Monumentos en Roma

Dentro de Roma, el grandioso templo de Venus y de Roma fue el edificio más espectacular. Las causas de la ruptura entre Adriano y Apolodoro fueron las ideas contrarias sobre la construcción de este templo. Al decir del historiador Dión Cassio, el propio emperador planeó el edificio, consagrado a Venus como protectora de la gens Iulia, a la que perteneció Julio César, y a Roma, cabeza del Imperio. Su construcción se inició en el año 121, con ocasión de las fiestas del Natalicio de Roma. Se terminó por el sucesor, Antonino Pío. El monumental templo se erigió entre el anfiteatro flavio y el Foro Romano. Hubo que demoler las construcciones de la época de Nerón y de la República, y desplazar el gigantesco coloso de Nerón-Helios a las proximidades del anfiteatro flavio. El templo de Venus y de Roma se levantó sobre una mole de 150 metros de longitud, flanqueada en los lados largos por dos pórticos columnados. En medio de ellos se encontraban dos propileos que rompían la doble hilera de columnas. En realidad se trataba de dos celas opuestas, unidas por las curvas tangenciales de sus respectivos ábsides. El espacio quedaba libre por detrás y por delante. El templo se alzaba sobre un estilóbato de varias gradas. Las celas se cubrían con bóvedas de cañón, que requerían anchos muros con nichos para colocar las estatuas. Las paredes estaban recubiertas de mármol. El templo era seudodíptero, con diez columnas en los frentes menores y veinte en los largos. La cela se elevaba sobre unas gradas. La bóveda, que cubría las dos celas, estaba decorada con casetones. Los muros eran de hormigón, revestido con ladrillo y forrado con placas de mármol. Se conoce bien la planta del edificio. Se conservan los dos ábsides y parte de los muros de las celas. Adriano pretendió, con la construcción de este gigantesco templo, rivalizar en tamaño y riqueza con los grandes santuarios de Oriente, como los de Baalbek en Siria, y con el Olimpieion de Atenas, terminado por el emperador. En su época fue el mayor templo de Roma. Monedas acuñadas por Antonino Pío reproducen su aspecto. Las de Adriano tienen la figura de otro templo, construido en honor de Matidia, que fue el primer templo levantado a una emperatriz.

Otras importantes construcciones de Roma se deben a la pasión constructora de Adriano. El emperador reestructuró el sector del Campo de Marte, que se extendió desde las Termas de Agrippa al mausoleo de Augusto, según un modelo pensado para consagrar este barrio al culto del emperador. Restauró, al sureste, el templo en honor de los príncipes divinizados y los Saepta Iulia, que servían de lugar de paseo. Entre los Saepta y el santuario de Isis, construyó un porche monumental. Al noroeste de los Saepta se levantó el templo consagrado a Matidia, divinizada en el año 119. Adriano se portó muy bien con sus familiares, y es un rasgo que habla en favor de su carácter. Está representado en un medallón acuñado en el año 120-121, rodeado de altos pórticos. Al este de este templo se construyó el dedicado a Adriano divinizado; y al noreste de éste, el levantado en honor de Marco Aurelio, delante de su columna. Al este de este barrio, próximo a la Vía Lata, se erigió un pórtico. Todo se planeó para unir los monumentos dedicados al culto imperial con el altar de la Pax Augusta. Adriano rehízo el terreno próximo al Ara Pacis, levantando el suelo de la época flavia; igualmente, elevó el Solarium Augusti sobre el suelo original.

EI Panteón fue consagrado por Agrippa en al año 27 a.C. Estaba dedicado a todos los dioses del Olimpo. Este Panteón sufrió devastadores incendios en los años 80 y 110. Se hicieron en él importantes restauraciones. Después, por causas desconocidas, el Panteón se arruinó y fue reconstruido en su totalidad por Adriano, en los primeros años de su gobierno. El Panteón que hoy se visita es obra de este emperador. El edificio es de planta redonda de 43, 50 metros de diámetro. Está cubierto por una bóveda hemiesférica de 43, 50 metros de altura. Hasta que se levantó este monumento, nunca se habría cubierto un espacio tan grande. La luz penetra por un óculo redondo de 8, 92 metros de diámetro, colocado en lo alto de la cúpula. Se entraba al interior por dos cuerpos sobresalientes, a modo de própilon, con dos grandes nichos. Delante de este própilon había un pórtico columnado, formado por ocho columnas lisas de granito gris, monolíticas, ocho delante y ocho detrás.

En la construcción se emplearon ingeniosos medios técnicos: el interior del muro es de buen hormigón de cal, cascote de travertino y fragmentos de ladrillos. Se suceden sobre esta gruesa pared circular tres series superpuestas de arcos de descarga, formados por tres roscas de ladrillos bipedales, que reciben parte del peso de la cúpula y lo trasladan a los ocho grandes machones que forman la osamenta del cilindro. La cúpula es semiesférica y está formada con cascotes de tufo y escoria volcánica, que son materiales muy ligeros. El exterior está forrado de ladrillos. En el arranque de la cúpula hay arcos de descarga.

