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Un gato en el palomar:
Canciones de cuna y muerte
Adoro las canciones de cuna, ¿tú no? Siempre tan trágicas y macabras. Por eso gustan tanto a los niños.
La ratonera, I, I
SOLUCIONES QUE SE REVELAN
La casa torcida • Cinco cerditos • «La tarta de zarzamoras» • Asesinato en la calle Hickory • «¿Cómo crece tu jardín?» • Inocencia trágica • Un puñado de centeno • «Un cantar por seis peniques» • Diez negritos • «El club de los martes»
La atracción que ejerce la literatura infantil, tanto por los títulos como por los temas, en no pocas ocasiones ha servido de inspiración a los escritores de novela policíaca. El crimen de las mil y una noches, de Dickson; Los crímenes del monóculo, de Douglas Browne; Blancanieves y la rosa roja y también Trenzas de oro, de McBain; Había una vez una anciana, de Ellery Queen; Ésta es la casa, de Smith; Había un malvado, de Witting, y Con mis ojitos, de Fuller, son todas ellas novelas tomadas del cuarto en donde juegan los niños, mientras que Los crímenes del obispo, de S. S. Van Dine, utiliza las rimas infantiles de Mamá Oca como tema recurrente. La atracción es obvia, por la yuxtaposición de la inocencia infantil y lo espeluznante, el giro de lo cotidiano hacia lo macabro.
Sin embargo, fue Agatha Christie quien la hizo propia y la explotó de una manera más exhaustiva que cualquier otro autor. Existen numerosas referencias a canciones de cuna dispersas a lo largo de los cuadernos. En algunas ocasiones la idea no se desarrollaba más allá de una escueta nota (ver «Miscelánea», capítulo 4); en otras le suministraron el material para alguna de sus obras más importantes: Diez negritos, Cinco cerditos y Tres ratones ciegos / La ratonera. En algunos casos sólo fue un título, como Asesinato en la calle Hickory y La muerte visita al dentista[10]; en otros, como Diez negritos y Un puñado de centeno, aportan al libro un esquema general; asimismo, la utilización de La casa torcida y Tres ratones ciegos es más simbólica que real. Los que más éxito han cosechado son sin duda Cinco cerditos y Diez negritos, en donde se sigue la rima de manera convincente e ingeniosa. El impacto dramático de una inocente canción de cuna que se transforma en la tarjeta de visita de un asesino es irresistible para una escritora de novela policíaca tan imaginativa como Agatha Christie.
Un cantar por seis peniques, un puñado de centeno
veinticuatro mirlos cocidos en un pastel;
cuando se abrió el pastel se pusieron a piar:
¿no era un plato delicioso para servírselo al rey?
El rey en su contaduría, contando sus dineros;
la reina en el salón, comiendo miel con pan;
la criada en el jardín, tendiendo la ropa a secar;
cuando bajaron los mirlos y le picotearon la nariz.
La cantinela infantil más fructífera fue «Un cantar por seis peniques», que le aportó no menos de tres títulos: la novela Un puñado de centeno y dos relatos cortos, «Un cantar por seis peniques» y «La tarta de zarzamoras»[11]. En el caso de los relatos cortos sólo inspiró los títulos, mientras que la novela sigue el patrón de la canción de manera realmente fiel.
Un cantar por seis peniques
Diciembre de 1929
Una moneda de seis peniques ayuda a resolver un asesinato atroz que ha dejado a una familia dividida por las sospechas mutuas.
Aunque no han sobrevivido las notas en relación con la composición de «Un cantar por seis peniques» —lo cual no es sorprendente si se piensa que apareció muy temprano, en la edición navideña de Holly Leaves [Hojas de acebo] de 1929—, sí existe una referencia al mismo en el Cuaderno 56. Al aparecer entre las notas para Un puñado de centeno, resulta poco corriente, y para añadir aún más desconcierto también parece hacer referencia a una obra ya publicada, La casa torcida.
Canta un cantar por seis peniques
Se encontró la moneda torcida (un hombre torcido, avieso; una esposa torcida; La casa torcida o aviesa)
Un aspecto de este relato corto que ha pasado inadvertido entre los comentaristas que se han ocupado de Christie es la similitud que presenta con Inocencia trágica (véase el capítulo 7). «Un cantar por seis peniques» anuncia la llegada de un investigador venido de fuera, sir Edward Palliser, a la casa de la señorita Crabtree, que ha sido asesinada de un golpe en la cabeza, a buen seguro asestado por un miembro de su propia familia. No se ha detenido a nadie por el asesinato, y la familia describe cómo «se pasan el día sentados y observándose furtivamente, sumidos en las dudas». En este ambiente cargado de mutuos recelos, el detective llega a una solución que prefigura explícitamente la novela de 1958.
¿Cómo crece tu jardín?
Agosto de 1935
A Poirot le llega demasiado tarde una llamada de auxilio para salvar a Amelia Barrowby, pero está decidido a averiguar la verdad.
María, María, pura rebeldía,
¿cómo crece tu jardín?
Con campanas de plata y conchas de hojalata
y bonitas chicas todas en fila.
Esta breve canción de cuna aparece no menos de cinco veces a lo largo de los cuadernos, si bien estos versos inspiraron tan sólo el título de un relato corto: «¿Cómo crece tu jardín?». No obstante, parece haber causado una honda impresión en la mente de Christie, puesto que a menudo se refería a ella mientras urdía la trama de otros títulos. Es más, existen similitudes entre este relato corto y una novela que planeó pero que nunca llegó a escribir. El relato se publicó por primera vez en el Reino Unido en The Strand, aunque había aparecido meses antes en el Ladies’ Home Journal de Estados Unidos. La conexión del relato con la canción de cuna es más estrecha que en el caso de «Un cantar por seis peniques» o «La tarta de zarzamoras», puesto que incluye las conchas, el jardín y el nombre de la asesina. Mary Delafontaine envenena a su tía y esconde las conchas de las fatídicas ostras entre otras conchas utilizadas para decorar el jardín. Intenta, sin éxito alguno, incriminar a la extranjera que hacía compañía a su señora tía:
La señora mayor… La chica extranjera… Mary… el marido «calzonazos»
La trama final está sintetizada en el Cuaderno 20:
Historia de la ostra… Hombre muere tras la cena…
Estricnina en la ostra… Se la traga… En el jardín una caja con conchas… Se analiza la comida… nada. Posiblemente alguna complicación con las medicinas ingeridas… o que alguien le dio… Si es así, injustamente acusado
Éste es otro ejemplo de los recursos preferidos de Christie en la construcción de la trama de sus primeras obras: la llegada de Poirot al escenario de lo que se sospecha que es un asesinato, pero sólo para descubrir que cuando llega ya es demasiado tarde. Ya en 1923 utilizó esta idea por primera vez en Asesinato en el campo de golf, y luego en «El misterio de Cornualles», El testigo mudo y «El incidente de la pelota del perro» (véase «Apéndice»). Se puede entender por qué: tiene un impacto emocional y práctico. El convocado, que ha prometido explicar toda la situación en detalle, ya no es capaz de hacerlo, y Poirot se encuentra ante un imperativo moral, además de práctico, consistente en resolver el crimen. La trama a su vez alberga el recurso de la víctima «que sabía demasiado», una manera siempre convincente de comenzar una narración de corte policíaco. En «¿Cómo crece tu jardín?» la aparición de un personaje de nacionalidad rusa tuvo que ser muy extraña para la novela detectivesca de la época. De hecho, la aparición de cualquier forastero (incluido Poirot) se observa siempre con recelo por parte de los habitantes de los pequeños pueblos, algo que ocurre a menudo en todo el canon literario de Christie. Y, por supuesto —como bien puede observarse en El testigo mudo—, esto permitió a Christie subvertir una vez más los prejuicios de los lectores.
El personaje principal, Mary Delafontaine, se convirtió en un comodín en la taquigrafía de Christie; aparece abreviado en el transcurso de la construcción de la trama de Tercera muchacha e Inocencia trágica, respectivamente, aunque al final no la utilizase en el argumento de ninguna de las dos novelas:
Mary Del.
Arthur (el marido inocente)… Katrina… Desconfiada, apasionada… Cuida del hombre mayor por dinero.
Olivia (la esposa tipo Mary Delafontaine)
El nombre también se utilizó para designar a una de las víctimas de El misterio de Pale Horse; en el capítulo primero es una amiga de la señora Oliver y en el capítulo siguiente aparece en la lista de sentenciados del padre Gorman.
Diez
negritos
6 de noviembre de 1939
A diez desconocidos se les invita a pasar un fin de semana en una isla en la costa de Devon. El anfitrión no aparece por ninguna parte y comienzan a producirse una serie de muertes entre los invitados. Descubren que uno de ellos es un asesino y que se guía por la macabra canción de cuna que cuelga a manera de adorno en cada uno de los dormitorios.
Diez negritos salieron a cenar,
uno se atragantó y quedaron nueve;
nueve negritos se quedaron despiertos,
uno durmió de más y quedaron ocho;
ocho negritos viajando por Devon,
uno dijo que se quedaba y quedaron sólo siete;
siete negritos cortando la leña,
uno se cortó por la mitad y quedaron seis;
seis negritos jugando con una colmena,
un abejorro a un negrito picó y quedaron cinco;
cinco negritos van a la justicia,
uno se enredó con la ley y quedaron cuatro;
cuatro negritos se hacen a la mar,
un arenque rojo[12] a
uno se tragó y quedaron tres;
tres negritos caminando por el zoo,
a uno un gran oso lo abrazó y quedaron dos;
dos negritos sentados al sol,
uno se achicharró y otro aún quedó;
un negrito solo y abandonado se sintió,
y fue y se ahorcó y ninguno quedó.
Diez negritos (también conocida como Y no quedó ninguno) es la novela más famosa de Agatha Christie, su mayor logro técnico y la novela policíaca más vendida de todos los tiempos. De todos los títulos inspirados en el campo de las cantinelas infantiles o la canción popular, éste es el que más fielmente se mantiene con respecto a su origen. Aunque Christie adoptase por verso final el que dice: «Y fue y se casó y ninguno quedó» en el caso de la adaptación teatral de la novela, sí utilizó el final convencional de la canción para el momento culminante de la novela. La existencia de la canción popular es un tema constante a lo largo de la novela, en especial cuando los personajes se dan cuenta de lo que está pasando. El modo en que se produce cada una de las muertes contiene una resonancia discordante de los versos de la canción, aunque no termina de encajar del todo la muerte de Blore, puesto que la compleja idea del zoo aparece un tanto forzada.
Con la escritura de este libro Christie se marcó un desafío. En su Autobiografía describe cómo le atraía la dificultad de la idea central: «Tenían que morir diez personas sin que aquello resultara ridículo y sin que el asesino fuese obvio. Es un libro que escribí tras un tremendo esfuerzo de planificación… Era una trama clara, sencilla, desconcertante y al mismo tiempo encerraba una explicación perfectamente razonable… La persona que estaba realmente satisfecha era yo misma, puesto que sabía mejor que cualquier crítico lo difícil que me resultó escribirla».
