Capítulo 5
Ricos y pobres de la historia
Gran parte de la historia humana ha consistido en conflictos desiguales entre ricos y desposeídos: entre pueblos que tenían el poder de cultivar y pueblos que no lo tenían, o entre aquéllos que lo habían adquirido en épocas distintas. No debe sorprendernos el hecho de que la producción de alimentos nunca surgiera en zonas extensas del planeta, por razones ecológicas que aún la hacen difícil o imposible incluso en nuestros días. Por ejemplo, ni la agricultura ni la ganadería se desarrollaron en la época prehistórica en el ártico de América del Norte, mientras que el único elemento de la producción de alimentos que apareció en el ártico de Eurasia fue la ganadería del reno. Tampoco podía surgir espontáneamente la producción de alimentos en desiertos distantes del agua necesaria para el regadío, como el centro de Australia y algunas zonas del oeste de Estados Unidos.
En cambio, lo que pide a gritos una explicación es el hecho de que no apareciera la producción de alimentos, hasta tiempos modernos, en algunas zonas ecológicamente muy aptas que se cuentan entre los centros agrícolas y ganaderos más ricos del mundo en nuestros días. En lugar destacado de estas áreas enigmáticas, donde los pueblos indígenas eran aún cazadores-recolectores cuando llegaron los colonizadores europeos, figuraba California y otros Estados de la costa del Pacífico de Estados Unidos, la pampa argentina, el suroeste y el sureste de Australia y gran parte de la región de El Cabo, en Suráfrica. Si hubiéramos examinado el mundo en 4000 a. C., miles de años después del nacimiento de la producción de alimentos en sus primeros lugares de origen, nos habrían sorprendido también otros «graneros» modernos que entonces no lo eran, como el resto de Estados Unidos, Inglaterra, gran parte de Francia, Indonesia y toda el África subecuatorial. Cuando seguimos la producción de alimentos hasta sus orígenes, los centros más antiguos ofrecen otra sorpresa.
Lejos de ser «graneros» modernos, incluyen zonas que hoy se clasifican como un tanto secas o ecológicamente degradadas: Irán e Irak, México, los Andes, algunas zonas de China y el Sahel africano. ¿Por qué se desarrolló primero la producción de alimentos en aquellas tierras aparentemente marginales, y sólo después en las fértiles tierras agrícolas y pastos de nuestros días?
Las diferencias geográficas entre los modos por los cuales surgió la producción de alimentos también son desconcertantes. En algunos lugares se desarrolló independientemente, como consecuencia de la domesticación de animales y la aclimatación de plantas por la población local. En la mayoría de los demás lugares fue importada, en forma de cultivos y ganado que habían sido aclimatados y domesticados en otros puntos. Dado que estas áreas de origen no independiente eran aptas para la producción de alimentos en la época prehistórica tan pronto como las especies aclimatadas llegaron a ellas, ¿por qué los pueblos que habitaban esas zonas no se hicieron agricultores y ganaderos sin necesidad de ayuda exterior, domesticando animales y aclimatando plantas locales?
En las regiones en las que la producción de alimentos surgió independientemente, ¿por qué las fechas de su aparición presentan variaciones tan importantes (por ejemplo, miles de años antes en Asia oriental que en el este de Estados Unidos, y nunca en el este de Australia)? Entre las regiones a las que se importó en tiempos prehistóricos, ¿por qué varía tanto la fecha de llegada (por ejemplo, miles de años antes en el suroeste de Europa que en el suroeste de Estados Unidos)? También en las regiones que la importaron, ¿por qué en unas zonas (como el suroeste de Estados Unidos) los cazadores-recolectores locales adoptaron los cultivos y el ganado de sus vecinos y sobrevivieron como agricultores, mientras que en otras zonas (como Indonesia y gran parte del África subecuatorial) la importación de la producción de alimentos supuso una sustitución catastrófica de los cazadores-recolectores originales de la región por productores de alimentos invasores? Todas estas preguntas suponen acontecimientos que determinaron qué pueblos serían más adelante los desposeídos de la historia, y qué otros pueblos serían los ricos.
