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Poirot investiga:
Los trabajos de Hércules
… pasión por alcanzar la verdad. En todo el mundo no hay nada tan curioso, ni tan interesante, ni tan bello, como la verdad…
Tragedia en tres actos, acto tercero, capítulo 5
SOLUCIONES QUE SE REVELAN
«El caso del bungaló» • Después del funeral • Cita con la muerte • En el hotel Bertram • «La señorita de compañía» • Muerte en las nubes • Los elefantes pueden recordar • Asesinato en el Orient Express • «El misterio de Hunter’s Lodge» • El misterio del Tren Azul • Cianuro espumoso • Pleamares de la vida • Tragedia en tres actos • También se revelan detalles de las tramas de casi todos los «Trabajos»
Los trabajos de Hércules
8 de septiembre de 1947
Los trabajos de Hércules no sólo es la mejor de las colecciones de relatos cortos que publicó Agatha Christie, sino que es también una de las mejores colecciones de la totalidad del género negro. Es sencillamente brillante de concepción, de trazado y de ejecución. Cuando una vez más planea jubilarse y dedicarse a cultivar calabazas, Poirot se siente atraído por la idea de resolver unos cuantos casos, no muchos, bien elegidos, que sean su canto del cisne. Decide aceptar tan sólo aquellos casos que sean análogos a los que acometió su homónimo de la mitología, con la estipulación previa de que los suyos sean sus equivalentes metafóricos.
Todos salvo uno de los relatos se publicaron originalmente en la revista The Strand a lo largo de casi un año entero. «El león de Nemea» se publicó en noviembre de 1939 y el resto de los relatos siguieron el mismo orden que ocupan en el libro hasta «Las manzanas de las Hespérides», que se publicó en septiembre de 1940. El último relato, «La captura de Cerbero», no se publicó en The Strand, y tiene una historia más complicada, que se comenta junto con la versión original de dicho relato en el «Apéndice» a este volumen. En agosto de 1948 Penguin hizo historia en el campo de la edición cuando lanzó a la calle en un mismo día un millón de ejemplares de Agatha Christie, cien mil ejemplares de un total de diez títulos. La aventura tuvo tal éxito que se repitió cinco años después. Esta vez fueron títulos que ella misma había escogido, y para cada uno escribió un prefacio especial con alguna información de fondo. En esta segunda tanda se encontraba Los trabajos de Hércules, y en su prefacio Christie explica que el nombre de pila de Poirot fue la fuente de inspiración que le indujo a escribir los relatos. Sigue diciendo que algunos, «La hidra de Lerna» y «El toro de Creta», por ejemplo, fueron sencillos de escribir; en efecto, se trata de casos típicos de Christie, en los que Poirot se encuentra con un asesinato en un pequeño pueblo. «El jabalí de Erimanto» y «El cinturón de Hipólita», según confiesa, le dieron más quebraderos de cabeza, y «La captura de Cerbero» a punto estuvo de derrotarla.
En todo momento se trata de metáforas inspiradas: las lenguas que no paran quietas representan a la víbora de múltiples cabezas en «La hidra de Lerna», mientras un periódico de sesgo escandaloso representa los polucionados establos de Augías y «Las manzanas de las Hespérides» son las manzanas que no tienen precio, las que adornan un cáliz de Cellini. Los propios relatos oscilan entre el misterio doméstico de «La hidra de Lerna» y el relato de amor nostálgico, aunque con un golpe típico de Christie en «La cierva de Cerinia», pasando por el thriller brutal y trepidante en «El jabalí de Erimanto». Las escenas divertidas —Poirot las pasa canutas en un hotel del oeste de Irlanda— alternan con otras aterradoras —Poirot se ve desvalido ante el avance de un criminal que esgrime una navaja—, y no faltan las más conmovedoras, como cuando Poirot convence a una bailarina que tiene una enfermedad terminal de que regrese con su verdadero amor.