Como ya vimos en el capítulo 2, ese «tremendo esfuerzo de planificación» no es evidente si nos ceñimos a los apuntes del Cuaderno 65, el único que concierne a esta novela. Este cuaderno, no obstante, contiene detalles interesantes sobre varios personajes que no consiguieron llegar a la versión final del libro. Si nos guiamos únicamente por las evidencias que exponen los cuadernos, parecería que fueron los propios protagonistas los que más problemas plantearon. En ningún momento aparecen listados los diez personajes. En un principio hubo ocho (he añadido posibles nombres a las dos listas, aunque Vera Claythorne, Emily Brent, Philip Lombard y el general MacArthur aparecen en la novela tal como se enumeran en el cuaderno, si bien se cambiaron algunos detalles de poca importancia en relación con el trasfondo de los personajes):
Diez negritos
Doctor… Borracho en una op… O negligente [el doctor Armstrong]
Juez… Recapitulación injusta [el juez Wargrave]
Hombre y mujer… Los criados (liquidaron a la señora mayor) [El señor Rogers y señora]
Chica… cuyo amante se pegó un tiro [Vera]
Marido y mujer… Chantaje
Allenby… Hombre más bien joven… Alerta peligrosa [Lombard]
En julio de 1939, cuando Collins comenzó a anunciar la publicación de Diez negritos en la revista Booksellers Record, dijeron simplemente que era «la mejor novela jamás escrita por Agatha Christie». Pero el artículo que apareció en el Crime Club News provocó la ira de la escritora, que escribió una carta de protesta a William Collins el 24 de julio desde Greenway House. Consideró que «cualquier libro se verá abocado al fracaso si uno sabe exactamente qué va a suceder a lo largo del mismo», pues pensaba que se había desvelado una parte demasiado extensa de la trama. Asimismo, incluyó una amenaza velada cuando recordó a su editor que estaban a punto de firmar un contrato para los próximos cuatro libros y que no lo haría a menos que le garantizasen que no iban a incurrir en ese mismo error de apreciación. A pesar de que Collins dijo que era «con toda certeza el mejor relato policíaco que jamás se haya publicado en el Club del Crimen, y creemos que, probablemente, el mundo entero proclamará que es el mejor relato policíaco de todos los tiempos», lo cierto es que difundieron demasiadas revelaciones. Es bastante obvio lo que quiso decir Christie. Se publicaron detalles, como la isla, la canción, las figurillas de porcelana que desaparecen; se dio a entender que el asesino se encontraba entre los personajes y, aún más censurable, revelaron que el último personaje que muere no es a la fuerza el malvado. Estamos completamente de acuerdo con Agatha Christie; lo único que omitieron en la publicidad fue revelar el nombre del asesino.
En una fase posterior, a juzgar por el cambio de lápiz a bolígrafo y la letra algo diferente, lo intenta de nuevo. Esta vez incluye doce personajes:
1. |
Vera Claythorne… Secretaria de colegio… Va a una agencia a solicitar un trabajo en vacaciones |
2. |
El señor juez Swettenham en un vagón de primera clase [el juez Wargrave] |
3. |
El médico… Telegrama desde Gifford… ¿Podría reunirse con nosotros…? Etc. [el doctor Armstrong] |
4 5. |
El capitán Winyard y señora… Cartas… Amiga común, Letty Harrington… Venga a pasar el fin de semana |
6. |
Lombard… Le visita un abogado o agente confidencial… Le ofrece cien guineas… O lo tomas o lo dejas |
7. |
Estudiante universitario que atropella a los niños… Borracho como una cuba… Llega en coche [Anthony Marston] |
8. |
Llewellyn Oban… Cometió perjurio en un caso de asesinato… Hombre ejecutado [Blore] |
9. |
Emily Brent… Vestida de criada… Más adelante bebió ácido oxálico… Carta de un amigo que ha montado una casa de huéspedes… Estancia gratuita |
10 11. |
Hombre y mujer, criados los dos [el señor y la señora Rogers] |
12. |
El general MacArthur… Durante la guerra mató innecesariamente a treinta hombres. |
Cada una de las listas incluye una combinación de marido y mujer, como es la del capitán Winyard y señora en esta última, aunque fueron descartados al final. La segunda lista se encuentra mucho más cerca de la de la novela, aunque es posible discernir el germen de los personajes en la primera tentativa de lista.
Entre los personajes ocho y nueve del cuaderno se incluyen dos ajustes aún más finos de la trama. La mayoría de los huéspedes que acuden a la isla llegan por medio de invitaciones que les han extendido el señor y la señora Owens, algunas veces con las iniciales «U. N.», o, tal como apunta el juez Wargrave al final del capítulo 3, «echándole un poco de imaginación e incluso de fantasía, DESCONOCIDO»[13]. Las iniciales sufren algunas alteraciones y la primera nota que aparece debajo es con toda probabilidad la semilla de la idea. La segunda nota se refiere a la desaparecida colección de figuras de porcelana de la mesa del comedor:
Ulick Noel Nomen
Diez negritos en la mesa del comedor
Después de una página en blanco, las notas comienzan con el capítulo IX, y a lo largo de las seis páginas siguientes se traza el desarrollo del resto de la novela, incluida la escena en Scotland Yard. Esto significa que los últimos siete asesinatos (a partir del de Rogers) se tratan en un espacio relativamente corto, proporcionando por tanto aún más respaldo a la teoría de que la trama del libro se construyó en otro lugar y, en consecuencia, el Cuaderno 65 presenta la trama prácticamente terminada.
Capítulo IX
El juez se hace cargo… Exhibe una buena dosis de rapidez de ingenio… Armstrong y Wargrave… El juez tiene una idea.
Arrecia la tormenta… Todos se apiñan en una habitación… Nervios a flor de piel. A la mañana siguiente… Desaparece Rogers… No hay ni rastro de él… El desayuno no está servido. Los hombres buscan por la isla… Durante el desayuno… Vera observa… Siete Seis negritos. Crecen las sospechas sobre Emily… Un rostro la observa… Le pica una avispa… Abeja muerta en el suelo. Todos están aterrorizados… Se quedan todos juntos. Dónde está el viejo Wargrave… Lo encuentran vestido con una bata roja y una peluca. Él y Blore lo llevan a cuestas… En el comedor… Todavía quedan 5 negritos. Ellos son 3… El criminal tiene que ser Armstrong. Al final: ¡el cadáver que arrastra la corriente es Armstrong! Blore es aplastado por una roca que se desprende y cae sobre él. Vera y Lombard… Uno de nosotros… Los temores de ella… En defensa propia… Ella coge el revólver de él… Finalmente ella le pega un tiro…
Al fin… A salvo… Hugo
La investigación…
Las otras muertes… ¿Owen? ¿V y L los últimos? La señora R[ogers] y AM [Marston] han muerto…
Morris también ha muerto… Él hizo todos los arreglos…
Se suicida… Muerto…
El joven sugiere que fue Wargrave… Edward Seton fue declarado culpable… El viejo Wargrave era homosexual
Epílogo… Mensaje en una botella… Él describe cómo se hizo
Una idea descartada fue la de introducir a un «observador» a lo largo del desarrollo de la trama. Después de la muerte de Emily Brent leemos en el cuaderno que «un rostro la observa», y en el punto culminante de la narración, cuando Vera sube a su cuarto y en las notas se lee: «Sube a su habitación… La soga… Aparece un hombre que sale de la oscuridad», en retrospectiva el lector puede imaginar al asesino «observando» el desarrollo de su plan, tanto antes como después de la supuesta muerte, aunque a partir de estas breves referencias parece ser que Christie estuvo dándole vueltas a la idea de mencionar al «observador» anónimo. Bastante más efectivo y menos melodramático, en cambio, es el punto de vista que adoptó al final del capítulo 11, y que repitió en el capítulo 13, lo que nos permite compartir los pensamientos de los seis personajes supervivientes, incluidos los del asesino, pero sin identificar al pensador.
Uno de los grandes escritores de novela policíaca de Estados Unidos, contemporáneo de Christie y que firmaba con el seudónimo de Ellery Queen, aporta una interesante nota a pie de página. En su obra En el salón de la Reina (1957) revela cómo, en dos ocasiones durante su carrera literaria, tuvo que abandonar un libro que había comenzado a escribir tras leer el último de Agatha Christie. En el estudio que ha dedicado a Ellery Queen, Royal Bloodline [Linaje real], Francis M. Nevins confirma que uno de esos libros esgrimía un argumento basado en la misma idea que Diez negritos.
La muerte visita al dentista
4 de noviembre de 1940
La cita de Hércules Poirot para ir al dentista coincide con el asesinato de su odontólogo. Una hebilla de zapato y una desaparición seguida de otras muertes antes de que tenga tiempo de decir: «Diecinueve, veinte, mi plato sigue vacío»[14].
Uno, dos, abróchame el zapato;
tres, cuatro, cierra la puerta;
cinco, seis, coge los palos;
siete, ocho, ponlos en orden;
nueve, diez, una gallina gorda;
once, doce, los hombres han de escarbar;
trece, catorce, las doncellas pelan la pava;
quince, dieciséis, las sirvientas en la cocina;
diecisiete, dieciocho, las criadas observan;
diecinueve, veinte, mi plato sigue vacío…
Las notas tomadas de cara a esta novela se encuentran en cuatro cuadernos, la mayoría (más de 75 páginas) en el Cuaderno 35, en el cual se alternan en gran medida con las notas para Cinco cerditos. La muerte visita al dentista es la novela más compleja de Christie. Muestra una triple suplantación de identidad y trenza una complicada trama que gravita alrededor de un asesinato cuyos orígenes se hallan en el pasado remoto. La novela gira en torno a la identidad de un cadáver, aunque, a diferencia de El tren de las 4:50, antes que exasperante es más bien un enigma sugerente y atractivo.
El único aspecto de esta novela que no resulta verosímil es, irónicamente, la utilización de la canción infantil. Aflora de una manera un tanto forzada y poco convincente y, aparte de la importancia crucial de la hebilla de zapato, la canción tiene más bien poca o ninguna trascendencia, con la salvedad de que aporta los títulos de los capítulos. Así se confirma en el siguiente extracto del Cuaderno 35, donde Christie anota apresuradamente la canción e intenta conectar ideas a cada sección. Como se puede ver, no son muy persuasivas, y de hecho son muy pocas, aparte de la hebilla de zapato, las que acabaron formando parte de la novela:
Uno, dos… Abróchame el zapato… La hebilla de zapato…
Piénsalo…
El comienzo de este caso
La puerta cerrada… Algo ocurre con esa puerta… La habitación está cerrada con llave o algo no se escucha del otro lado de la puerta que debería haberse escuchado
Cogiendo palos… Conectando pistas
Ordenarlos… Orden y método
Una gallina bien gorda… El testamento… La lectura…
La difunta era una mujer rica… Una mujer asesinada…
Una vieja gorda… Dos chicas… ¿Un hombre que hace poco ha llegado para vivir con un pariente?