Antes de responder a estas preguntas, debemos aprender a identificar las zonas donde tuvo su origen la producción de alimentos, cuándo apareció en esas zonas y dónde y cuándo una planta o un animal determinados fueron domesticados por vez primera. Las pruebas más inequívocas provienen de la identificación de los restos de plantas y animales en yacimientos arqueológicos. La mayoría de las especies vegetales y animales domesticadas presentan diferencias morfológicas con respecto a sus antepasados silvestres: por ejemplo, el menor tamaño de las vacas y ovejas domésticas, el mayor tamaño de los pollos y las manzanas domésticos, las vainas más finas y suaves de los guisantes domésticos y los cuernos en forma de sacacorchos y no de cimitarra del ganado cabrío doméstico. De ahí que los restos de las plantas y los animales domésticos de un yacimiento arqueológico datado puedan ser reconocidos y proporcionen pruebas sólidas de la producción de alimentos en ese lugar y ese momento, mientras que el hallazgo de restos de especies únicamente silvestres en un yacimiento no proporciona pruebas de la producción de alimentos y es compatible con la caza-recolección. Naturalmente, los productores de alimentos, sobre todo los primeros, continuaron recolectando plantas silvestres y cazando animales salvajes, por lo que los restos de alimentos en sus yacimientos incluyen a menudo especies silvestres además de las domesticadas.
Los arqueólogos datan la producción de alimentos mediante la datación por radiocarbono de las materias halladas en un yacimiento que tienen contenido en carbono. Este método se basa en la lenta descomposición del carbono 14 radiactivo, un componente muy poco importante del carbono, el omnipresente elemento básico de la vida, en el isótopo no radiactivo nitrógeno 14. El carbono 14 es generado constantemente en la atmósfera por los rayos cósmicos. Las plantas toman el carbono atmosférico, cuya proporción de carbono 14 con el isótopo dominante carbono 12 es conocida y aproximadamente constante (una proporción aproximada de 1 a un millón). El carbono de las plantas forma el cuerpo de los animales herbívoros que comen las plantas, y de los animales carnívoros que comen esos animales herbívoros. Una vez que la planta o el animal muere, sin embargo, la mitad de su contenido en carbono 14 se descompone en carbono 12 cada 5700 años, hasta que al cabo de unos 40 000 años el contenido en carbono 14 resulta muy lento y difícil de medir o de distinguir de la contaminación con pequeñas cantidades de materiales modernos que contienen carbono 14. De ahí que la antigüedad de la materia procedente de un yacimiento arqueológico pueda calcularse a partir de la proporción carbono 14/carbono 12 de dichas materias.
El radiocarbono presenta numerosos problemas técnicos, dos de los cuales merecen mención especial en estas páginas. El primero es que, hasta el decenio de 1980, la datación por radiocarbono requería cantidades relativamente grandes de carbono (unos gramos), muy superiores a la cantidad que se encuentra en semillas o huesos pequeños. De ahí que los científicos tuvieran que recurrir a menudo a datar materias recuperadas en lugares cercanos en el mismo yacimiento y que se creían «asociadas a» los restos de alimentos; es decir, que habían sido depositadas simultáneamente por las mismas personas que dejaron los alimentos. Una opción típica de materias «asociadas» es el carbón de los hogares.
Pero los yacimientos arqueológicos no siempre son cápsulas del tiempo perfectamente selladas de materias depositadas en su totalidad el mismo día. Las materias depositadas en diferentes momentos pueden llegar a mezclarse, al revolver el suelo los gusanos, los roedores y otros agentes. Los residuos de carbón vegetal de un hogar pueden terminar, por tanto, cerca de los restos de una planta o un animal que murió y fue consumido miles de años antes o después. Actualmente, los arqueólogos sortean este problema recurriendo de modo creciente a una nueva técnica llamada espectrometría de masas, que permite la datación por radiocarbono de pequeñas muestras y, por tanto, permite datar directamente una pequeña semilla, un huesecillo u otro residuo alimentario por sí solo. En algunos casos se han hallado grandes diferencias entre fechas de radiocarbono recientes basadas en los nuevos métodos directos (que tienen sus propios problemas) y las basadas en los métodos indirectos más antiguos. Entre las controversias resultantes que continúan sin resolverse, la más importante a los efectos de este libro es quizá la referida a la fecha en que se originó la producción de alimentos en América: los métodos indirectos de los decenios de 1960 y 1970 proporcionaron fechas tan tempranas como 7000 a. C., pero dataciones directas más recientes producen fechas no anteriores a 3500 a. C.
