PRUEBA A:
EL «CLUB DE LA DETECCIÓN»

—Ya sé que es demasiado temprano para llamar por teléfono, pero es que deseo pedirle un favor.
—Sí, dígame.
—Se trata de la cena anual de nuestro Club de Autores de Novela Detectivesca.
Tercera muchacha, capítulo 2
El llamado Detection Club, como su propio nombre indica, es un club en el que se reúnen los autores de novelas detectivescas. Aunque se desconoce la fecha exacta, probablemente se fundó en 1929. Anthony Berkeley y Dorothy L. Sayers fueron dos de los miembros fundadores; a comienzos de los años treinta, todos los grandes escritores de novela detectivesca del momento, entre ellos Agatha Christie, eran miembros del club. Sólo estaba permitido el ingreso a escritores de ficción de detectives en el sentido estricto y más clásico, diferenciándolos de los escritores de novela negra en general. No era una corporación colegial o profesional que hiciera campañas por mejorar la suerte de los autores de novela detectivesca; más bien era un club de carácter social, un tanto exclusivo y laureado, cuyo primer presidente fue G. K. Chesterton, creador del padre Brown. Le sucedió en 1936 E. C. Bentley, autor de la famosa Trent’s Last Case [El último caso de Trent]. Desde 1958 hasta su muerte, en 1976, Agatha Christie fue la presidenta. Aceptó el cargo con la condición de que nunca tendría la obligación de pronunciar un discurso. Sólo se podía ingresar en el club mediante invitación previa, y todos los nuevos miembros debían someterse a una ceremonia de iniciación (ideada por Dorothy L. Sayers) en la que el presidente aparecía con ropajes solemnes, había una procesión con velas encendidas y el iniciado debía prestar juramento poniendo una mano sobre Eric, la Calavera, por el cual se comprometía a cumplir las normas del club.
Aunque se trataba de normas no escritas y aunque el ritual en sí, ideado por Sayers, era de carácter ameno, las intenciones de fondo eran serias y admirables. En un esfuerzo por elevar el nivel literario del relato detectivesco y por distinguirlo de los thrillers de la época, tendentes a provocar asombro, los candidatos se comprometían a:
- honrar el llamado «inglés del rey» en su nivel de máxima corrección;
- no ocultar jamás una pista esencial al lector;
- adherirse a las tareas de indagación e investigación diferenciándolas de la «revelación divina, la intuición femenina…, las coincidencias o las intervenciones de Dios»;
- observar una «moderación modesta y oportuna en el uso de bandas de delincuentes, rayos mortíferos, fantasmas y demás espectros, chinos misteriosos y no menos misteriosos venenos desconocidos para la ciencia»;
- jamás robar ni revelar las tramas que hubiese urdido cualquier otro de los miembros.
En sus primeros tiempos, en el Detection Club se escribieron novelas colectivamente; en tiempos más recientes se escribieron entre varios de los miembros algunas colecciones de relatos. En los primeros ensayos se escribían los capítulos sucesivos repartiéndolos entre diversos escritores, de manera que cada autor tuviera conocimiento del desarrollo de la trama llevado a cabo por su antecesor. Agatha Christie colaboró en tres de las primeras publicaciones de esta índole: The Scoop [Primicia] en 1930, Behind the Screen [Tras el biombo] al año siguiente y una novela extensa, The Floating Admiral [El almirante flotante], en 1932. Las dos primeras empresas conjuntas, más breves, se emitieron por entregas en la BBC y después se publicaron en The Listener, para aparecer por fin en formato de libro en 1983. Aparte de Christie, otros colaboradores de Primicia fueron Dorothy L. Sayers, Anthony Berkeley, E. C. Bentley, Freeman Wills Crofts y Clemence Dane; Ronald Knox y Hugh Walpole sustituyeron a Crofts y a Dane en Tras el biombo.
En el caso de El almirante flotante, cada uno de los colaboradores tuvo que aportar una propuesta de solución además de un capítulo, en un intento por impedir que se introdujeran nuevas complicaciones tan sólo para ponerle las cosas más difíciles al colaborador que les siguiera en el orden establecido. La aportación de Christie es por desgracia la más breve del libro, aunque la solución que propuso es buena muestra de su ingenio. De todos modos, llegó a la conclusión de que el tiempo y el esfuerzo dedicados a estas producciones podría emplearlos de manera más provechosa escribiendo por su cuenta, y con la debida cortesía declinó otras invitaciones a participar en nuevos títulos colectivos.
El Detection Club en los cuadernos
La principal referencia al Detection Club que existe en los cuadernos se encuentra en el Cuaderno 41, la primera página del cual lleva por encabezamiento «Ideas 1931» (a pesar de la incertidumbre sobre su fecha de fundación, cuando se escribió esta nota el club estaba consolidado):
Los trece a la cena
Relato para el «Detective Club» (?)
La señorita Sayers y su marido… Venenos
El señor Van Dine y…
El señor Wills Crofts y su esposa… Coartadas
La señora Christie
El señor Rhode
El señor y la señora Cole
El señor Bentley
La señorita Clemence Dane
El señor Berkeley y su esposa; escritor de temas fantásticos
Es mera coincidencia que el título Los trece a la cena se utilizara en Estados Unidos dos años después para designar una novela que publicó Christie en 1933, La muerte de lord Edgware. El título estadounidense hace referencia al capítulo 15 del libro, en el que un personaje comenta que son trece los comensales sentados a cenar la noche en que muere lord Edgware, con lo cual lady Edgware dispone de doce testigos. Es improbable, no obstante, que fuese esto lo que tenía Christie en mente cuando esbozó la idea para el Detection Club.