Los hombres han de escarbar… Cavar el jardín… Otro cadáver… Enterrado en el jardín… ¿El dueño equivocado de la hebilla de zapato?
Muchachas en el cortejo… 2 chicas… ¿Herederas de la gallina gorda? ¿O puestas en relación por el marido de la gallina gorda? ¿En connivencia con la criada?
Sirvientas en la cocina… Habladurías del servicio
¿Criadas de servicio?
Mi plato está vacío
Final
Clave… Una hebilla de zapato
Un ejemplo del tipo de lista organizada que se encuentra a lo largo de los cuadernos es la trama de La muerte visita al dentista, que se desarrolla como «idea H» en una lista que va desde la A hasta la U. Esta lista parece escrita de golpe, con tres o cuatro ideas por página, la misma letra y la misma estilográfica. La mayoría están más detalladas, pero la «idea H» de abajo está exactamente como aparece en la novela (no prosperó la posibilidad de combinarla con la idea de los gemelos o la camarera; véase también «La casa de los sueños», capítulo 9).
Ideas
- Último caso de Poirot… La historia se repite… Styles es ahora una casa de huéspedes [Telón]
- Muerte rememorada… Rosemary ha muerto [Cianuro espumoso]
- Peligrosa droga robada del coche del doctor [véase Asesinato en la calle Hickory, más adelante, y «La casa de los sueños»]
- Hombre sin piernas… Unas veces alto… Otras bajo
- Gemelos idénticos (uno muerto en accidente de tren)
- No son gemelos idénticos
- Se ejecuta a un asesino… Luego se descubre que es inocente [Cinco cerditos / Inocencia trágica]
- ¿Cuál es el motivo del asesinato del dentista? ¿Sustitución del trazado? ¿Combinar con E? ¿O F? ¿O J?
- Dos mujeres… Amigas que se las dan de artistas… Ridículas… una es la malvada
- La camarera en el hotel es cómplice del hombre
- Los sellos… pero sellos en la carta [«Una extraña broma»]
- Ácido prúsico
- Potasa cáustica en el botiquín
- Pinchan el ojo con alfiler de sombrero
- Testigo en caso de asesinato… Carece de importancia… Se le ofrece un puesto en el extranjero
- Idea del tercer piso
- Mascarón de proa de la idea del barco
- Ácido prúsico… «Grito» en baño
- Idea del diabético… Insulina (sustituye otra cosa) [La casa torcida]
- Cadáver en la biblioteca… La señorita Marple [Un cadáver en la biblioteca]
- Idea de la sangre almacenada, sangre equivocada
Algunas páginas después, como se puede establecer por los signos de interrogación, aunque surge el germen de la trama, la idea aún era vaga y confusa. Como ya vimos en el capítulo 3, Christie consideró multitud de posibilidades a la hora de desarrollarla. No obstante, aparte de un cambio de nombre, esta pequeña reflexión es la base de la novela:
¿Se supone que la mujer muerta es una actriz? Rose Lane… (realmente es Rose Lane) pero se demuestra que el cuerpo mostrado es de otra persona…
¿Por qué?
¿¿¿Por qué???
¿¿¿¿¿Por qué?????
A partir de la evidencia (la cual se reconoce que carece de base científica) de que la palabra «dentista» aparece sesenta y cinco veces en los cuadernos frente a las escasas trece de la palabra «hebilla», parecería como si los antecedentes fuesen anteriores a la pista crucial, anteriores incluso a la canción de cuna. Pero esta combinación del dentista —su familia, pacientes, consulta y, de vital importancia, los expedientes— con la canción infantil y la pista crucial con la que concurre dio a Christie la situación ideal para crear confusión en relación con la identificación de un cadáver imposible de identificar. En ese momento ya pudo ponerse manos a la obra para desarrollar una trama seria:
Asesinato del dentista
H. P. en el sillón del dentista… Conversación posterior mientras hace limpieza con la fresa de limar
Puntos:
(1) Nunca olvida una cara… Paciente… No me acuerdo en dónde lo he visto antes… Ya me acordaré más adelante
(2) Otras perspectivas… Una hija… Relacionado con la estafa a un hombre joven… El padre en desacuerdo
(3) Carácter profesional… Su socio
Mucho depende de la evidencia de los dientes (muerte del dentista)
Dentista asesinado… H. P. en la sala de espera durante el asesinato… Los expedientes de los pacientes desaparecen o son sustituidos por otros
Dentista… HP en la sala de espera… Le dicen que se marche
Llama a Japp… O lo llama más tarde
¿Recuerda usted quién estaba en la sala de espera?
Al esbozar mediante notas provisionales tanto los nombres como los escenarios y los antecedentes, Christie comienza a desarrollar los personajes de la novela en una lista de escenas bien ordenada, a modo de introducción de cada uno de ellos:
Últimas ideas relacionadas con el dentista
Pequeñas siluetas de las personas que ese día visitan al señor Claymore
- El propio señor Claymore durante el desayuno
- La señorita D… menciona un día libre o en ese momento recibe una llamada telefónica
- La señorita Cobb o la señorita Slob durante el desayuno… La señorita C dice estar mucho mejor… No tiene dolores
- El señor Amberiotis… Habla de su casera… De su dentadura… inglés esmerado
- Caroline… (¿joven estafadora?) o el señor Bell (el amante de la hija del dentista… ¿Estadounidense? Intenta ver al padre)
- El socio del dentista… Llama… Puede subir a verle… ascensor del servicio… ¿Conducta poco profesional?
- El señor Marron Levy… Reunión del comité… Un poco irascible… Admite al final… un dolor de muelas… Entra en el Daimler… El n° 29 de Harley Street
- H. P. Su muela… Su conversación con el dentista… Se encuentra en la escalera… ¿Mujer con los dientes muy blancos?
Más tarde Japp… forastero sospechoso
No todos los personajes esbozados acabaron formando parte de la novela, y los que sí aparecen lo hacen con nombres diferentes. La víctima, el dentista, se convirtió en Morley en vez de Claymore; la señorita D se transformó en Gladys Neville y Marron Levy en Alistair Blunt. El señor Bell posiblemente acabó siendo Frank Carter, el novio de Gladys, y la convicción que tenía la señorita Cobb de que su dolor de muelas estaba mejorando es similar a la presentación final que se hace de la señorita Sainsbury Seale. La señorita Slob y Caroline fueron descartadas después de confeccionar este listado. De manera harto extraña, en ningún momento se menciona la hebilla de zapato, y la mujer de los dientes blancos a la que se alude en el punto 8 fue sustituida por la señorita Sainsbury Seale, a la que seguramente sirvió de precedente.
A lo largo de las notas, Christie continuó intentando encajar su ingeniosa trama en el esquema de la canción de cuna:
1 - 2
La señorita S va al dentista
El señor Mauro
La señorita Nesbit
El señor Milton
H. P. en la sala de espera… Hebilla de zapato… Está suelta… Le incordia
3 - 4
Viene Japp… P. va con él… ¿entrevistar a la mujer del socio?
La secretaria, etc.
5 - 6
El cadáver… Evidencia de destrucción de identidad… Pero identificado a partir de las ropas. El piso de la señora
Chapman… Los zapatos… o falta una hebilla o se encuentra una en ese lugar
9 - 10
Julia Olivera… Casada, pero no enamorada… Tía Julia…
«La hija es atractiva»
11 - 12
Los hombres han de escarbar… La secretaria del dentista había llorado porque el joven había perdido su trabajo. En el jardín, a la mañana siguiente… El jardinero… P va detrás de un arbusto… Frank Carter… está excavando
13 - 14
La señora Adams… Esa conversación… Entonces… En el parque Jane y Howard
15 - 16
Final… Las criadas en la cocina tocan… Una de las sirvientas en el piso de arriba miró hacia abajo… Vio entrar a Carter… Ve al dentista muerto
17 - 18
La señorita Montressor… oscura… llamativa… jardinería… su huella en el lecho de las flores
19 - 20
P esboza el caso… Nuevo y elegante zapato de charol… Correa que sujeta el pie y el tobillo… Hebilla arrancada. Más tarde, la mujer encontró el zapato y la hebilla cosida. Era un zapato de mujer desgastado… el otro estaba nuevo
Sin embargo, la cosa simple y llanamente no acaba de funcionar. Las primeras secciones —la hebilla, la recolección de los palos (las pistas), la ordenación (interpretándolas)— son aceptables. No obstante, el motivo de la jardinería («los hombres deben escarbar») y el de las doncellas que miran desde la balaustrada son más bien poco convincentes. La trama, que por otra parte es sobrecogedora e ingeniosa, no necesita de falsas apariencias, y el libro se sostiene como un ejemplo sobresaliente de ficción detectivesca sin referencia ni alusión alguna a la cantinela infantil.
No obstante, si en todo caso fuese necesaria alguna prueba fehaciente para demostrar el ingenio y la fertilidad de Agatha Christie, bastaría con echar un vistazo a cualquier página del Cuaderno 35. Las siguientes ideas están esparcidas a lo largo de las notas tomadas de cara a La muerte visita al dentista. Ninguna se utilizó.
Idea de las dos mujeres… Una criminal que trabaja con un hombre que visita al dentista… Simplemente para darle al hombre una coartada
Harvey… Rico, sin escrúpulos… Casado con una joven esposa… Viuda cuando se casaron… ¿Había asesinado a su primer marido?
O doble suicidio, hombre y mujer… Uno de ellos no es la persona… Luego es un suicidio, no un asesinato…
El dentista podría haberla identificado
M. quiere deshacerse de alguien (¿de su esposa?)… Luego mata a su esposa y a otro hombre, pero se demuestra que no es su esposa, sino otra mujer
La tarta de zarzamoras
Marzo de 1941
Poirot investiga la misteriosa muerte de un anciano cuya dieta le suscita sospechas.
El título «La tarta de zarzamoras» aparece por primera vez en el Cuaderno 20:
La tarta de zarzamoras[15]
Se encuentra justo antes de una nota que escribe Christie para no olvidar un detalle («añadir… esbozo de la trayectoria de Leatheran… capítulo II») que estaba pendiente de corregir en Asesinato en Mesopotamia; esto fija la fecha a mediados de los años treinta, al menos seis años antes de que apareciera la narración por vez primera. Un esbozo en bruto de la misma aparece en el Cuaderno 66, justo delante de un borrador de «Triángulo en Rodas»:
Suplantación de la identidad del anciano… Come algo diferente el martes… Nada más destacable. Muere más tarde.