Un segundo problema en la datación por radiocarbono es que la proporción entre carbono 14 y carbono 12 de la atmósfera, en realidad, no es rígidamente constante, sino que fluctúa ligeramente con el tiempo, por lo que los cálculos de fechas de radiocarbono basadas en el supuesto de una proporción constante están sometidas a pequeños errores sistemáticos. La magnitud de este error para cada fecha del pasado puede determinarse en principio con la ayuda de los anillos de crecimiento anuales de árboles longevos, pues los anillos pueden contarse para obtener una fecha de calendario absoluta en el pasado para cada anillo, y una muestra de carbono de madera datada de esta manera puede analizarse después para determinar su proporción entre el carbono 14 y el carbono 12. De este modo, las fechas de radiocarbono medidas pueden ser «calibradas» para tener en cuenta las fluctuaciones de la proporción de carbono atmosférico. El efecto de esta corrección es que, para materias con fechas aparentes (es decir, no calibradas) entre los años 1000 a. C. y 6000 a. C., la fecha verdadera (calibrada) es entre unos siglos y 1000 años antes. Muestras un poco más antiguas han comenzado a ser calibradas en fechas más recientes mediante un método alternativo basado en otro proceso de descomposición radiactiva, habiendo producido la conclusión de que las muestras que aparentemente databan de 9000 a. C. datan en realidad de hacia 11 000 a. C.
Algunos arqueólogos distinguen las fechas calibradas de las no calibradas escribiendo las primeras en mayúsculas y las segundas en minúsculas (por ejemplo, 3000 a. C. y 3000 a. c., respectivamente). Sin embargo, la literatura arqueológica puede ser confusa a este respecto, porque muchos libros y ensayos consignan fechas no calibradas con «a. C.» y no mencionan que son en realidad fechas no calibradas. Las fechas que se reseñan en esta obra para hechos ocurridos en los últimos 15 000 años son fechas calibradas (aunque las reseñemos como «a. C.»). Esto explica algunas de las discrepancias que el lector puede observar entre las fechas de este libro y las citadas en algunos otros de consulta habituales sobre la primitiva producción de alimentos.
Una vez reconocidos y fechados los restos de plantas y animales domésticos de la antigüedad, ¿cómo se decide si la planta o el animal fue domesticado realmente en las proximidades de ese yacimiento, y no fue aclimatado en otro lugar y después se propagó hasta el yacimiento en cuestión? Un método consiste en examinar un mapa de la distribución geográfica del antepasado silvestre de la planta o el animal, y razonar que la domesticación debió de tener lugar en la zona donde se da el antepasado silvestre. Por ejemplo, el garbanzo es cultivado ampliamente por los agricultores tradicionales desde el Mediterráneo y Etiopía hasta India, siendo este país el productor del 80 por 100 de la producción mundial de garbanzos en nuestros días. Podríamos engañarnos, pues, y suponer que el garbanzo fue aclimatado en India. Pero resulta que el garbanzo silvestre ancestral sólo se da en el sureste de Turquía. La interpretación según la cual el garbanzo fue aclimatado realmente allí está respaldada por el hecho de que los hallazgos más antiguos de garbanzos posiblemente aclimatados en yacimientos arqueológicos del Neolítico provienen del sureste de Turquía y el cercano norte de Siria, que datan de hacia 8000 a. C.; las pruebas arqueológicas de la presencia de garbanzos en el subcontinente indio aparecen 5000 años después.