En muchos de los relatos consigue introducir un segundo ejemplo de simbolismo añadido al principal. En «El jabalí de Erimanto» aparece un peligroso criminal en un lugar que cubre la nieve, con lo que refleja tanto el entorno físico como el animal metafórico; en «El toro de Creta» se ve a un hombre de un físico portentoso, además de aparecer barreños literalmente llenos de sangre; en «Las manzanas de las Hespérides» a Poirot le ayuda un iluminado, Atlas, quien, como su famoso homónimo, se echa a la espalda el peso de Poirot; las ruidosas colegialas que aparecen al final de «El cinturón de Hipólita» se comparan con las amazonas de la fábula clásica. Las castañuelas de bronce que tiene Hércules en la versión original se truecan por el moderno telégrafo en «Los pájaros de Estínfalo»; los cuernos de oro de «La cierva de Cerinia» son el cabello dorado de Katrina, y así como en la versión mitológica Hércules no mata a la cierva, sino que la devuelve sana y salva, Hércules Poirot hace lo propio con el gran amor de Ted Williamson.
Son muy copiosas las notas que se conservan de esta imaginativa colección, lo cual ya es un tanto insólito si se piensa que son relativamente pocas las que se conservan de la mayoría de los relatos cortos de Christie. Probablemente se deba a que la escritura de esta colección comportó una investigación adicional en los originales y una elaboración de los detalles mayor de la que se suele relacionar con la escritura de un relato. Asimismo, estos relatos se escribieron para que formasen parte de la colección y no, como en otras ocasiones, en tanto que relatos individuales para una publicación esporádica. La mayoría de estas notas se incluyen en el Cuaderno 44, aunque algunas de menor importancia figuran en otros tres, los Cuadernos 28, 39 y 62.
El Cuaderno 44 contiene parte de la información básica sobre los mitos griegos que Christie utilizó como soporte de sus relatos:
La hidra de Lerna… 9 cabezas en llamas… la última cabeza se le corta y se entierra
La cierva con las patas de bronce… los cuernos de oro… las pezuñas de bronce… consagrada a Artemisa… un año para encontrarla
El jabalí de Erimanto… Junto con los centauros de Pholoe… atrapado en un precipicio nevado y capturado vivo
Los establos de Augías… Un río que irrumpe por una brecha en la pared
Los pájaros de Estínfalo… Aves de presa que comen carne humana. H los echa por medio de las castañuelas de bronce y acaba con ellos
El toro de Creta… un toro enrabietado
Las yeguas de Diómedes… salvajes, encadenadas a los establos… H las domestica
El cinturón de Hipólita… Hera hace correr el rumor y las amazonas se rebelan
El ganado de Gerión… un gigante con 3 cuerpos o 3 cabezas… guardado por un perro bicéfalo, las cabezas… Orto y Euritón
Las manzanas de las Hespérides… H sostiene el cielo mientras A[tlas] recoge las manzanas… A quiere una mesa cuando H le pide un cojín para el hombro… Se las devuelve a A y se marcha. Las manzanas doradas que regala Immo a Júpiter por sus esponsales… se entregan las manzanas… son devueltas a las Hespérides
Cerbero… Descenso al submundo… No hay arma… Cerbero retorna al submundo
Acarició varias ideas antes de ponerse a urdir en serio las tramas, muchas de las cuales se incorporaron al producto terminado. Ocho de los relatos siguen con variantes menores estas notas iniciales, aunque introdujo cambios en «Las yeguas de Diómedes». Nótese, no obstante, que los dos relatos que reconoció que le causaban ciertas complicaciones, «El jabalí de Erimanto» y «El cinturón de Hipólita», cambian de manera muy considerable, y que el que estuvo «a punto de derrotarla», «La captura de Cerbero», es completamente distinto en la colección que se publicó en su día:
León de Nemea… un pequinés secuestrado
Hidra de Lerna… Una pluma envenenada… o un escándalo en medio del campo… una persona al fondo de todo ello La hidra de Lerna… La mujer era sospechosa de asesinar al marido… (¡La sentencia es que fue un accidente!)