El señor P Parker Pyne… Hablan… Apunta hacia un anciano testarudo y gafas monóculo… Cejas tupidas
El anciano ha venido… El camarero dice que estaba enfermo… Lo notó por primera vez hará unas dos semanas… Como no quiso bollo de mermelada… En cambio comió tarta de moras. Observa el cadáver…
Dientes… No hay restos de tarta de moras. La casa está vacía… Cayó por las escaleras… Muerto… la carta abierta
Existe un aspecto particularmente sorprendente de las anotaciones en el Cuaderno 66: la asignación de este caso a Parker Pyne en vez de a Hércules Poirot. De hecho, no es algo tan extraño, y no es difícil de imaginar la razón, pues no se trata de uno de esos relatos densos en los que solía aparecer Poirot, y con toda probabilidad fueron las fuerzas del mercado editorial las que decidieron la sustitución del belga. Como veremos, éste no es un ejemplo aislado de personajes intercambiados.
Hay que reseñar que el vínculo con la canción de cuna es muy débil. Para los propósitos que importan en el relato, los mirlos de la canción se convierten en moras[16]: la pista principal es que los dientes de la víctima no están descoloridos («Observa cadáver… Dientes… No hay restos de tarta de moras») a pesar de que se le vio comer tarta de moras poco antes de la supuesta hora de su muerte. El engaño, además de bastante obvio, es el otro elemento crucial del relato. Un título más acorde sería «El caso del cliente habitual», el que se utilizó cuando se publicó por primera vez en Estados Unidos, en la revista Colliers, en noviembre de 1940.
Cinco
cerditos
11 de enero de 1943
Carla Lemarchant aborda a Hércules Poirot y le pide que limpie el nombre de su madre, que murió dieciséis años antes en prisión mientras cumplía sentencia por el asesinato del marido. Poirot aborda a los otros cinco sospechosos y les pide que escriban un informe de los eventos que condujeron a ese día fatal.
Un cerdito fue al mercado,
un cerdito en casa se quedó,
uno comió rosbif,
otro no lo comió;
un cerdito bua, bua, bua,
todo el camino de vuelta a casa lloró.
Publicada en Gran Bretaña en enero de 1943 y seis meses antes en Estados Unidos, Cinco cerditos es la cúspide de la carrera de Christie en el género de la novela detectivesca; de todas las que escribió, quizá sea la combinación más perfecta entre este género narrativo y la novela convencional. Los personajes están cuidadosamente trazados y el enredo de las relaciones está hilvanado de manera más concienzuda que en ningún otro título de Christie. Es una novela de detectives formal e ingeniosa, escrupulosamente construida por medio de las pistas, una elegiaca historia de amor y un ejemplo magistral de técnica narrativa con cinco versiones individuales y distintas de un acontecimiento devastador. En esta novela al menos, la utilización reconocida de una breve canción infantil no es forzada. Cada uno de los cinco personajes principales está reflejado perfectamente en las palabras tomadas de la letrilla. Y tal vez porque no hay más versos en la cantinela, la analogía no resulta forzada (como ocurre, por ejemplo, en el caso de La muerte visita al dentista). No obstante, tal como ponen de relieve los cuadernos, el camino por el que su autora llegó al libro que conocemos no fue ni recto ni obvio.
Desde el punto de vista técnico, la prueba a la que se somete Christie en esta novela es de proporciones sobrecogedoras. Además de respetar el lapso de dieciséis años que media entre el crimen y la investigación, se limita sólo a cinco posibles asesinos. Siete años antes ya experimentó por primera vez con el recurso de un reducido círculo de sospechosos; así, en Cartas sobre la mesa se ciñe sólo a cuatro jugadores de bridge. Intenta abordar un problema similar en Cinco cerditos, aunque esta vez se permite algunas pistas físicas en forma de vaso, botella de cerveza y una pipeta aplastada.
En cualquier caso, de todas las tramas que Christie construye por medio de un «asesinato que acontece en el pasado», ésta es la más conseguida. Ciertamente, sin contar El testigo mudo —la investigación de un asesinato acontecido dos meses antes—, también es ésta la primera trama que toma este sesgo de rememoración. Alderbury, el escenario del crimen, recuerda mucho a la propia Greenway House de Christie, y la geografía de la historia corresponde exactamente con ese terreno y con la finca. El mirador del Battery, donde Elsa posa sobre las almenas para su amante y lo ve morir, tiene vistas al río Dart; el camino en donde se encuentra la pipeta aplastada conduce de vuelta a Greenway House.
La canción de cuna se cita por extenso en el Cuaderno 35, encabezando 75 páginas de notas:
5 cerditos
Un cerdito fue al Mercado (Market Basing)
1 cerdito en casa se quedó
1 cerdito comió rosbif
1 cerdito no comió
1 cerdito bua, bua, bua
No obstante, el proceso que siguió antes de conseguir componer una trama magistral fue largo y frustrante. Tuvo que escribir sesenta páginas de la trama para que adquiriese seriedad y consistencia. Antes había considerado un método de asesinato diferente, un asesino diferente, sospechosos diferentes; de hecho era una historia completamente diferente.
Sus «cinco cerditos» son el próspero hombre de negocios Philip Blake y su hogareño hermano Meredith, ambos amigos de la infancia de la víctima, el artista Amyas Crale; Elsa Greer, la modelo y amante de Amyas; Angela Warren, hermana de la convicta Caroline, y la señorita Williams, la institutriz de Angela. Al comienzo de las notas es posible distinguir con claridad los precursores de estos cinco personajes principales, aun cuando Christie todavía no había decidido quién sería la víctima, y menos aún el malvado:
Chica… (Nueva Zelanda) descubre que su madre ha sido juzgada y condenada por asesinato… Posiblemente condenada a trabajos f[orzados]… Cadena perpetua y luego muere
Gran impacto… Ella es la heredera de un tío que le ha dejado todo su dinero… Se compromete… Le dice al hombre su verdadero nombre y le cuenta los sucesos… Observa los ojos con que él la mira… Decide entonces hacer algo para remediarlo… Su madre no es culpable… Visita a H. P.
El pasado… ¿hace dieciocho años? 1920-1924
Si su madre no es culpable, ¿quién lo es?
4 (o 5) personas estaban en la casa (¿ligero parecido con los Borden?)
¿Asesinó la madre a…
A. Marido
B. Amante
C. Tío rico o el tutor
D. Otra mujer (celos)?
Quiénes eran las otras personas… Posibilidades
Sirvienta… Una chica irlandesa algo bobalicona… Ellen
Ama de llaves… Mujer reservada… Práctica… otra Carlo
Chica…15 años en aquel entonces (ahora unos 30) (¿una Judy?)
Hombre… Caballero inglés… Le gusta la jardinería, etc.
Mujer… ¿Actriz?
Las primeras notas son un plan relativamente preciso de lo que iba a seguir, pero existen pequeñas diferencias. Carla Lemarchant («la chica») es canadiense, no neozelandesa, y de los esbozos de los cinco posibles personajes uno de ellos, el de Ellen, que es la sirvienta irlandesa «algo bobalicona», se cae por completo al final. La «chica» y el «hombre» finalmente se convirtieron en Angela y Meredith, respectivamente; el «ama de llaves» es el prototipo de la señorita Williams, y la «mujer» se convierte en Elsa Greer, que, si bien no es una actriz profesional, sí es en gran medida una artista consumada.
Existen tres alusiones que pueden necesitar cierta explicación. La referencia a los «Borden» remite al caso de asesinato, de infausta memoria, relacionado con Lizzie Borden, que tuvo lugar en Fall River, Massachusetts, en agosto de 1892. El señor y la señora Borden fueron asesinados a hachazos en el domicilio familiar mientras su hija, Lizzie, y la criada irlandesa, Bridget, estaban en la casa. Aunque Lizzie fue juzgada por los brutales asesinatos, acabó absuelta y nadie fue condenado por el doble asesinato. Hasta hoy en día su culpabilidad o inocencia son todavía motivo de debates y polémicas. «Carlo» es Carlo Fisher, la secretaria de Agatha Christie y, en última instancia, su amiga. Empezó a trabajar para ella en 1924 y siguió con ella durante el resto de su vida profesional. «Judy» es con toda probabilidad Judith Gardner, la hija de Nan Gardner (de soltera Kon), amiga de Agatha.
De inmediato podemos distinguir un problema de enorme relevancia en relación con la organización antes expuesta. Existen cuatro personajes femeninos y sólo uno masculino. Como los tres últimos son obviamente Angela, Meredith y Elsa, respectivamente, los dos primeros nombres son los descartados. Por tanto, los intentos subsiguientes la acercaron más a la disposición definitiva:
Las 5 personas
La señorita Williams, el viejo Caro… muy unidos a Caroline
La señora Sargent… La hermanastra mayor de Caro… Casamiento dinero… Etc.
Lucy… Hermana del marido… Violentamente en contra de Caro
A. (Idea)… Caro hirió a una hermana o hermano cuando era niño debido a su ingobernable temperamento… Ella cree que esta her[mana] o este her[mano] cometió el crimen… Por tanto, siente que ella está pagando las culpas y se aprovecha
La her[mana] o el her[mano] n° 5… Bua, bua
Y al final llega a tener a los cinco sospechosos en la propia novela. Las siguientes notas, de carácter breve, reflejan con exactitud, aparte del cambio de nombre de Carslake a Blake, los «cinco cerditos» y las relaciones que hay entre ellos:
Philip Carslake… Georges Hill… Próspero… Su mejor amigo… Amyas… Violento contra Caro… Describe cómo hirió a su hermanastra… Debido al fuerte carácter de ella… Se ve inducido a escribir sobre ello…
Meredith… Su hogar… Lleva a P a la casa… (ahora es un albergue juvenil)… Fantasmas… explica… le escribirán… Problemas con Elsa… Muestra un retrato de ella… Vi que era muy posible que ella lo hiciera… Su hija
Elsa… Mujer rica… Muy cambiada respecto al retrato… Fría… violenta contra Caro… Vengativa… Habla un poco… envía su versión. ¿Quieres la verdad? La tendrás (dice dramáticamente y dejándose arrastrar por la ira)
La señorita Williams… Anciana… Habitación en Londres… Violentamente a favor de Caro… Pero admite saber… algo sobre Angela… P la convence de que su versión es la mejor… Ella está de acuerdo… Escribirá…
Bua bua es una mujer inteligente… de carácter… arqueóloga de éxito… Da bienvenida a la intervención de P… bastante convencida… Explica por qué Caro no podría haberlo hecho… Debido a lo que ella le hizo
Todos los detalles del crimen se esclarecieron únicamente tras numerosos intentos. A lo largo de muchas de las notas, el método empleado en la comisión del asesinato iba a ser un disparo en vez de un envenenamiento, e incluso aunque al final no lo es tiene interés comprobar que mantuvo los detalles relacionados con la primera intención:
A. Pistola… (Amyas) limpia de huellas excepto las suyas… Pero están equivocados… También están sus huellas en sangre sobre la mesa… ¿Encubre la señorita W a Angela? La vio hacerlo… ¿Angela en el barco? Pero vuelve)
¿Suplantó alguien a Bua bua? Se acerca sigilosamente por detrás y usa su voz… Presiona la pistola contra su cabeza y dispara… C piensa que es B[ua bua]… Ha escuchado su voz… Recoge la pistola y la limpia
Caro escuchó a Angela… Hablando con Amyas le apunta con el revólver a la espalda… Histrionismo… (ella tenía una cerbatana)… al llegar ella lo encontró muerto. Recogió la pistola… la limpió… La colocó en la mano de él… Pero el suicidio no es posible y una de sus huellas dactilares está en la culata
Caroline bajó para avisar a Amyas de que el almuerzo estaba listo… Disparo… Pero antes de que ella llegara… Se había visto a Caro coger una pistola del cajón del escritorio
Llega Caro… Aparece Elsa, le arrebata el revólver… y le dispara… Se marcha presurosa… Caroline… la ve… piensa que es Angela… Horrorizada… Atónita por el hallazgo… Elsa visita la casa… Se le cae un jersey por el camino… Baja la señorita Williams… recoge el jersey… y escucha un disparo… Continúa… Ve a Caro… Se aferra con la mano a un revólver
En la novela, la clave fundamental que convence a Poirot de la inocencia de Caroline es, en el transcurso de los interrogatorios, la limpieza de la botella de cerveza y la posterior superposición de las huellas de Amyas en la misma, tal como lo vio la señorita Williams. Como se puede observar en cuatro de los extractos, esta limpieza en un principio estaba destinada a un arma de fuego. Y el detalle de que se viera a Caroline coger una pistola permanece en la novela cuando se la ve llevarse el veneno del laboratorio de Meredith. En tres de estos extractos también observamos un hecho crucial: la creencia errónea —por parte de Caroline— de que la culpable es Angela, que de ese modo allana el camino para el sacrificio supremo después de que se proceda a su detención.