Un segundo método para identificar el lugar donde comenzó a cultivarse una planta o se domesticó un animal consiste en trazar en un mapa las fechas de la primera aparición de la forma domesticada en cada localidad. El lugar donde apareció primero puede ser el lugar donde se aclimató por vez primera, sobre todo si el antepasado silvestre también se dio allí, y si las fechas de la primera aparición en otros lugares van siendo progresivamente más antiguas a medida que aumenta la distancia desde el presunto lugar de la aclimatación inicial, de tal manera que sugieran la propagación a esos otros lugares. Por ejemplo, la variedad de trigo escanda (o escaña melliza) cultivada más antigua que se conoce proviene del Creciente Fértil hacia 8500 a. C. Poco después, el cultivo aparece progresivamente más al oeste, llegando a Grecia hacia 6500 a. C. y a Alemania hacia 5000 a. C. Estas fechas sugieren la aclimatación de la escanda en el Creciente Fértil, conclusión respaldada por el hecho de que la escanda silvestre ancestral sólo se da en la zona que se extiende desde Israel hasta el oeste de Irán y Turquía.
Pero, como veremos, surgen complicaciones en muchos casos en los que la misma planta o el mismo animal fueron domesticados independientemente en varios lugares distintos. Este tipo de casos pueden detectarse a menudo mediante el análisis de las diferencias morfológicas, genéticas o cromosomáticas resultantes entre ejemplares del mismo cultivo o animal doméstico en diferentes zonas. Por ejemplo, las razas de cebú del ganado vacuno doméstico de India tienen joroba, que falta en las razas de vacuno eurasiáticas, y los análisis genéticos indican que los antepasados de las razas modernas de India y del oeste de Eurasia de ganado vacuno se separaron hace cientos de miles de años, mucho antes de que cualquier animal fuera domesticado en el mundo. Es decir, el ganado vacuno fue domesticado independientemente en India y en el oeste de Eurasia, en los últimos 10 000 años, a partir de subespecies de ganado vacuno salvajes indias y eurasiáticas occidentales que habían divergido cientos de miles de años atrás.
Volvamos ahora a nuestras preguntas anteriores acerca del nacimiento de la producción de alimentos. ¿Dónde, cuándo y cómo se desarrolló la producción de alimentos en diferentes partes del planeta?
En un extremo se encuentran las zonas en las que la producción de alimentos surgió de manera totalmente independiente, con la aclimatación de muchos cultivos autóctonos (y, en algunos casos, la domesticación de algunos animales) antes de la llegada de cultivos o animales de otras zonas. Sólo existen cinco zonas de las que se dispone actualmente de pruebas pormenorizadas y concluyentes: el suroeste de Asia, también llamado Oriente Próximo o Creciente Fértil; China; Mesoamérica (término que se aplica al centro y el sur de México y zonas adyacentes de América Central); los Andes de América del Sur y posiblemente también la cuenca amazónica adyacente; y el este de Estados Unidos (fig. 5.1). Algunos o todos estos centros podrían comprender realmente varios centros cercanos donde la producción de alimentos apareció más o menos independientemente, como el valle del río Amarillo del norte de China y el valle del río Yangtsé en el sur de China.
Además de estas cinco zonas donde la producción de alimentos surgió indudablemente ex novo, otras cuatro —el Sahel africano, África occidental tropical, Etiopía y Nueva Guinea— son candidatas a tal distinción. Sin embargo, en todos estos casos surgen incertidumbres. Aunque es indudable que se aclimataron plantas silvestres autóctonas en la zona del Sahel africano, inmediatamente al sur del Sahara, la cría de ganado vacuno pudo haber precedido a la agricultura en dicha zona, no sabiéndose aún con certeza si se trataba de ganado vacuno domesticado de manera independiente en el Sahel o, por el contrario, de ganado vacuno doméstico originario del Creciente Fértil cuya llegada desencadenó la aclimatación de plantas en la zona. Sigue siendo asimismo incierto si la llegada de esos cultivos del Sahel desencadenó después la indudable aclimatación local de plantas silvestres autóctonas en África occidental, y si la llegada de cultivos del suroeste de Asia es lo que desencadenó la aclimatación local de plantas silvestres autóctonas en Etiopía. Por lo que se refiere a Nueva Guinea, los estudios arqueológicos han proporcionado pruebas de agricultura primitiva mucho antes de la producción de alimentos en zonas adyacentes, pero las plantas cultivadas no han sido identificadas de manera categórica.