Los ciervos de Arcadia… La bailarina que desaparece… Un joven… Podría P encontrarla
El jabalí de Erimanto… Un criminal perseguido y arrestado… ¿Una banda?
Los pájaros de Estínfalo… Un joven es objeto de chantaje… por parte de dos mujeres
Los establos de Augías… Escándalo político… HP tiene que distraer la atención… consigue que un estudiante de Medicina lleve un cadáver… ¿Falso asesinato? ¿Los fondos del partido o un robo arqueológico?
El toro de Creta… ¿Un asesino loco?
Las yeguas de Diómedes… Domesticación de sus hijos… ¿Chicos? Presentándoles el trabajo de la policía
El cinturón de Hipólita… ¿Una directora de colegio? ¿Un profesor de Oxford? ¿Un manuscrito de valor incalculable?
El ganado de Gerión… Una secta extraña… El líder es desenmascarado… Tal vez el rebaño de un pastor… Una nueva secta… Entusiasmo religioso… El ganado de Gerión, de Oriente… Religion oriental
La manzana de las Hespérides… Tesoro en un convento… desaparecido hace muchos años… Robado… Entregado por el ladrón al convento
Cerbero… ¿Un relato sobre un perro? ¿O alguien muerto, regresado de entre los muertos, o bien asesinado?
El león de Nemea
El secuestro de un pequinés proporciona a Poirot el primero de sus «Trabajos».
Como bien se puede ver, las notas tomadas para «El león de Nemea» son extensas y siguen de cerca la versión publicada. Podría darse el caso de que al ser el primer relato de la serie Christie le concediera tiempo y energía en abundancia, sopesándolo con gran esmero. También es el más largo de los relatos de la colección. Hay una nota solitaria en el Cuaderno 39 que presagia la trama; aunque en líneas generales no recuerda la versión publicada de «El león de Nemea», el relato sí incluye un rasgo importante, como es la herencia que ha recibido la señorita Carnaby en forma de pequinés, que le lega una de sus antiguas empleadas:
La dama de compañía deja el pequinés… Se marcha para trabajar de criada… ¿Da distintos nombres lugares alternos? Ella y una amiga… después obtiene la recompensa
Este extracto, del Cuaderno 44, es un resumen muy preciso del relato que se publicó:
HP es citado por Joseph Hoggin… Un tipo ya mayor y muy molesto… Su esposa ha perdido al pequinés… Recibió una demanda de doscientas libras, que la mujer pagó, y se le devolvió el perro. HP se ha entrevistado con la señora J y la señorita Carnaby, la dama de compañía, una mujer estúpida y parlanchina. Las cosas son como siguen: Amy y Ching fueron al parque… A vio a un niño en su cochecito… Se paró a hablar con la cuidadora, pero Ching desapareció… Estaba cortada la correa… Se la muestra y HP reconoce que ha sido cortada… Las mujeres lo buscan sin descanso… Entonces llega la carta… Habrá que enviar el dinero en billetes de una libra.
Al final, P instruye a Georges para que vaya a localizar un piso dentro de unos límites determinados… pide a sir J… le recuerda al fabricante de Lieja que envenenó a su mujer para casarse con su secretaria, una rubia. P visita el piso el día en que la señorita A ha salido… Augustus ladra y trata de impedir que entre. La hermana inválida… P lo sabe todo… Su defensa… No tiene pensión… la vejez… No tiene hogar ni educación… Un sindicato… Ching se queda en el piso, se lleva a Augustus… Siempre sabe encontrar el camino de regreso. ¿Cuántas veces? Diez veces.
