LAS VESTIDURAS DE LA VERDAD

Cuentan que el último día de la Edad de Oro, la Verdad se quedó dormida.

Aquel momento fue aprovechado por la Mentira, que, acercándose hasta la Verdad, le robó las vestiduras. Y la Mentira se presentó al mundo.

Al despertar, la Verdad —totalmente desnuda— acudió presurosa ante los hombres. Pero éstos la rechazaron. Desolada, la Verdad se retiró al desierto. Allí encontró las ropas que le había robado la Mentira. Se las puso y nuevamente se presentó ante los humanos. Desde entonces fue identificada ya con la Mentira y aceptada.

A partir de aquel día, la Verdad adoptó la forma de «parábola».