La Tabla 5.1 resume, para éstas y otras zonas de domesticación local, algunos de los cultivos y animales más conocidos y las fechas más antiguas que se conocen de su aclimatación. Entre estas nueve zonas candidatas a la evolución independiente de la producción de alimentos, el suroeste de Asia presenta las fechas seguras más antiguas tanto de aclimatación de plantas (hacia 8500 a. C.) como domesticación de animales (hacia 8000 a. C.); esta región posee asimismo el mayor número de fechas de radiocarbono exactas de primitiva producción de alimentos. Las fechas de China son prácticamente equiparables en antigüedad, mientras que las fechas del este del actual Estados Unidos son claramente posteriores en unos 6000 años. En cuanto a las otras seis zonas candidatas, las fechas más antiguas bien establecidas no rivalizan con las del suroeste de Asia, pero son demasiado escasos los yacimientos antiguos que han sido datados con certeza en esas seis zonas para que podamos estar seguros de que fueron realmente posteriores al suroeste de Asia y (en ese caso) en cuánto tiempo.
TABLA 5.1. Ejemplos de especies domesticadas en cada zona | |||
Zona | Domesticados | Primera fecha comprobada de domesticación | |
Plantas | Animales | ||
Origen independiente de la domesticación | |||
1. Suroeste de Asia | trigo, guisante, aceituna | oveja, cabra | 8500 a. C. |
2. China | arroz, mijo | cerdo, gusano de seda | antes de 7500 a. C. |
3. Mesoamérica | maíz, frijoles, calabazas | pavo | antes de 3500 a. C. |
4. Los Andes y Amazonía | patata, mandioca | llama, cobaya | antes de 3500 a. C. |
5. Este de EEUU | girasol, Chenopodium | ninguno | 2500 a. C. |
? 6. Sahel | sorgo, arroz africano | gallina de guinea | antes de 5000 a. C. |
? 7. África occidental tropical | ñames, palma de aceite | ninguno | antes de 3000 a. C. |
? 8. Etiopía | café, teff | ninguno | ? |
? 9. Nueva Guinea | caña de azucar, banana | ninguno | ¿7500 a. C.? |
Domesticación local tras la llegada de cultivos fundadores desde otros lugares | |||
10. Europa occidental | amapola, avena | ninguno | 6000-3500 a. C. |
11. Valle de Indo | sésamo, berenjena | ganado de joroba | 7000 a. C. |
12. Egipto | sicomoro, chufa | asno, gato | 6000 a. C. |
El siguiente grupo de zonas está formado por aquellas donde se aclimataron al menos un par de plantas o animales locales, pero donde la producción de alimentos dependía principalmente de cultivos y animales domesticados en otras zonas. Las variedades aclimatadas importadas podrían considerarse cultivos y animales «fundadores», porque fundaron la producción de alimentos local. La llegada de especies domesticadas fundadoras permitió que la población local se hiciese sedentaria, y por tanto aumentó la probabilidad de que evolucionaran los cultivos locales a partir de plantas silvestres que se recolectaban, se llevaban a casa y se plantaban accidentalmente, y sólo después se plantaban intencionadamente.