El Panteón se construyó en tres fases: rotonda, própilon y porche columnado. Cada parte está yuxtapuesta. El exterior estaba revestido con placas de mármol y estuco. La cúpula estaba cubierta con tejas de bronce dorado. Las tejas de bronce se las llevó Constante II en el año 655. Se ha conservado la puerta de bronce y la decoración interior de mármoles usados, en el pavimento, en las paredes, en los nichos, en las columnas y en las cornisas. En el epistilio del pórtico se encuentra aún el nombre de Agrippa. Ello se debe a que a Adriano no Je agradaba que su nombre figurara en sus construcciones, salvo en el templo que consagró a su padre adoptivo, Trajano, en el Foro de Trajano.

El Panteón es la única obra arquitectónica que ha llegado intacta en lo esencial. Es de una gran originalidad. Expresa una concepción arquitectónica típicamente italorromana.

El Panteón se llamaba así porque, como afirmó Dión Cassio, guardaba las imágenes de muchos dioses, entre las que se encontraban las de Marte y Venus. Su forma circular lo asimilaba al cielo. El Panteón no es un templo en el sentido romano de la palabra. Agrippa lo levantó para honrar a la familia de César; por esta razón colocó las imágenes de Marte, de Venus y de Augusto. Adriano quiso en este edificio sacralizar la totalidad cósmica del Imperio romano. Es de una gran sencillez y unidad. Una novedad consistió en que no tiene otra luz que la que entra por la puerta y por el círculo colocado en lo alto de la bóveda. Es el centro de un mundo armonioso, como escribe R. Turcan,

Detrás del Panteón se encontraba la Basílica de Neptuno, de la que sólo se conserva una exedra. Se construyó en función de la profunda remodelación del sector. Comunicaba con las Termas de Agrippa, también restauradas. Su friso, con parejas de delfines, acusa un manierismo estilizado.

Adriano se construyó para él y para sus sucesores, un mausoleo en la orilla derecha del Tiber, unido por un excelente puente con el Campo de Marte. El mausoleo es una sepultura circular con amplia cámara funeraria. Su prototipo se encuentra en los mausoleos del tiempo de la República romana y de Augusto, que habían transformado las tumbas de cámara y de túmulo de las necrópolis etruscas. Se ha supuesto que tenía un túmulo cónico coronando el cilindro que se elevaba sobre un basamento cuadrado de unos 15 metros de altura. A la cámara funeraria se llegaba por una rampa helicoidal. Tanto el exterior como el interior estaban decorados con mármoles y esculturas. Su altura debió de ser de unos 60 metros, y su diámetro llegó a los 64 metros. Recibió los cuerpos de algunos Antoninos, y de los Severos, Septimio Severo y de sus hijos, Caracalla y Ceta.

Los dos mausoleos, el de Augusto y el de Adriano, presentan analogías formales y diferencias sensibles. El tambor del segundo se levanta sobre un basamento cuadrangular de 15 metros de altura. El conjunto queda realzado por la decoración de pilastras de mármol blanco y por el coronamiento de estatuas. En el túmulo, al igual que en el mausoleo de Augusto, se plantaron cipreses, árbol funerario por excelencia. Estaba coronado por una cuádriga de bronce dorado, que representaba la ascensión de Adriano al cielo. La entrada era un vestíbulo abovedado, con un gran nicho ocupado por la estatua de Adriano. La cabeza se conserva en los Museos Vaticanos. En la cámara central, a la que se llegaba por una rampa en espiral, se depositó el cuerpo embalsamado del emperador. Una novedad del monumento consistió en que la cámara no era subterránea. El mausoleo de Adriano sigue modelos helenísticos, pero con impronta romana.

La Villa Adriana es una de las construcciones más impresionantes de toda la Antigüedad. Su construcción se inició en torno a 120, y se amplió hasta la muerte del emperador. Era un complejo residencial conformado con toda clase de edificios: tres teatros, dos bibliotecas (griega y latina), pórticos, palacetes, estadios, exedras, termas, etc. Todo estaba adornado con excelentes mármoles, esculturas, pinturas, relieves y columnas de todas las épocas. Tenía un gran estanque, de 122 x 19 metros, navegable para barcos ligeros. Estaba rodeado de un porche columnado, arqueado y embellecido con estatuas de mármol, copias de originales griegos, como las Amazonas de Fidias y de Policleto, y las Cariátides del Erecteion. Al fondo, y en el eje longitudinal, había un ninfeo, hoy llamado Serapeo, debido a las estatuas de gusto egipcio encontradas en él. Es, en realidad, una grandiosa exedra cubierta con una gran bóveda de lunetos rampantes, recubierta de mosaicos. El agua llegaba en cascada y alimentaba al estanque. Las construcciones se agrupan en cuatro grupos principales. No se distribuyeron según un plan simétrico general, sino que producen la sensación de cierta anarquía. Los edificios recibieron los nombres de lugares griegos o egipcios. Así, se denominan: Plutonion, Academia, Poikilé, Likaion, Canopo, Pritaneo, etc. Los muros se levantaron según las técnicas corrientes de hormigón revestido de ladrillo. También se utilizó el opus reticulatum, que en Roma había caído en desuso por aquellos años. Placas de mármol o de estuco revestían los muros. Las plantas de los edificios eran de una gran originalidad, al igual que las exedras, los patios y los nichos. También fueron muy novedosas las cubiertas. Se emplearon bóvedas de medio cañón, simples cúpulas.