De las trece personas que enumera, y que hubieran sido los comensales de esa cena, la mayoría son sus colegas escritores: «la señorita Sayers» es Dorothy L. Sayers, novelista, dramaturga, antóloga, teóloga y erudita, gran contemporánea de Christie y una de las fundadoras del Detection Club. Aunque aparece en el Cuaderno 41 como «señorita», Sayers se había casado con Oswald Fleming en abril de 1926, si bien conservó el apellido de soltera en sus actividades profesionales.
«El señor Van Dine» era conocido del público lector: se trata de S. S. Van Dine, creador de Philo Vance. La ausencia que hay tras su nombre da a entender que Christie no estaba segura de que estuviese casado (lo estaba), pero la incorporación de su pareja habría dado por resultado un total de catorce invitados a la cena, lo cual tal vez explique la incertidumbre. Es extraño que Christie hubiese incluido a Van Dine. Había leído sin duda sus novelas —hay unas cuantas en los anaqueles de Greenway House—, puesto que fueron tremendos éxitos de ventas en sus tiempos, pero no era miembro del Detection Club, ya que residía en Estados Unidos.
«El señor Wills Crofts» era Freeman Wills Crofts, creador del inspector French, de Scotland Yard, un policía meticuloso y concienzudo cuya especialidad (como ya se ha señalado) era la coartada irrebatible. Al igual que en el caso de Christie, publicó su primera novela, El ataúd, en 1920, y se le sigue considerando un clásico del género. Siguió escribiendo hasta su muerte, en 1955, y publicó un total de cuarenta novelas.
«El señor Rhode» es John Rhode, cuyo verdadero nombre era el de comandante Cecil John Charles Street, que también publicó con el seudónimo de Miles Burton. Como Christie, fue autor del Club del Crimen durante la mayor parte de su vida, y en total publicó casi 150 novelas con ambos nombres.
«El señor y la señora Cole» eran un tándem marido y mujer, compuesto por G. D. H. y Margaret Cole, novelistas del género detectivesco y socialistas. Aunque fueron prolíficos y publicaron una treintena de novelas, sus libros son de prosa hinchada, artificiosa, inerte, y llevan años agotados sin que se reimpriman.
«El señor Bentley» era E. C. Bentley, cuya reputación como novelista de detectives se debe casi exclusivamente a una sola novela: el clásico El último caso de Trent. También publicó un libro de relatos y coescribió otro título, Trent’s Own Case [El propio caso de Trent], en los que aparece Philip Trent.
Clemence Dane es una autora de novela negra casi del todo olvidada. Enter Sir John [Entra sir John], que Hitchcock llevó al cine con el título de Asesinato (1930), es su libro más conocido.
«El señor Berkeley» es Anthony Berkeley, que también publicó con el seudónimo de Francis Iles. Escritor muy influyente, predijo la ascendencia que había de tener la novela negra por oposición a la novela estrictamente detectivesca, y su aportación a las dos ramas del género es de hecho impresionante. Alfred Hitchcock hizo una memorable adaptación cinematográfica de su novela Before the Fact as Suspicion [Antes de los hechos, la sospecha], con el título Sospecha.
Además de esta lista, Christie hace diversas alusiones a sus colegas del Detection Club en varias obras. En Matrimonio de sabuesos, la colección de relatos que Christie dedicó en 1929 a Tommy y Tuppence, aparecen los Beresford investigando sus casos al estilo de diversos detectives. Hace un pastiche de Berkeley en «La hija del clérigo» y de Crofts en «La coartada irrebatible», aunque, y no deja de ser extraño, no aparece ningún otro de los autores mencionados en el Cuaderno 41.
También es digno de reseñar un artículo que escribió Christie para el Ministerio de Información en 1945, «Escritores de ficción detectivesca en Inglaterra». En él aparecen Dorothy L. Sayers, John Dickson Carr, H. C. Bailey, Ngaio Marsh, Austin Freeman y Margery Allingham, siendo Sayers la única en común del artículo y el Cuaderno 41, por más que todos fuesen miembros del Detection Club. Podría deberse a que Christie tuvo más trato con Sayers que con los demás, sobre todo durante la planificación de los títulos escritos en colaboración, como El almirante flotante, Primicia y Tras el biombo, todos los cuales fueron ideados y orquestados por Sayers.
En el capítulo 6 de Un cadáver en la biblioteca también aparece citada Sayers, al igual que H. C. Bailey y John Dickson Carr (y la propia Christie); en «El ganado de Gerión», el décimo de Los trabajos de Hércules, menciona a Sherlock Holmes, al señor Fortune, creación de Bailey, y a sir Henry Merrivale, creación de Dickson Carr. Dickson Carr y su novela The Burning Court [El patio en llamas] es una de las pistas secundarias en Maldad bajo el sol, y el mismo autor aparece citado en Los relojes. Hay una sola frase en el Cuaderno 18 y otra en el 35, y en ambas también aparece citado el Detection Club, en los dos casos con la misma idea:
Noche de gala en el Det[ection] Club durante un ritual de ingreso… Los seis invitados de la señora O[liver]
Asesinato en el Detection Club… La señora Oliver… Sus dos invitados… alguien es asesinado cuando comienza el ritual
La noche de gala, no es de extrañar, era una noche en la que los miembros del club podían invitar a otras personas a la cena. El «ritual» era la ceremonia de iniciación de los nuevos miembros, en el que había que prestar «juramento» sobre Eric, la Calavera, en lugar de la Biblia. Al ser una novelista de género detectivesco, la señora Oliver lógicamente habría sido miembro del club.