En tres o cuatro de estas zonas, el «paquete fundador» que llegó provenía del suroeste de Asia. Una de ellas es Europa occidental y central, donde la producción de alimentos surgió con la llegada de cultivos y animales del suroeste de Asia entre 6000 a. C. y 3500 a. C., pero al menos una planta (la amapola, y probablemente la avena y algunas otras) fue aclimatada después localmente. La amapola silvestre sólo crece en las zonas costeras del Mediterráneo occidental. Las semillas de amapola están ausentes de yacimientos excavados en las primeras comunidades agrícolas de Europa oriental y el suroeste de Asia; aparecen por primera vez en antiguos yacimientos agrícolas de Europa occidental. En cambio, los antepasados silvestres de la mayoría de los cultivos y animales del suroeste de Asia estaban ausentes de Europa occidental. Así pues, parece claro que la producción de alimentos no evolucionó de manera independiente en Europa occidental. En cambio, fue desencadenada en esa región por la llegada de especies aclimatadas del suroeste de Asia. Las sociedades agrícolas resultantes en Europa occidental aclimataron la amapola, que posteriormente se propagó hacia el este como cultivo.
Otra zona donde la aclimatación local parece haber seguido a la llegada de cultivos fundadores del suroeste de Asia es la región del valle del Indo, en el subcontinente indio. Las primeras comunidades agrícolas de esta región, en el milenio VII a. C., utilizaban el trigo, la cebada y otras plantas que habrían sido aclimatadas previamente en el Creciente Fértil y que evidentemente se propagaron al valle del Indo a través de Irán. Sólo después aparecen en las comunidades agrícolas del valle del Indo especies domésticas derivadas de especies autóctonas del subcontinente indio, como el ganado vacuno con joroba y el sésamo. También en Egipto, la producción de alimentos comenzó en el milenio VI a. C. con la llegada de cultivos del suroeste de Asia. Los egipcios aclimataron después el sicómoro y la chufa.
Las mismas pautas se aplican probablemente a Etiopía, donde el trigo, la cebada y otros cultivos del suroeste de Asia son cultivados desde hace mucho tiempo. Los etíopes aclimataron también muchas especies silvestres de la zona para obtener cultivos que en su mayoría continúan confinados a Etiopía, aunque uno de ellos (el café) se ha extendido por todo el mundo. Sin embargo, no se sabe aún si los etíopes cultivaban estas plantas locales antes o sólo después de la llegada del «paquete fundador» del suroeste de Asia.
En estas y otras zonas donde la producción de alimentos dependía de la llegada de cultivos fundadores de otras regiones, ¿adoptaron los cazadores-recolectores locales aquellos cultivos fundadores de pueblos agricultores vecinos y, por tanto, se hicieron a su vez agricultores? ¿O es el caso que el «paquete fundador» fue llevado por agricultores invasores, lo cual les permitió tener más descendencia que los cazadores locales y matarlos, desplazarlos o superarlos en número?
En Egipto parece probable que sucediera lo primero: los cazadores-recolectores locales se limitaron a incorporar las especies domesticadas y las técnicas agrícolas y ganaderas del suroeste de Asia a su propia dieta de plantas y animales silvestres, y después abandonaron gradualmente los alimentos silvestres. Es decir, lo que llegó a Egipto para iniciar la producción de alimentos fueron cultivos y animales foráneos, no personas foráneas. Lo mismo podía haber sucedido en la costa atlántica de Europa, donde los cazadores-recolectores locales aparentemente adoptaron la oveja y los cereales del suroeste de Asia en el transcurso de muchos siglos. En la región de El Cabo, en Suráfrica, los cazadores-recolectores khoi locales se hicieron ganaderos (pero no agricultores) merced a la adquisición de ovejas y vacas de zonas de África situadas más al norte (y en última instancia del suroeste de Asia). Asimismo, los cazadores-recolectores indígenas americanos del suroeste de Estados Unidos se hicieron gradualmente agricultores mediante la adquisición de cultivos mexicanos. En estas cuatro zonas, el comienzo de la producción de alimentos ofrece escasas o ninguna prueba de la aclimatación de especies vegetales o animales locales, pero también escasas o ninguna prueba de la sustitución de población humana.