El rechazo de un arma de fuego sustituida por veneno no es una sorpresa, puesto que Christie tenía un conocimiento escaso de las armas de fuego, mientras que poseía los amplios conocimientos de una profesional en materia de venenos. El método de asesinato que más utilizó fue el envenenamiento, y lo hizo mucho más que cualquiera de sus contemporáneos. Recurrió a las armas de fuego con poca frecuencia. Cuando se decide por el veneno, la fertilidad de su inventiva es una vez más muy evidente, por la variedad tanto en el tipo como en su método de administración:
Núcleo… Veneno en el oporto… El marido tenía una copa en su cuarto (repleta de veneno cuyo contenido se analiza)… Caro ve lavar el decantador de oporto (a la criada)
Veneno… Jerez… Alguien lo sirvió, Caro le llevó una copa a Am… Más tarde se encuentra cianuro en la copa, o puede que belladona
Posibilidades del veneno
A - Veneno introducido en el jerez en el momento adecuado, cuando se dice «cierra los ojos, etc.». C le ha traído el jerez… Ella lo encuentra (habiendo escuchado a Bua bua) muerto más tarde… Limpia la copa… Coloca sobre la copa los dedos del hombre muerto… (lo ve la señorita Bua bua)
B - Jerez puro… cianuro en una fresa… Caro aun así lleva a cabo la acción… El asesino añade cianuro al jerez… Posos con pipeta… se encuentra más tarde
C - Medicamento… HCN… añadido al jerez por Caro… La cápsula ya se ha ingerido
D - Cápsula para AC alterada por PC
Coniína… ¿en la cápsula?
Resultado… Él parece borracho… Se tambalea… Visión doble… (la prueba de P)… E se sienta y le observa morir… Alguien viene… Ella se levanta y habla con visitante… Se une otra persona… Él mueve la cabeza… o… se le ve sentado en una mesa
Un decantador… ¿De oporto?… Caroline lo lava después
Botiquín, caja de medicamentos… antes de las comidas
HCN y mezcla de bismuto… ¿dosis extra de HCN? ¿Cerveza?
Es llamativo que incluso cuando ella se decide por la coniína no utilice la idea de la cápsula que aparece en la lista anterior.
Se mencionan otros puntos importantes de la trama. El peligro que comporta una interpretación errónea de los comentarios ajenos se recalca en los dos primeros extractos; la emotiva carta final, escrita por Caroline en la celda para su hija, en el tercer extracto, es otro ejemplo de interpretación equivocada. La afición de Angela por las inocentadas, como demuestra el uso que hace de la babosa y más tarde de la valeriana, es un factor importante en la suposición de Caroline en relación con su culpabilidad. Y emerge de nuevo el hecho fundamental de la limpieza del vaso (botella de cerveza en el libro):
Caso en contra de Caroline… Pelea con su marido aquella mañana…Dijo «me encantaría matarte. Algún día lo haré»
No te preocupes… Le haré las maletas (me desharé de ella)… Lo ha escuchado entre Caro y Amyas
En relación con A… Incluida nota de partida de C en prisión querido mío estoy bastante contenta… Va a ver a Amyas… Es importante también el amante de C… ¿Meredith?
La señorita Bua… re: Angela y la babosa
La señorita Bua vio a Caro limpiar la copa o limpió las huellas del revólver
Tras una reprobación que se hace ella misma, Christie finalmente llega a la trama que conocemos:
Repaso de nuevo la mañana
Almuerzo con Meredith la noche anterior… Las drogas… Valeriana… Coniína, etc. Caroline toma la coniína… Elsa la ve… Conversación entre Meredith y Amyas… Un día más… Trifulca entre Angela y Amyas… Escuela… Al día siguiente, Meredith descubre que se ha tomado la coniína… Llama a Philip (¿está Philip en alguna parte y está Elsa con él? ¿Ella lo escucha?)… Elsa está sentada Con hacia M… Dice que tiene frío… Sube a la casa (coge la coniína)… (¿Se pelearon Caroline y Amyas después del desayuno? ¿Los escuchó Elsa… Le dijo a Philip «pelea conyugal»)? Se sienta… Sale… En ese momento sale A y dice baja y siéntate.
Elsa lo pone a prueba… Baja Caroline… Elsa tiene frío… Se marcha para coger un jersey (coge la coniína)… Caro y Amyas se pelean… P y M escuchan algo (pero su prueba… «Te mataré», etc., la han escuchado Philip y E). «No te he dicho que me desharé de ella.» Sale… Los ve y menciona la escuela… Angela, etc. Reaparece Elsa y esta vez lleva un jersey… Él se termina la cerveza… Dice (después de mirar hacia el mar)… Se dan la vuelta… Elsa está ahí… Él se termina la cerveza… Dice que está caliente y repugnante… Caro se marcha dice que bajará algunas cervezas heladas… Ella puede ir a buscarlas… Se encuentra con Angela en la nevera… Haciéndole algo a la cerveza… Caro coge una botella… Caro baja a por la botella… Se la sirve a él… él se la bebe.
La señorita Williams– Meredith mira a Elsa… ahí sentada… Sus ojos… Dice una o dos cosas… (ha puesto algo de coniína en los restos de una copa… No en una botella)… Nos vamos a casar, ¿no? Alza la mirada y ve a Meredith… Cumple con su parte. M ve a A desde la puerta… Expresión de extrañeza… No dice nada… Uno de sus momentos de extraño humor… M dice oí que estuviste en mi casa esta mañana… A dice que sí… Quería… ¿algo?
Caroline y la señorita W le encuentran… C manda a la señorita W a buscar al médico… Ella rompe la botella de cerveza y la sustituye por otra. Conclusiones… La cerveza en el vaso contenía coniína… Y sus huellas superpuestas a las de ella… Pero no como tendrían que haber estado
De manera extraña, Poirot interviene poco en la escena final: la explicación de los eventos ocurridos hace dieciséis años y la revelación del verdadero asesino de Amyas Crale. En relación con detalles prácticos, los pormenores necesarios para esta escena se incluyen en el extracto anterior, y Christie probablemente se sentía con la confianza necesaria para escribir el capítulo de cierre sin necesidad de más notas detalladas. Y la conclusión es un tanto ambivalente. Aun cuando es seguro que Poirot ha llegado a la verdad del asunto, se da cuenta de que no existe prueba alguna…
Última escena
Ph y M están ahí… Entra Angela… Luego Bua bua… Por fin lady D… M está consternada. Caroline tenía un motivo… Ella tenía los medios… Ahora que la tiene a mano toma la coniína y tiene casi la total certeza de que la tomó… Interroga a Meredith para saber si una persona podría tomarla con facilidad con otras 5 personas en la habitación… Pero ella fue la última y M en la entrada estaba de espaldas a la habitación… Entendemos que esto es una prueba de que la tomó
Tres ratones ciegos
(Obra de teatro para la radio, 30 de mayo de
1947;
relato corto, 31 de diciembre de 1948;
obra teatral, 25 de noviembre de 1952)
La casa de huéspedes de Monkswell Manor da la bienvenida a sus primeros visitantes, entre los que se encuentran la imponente señora Boyle y el misterioso señor Paravacini, al igual que el divertido Christopher Wren y la enigmática señorita Casewell. Sin embargo, el sargento Trotter llega para advertirles de la existencia de un posible asesino entre ellos justo antes de que uno de los invitados sea asesinado.
Tres ratones ciegos, tres ratones ciegos
mirad cómo corren, mirad cómo corren.
Van todos tras la mujer del granjero
que les cortó las colas con el cuchillo carnicero.
¿En vuestra vida visteis nada igual
que lo de los tres ratones ciegos?
La Autobiografía de Christie resulta indefinida hasta la exasperación en lo tocante a las fechas, razón por la cual cuando escribe: «Por aquel entonces me llamaron de la BBC y me preguntaron si me gustaría preparar una pequeña obra radiofónica para una función que iban a emitir en relación con el Queen Mary» debemos suponer que fue en 1946, ya que dicha «función» no fue otra que el octogésimo aniversario del Queen Mary, el 30 de mayo de 1947. Tal como estaba previsto, presentó Tres ratones ciegos, una obra de teatro para radio de media hora de duración. El 21 de octubre siguiente se emitió como obra teatral televisiva de treinta minutos, con el mismo título y guión. Posteriormente, trabajó de nuevo sobre el texto para convertirlo en un relato largo, que se publicó en una revista de Estados Unidos en 1948 y en otra del Reino Unido a principios de enero de 1949. Se recopiló, aunque sólo en Estados Unidos, en el volumen titulado Tres ratones ciegos y otros relatos, de 1950. Cuando estaba aún en fase de planificación la recopilación que apareció en última instancia en el Reino Unido con el título El pudding de Navidad, Christie dejó claro que no quería que se incluyera Tres ratones ciegos, puesto que «mucha gente todavía no lo había visto» y no quería estropearles la diversión.