En este relato hay bastante más de lo que aparenta. Amy Carnaby es una creación deliciosa, aunque a la vez conmovedora. Su situación —es una dama de compañía ya mayor y sin educación que se enfrenta a un futuro desolador en la vejez— es semejante a la de Dora Bunner en Se anuncia un asesinato, cuando la señorita Blacklock la rescata. La mentalidad criminal de la señorita Carnaby es sin embargo su mejor baza, y Poirot, en «El ganado de Gerión», dice de ella que es «uno de los criminales más astutos que nunca he conocido». La trama, muy inteligente, es particularmente rica para tratarse de un relato de veinte páginas. Está por un lado la trama que corresponde al pequinés, o león de Nemea, pero también hay una trama secundaria sobre el fabricante de jabón y envenenador de Bélgica, que actuó años antes. Y no es descabellado ver en la idea de los perros cambiados un precedente de Maldad bajo el sol, que se publicó dos años después. Poirot también comenta este caso en el capítulo 14 de Los relojes.
La hidra de Lerna
Desagradables rumores conducen a Poirot a un pueblo pequeño para investigar la muerte de la mujer del médico.
La trama de este relato se halla en gran medida en dos páginas del Cuaderno 44, siendo la única diferencia el cambio de nombre de la enfermera Carpenter, que pasa a ser Harrison:
El médico acude a ver a P… Está azorado… De nada serviría ir a ver a la policía… La esposa ha muerto… Rumores… Empiezan a faltar los pacientes en su consulta… No sabe cómo combatirlo. P le pregunta… ¿quién es la otra mujer? El médico monta en cólera… Se marcha… P dice que ha de averiguar la verdad. La chica del dispensario… reconoce que se casará con ella… La esposa era una inválida de trato difícil… Los detalles de su muerte consisten en un envenenamiento por arsénico. P le advierte que va a averiguar la verdad. P va a ver a la muchacha… Es sincera… Dice que la vieja señorita L es la peor. P. ve a la señorita L, etc., etc. Llega a dar con la enfermera, una bella mujer de mediana edad… ¿La enfermera Carpenter? Fue ella quien lo hizo. Encuentra a la enfermera, su rostro angelical de Virgen renacentista… La presiona… Autopsia… Ella dice que no, ni mucho menos… Fue asesinada… con píldoras de morfina
Y diez páginas después…
La hidra de Lerna, continuación
P habla con el Ministerio del Interior… Ella dice que sí… porque la señora O fue asesinada. P logra que anuncien el compromiso matrimonial… Jean recibe una carta llena de insultos. Las píldoras de morfina… o píldoras de opio. Llegó el médico de visita, recetó píldoras de opio… que Jean le suministra
En las páginas que median entre ambos fragmentos se incluyen las notas preliminares para otros cuatro de los «Trabajos», así como dos páginas de fórmulas químicas, seguramente sobre venenos potenciales. Este resumen en general se asemeja bastante al relato publicado; nótese sin embargo que no se sigue adelante con la idea, en el segundo extracto, de anunciar un compromiso y recibir a continuación cartas insultantes. En muchos sentidos, éste es el más característico de los «Trabajos» por lo que atañe a la idiosincrasia de Christie: Poirot viaja a un pequeño pueblo a investigar una muerte misteriosa, en este caso el posible envenenamiento de una mujer, cuyo marido está bajo sospecha.
Los relatos «El misterio de Cornualles» y «¿Cómo crece tu jardín?», así como las novelas El testigo mudo y La señora McGinty ha muerto, y una novela de la señorita Marple, El caso de los anónimos, tienen un planteamiento similar. Y este relato breve tiene claros paralelismos con un relato anterior, «El geranio azul», de Miss Marple y trece problemas.
La cierva de Cerinia
Poirot desarma una impostura en su empeño por lograr la unión y reconciliación de dos amantes antes de que sea demasiado tarde.
