EL DÍA EN QUE DIOS SE QUEDÓ DORMIDO
No puede haber peor infierno que el regreso
—fracasado— a mi antiguo plano.
...Aseguran los «hombres» de otros mundos y galaxias que, tras la Creación del «Pluricosmos», Dios se quedó dormido.
Y al despertar contempló su formidable trabajo. Era perfecto. Infinitos sistemas y planetas se comportaban de acuerdo con las leyes matematicoestadísticas que regían —y rigen— su inflexible determinismo.
La obra era tan magistral e inmutable, que Dios se inquietó... Y pensó:
«¿Cómo podría yo modificar tanta rigidez?»
Lógicamente, Dios no podía cambiar las leyes que acababa de dictar para el buen funcionamiento de los Universos... Ello hubiera sido una grave contradicción.
Fue entonces cuando Dios pensó en los seres inteligentes. Y los hizo libres.
Desde entonces, los «hombres» y demás seres pensantes han ido actuando, rompiendo aquella su misión inicial del Macrocosmos.
Han sido, son y serán el vínculo entre Dios y ls Creación.
Y afirman también esos «hombres» del Espacie que el alma es responsable ante Dios de este «trabajo».
Cuando un ser inteligente no cumple las leyes divinas, esa armonía se quiebra en algún punto del Cosmos.
El alma, entonces, debe ajustar su estructura espiritual a la idea de Dios.
Y dicen que tal «reajuste» es conocido por los hombres de la Tierra con el nombre de «castigo».