Según continúa diciendo en su Autobiografía, «cuantas más vueltas le daba a Tres ratones ciegos, más sentía que podría expandirse, y de ser una obra radiofónica de veinte minutos de duración pasar a una obra de suspense en tres actos». Por ello, la adaptó para convertirla en una obra teatral, pero cuando llegó el momento del estreno tuvo que darle un título nuevo, pues ya se llamaba así otra obra teatral. A su yerno, el erudito Anthony Hicks, se le ocurrió La ratonera (tomándolo del acto II, escena 2ª, de Hamlet), y así se estrenó en Londres el 25 de noviembre de 1952. Lo demás es historia…
Las principales diferencias que existen entre las distintas versiones se hallan muy al principio. En las versiones de radio y televisión se muestra el primer asesinato, el de la señora Lyon, en Culver Street; en la versión teatral también se incluye, sólo que con efectos de sonido y sobre un escenario a oscuras. El primer borrador del guión incluía una escena de apertura con dos trabajadores sentados alrededor de un brasero que le piden una cerilla a un tipo que pasa; resulta que es el asesino, que vuelve de matar a la señora Lyon en la cercana Culver Street, y es entonces cuando se le cae la libreta que contiene la dirección de Monkswell Manor. En la versión novelada, esta escena la reemplaza otra que se desarrolla en Scotland Yard, donde los trabajadores describen los acontecimientos ocurridos aquella tarde.
Apenas existe nada que muestre la génesis de esta famosa obra teatral como obra radiofónica. En el Cuaderno 56, no obstante, sí hay dos páginas encabezadas, de manera curiosa, por 3 (un ojo tachado) (un ratón) (véase ilustración más adelante). Como se aprecia en el siguiente pasaje, las escasas notas se refieren tanto a la novela corta como a la versión teatral:
Llegada de Christopher Wren… Bufanda… Abrigo oscuro… Sombrero de color claro (lo tira sobre el banco)… El peso de la maleta… ¿No lleva nada dentro? Alguna palabra de más entre él y Molly. Policía en Londres… Sargento Dawes… Los trabajadores… El hombre era anodino. La libreta… ¿Se la ha traído uno de ellos a Scotland Yard? La identificación… Monkswell Manor. Mmm… Llame a la policía de Berkshire. Llega la señora Bolton… Querido, una mujer imponente… Muy europea, muy señora.
La referencia a la sospechosa maleta de Christopher Wren aparece en la novela, al igual que la frase «llame a la policía»; la combinación de estas dos ideas respaldaría la teoría de que el cuaderno se refiere a la versión novelada. También es notable la extraña referencia a la señora Bolton y no a la señora Boyle, el nombre con el que se la conoce en todas las versiones.
La
casa torcida
23 de mayo de 1949
Charles Hayward se enamora de Sophia Leonides durante la guerra, y termina además fascinado con su familia, que vive en una casa torcida, aviesa, a las órdenes de su adinerado abuelo. Cuando éste aparece envenenado, es obvio que un miembro de la familia está torcido y es avieso en el sentido criminal.
La casa torcida sigue teniendo uno de los mejores finales de Christie, uno de los más impactantes. Tan impactante fue que Collins quiso que lo cambiara (entrevista en el Sunday Times, 27 de febrero de 1966), pero ella se negó. Sería razonable, por tanto, suponer que la solución por la que se decidió fue en todo momento la razón de ser del libro. A juzgar por los cuadernos que se conservan, no es éste el caso. Como ya se vio en el capítulo 3, varios personajes fueron considerados los posibles asesinos antes de que Christie alcanzara la solución perfecta.
En un prólogo escrito especialmente para la edición de Penguin conmemorativa de un millón de ejemplares de La casa torcida, Agatha Christie escribe: «Este libro es especial, es uno de mis favoritos. Lo guardé durante años, meditándolo, trabajando su desarrollo, diciéndome: “Un día, cuando tenga mucho tiempo y quiera divertirme de verdad, comenzaré a escribirlo”. Debo decir en relación con la producción de libros que se deben escribir al menos cinco para que uno sea puro placer. La escritura de La casa torcida fue puro placer».
Si bien es cierto que trabajó en esta obra durante años y la meditó a fondo, ninguna de esas supuestas notas ha sobrevivido. El Cuaderno 14, que contiene la mayoría de las notas para este título, también incluye de manera excepcional dos ejemplos de fechas. Pocas páginas antes de La casa torcida se delimitan las fechas «sept. 1947» y «20 de oct. [1947]». La novela salió a la luz por vez primera y por entregas en una publicación norteamericana en octubre de 1948, y en el Reino Unido apareció en mayo de 1949. A partir de las evidencias internas (una referencia a la opulencia de Aristide se esbozó «el año pasado», escrito en noviembre de 1946) y de las pruebas que aportan los cuadernos, el libro se completó a finales de 1947 o a comienzos de 1948. Por tanto, los años que estuvo «meditándolo» y «trabajando su desarrollo» son, con toda probabilidad, aquellos que pasó inmersa en el proceso mental, antes de que la estilográfica rozara el papel. Las más de 20 páginas de notas cubren el desarrollo de la novela por completo.
La primera página de notas en el Cuaderno 14 también lleva el encabezamiento «La casa torcida», por lo que parece haber sido el título desde el principio. Y, de hecho, es difícil pensar uno mejor. Sin embargo (como vimos antes, en este mismo capítulo), el Cuaderno 56 enumera ya en la primera página el germen de Un puñado de centeno, que incluye una referencia inequívoca a La casa torcida, si bien es posible que la intención fuera la de poner a un retorcido, avieso, deshonesto hombre de negocios, sin que pretendiera hacer la menor referencia a la novela que lleva ese título.
Canta un cantar por seis peniques
Se encontró la moneda torcida (un hombre torcido, avieso; una esposa torcida; la casa torcida o aviesa)
De vuelta a casa… La criada de salón… Criada e hijo… Colusión… Criada asesinada para acallarla
Algunas páginas antes de comenzar la construcción en serio de la trama de este título encontramos dos referencias al mismo:
La casa torcida
Soldado lisiado… Con una cicatriz en el rostro… Un anciano le cura las heridas de guerra… pero no son heridas de guerra… En realidad es un asesino
Planes, sept. de 1947
La casa torcida (Las Alt[eraciones]). Hechas
No es posible fechar la primera entrada, puesto que el guión que hace referencia al «soldado lisiado» no aparece en ningún otro título de Christie. Sin embargo, el siguiente, en la página que sigue, está encabezado de manera inequívoca, lo cual demuestra que el grueso de la novela, si no la novela completa, la terminó en esta fecha, de tal modo que sólo quedaban pendientes las alteraciones de turno. Como ya se vio en el capítulo 3, la tachadura representaba el signo convencional que empleaba Christie para indicar que había completado algo; aquí, con la misma tinta, tenemos añadida la palabra «Hecho».
Dos páginas más tarde comienza a urdir la trama. Las familias se detallan un poco, al igual que la disposición Sophia/Charles:
El viejo Aristide Kriston… Un gnomo, aunque atractivo…
Vitalidad… Tiene un restaurante… Se casa luego con la hija de un
caballero que se dedica a la caza del zorro…
Apuesto…Muy rubio y muy inglés.
Roger… Griego… Astuto… Muy unido al padre
Clemency… mujer científica
Leo… Rubio, apuesto [posiblemente un precursor de Philip]
Penelope… Buen humor… Motivada [posiblemente precursora de Magda]
Sophia
Su segunda esposa… Dorcas (Tabitha) [Brenda]
Laurence… El tutor cojo
[Relatado en] Primera persona… (¿Charles?) En el Ministerio de Asuntos Exteriores… Sophia Alexander está en su mismo departamento… Su conversación… Atracción… Oh, vivimos todos juntos en una pequeña casa torcida… Consulta la canción infantil… La ve en Londres… o planea hacerlo… Asesinato del abuelo. Ella se niega a casarse con él… debido al asesinato. ¿Será porque no sé quién de nosotros lo perpetró? Cualquiera de nosotros pudo cometerlo. Su padre es subinspector. Charles se mete en todo… El viejo… Su casamiento
Hay una sucinta afirmación inicial en la segunda página de las notas, en la que se dice: «Harriet mata al viejo». Sin embargo, después presta atención a los otros cinco personajes —Brenda, la segunda esposa; Clemency, la segunda esposa de Roger; el tutor, Laurence; la formidable Edith de Haviland, cuñada de Aristide, y Sophia— antes del retorno final a la estratagema del niño como asesino. «Laurence… en realidad no tiene piernas» es una idea que no sigue, a pesar de la fascinación de Christie con este posible desarrollo de la trama (véase «La casa de los sueños», capítulo 9), y Laurence es inválido únicamente en el sentido emocional. Y aunque al final llamó Josephine a la asesina, este nombre no aparece hasta la trigésima página de las notas. Con anterioridad se refiere a ella (como antes) llamándola Harriet y/o Emma:
Dorcas… No [Brenda]
¿Clemency? Sí, su motivo… Fanático… algo loco
¿O será Clemency…? Ninguna recompensa… Se quedarán a la intemperie
¿Lo hace Laurence…? Es cojo… Laurence… en realidad no tiene piernas… Por tanto siempre parece que tenga diferente estatura
Edith… Sí… Es posible
Sophia, posible falta de fibra moral
Christie explora esta idea más a fondo, aunque cuando dice «Sí… interesante» en el primer extracto, y «(si J)», cinco páginas más tarde, en el segundo, es posible inferir que a esas alturas no se había centrado definitivamente en Josephine (como se llamaría a partir de entonces) para que fuese la asesina:
Emma [Josephine]… Sí… interesante… no es normal… Pretende el poder… Odiaba a su abuelo por algo muy particular… (¿no le permitió tomar clases de ballet, y eso que hay que comenzar muy joven?): Motivo… ajustar su método… Una inteligencia anormalmente alta. Si es así, habría un segundo asesinato… Sí… la vieja enfermera (si es Emma)
El peso sobre la puerta (si J) o muere definitivamente… Pequeño libro negro enfermería.
Final de la niña… La mejor prueba que existe… No sirve en un juicio… A los niños no les gustan las preguntas directas… para ti ella estaba fardando.
Charles y Josephine… Preguntan sobre cartas… Me lo estaba inventando… No te lo diré… No deberías habérselo dicho a la policía.
Josephine escribiendo en su libro. El subinspector dice… Ten cuidado con el niño… Acecha un envenenador
Aunque no se menciona a Josephine en las primeras páginas, cuando la cita le otorga una página entera, así como al trabajo detectivesco que lleva a cabo. A lo largo de la novela se nos comenta su morbosa curiosidad, las escuchas a escondidas, el conocimiento de la ficción detectivesca, y, con gran perspicacia, el pequeño libro negro que contiene, supuestamente, sus notas de detective aficionada:
¿Sabe Harriet que el tío Roger ha estado haciendo esto? Una odiosa niña que siempre está metida en todo
Josephine… la morbosa… Ella lo sabe… He estado haciendo trabajo de detective
Descubre que Roger se iba a marchar… porque pienso que desfalcó dinero
Y Edith odia a Brenda… se escribían… sé dónde guardaban las cartas
No me gustaba el abuelo… Ballet… ¿Bailar? Nada de eso, de ninguna manera.
Aunque es un título importante de Christie debido a su impactante desenlace, La casa torcida no es en el plano estrictamente formal un relato policíaco. Aunque la respuesta al enigma es muy evidente en retrospectiva —Josephine afirma con seguridad quién es el asesino; carece de todo temor; las marcas en el suelo del lavadero de los experimentos con el tope de mármol con que se sujeta la puerta—, no es posible llegar a ella por deducción lógica. A pesar de todo, la novela demuestra que, incluso después de una carrera literaria de treinta años, Christie aún conservaba la habilidad para sorprender y entretener.