En el extremo opuesto están las regiones en las que la producción de alimentos comenzó sin duda con una llegada brusca de gente foránea así como de cultivos y animales foráneos. La razón por la que podemos estar seguros de ello es que las llegadas tuvieron lugar en la época moderna y tuvieron como protagonistas a europeos alfabetizados, que narraron los hechos en innumerables libros. Estas zonas son: California, la región noroccidental pacífica de América del Norte, la pampa argentina, Australia y Siberia. Hasta siglos recientes, estas zonas estuvieron ocupadas por cazadores-recolectores, indígenas americanos en los primeros tres casos y aborígenes australianos o indígenas siberianos en los dos últimos. Estos cazadores-recolectores fueron matados, infectados, expulsados o sustituidos en gran medida por la llegada de agricultores y ganaderos europeos que llevaron sus propios cultivos y no aclimataron especies silvestres locales después de su llegada (a excepción de las nueces de macadamia en Australia). En la región de El Cabo, en Suráfrica, los europeos encontraron al llegar no sólo a los cazadores-recolectores khoi, sino también a ganaderos khoi que poseían ya animales domésticos únicamente, no cultivos. El resultado fue también en este caso el comienzo de la agricultura dependiente de cultivos procedentes de otras regiones, la no domesticación de especies locales y la sustitución masiva moderna de la población humana.
Finalmente, el mismo modelo de comienzo brusco de la producción de alimentos dependiente de especies aclimatadas en otros lugares, y de sustitución brusca y masiva de la población, parece haberse repetido en muchas zonas en la época prehistórica. En ausencia de registros escritos, las pruebas de esas sustituciones prehistóricas deben buscarse en el registro arqueológico o deducirse de las pruebas lingüísticas. Los casos mejor atestiguados son aquellos en los que no puede haber duda alguna de la sustitución de la población, porque los productores de alimentos recién llegados presentaban acusadas diferencias en sus esqueletos con respecto a los cazadores-recolectores a los que sustituyeron, y porque los productores de alimentos introdujeron no sólo cultivos y animales sino también cerámica. En capítulos posteriores expondremos los dos ejemplos más claros: la expansión austroindonesia desde el sur de China hasta Filipinas e Indonesia (capítulo 17) y la expansión bantú por el África subecuatorial (capítulo 19).
El sureste de Europa y Europa central presentan un panorama semejante de comienzo brusco de la producción de alimentos (dependiente de cultivos y animales del suroeste de Asia) y de producción de cerámica. Este principio supuso también, probablemente, la sustitución de los antiguos griegos y germanos por nuevos griegos y germanos, del mismo modo que lo viejo dio paso a lo nuevo en Filipinas, Indonesia y el África subecuatorial. Sin embargo, las diferencias de constitución ósea entre los cazadores-recolectores anteriores y los agricultores que los sustituyeron son menos acusadas en Europa que en Filipinas, Indonesia y el África subecuatorial. De ahí que los argumentos en favor de la sustitución de la población en Europa sean menos potentes o menos directos.
Resumiendo, sólo un número reducido de zonas del mundo desarrollaron la producción de alimentos de manera independiente, y lo hicieron en épocas muy diferentes. A partir de aquellas zonas nucleares, los cazadores-recolectores de algunas zonas vecinas aprendieron la producción de alimentos, y los pueblos de otras zonas vecinas fueron sustituidos por productores de alimentos invasores procedentes de las zonas nucleares, también en épocas muy diferentes. Finalmente, los pueblos de algunas zonas ecológicamente aptas para la producción de alimentos ni desarrollaron ni adquirieron la agricultura en la época prehistórica; siguieron siendo cazadores-recolectores hasta que el mundo moderno acabó con ellos. Los pueblos de las zonas que tenían una ventaja de salida en la producción de alimentos obtuvieron, por tanto, una ventaja de salida en el camino que conducía hacia las armas, el fuego, los gérmenes y el acero. El resultado fue una larga serie de colisiones entre los ricos y los pobres de la historia.
¿Cómo podemos explicar estas diferencias geográficas en los tiempos y los modos del comienzo de la producción de alimentos? Esta pregunta, que constituye uno de los problemas más importantes de la prehistoria, será el objeto de los cinco capítulos siguientes.