Bioneuroemoción (o Biodescodificación) .

PISTAS para ser coherente y vivir tu propia vida.
Hace mucho tiempo leí sobre la Biodescodificación, que más adelante pasó a llamarse Bioneuroemoción. Mucho de lo que enseña o en lo que se basa viene del libro de Un Curso de Milagros, igual que las enseñanzas de Louise Hay que tanto me ayudaron cuando leí por primera vez el libro Usted Puede Sanar su Vida en 2004 y más adelante en su re—lectura en 2014. También se nutre de las enseñanzas, entre otros estudiosos, del Dr. Hammer, la Nueva Medicina Germánica y sus Cinco Leyes Biológicas. Me gusta mucho leer, así que nadé entre los escritos de Hammer, Un Curso de Milagros, Carl Jung, Salomón Sellán, Medicina Tradicional China, y de todos he sacado puntos en común que eran muy familiares para mí. Cada uno explica diversas teorías y puntos de vista, en ocasiones muy distintos e incluso contradictorios. Pero todos me resonaron al hablar de las enfermedades, y de ésta muy concretamente como una falta de amor hacia uno mismo, una auto—exigencia desmesurada, una fidelidad familiar pasmosa, una falta de escucha a tu voz interior, al camino que quieres seguir y una falta de respeto brutal hacia uno mismo.
Unos cuantos amigos me dijeron que tenían conocidos a los que se les habían diagnosticado enfermedades raras o muy graves. Habían puesto en práctica la Bioneuroemoción, a la par que el tratamiento médico, y les había ido muy bien. Me comentaron que se trataba de analizar los hechos o pautas que se repitiesen en la historia de uno o en la de su familia y que tuviesen alguna relación con la enfermedad. Sí, puede que suene muy extraño. Incluso para mí, que estoy abierto a todo esto, sonaba algo extraño. Pero sentía que había algo de verdad, o puede que le quisiese encontrar algo de sentido. Al fin y al cabo, estaba muy asustado y buscaba respuestas, soluciones. Llamé a la consulta y me dieron cita a un mes vista. En ese mes tenía que confeccionar un árbol genealógico muy detallado, a ser posible llegando hasta mis bisabuelos. Tenía que indicar los nombres de todos mis familiares, la relación entre ellos, fechas de nacimiento y muerte y de sucesos destacados, por ejemplo, robos, suicidios, muertes violentas o de personas muy jóvenes, desfalcos, ruinas, infidelidades... Vamos, una telenovela. Me costó bastante, porque esas cosas siempre se quieren mantener en secreto, pero logré hacer una investigación bastante buena. Cuando llegó el momento de la visita expliqué brevemente mi historia, sin demasiados detalles sobre mí que pudiesen hacer que el “biodescodificador" pudiese basarse en mis palabras para darme una respuesta que me resultase satisfactoria. A continuación pasamos a estudiar mi árbol genealógico. Yo estaba convencido de que me iban a decir que todo venía de una parte de mi familia, pero me dijeron que era todo lo contrario, que venía de un patrón de la otra parte. Y empezamos a ver las relaciones entre los diferentes miembros de la familia. Que si tal era el gemelo del otro, que si éste era el heredero universal de aquel. De repente, muchas cosas empezaron a tener sentido. Una fidelidad familiar espeluznante. En mi historia familiar se tenía que hacer lo que se esperase de uno. Se me pidió que hiciese una cuarentena familiar, que no hice hasta un año después. Cuarenta días sin tener relación con tus familiares directos para poner tus ideas en orden y decidir qué cambios quieres hacer en tu vida. La verdad es que no tuve necesidad de ir a más sesiones, con una ya me quedó bastante claro por dónde iban los tiros. La verdad es que ya lo intuía, pero me sirvió de mucho que una persona que no sabía nada de mí, y a la cual le expliqué muy poco de mi vida, me pudiese dar datos tan concretos. De nuevo, hay gente a la que esto le hará un click y otra a la que no. A mí me funcionó. Fue como otro empujón positivo. Un acallar voces internas que me castraban. Fue un buen alivio.
No seguí con más sesiones porque tenía miedo de engancharme, como ya me pasó años atrás con el psicoanálisis. No quería depender de que alguien me proveyese respuestas. Mi investigación sobre mi árbol genealógico y esa visita ya me dieron todas las pistas que necesitaba en ese momento. También me dio la energía para hacer la cuarentena familiar, aunque no la hiciese de manera completa hasta un año después. Me dio muchas pistas. Las tomé y seguí adelante. Y eso me gustó. Ya estaba en un punto en el que sabía que lo único que iba a obtener de otros eran pistas, eran ideas, sugerencias, intuiciones. Y yo, con eso, debía hacer, debía jugar mis cartas. Ya no podía esperar que los otros, los expertos, “los que saben”, me resolvieran mis asuntos o lavasen mi ropa sucia. Y eso fue un alivio. He tomado cartas en el asunto, mis cartas, y a las pruebas me remito para saber que ha dado resultados. Estoy orgulloso.
Creador.
Hay 2 opciones:
1. Dejar que la vida te “ocurra”.
2. Hacer que las cosas pasen.
La segunda es más difícil. Pero es más valiente y vale más la pena.
27 de Julio de 2009.