Un puñado de centeno
9 de noviembre de 1953
Rex Fortescue es envenenado en la contaduría; su esposa es envenenada durante el té de la tarde tomando pan y miel; la criada es estrangulada mientras está tendiendo la ropa. Una macabra interpretación de la canción de cuna lleva a la señorita Marple hasta Yewtree Lodge para investigar la presencia de mirlos.
Las notas para esta novela están contenidas en cinco cuadernos; el grueso se encuentra en el Cuaderno 53, con referencias más escuetas en los otros cuatro. Si en un principio nos guiáramos por evidencias externas, parecería que esta trama estuvo cociéndose durante algún tiempo antes de que Christie la refinara para la novela. Un puñado de centeno apareció por vez primera en octubre, por entregas, en el Daily Express. El informe de lectura oficial de Collins, fechado en abril de 1953, la describe como «muy amena, excitante, desconcertante e inteligente; la construcción y el manejo de la trama lo realiza con una habilidad al lado de la cual gran parte de las narraciones de detectives que se escriben hoy en día parecen un trabajo de burdos aficionados». Aunque consideraba los medios del primer asesinato demasiado rocambolescos, lo calificó en términos generales como una «buena» novela de Christie, algo que parece un tanto tibio tras una descripción inicial tan efusiva.
La siguiente y críptica referencia, en el Cuaderno 56, nos proporciona la génesis de la trama, del primer relato —«El club de los martes», incluido en Miss Marple y trece problemas—, que había aparecido veinticinco años antes, en diciembre de 1927:
Patrón general como cientos y miles
Aquí la criada doméstica, a instancias del amante casado, espolvorea «cientos y miles», refiriéndose al azúcar dulce de colores que se utiliza para decorar la cobertura de los postres y los pequeños bizcochos, rociando en abundancia uno de ellos no sin antes haberlo mezclado con arsénico y haberlo espolvoreado a conciencia para eliminar a una esposa inconveniente. Y para rematar, la criada, tanto en el relato como en la novela, se llama Gladys.
Como se puede ver a partir de la siguiente nota del Cuaderno 14, las tramas de Un puñado de centeno y El truco de los espejos estaban entrelazadas en sus primeras fases de construcción (esta nota parece que sea de finales de los años cuarenta, puesto que se halla con los apuntes tomados con vistas a La casa torcida):
Espejos
Percival y Lancelot son hermanos… P es buen chico… L es el malo… violento antagonismo entre los dos… ¿En realidad se conchabaron para eliminar al padre y a su joven esposa? El truco… P y L simulan una pelea… Escuchada en la planta baja (en realidad P lo hace arriba)… L vuelve y le deja sin sentido… Llama pidiendo ayuda
La pelea simulada se convirtió en el principal recurso para la trama de El truco de los espejos, mientras que los hermanos Lancelot y Percival permanecieron en Un puñado de centeno.
Algunas páginas más adelante Christie esboza una trama:
El Rey estaba en su contaduría
Presuntuoso magnate muerto en (a) el despacho (b) la casa de las afueras… Minas del Mirlo
El buen hijo Percival… El mal hijo Lance… Enemigos a muerte (¿realmente confabulados?) Motivo… ¿Estafado por uno de los hijos? Sirvienta (una chica que trabajaba en los Institutos de las Fuerzas Armadas)… asociada con Lance… Pudo alterar todos los relojes. La chica lleva el café al estudio del padre… ¿Sale gritando? Lance es el primero en llegar (lo mata entonces)… Los demás aún están subiendo. Al viejo lo drogan primero… Debió de ser en la cena (Lance no está). La chica es sospechosa… Pudo haberlo drogado, y luego apuñalado, e introdujo centeno en el bolsillo del hombre. Se pelean… La encuentran muerta… Con una pinza de la ropa
Esto se encuentra mucho más cerca de la trama que al final escogió, aunque cambiarían muchos de los detalles: por ejemplo, no existen los cambios de reloj ni el apuñalamiento en la novela, y los hermanos no están «confabulados». Aquí es cuando se mencionan por primera vez las Minas del Mirlo, esas minas supuestamente sin valor que resultan ser una fuente de uranio, y que aportan la motivación del asesino. Este aspecto de la trama recuerda mucho al modo en que Simeon Lee estafó a su compañera, la víctima en Navidades trágicas. La referencia al trabajo de la chica remite al Instituto de la Marina, la Armada y las Fuerzas Aéreas, fundado en 1921 para organizar las actividades recreativas que fueran necesarias para las fuerzas armadas y vender artículos diversos a los militares y sus familias.
Sin embargo, encontramos la base de la trama de este libro en el Cuaderno 53. Aunque sigue estrechamente el patrón de la novela, advertimos que se barajaron otras posibilidades antes de su eventual descarte. Tanto Percival como su esposa, además de Lance y Adele, fueron considerados posibles asesinos; Lance pudo ser tanto «chico bueno» como «malo», y Christie se planteó la utilización de estricnina o arsénico como veneno antes de decidirse por la taxina:
Percival se casa con una chica (deshonesta) en el extranjero. Ella viene a quedarse con el otro hermano, Lancelot… Pasa por su esposa… ella y Percival son los que cometen el asesinato
Lance está implicado en connivencia con Adele… Adele, comprometida con el padre… Consigue que mate al padre… Llega justo a tiempo para envenenarle el té
Lance vuelve en avión de Oriente. Es un buen hijo… Su esposa es Ruby Mackenzie
El buen hijo, Percival… El mal hijo, Lance… enemigos a muerte (¿realmente conchabados?)
Estricnina y arsénico encontrados más tarde en armario del salón o en estantería superior de la hornacina del comedor en sopera estantería más alta
Tras estas especulaciones comienza a surgir la trama. El material de los siguientes extractos, todos procedentes del Cuaderno 53, aparece en la novela:
Lance (chico malo) vuelve en avión… El padre ha mandado buscarlo. Antes de que llegue a casa muere el padre… La esposa de [Perci] Val es Ruby Mackenzie… Lance encontró a Marlene en el campamento de vacaciones. Le da unos polvos para el primer té de la mañana… Dice que harán que su padre enferme… Luego le mandarán llamar… Marlene está en un estado deplorable… Lance llega a casa… A tiempo para envenenar a Adelaide… (¿el té?) Luego lo añade a la miel
Capítulo I
El té a las 11… Lo prepara la taquígrafa más novata
Oficina… Secretaria rubia… Lleva el té al jefe
«El señor Fortescue está reunido…»
Grito… Enfermo… La rubia entra presurosa… Sale… Llama al médico… por teléfono… Hospital
Té… A[dele] come miel de un panal… El hijo se la da en el té… muere. O el hijo la envenena al introducir algo en la comida antes de que regrese oficialmente… Se encuentra con una chica fuera
Criada en el jardín… La pinza de la ropa en la nariz. La señorita M señala más tarde… ¿No saldrías a tender la ropa en ese momento? Pero te encontrarías con un hombre joven
Después de la muerte de la chica, Gladys… La señorita M llega al salón… El sargento perplejo… El inspector la recuerda… La señorita M muy positiva respecto a Gladys… Muerta… Debe detenerse… La nariz y las pinzas de la ropa… Dignidad humana
Asesinato en la calle Hickory
31 de octubre de 1955
En un hostal de estudiantes regentado por la hermana de la señorita Lemon en Hickory Road se sucede una serie de misteriosos robos que culminan con la muerte de uno de los estudiantes. La incongruencia de los objetos robados capta la atención de Hércules Poirot, quien visita el hostal justo antes de la primera muerte.
Hickory Dickory Dock:
el ratón subió al reloj,
el reloj la una dio,
el ratón abajo corrió,
Hickory Dickory Dock.
Las notas para Asesinato en la calle Hickory están diseminadas a lo largo de cincuenta páginas del Cuaderno 12, con dos breves e infructuosos intentos de resolver la trama, de hacerse con ella, en otros dos cuadernos (véase más adelante; asimismo, véase «Miscelánea», capítulo 4, una nota fechada seis años antes). A pesar de desestimar estas otras ideas, Christie no abandonó la utilización de la canción, aunque sólo aporta el título, e incluso eso resulta más bien tenue. Aparte de la dirección (que cambió de Gillespie Road), no existe intento alguno en la novela de seguir la letra de la cantinela; una de las contadas referencias aparece en las líneas finales, cuando la cita Poirot.
El siguiente extracto del Cuaderno 12 muestra que el libro estaba terminado ya el año anterior a su publicación:
Sugerencias para ampliar y mejorar Asesinato en la calle Hickory. Mayo, 1954.
Se repiten algunos temas de novelas anteriores. La señora Nicoletis mantiene una conversación con su asesino sin nombre, como ya lo hiciera Amy Murgatroyd en Se anuncia un asesinato; la llamada telefónica de Patricia Lane a Hércules Poirot cuando el asesino la ataca recuerda a la de Helen Abernethie en Después del funeral y la de Donald Ross en La muerte de lord Edgware. Y aquí existe otra inverosímil e innecesaria relación que se revela hacia el final de la novela. Sigue un patrón similar al de El tren de las 4:50 y El espejo se rajó de parte a parte. Tanto Morgan como Osborne se refieren al hecho de que a principios de los sesenta hubo planes de transformar este título en un musical. Por extraño que pueda parecer, se compuso parte de la partitura y se decidió el título, Death Beat [Ritmo mortal]. Sin embargo, el proyecto se quedó en nada.
La incongruencia de los objetos robados se les presenta a Poirot y al lector como un rompecabezas intrigante cuyas explicaciones son satisfactorias. Pero posiblemente existen demasiados personajes, además de que algunos de los estudiantes extranjeros son poco más que estereotipos.
Cada una de las primeras cinco páginas de notas para el libro llevan por encabezamiento «Tarea para vacaciones», lo cual hace pensar que se escribieron en un momento en el que Christie estaba descansando. Y la construcción de la trama no fue sencilla, puesto que incluye infinitas permutaciones y mucha repetición. Se tiene la sensación de que no hubiera tenido una idea muy clara de la trama cuando comenzó la redacción. En las primeras páginas de las notas parece que destella una trama, gran parte de la cual luego permaneció en la novela, aunque habían de sucederse muchos cambios antes de que se diera por satisfecha con ella. Al final de la primera página alcanzó un posible punto de partida con ciertos ecos —«una cosa necesitaba el camuflaje de las otras»— de El misterio de la guía de ferrocarriles:
Han desaparecido cosas… una chica bastante estúpida llamada «Cilly» (para Celia o Cecilia)… Muy enamorada de un adusto estudiante… en tratamiento psiquiátrico… que no le presta atención. Valerie, una chica lista, la embauca en robos; «te prestará atención con cosas tontas como éstas… una cosa buena de verdad»
Robos… siguen desapareciendo cosas… realmente sólo una cosa necesitaba el camuflaje de las otras
Algunas de las primeras ideas, por fortuna, no dieron fruto…
Asesinato en la calle Hickory
Complejo con la palabra Dock… un relato de terror… peligro… chica en el trabajo… descubre algo
H. P. en tren… la chica le embauca para que robe
Tarea para vacaciones (continuación) n° 23 de Gillespie Road
¿Decide la señorita Lemon trabajar de comadrona?