En la Villa Adriana quedó bien reflejado el carácter del emperador, la satisfacción que sintió Adriano en crear conjuntos nuevos, de gran originalidad, variedad e íntimos, que invitan al recogimiento y a la meditación. Algunos edificios están pensados para la recepción de huéspedes, para el baño, para la lectura, para exponer obras de arte o de carácter mitológico. Sin duda, los diferentes conjuntos evocaban en el espíritu de Adriano recuerdos y sentimientos que había tenido con anterioridad. Algunos edificios, como el llamado teatro marítimo, es una pequeña villa elegante, aislada mediante un canal que la rodea, arcadas de pórticos, de columnados y con acceso mediante un puente levadizo. Se entraba a un salón cerrado, a uno con ábside y a un gran patio, por el que se pasaba a las habitaciones privadas. Desde aquí se accedía a una serie de cámaras, que terminaban en un largo corredor común, que serían, probablemente, las habitaciones reservadas a los invitados. Los pavimentos de estas cámaras, muy diferentes unos de otros, estaban cubiertos con mosaicos en blanco y negro, muy típicos de estos años. También se decoraron otras partes de la villa con mosaicos de figuras policromadas, que siguen las modas helenísticas.

La llamada Plaza de Oro es una gran explanada de arcadas con peristilo, situada detrás de un supuesto conjunto residencial. Es una sala octogonal con cuatro ábsides circulares. El peristilo, en los lados largos, está rodeado por criptopórticos. Por el lado del fondo se pasa a una serie de salas unidas a una construcción única y muy anchas. En los cuatro ángulos de la planta cuadrada se habían colocado ábsides semicirculares. Sobre la planta se inserta un juego de paredes curvilíneas en sentido cóncavo y convexo en relación al centro, que da lugar a un encabalgamiento de semicúpulas y de aberturas con columnas. Las habitaciones se suceden y no debieron de tener nunca un destino utilitario. Parecen ser el final de las posibilidades más audaces de las nuevas técnicas de construcción, que comenzaron con los emperadores flavios. Se observa un virtuosismo arquitectónico que es un fin en sí mismo, condenado a desaparecer, pues no tuvo continuación.

El Canopo evoca, ya el solo nombre, recuerdos egipcios. Es un estrecho valle entre dos alturas. Sobre una de ellas se construyó un complejo residencial. El Canopo estaba rodeado de una serie de pequeñas construcciones rectangulares y un estanque cerrado por una alta fachada arquitectónica. En el centro brotaba, de un gran nicho, una cascada. En este lugar se encontraron las mejores copias del arte griego, de las Cariátides del Erecteion de Atenas y una Amazona de Fidias.

La Villa Adriana ofrece una bella imagen del mundo romano, con el Odeón, el Canopo, los dos teatros, griego y romano, el Serapeo, el Belvedere, el llamado Poekile y la Academia. Este conjunto expresa magníficamente el carácter cosmopolita de Adriano, y su religión, que abarcaba a los dioses griegos, romanos y egipcios.

La Villa Adriana ofrece grandes novedades en la arquitectura, como combinaciones de edificios de planta circular o exedras con cubiertas de gran originalidad. En la Academia, el llamado templo de Apolo tiene una sala impresionante a dos niveles bajo la alta cúpula hemisférica, hoy derrumbada. El vestíbulo de la Plaza de Oro se adelanta mucho tiempo al ninfeo de Galieno. Según R. Turcan, la Villa Adriana procede de un epicureismo ecléptico, a la vez inquieto y calculado.

Una obra que responde al espíritu artístico de la época adrianea es el ninfeo de los Horti Sallustianiy cubiertos con una cúpula circular de 26, 50 metros de diámetro.

Adriano también prestó especial interés a las restauraciones y a las reparaciones. Se renovó el templo de Cástor y Póllux, en el Foro Republicano. Se dotó al Tiber de un nuevo puente, llamado Aelius por el nombre del emperador.

Una obra importante y novedosa desde el punto de vista de la construcción son las Seite Bassi, fechadas por las estampillas de los ladrillos entre los años 123-134, caracterizados por las aristas nervadas, que presentan unos nervios formados por un arco celular, que sirven de armadura a la bóveda de hormigón que se asienta sobre estos nervios. Al arco de descarga en los muros y al refuerzo de las bóvedas de cañón se añade un nuevo elemento muy usado en el futuro en las construcciones

El Arco de Benevento se terminó en tiempos de Adriano, aunque su concepción del conjunto es de la época de Trajano. En él figura Adrianojunto a su predecesor.