V 1991-1992:
El final del verano
No hay mejor botón que demuestre el estado de ruina al que habían llegado los 8 bits que la desaparición de Microhobby. La revista, dedicada por completo a seguir las novedades de todo lo relacionado con los Spectrum, echó el cierre en enero de 1992 porque el mercado, literalmente, no daba para mantener una revista que había pasado de ser semanal a tener una periodicidad mensual.
La misma cabecera lo explicaba en el editorial de su último número[229]: «Microhobby desaparece porque ya no sabemos cómo seguir haciéndola. […] Tememos el que llegue un día en el que no podamos sacarla a la calle por falta de contenidos. […] Las dos casas de soft que siempre prestaron más atención a los ordenadores de 8 bits —Ocean y U.S. Gold— ya han anunciado que en 1992 no seguirán produciendo juegos para este formato. La producción española ha languidecido y apenas ofrece cuatro o cinco novedades al cabo del año».
La gota que colmaba el vaso de esta situación terminal llegó en abril de 1992 cuando aterrizó en España «el cerebro de la bestia»: Super Nintendo. Con la consola de 16 bits de Nintendo se zanjaba de una vez por todas el debate sobre el ocio electrónico. Las máquinas de Nintendo y de Sega iban a ser las encargadas de dominar con puño de hierro el mercado del videojuego, dejando un pequeño nicho para los jugadores de PC durante los siguientes años. En mitad de todo este jaleo, la Edad de Oro se apagó, con una sonrisa o una lágrima en función de cada caso.