mí mismo que no había nada que pudieras decir para hacer que
quisiera volver. Estaba en lo cierto. Tu estabas en lo cierto.
No quiero volver, pero esa no es la cuestión –. Lanzó
una mirada sobre la meseta con una mirada de tristeza. – ¿Seré
capaz de regresar algún día? –.
– No lo sé Peter.
Probablemente no –. Morgan respiró el caliente y purificador aire,
pensando en su propia vida después de dejar Zaniah. – No, –
dijo finalmente, convencido. – En el momento en que vuelvas a
la Esfera Interior, te verás atrapado hasta que sea la propia
Esfera Interior quien finalmente te libere de nuevo
–.
Peter admitió
aquello con la misma estoica aceptación. – No quiero volver,
Morgan, pero lo haré. Lo sabes. ¿Por eso viniste?¿Para pedirme
que apoye a Víctor? –.
– Esa no es
exactamente la razón de que esté aquí, – dijo Morgan. Peter
frunció el ceño, su primer signo de confusión desde la llegada de
Morgan. – Entonces, ¿por qué estas aquí? –. Al igual que
Morgan antes de la Cuarta Guerra de Sucesión, Peter había elaborado
su propio escenario, el cual no era del todo preciso. Ese era
el problema con la información incompleta. Morgan no tenia
duda alguna de que sus siguientes palabras serian tan impactantes
para Peter como la muerte de su hermano lo había sido para
él.
– He venido para
prometerte mi apoyo, – dijo, – Arconte Peter Steiner-Davion
–.