21. Almas preocupadas
Sentados uno frente al otro en la habitación de Jake, Luke y él permanecían en silencio. Había pasado una hora desde la votación y Jake parecía sumido en una especie de catarsis, por lo que Luke inquirió:
—¿Vas a volver a hablarme en algún momento? Porque es difícil que yo solo adivine qué demonios hay que preparar para la expedición.
—Si te hablo te diré que eres un idiota por haber estado de acuerdo con que Tabitha y Siobhan nos acompañen —masculló Jake.
—Sabes perfectamente que nuestras novias no necesitan nuestro permiso cuando se les mete algo en la cabeza.
—Siobhan ya no es mi novia, me lo dejó claro anoche.
—Ya, pero se va de expedición contigo… Además, si nos ponemos así técnicamente Tabitha tampoco lo es, porque no se permiten parejas en las expediciones.
—Sí, somos geniales organizando planes. No podemos estar con ellas, pero nos las llevamos a que arriesguen su vida —comentó Jake con hastío.
—Jake, si vamos a viajar por un mundo semidestruido, ¿No crees que deberías dejar de ser tan melodramático? Es algo agotador.
Este esbozó una sonrisa irónica y replicó:
—Ya te dije que está en mi ADN.
Luke rio al escucharle y comentó:
—En ese caso, creo que tendré que potenciar mi paciencia. Y, ahora, ¿Me dices qué es lo que tenemos que preparar?
Jake suspiró preocupado y comentó:
—En realidad tendríamos que reunirnos lo más pronto posible con el resto del grupo para repartir tareas pero…
—No quieres ver a Siobhan.
—Si quiero, pero tengo miedo —confesó Jake—. Y preferiría hacerlo a solas antes de hacerlo con todos vosotros de testigo.
Su rostro volvió a desencajarse mientras lo decía, por lo que Luke comentó:
—Te propongo una cosa. Yo iré a buscarla y le diré que la esperas en el patio. Podéis dar un agradable paseo y hablar de todo esto. Después nos encontramos para comer y comenzamos a organizar. ¿Te parece bien?
Jake le miró apesadumbrado y preguntó:
—¿Crees que aún puedo convencerla de que ella y Tabitha se queden aquí?
—Bueno, no soy adivino, pero no había duda en su mirada cuando se ha ofrecido.
—Temía que dijeras eso.
Luke se acercó a él y, poniéndole la mano en el hombro le dijo:
—Jake, al votar a nuestro favor y ofrecerse a venir con nosotros, Siobhan ha demostrado tener la paz interior suficiente como para enfrentarse incluso a sus propios sentimientos por ti y poner el bien común por encima del suyo propio. Y, aunque me preocupe tanto como a ti su seguridad y la de Tabitha, no creo que ninguna de las dos esté dispuesta a cambiar de idea. Así que yo me centraría en vuestra reconciliación.
Su amigo suspiró y musitó:
—Reconciliados o no, tenemos que comenzar a prepararlo todo, así que será mejor que hable con ella.
—Entonces voy a buscarla. Y cambia esa cara… o mejor dicho, no lo hagas. Según la teoría de Tabitha tienes más números de que Siobhan te perdone por ser un sexy atormentado —bromeó Luke.
—¿Me explicarás cómo has conseguido que Tabitha esté contigo?
—Eso sería francamente incómodo.
—Ya sabes a lo que me refiero.
Luke rio y comentó:
—Lo sé, pero lo cierto es que no tengo ni idea. Supongo que estoy loco por ella y eso me ha ayudado.
Jake le miró con lástima y preguntó:
—¿Y vas a poder mantenerte alejado de ella?
—En realidad no.
—Si descubren que estáis juntos no podréis ir de expedición —le advirtió.
—Lo sé, por ello tendré mucho cuidado. Pero no está en mi ADN preocuparme por las cosas antes de tiempo —respondió Luke recordando sus mismas palabras.
Jake esbozó por primera vez una sonrisa y comentó:
—¿Crees que podrías pasarme un poco de ese ADN?
—No, pero puedo estar a tu lado y controlar el tuyo.
Mientras lo decía se acercó a él y le puso la mano en el hombro. Jake bromeó:
—¿No irás a abrazarme, verdad?
—En el fondo lo estás deseando… —bromeó Luke.
Jake rio abiertamente y repuso:
—Anda, ve y usa tu encanto para que Siobhan quiera hablar conmigo.
—¿Tendré puntos extra si consigo que te abrace?
—Solo con que consigas que no me mate ya los tendrás —musitó Jake medio en broma medio en serio.
—Es una Sanadora, eso es fácil.
—No hay nada fácil con Siobhan —replicó Jake—. Pero eso es lo que más me gusta de ella. Es fuerte y valiente, y no me perdonará si no me lo merezco.
—Sí lo mereces, su maestro te lo dijo.
—Siobhan tiene algo más que perdonarme que el hecho de que fuera policía del Régimen. Le mentí.
Al oírlo, Luke torció el gesto y comentó:
—Sobre eso, hay algo que quiero decirte. Desde anoche entiendo que a veces prefieres ocultar algo, por temor a que la otra persona se aleje.
—¿Te refieres a Tabitha?
—Ella no sabe que tú me contaste su historia de cómo os conociste y lo que le pasó cuando estuvo detenida. De hecho, creo que se siente mucho más cómoda conmigo por el hecho de que piensa que yo ignoro esa parte de su pasado. No ha querido explicármelo en las dos noches que hemos pasado juntos, y yo no me he atrevido a decir que lo sabía. Y algo me dice que ahora podría malinterpretar mi silencio y enfadarse, o sentirse herida, o cualquier otra cosa. Así que no le digas que lo sé.
Jake suspiró pesadamente y replicó:
—Soy el primero que te dije que no se lo comentaras, pero las mentiras no me han sido de mucha utilidad para conservar a Siobhan. Por otra parte, me consta que Tabitha puede sentirse violenta si sabe que todo el tiempo conocías la verdad. Contigo se comporta diferente, como si no le afectara tanto el pasado. Es la chica que yo nunca llegué a conocer y esta mañana nos hemos sincerado como nunca lo habíamos conseguido. No quiero que eso termine, que vuelva a encerrarse en su caparazón. Y por experiencia sé que nuestro pasado nos afecta tanto que es muy fácil volver a caer por el precipicio.
Luke se levantó y contestó nervioso:
—No dejaré que eso le pase. Encontraré el momento de explicarle por qué no se lo dije y haré que lo comprenda. Pero ahora está demasiado preocupada por la expedición, en realidad todos lo estamos; y además ni siquiera puedo verla mucho tiempo a solas sin despertar sospechas. Cuando estemos lejos de aquí, todo será más fácil.
—Ojalá tengas razón, amigo. Porque no quiero que cometas mis mismos errores.
Esta vez fue Jake quién se levantó y palmeando la espalda de su amigo le dijo:
—De verdad me alegra que vengas conmigo a esta expedición.
Luke le sonrió separándose y contestó:
—Y yo de seguirte, comandante. Y ahora voy en busca de tu preciosa Sanadora.
Jake esbozó una sonrisa y musitó:
—Sí que es preciosa, sí.