«La cierva de Cerinia» es un relato idílico, como corresponde a su ambientación en la Arcadia, y no contiene ningún crimen. Hay sin embargo un giro típico de Christie en las últimas palabras del primer extracto, un giro que empleó en algunas otras ocasiones, aunque por lo general con propósitos más siniestros. La suplantación de un subalterno (criada, mayordomo, camarero, auxiliar de vuelo) se emplea aquí por motivos no delictivos, al contrario del uso que se le da en Muerte en las nubes, Cita con la muerte, Tragedia en tres actos, Cianuro espumoso, Los elefantes pueden recordar y En el hotel Bertram. Asimismo, el inverso de este ardid (la suplantación de una «persona real» por parte de un doméstico) es un rasgo determinante en Pleamares de la vida, El misterio del Tren Azul, Después del funeral y Asesinato en el Orient Express. Los relatos «El caso del bungaló» y «La señorita de compañía», de Miss Marple y trece problemas, así como «El misterio de Hunter’s Lodge», de Poirot investiga, también contienen este ardid.
Existen dos esbozos para la escena inicial de este relato, el segundo de los cuales es más detallado. Ambas versiones son ajustadas, aunque la amada de Ted, Mary Brown en el primero, tiene en el segundo un nombre más romántico, Marie, y al final es «Nita… Incógnita… Juanita»:
Un joven en un pueblo… Se estropea el coche… Recurre a él… Ha de encontrar a su amada, Mary Brown… Se ha ido a Londres y ha desaparecido… Si está en un aprieto quiere acudir en su ayuda. ¿Estaba MB con una dama acaudalada… MB era criada… en realidad la bailarina misma (mantenida por lord Masterfield)? O bien era la esposa de un norteamericano joven y rico que se dedicaba a jugar al polo. P la ve… una joven de rostro endurecido… Le dice que no tiene la dirección de la criada. La criada es una muchacha de aspecto hosco. P sabe que tiene que ser ella
Disculpe, señor… El joven… Un simple… Apuesto y buena persona… Es insistente. Reconoció a HP por una foto en el Tatler… No podría existir otro bigote como ése… P se ablanda. P cena en la posada… El joven se le acerca… Encuentra a la muchacha… Marie… No la conoce por otro nombre. Suiza… la muchacha… a duras penas la recuerda… Qué cambiada está… Su criada… Sí… La recuerda… La otra… ¿Se refiere a Juanita? Era la criada que sustituyó a la otra cuando tuvo que ausentarse… P dice que sí… ¿Qué fue de ella? Murió aún joven… Arcadia. P explica el misterio sobre la criada… chantajeó a sir George… Su mujer… Nita… Incógnita… Juanita
El jabalí de Erimanto
Un criminal violento y un entorno aislado se combinan para hacer del cuarto de los «Trabajos» un empeño muy peligroso.
Como conviene a sus orígenes, éste es el más sangriento de todos los «Trabajos», y es en múltiples sentidos un relato muy atípico en la producción de Christie. Un gánster que concierta un encuentro en la cumbre de una montaña, en Suiza, no es precisamente un elemento habitual en sus relatos. La imagen de Hércules Poirot cuando salta de la cama para arrebatar a tres malhechores sus armas de fuego mientras alguien los tiene a raya es una imagen que no concuerda demasiado bien con el gran detective de los huevos cuadrados y el sirope de mora. Dicho esto, contiene una trama trepidante y múltiples suplantaciones en menos de veinte páginas.
También se utiliza la idea del cirujano plástico, que aparece algunas veces en los cuadernos, incluidas las notas aún tempranas y no utilizadas para Un crimen dormido, así como las de La casa torcida y la dramatización tentativa de Asesinato en Mesopotamia.
Las notas que siguen reflejan con precisión, aunque de una manera un tanto críptica, el transcurso de un relato bastante complejo:
Suiza… HP se marcha del Fin del Mundo… Llega a Zermatt y de allí sube a la cumbre de una montaña… Algo sucede en el funicular. ¿Ha recibido HP antes un telegrama… o una nota… de M. Belex? Éste lo vio… El famoso Marascaud… Se creía que estaba allí arriba… El inspector Drouet… Algunas personas suben con él en el funicular.