Aburrida por la jubilación… pide consejo a Poirot
Otras ideas más tardías que parecían prometedoras también fueron descartadas:
Asesinato en la calle Hickory
Primera muerte a la una en punto… Segunda a las dos en punto
Importante… 2 asesinatos
[Primero] ocurre poco después de la conferencia de P
- ¿La señora Nicoletes? ¿Por qué? ¿Chantajes? ¿Uno de la banda y poco de fiar?
- ¿Johnston…? Su mente bien afinada le lleva a cierta deducción… Etc. Posiblemente encuentra después el asunto… Una advertencia: guardar silencio…
- ¿Aka bombo?
- ¿Nigel?
- Patricia
Aunque jugó con la idea de que otros personajes fueran el malvado, Valerie siempre anduvo a la cabeza del resto, ya fuera sola, ya en combinaciones con varios estudiantes:
- Valerie… Mente rectora de todo el tinglado… utiliza a los estudiantes… se lo propone a C… ¿Nigel está con ella? O la chantajea o más tarde… N es una de las víctimas
- Nigel… descubre el tinglado… o está implicado con Valerie… excitable infantilmente
Son fundamentales para la trama las distintas posibilidades de obtener el veneno, y debe admitirse que algunas de las tácticas sugeridas son horriblemente verosímiles, o lo eran al menos a mediados de los años cincuenta. La idea del «coche del médico» fue una de las que surgieron en varias ocasiones a lo largo de los cuadernos, y la bata blanca utilizada en la novela como camuflaje para acceder al armario del hospital donde se guardaban las drogas está obviamente inspirada en las experiencias personales de Christie en el University College Hospital durante la Segunda Guerra Mundial:
Los 4 métodos… se hace una apuesta… Discusión
Nigel
Valerie
Len
Angus
Traen de vuelta
P[eligrosas] D[rogas] de coche… Tubo de morfina
Paciente de hosp… Fenobarbital
Veneno armario… Estric. ¿O digi?
Frasco de bicarbonato para guardar los polvos…
¿se sustituye el bicarbonato?
Luego se destruyen todas las drogas menos una…
¿la del hospital?
Al alcanzar la página 50 del Cuaderno 12, Christie ya domina la trama. El siguiente extracto contiene gran parte de los elementos de la versión definitiva:
Principales argumentos
V. organizador de contrabando en este país (¿joyas?) (¿drogas?) A través de estudiantes. La señora N está implicada… compra casas para alojar estudiantes… también una tienda en una esquina cercana… allí se venden mochilas… con doble fondo (piedras insertadas con pegamento (o heroína en polvo de rouleau [rollo] de lona). La policía sigue la pista a V… ella le pasa algo a Nigel… Sales de baño… él las examina… encuentra heroína… la sustituye por bicarbonato… la introduce en su frasco de bicarbonato. La policía llega a la casa… V. destruye la mochila, la despedaza… después trabaja sobre Celia.
Y algunas páginas después juega con ciertos refinamientos (la sacarina, las ideas de las mochilas y la implicación de Elizabeth Johnson fueron desechadas a posteriori):
Puntos por resolver
Morfina (¿acetato?) sustituida por ácido bórico… luego muestra llama verde cuando se quema (¿Reconocida por Celia?) [Por tanto] C. sabe que se llevaron el bórico para sustituir la morfina.
Pat encontró morfina… tomó Á[cido] B.[órico] del cuarto de baño.
¿Sacarina? ¿La utilizó C. en el café? Tabletas de morfina sustituidas por sacarina
Val. se encarga de asunto de contrabando (¿asesina a C?)
E[lizabeth] J[ohnson] está implicada con Val en el contrabando
Akibombo… vio… ¿qué? ¿Relacionado con bórico…? ¿Relacionado con la mochila?
¿Gemas de contrabando? ¿Droga? ¿La señora Nic, madre de V? ¿Mera figura decorativa?
Y, por supuesto, de fondo está la historia de Nigel —fue responsable de la muerte de su mujer y su padre ha dejado una carta a este efecto, que debe abrirse después de su muerte—, que desempeña un papel fundamental en la trama. Hasta acercarnos al final de las notas, sin embargo, no aparece esbozada:
Argumento
N., mal tipo… necesita dinero… trata de obtenerlo de su madre… falsifica su nombre… le administra un somnífero bebedizo… ella muere… él hereda… investigación… sobredosis… accidente. Pero el padre le echa… él reclama el dinero de su madre. (¿Lo despilfarra?) Se conchababa con Valerie… en asunto de contrabando… por entonces tiene otro nombre… diplomático arqueólogo… amigo de estudiantes, etc. Llega la policía… piensa… ¿el padre ha muerto…? Carta dejada al abogado… saca los bulbos… (o hay bulbos… nuevos… robados… y se los han llevado del salón)
Nigel suministra veneno a la madre (por dinero)… Padre farmacéutico… lo prueba o encuentra… echa a Nigel… firma una renuncia… en el banco en caso de que muera… O si Nigel hace algo deshonroso… N. se cambia de apellido
Una de las ideas que aparecen después de «Sugerencias para ampliar y mejorar» la novela, según se señalaba antes, es el asesinato de Patricia:
Nigel va a la comisaría de policía… Pat (?) llama por teléfono… habla con Nigel… sin aliento, voz asustada… Nigel… Creo saber… quién debe haber tomado la morfina, porque recuerdo que estaba aquí aquella noche… No quiero decirlo… Bien… Se van Nigel y la policía… Pat ha muerto. Nigel llora como un niño pequeño
Sin embargo, al aparecer tan avanzada la novela, ésta parece un añadido, y es una idea que se amplía y no mejora. De hecho, diez páginas antes ya existía un esbozo:
Secuencia final
Después de la escena de Nigel y Pat… Nigel va a la comisaría de policía. Pat (en apariencia)… en realidad Valerie… llama por teléfono… Sabe quién se lo llevó. Van ahí… Pat ha muerto… Profunda pena de Nigel… real… llega H. P.
Este asesinato es similar a los últimos asesinatos de El tren de las 4:50 e Inocencia trágica, que aparecerían en años venideros. La señora Oliver, en el capítulo 8 de Cartas sobre la mesa, dice: «¡Lo que realmente importa es que haya muchos cadáveres! Si las cosas se ponen sosas, algo más de sangre lo anima todo. Alguien va a contar algo, si no lo asesinan primero, claro. Y eso siempre cae bien. Aparece en todos mis libros…». Y en el capítulo 17 de la misma novela: «Cuando hago recuento y descubro que sólo he escrito treinta mil palabras, y no sesenta mil, entonces tengo que meter otro asesinato…». Es difícil no tener en cuenta esos comentarios, con todo lo jocosos que sean, cuando leemos Asesinato en la calle Hickory.
Miscelánea 
De las numerosas referencias a canciones infantiles que se hallan diseminadas a lo largo de los cuadernos, algunas veces la idea no se desarrollaba más allá de unas breves anotaciones, y en algunos casos es como si la canción consiguiera incluso doblegar la fértil imaginación de Christie. En el Cuaderno 31 encontramos la siguiente lista:
Un relato de 1948 para Nash [revista]
A. Asesinato en la calle Hickory
Un complejo sobre la palabra Dock… Historia de terror… Peligro… Chica en el trabajo… Descubre algo… (Las personas que quieren derribar el salón) comienza en el hotel… Gente adinerada… Unos bribones
B. Pastorcillo
¿Dónde vas, mi hermosa doncella?
C. Así es como cabalgan los caballeros
Pequeña jarra marrón… (A mi esposa le gusta el café y a mí el té, pero en el fondo me prefiere a mí)
D. Ding Dong Dell
E. Gatito, gatito, ¿dónde has estado?
F. Ratón de ciudad y ratón de campo
G. Lucy Locket
Éste es uno de los escasos ejemplos en que la página está fechada. Por desgracia sólo aparece el año, y no existe indicación alguna de la época en que fue escrita la lista de cantinelas. Es probable que Christie anotara de un tirón la lista de canciones infantiles junto con algunas notas rápidas, un tanto crípticas, con la intención de trabajar sobre ellas más adelante. La referencia a Nash es un misterio, puesto que Christie no publicó nada en Nash hasta después de 1933, cuando esta revista publicó los seis relatos finales de Parker Pyne investiga. Es obvio que estaba trabajando sobre algo que giraba alrededor de las canciones infantiles, aunque, como veremos, la idea en gran medida acabó en nada. Es posible que ella misma, o tal vez Nash, cambiara de parecer, y en consecuencia acabó desechando esa idea.
Las únicas canciones que aparecen de formas muy diferentes son las dos primeras. Hickory Dickory Dock[17], como aparece arriba, parece no tener, si es que la tiene, conexión alguna con la canción. Un «complejo» es una idea intrigante, pero, aparte de Helen en Un crimen dormido y su aterradora asociación de ideas en la representación de La duquesa de Malfi, no existen ejemplos de ese tipo de «complejos» en la narrativa de Christie. La novela que conocemos con el título de Hickory Dickory Dock es bastante distinta de las especulaciones planteadas más arriba. Es posible que las últimas palabras («comienza en el hotel… Gente adinerada… Unos bribones») prefiguren En el hotel Bertram.
El término «pastorcillo» aparece a la sazón, aunque en una versión bastante alterada y más breve, en Pleamares de la vida. Adela, la mística de la familia Cloade, recibe de su médium el mensaje «pastorcillo». Lo interpreta como una señal de que Robert Underhay aún está vivo. Esta lógica enrevesada se debe a la última línea de la canción: «Bajo un montón de heno, profundamente dormido». Poirot se pregunta, como es lógico, por qué el médium no le transmitió ese mensaje de manera más directa.
A pesar de que Ding Dong Dell aparece en el Cuaderno 18 y de nuevo en el Cuaderno 35 con la nota añadida (ver más adelante), nunca se llegó a utilizar esta referencia. Además de una escueta alusión a «Gatito, gatito, ¿dónde has estado?» en la página final de la Autobiografía, tampoco aparece ninguna de las otras. Existen tres referencias más a las canciones infantiles diseminadas en los cuadernos:
Uno, dos, 3… 4-5 Pescando vivos pececitos
Ding Dong Dell… ¿El gatito está en el pozo…? Vieja criada asesinada
¿El viejo rey Cole?
Aunque a primera vista parece que ninguna de ellas llegó a utilizarse, una mirada minuciosa sobre la última revela que el último verso de la cancioncilla proporcionó a Christie el título de la última obra de teatro que escribió, Tres violinistas. La complicada génesis de esta última creación teatral se comenta en el capítulo 9.