Agradecimientos

Este libro se ha beneficiado sobremanera de todo el ánimo y del respaldo que me han prestado muchas personas cuyos nombres no figuran en la página de créditos.

Ante todo, quiero dejar constancia de mi agradecimiento a Mathew Prichard y a su esposa, Lucy. La existencia misma de este libro se debe a la generosidad de Mathew. Sin la menor vacilación, estuvo de acuerdo en que me pusiera a escribir sobre los cuadernos cuando lo abordé por vez primera. Y no sólo me garantizó acceso completo y sin restricciones de ninguna clase a todos los papeles de su abuela, sino que Lucy y él también me ofrecieron su hospitalidad ilimitada en las muchas ocasiones en que acudí a estudiar los papeles.

También doy las gracias a David Brawn, de HarperCollins, por la fe que siempre tuvo en el proyecto, y a Steve Gove por su trabajo de edición, que llevó a cabo con ojo de águila.

Mi hermano Brendan leyó uno de los primeros borradores del libro, y sus palabras de ánimo me sirvieron de gran apoyo en la empresa; junto con su esposa, Virginia, me proporcionó un hogar lejos del hogar, aunque con una provisión técnica muchísimo mejor.

Mi amigo y compañero, también devoto de Christie, Tony Medawar me hizo muchas sugerencias de utilidad, además de compartir conmigo los resultados de sus investigaciones.

Han sido asimismo indispensables Felicity Windmill, archivista en HarperCollins; la doctora Christine Faunch y sus adjuntos en la Biblioteca de la Universidad de Exeter, así como Tamsen Harward y Jemma Jones, de Agatha Christie Ltd.

Agradezco a David Headley, de Goldsboro Books, su valiosísima ayuda y sus consejos.

A mis muchos colegas y amigos del Dublin City Council les agradezco todo su apoyo, en especial a Michael Sands, jefe de prensa, y a Jane Alger, bibliotecaria responsable de Servicios a los Lectores.

Por razones muy variadas, quiero también dejar constancia de mi gratitud a Eurion Brown, Pete Coleman, Julius Green, John Perry, John Ryan, John Timon, Andy Trott y Nigel Wollen.