Schwab… un norteamericano solitario
El doctor Karl Lutz (médico bastante nervioso) o un médico, un judío austriaco, un cirujano maxilofacial
3 hombres de aspecto caballuno, unos fulleros
Un médico inglés nervioso
¿Ya está allí?
El camarero… Gustave… Se presenta a HP diciendo que es el inspector Drouet
El gerente… sumamente nervioso… Lo ha sobornado Gust[ave]
Un paciente misterioso
El corredor de apuestas de Marascaud… Se llevó el dinero… Imposible de encontrar en este lugar tan solitario. Gustave dijo «Es uno de ellos»… G sufre un ataque de noche… El médico le atiende… habla con P. P lo ve… Tiene la cara cubierta de vendajes. ¿Quién le atacó? Tres hombres… se emborrachan… Atacan a P… Schwab lo salva con una pistola
Las notas preliminares de Christie para este relato se utilizan en parte cuando el asesino Marascaud es «localizado y apresado» con vida, detalle importante, como subraya el propio Poirot en la última línea del relato; el elemento de «la banda criminal», en cambio, no se desarrolla.
Los establos de Augías
El quinto de los «Trabajos» propone a Poirot uno de los casos más insólitos de su carrera.
La trama del relato, en la que intervienen algunos elementos tomados de las notas preliminares de Christie, aunque no sea el caso del «cadáver», se resume en el Cuaderno 62:
Hércules Poirot y el primer ministro… P lo mira… como ya dijo el viejo profesor de Química, es un hombre bueno. P explica por qué Dagmar odió siempre a su padre… Limpiar los establos de Augías… P ve a la señora NP… Una mujer aún hermosa… Su reacción… P le dice algunas cosas un tanto crípticas.
P y Dashett (joven periodista)… dice que tendrá usted que dar la vuelta al Támesis y limpiar el edificio del Parlamento. Sydney Cox… director de «La basura semanal»… un hombrecillo desagradable… HP va a verlos… Les pide, les amenaza, les suplica. Párrafo… el concurso de ortografía… en Little Bedchester… en el metro… La señora de NP se marcha de Londres a Escocia. Juicio por difamación… la señorita Greta Handersohn… camarera en un café de Copenhague… la aborda un periodista. P dice que es una idea muy antigua… El collar de la reina… para desacreditar a María Antonieta.
Este relato sigue muy fielmente las notas, aunque hay un rasgo que desconcierta, como es el uso de las iniciales «NP» en todo momento para referirse al primer ministro. No hay equivalente en el relato, en donde el primer ministro se llama Edward Ferrier. Aunque se trata de un relato convincente, cargado de un simbolismo inspirado, resulta en gran medida improbable tanto por la mecánica de la narración como por su resultado. Es imposible no preguntarse si las desagradables experiencias que vivió Christie a raíz de su desaparición en 1926 pudieron ser en cierta medida las responsables de esta arremetida contra la prensa amarilla. Este caso se menciona de pasada en el capítulo «Las criadas en la cocina», de La muerte visita al dentista, cuando Poirot lo califica de «ingenioso».
Los pájaros de Estínfalo
Una buena acción tiene espeluznantes consecuencias para un inocente que se halla en el extranjero.
El primer intento por escribir este relato, de ambientación doméstica, no figura en la versión publicada, aunque es posible detectar el germen de una idea subsiguiente… Las dos mujeres, el marido abusivo, un joven que sufre chantaje emocional para que eche una mano:
La señora Garland y la señora Richardson… ésta recién casada, aterrada por su marido… Saca una pistola… Una joven se aloja en el apartamento de Gary… Es joven, está casado, es abogado. Llega el marido y lo intimida… Le amenaza con el divorcio… un ser femenino… O una madre que también suplica… Un ser que ya envejece
Sin embargo, sigue un segundo resumen de la trama en el que Poirot hace una aparición muy avanzada la misma, en las últimas cuatro páginas. El cambio de ambientación, pasando a un país extranjero y ficticio, Herzoslovaquia (en donde se desarrolla El secreto de Chimneys), es acorde con muchos otros de los «Trabajos»:
Harold… su amistad con Nora Raymond… dos mujeres… polacas, parecen dos pájaros. Su marido estudia Arquitectura… Su madre está preocupada, angustiada. Entra en la habitación de él en busca de ayuda… El marido llega corriendo… Esgrime algo contra ella… Ella lo esquiva… Sale a la carrera, el hombre corre tras ella hasta su habitación… Ella dispara… Él cae… Ella lo saca de la habitación… Podría llegar alguien. Llega la madre… dice que él ha muerto. Aconsega [sic] HP… Que hable con él… o con el gerente del hotel… Y guarda silencio… Él sale y manda un telegrama para pedir dinero… Se lo da… Llega la policía… Todo se mantiene en silencio… La madre vuelve a angustiarse… La mujer de la habitación contigua podría haberlo oído todo
También aquí, a pesar de todo, hay algunas diferencias. En la versión publicada no se menciona a Nora Raymond y es un pisapapeles el instrumento asesino, no el arma que sugieren las notas («ella dispara… él cae»). Este cambio tiene lógica; el relato se desarrolla en un hotel, y un disparo en tal situación habría llamado la atención de otros, con lo que la trama sería inviable.
El toro de Creta
¿Es el séptimo «Trabajo» de Poirot un simple caso de herencia negativa o es algo más siniestro?
Hay relativamente pocas notas sobre el séptimo de los «Trabajos», «El toro de Creta». El principal problema parece haber sido la elección del veneno; Christie se decidió al final por la atropina (que es también el veneno elegido en «La huella del pulgar de San Pedro», incluido en Miss Marple y trece problemas). El relato hace un énfasis especial en la sangre —la idea del «asesino loco»—, en lo que coincide con «El jabalí de Erimanto». Pero al igual que en otros títulos de Christie —Asesinato en la calle Hickory y «La importancia de una pierna de cordero», de Los cuatro grandes, por ejemplo—, ésta es una parte importante de la trama:
A P se le reclama… un terrateniente y un viejo amigo suyo temen que el hijo del primero esté loco… Hay precedentes de locura en la familia… El chico ha estado en la Armada… (Lo dejó)… El terrateniente nunca llegó a superar del todo la muerte de la esposa… en un accidente náutico o de tráfico… (¿Pregunta HP por el incidente, como si creyera que el coche había sido manipulado por un cómplice?) La esposa sólo estuvo con él tras pensarlo mucho… Cuando se lo pregunta, el amigo farfulla y se atranca… Dice que es la primera noticia que tiene… parece de poco fiar. El chico es de una planta impresionante… Hay una chica enamorada de él… ¿Cree él mismo que está loco? Droga… ¿Ojos? Escopolamina… hiosciamina… atropina… o acónito… ungüento con el que se embadurna… alucinaciones. Intento al final de matar a la chica
Este relato comparte una argucia de la trama con Misterio en el Caribe, y de hecho Christie hace referencia a él cuando trabajaba en la trama de esta novela. Las palabras más interesantes del extracto anterior son sin lugar a dudas «parece de poco fiar». Ésta fue la estrategia sobre la cual construyó Christie su impresionante reputación, esto es, la presentación de un relato de tal manera que los inocentes parecieran culpables y viceversa. Muy pocos de los lectores de este relato no señalarán a George Frobisher considerándolo el malvado, que es precisamente lo que Christie pretendía.
Las yeguas de Diómedes
Poirot se enfrenta a la plaga de los traficantes de drogas.
Existen dos conjuntos de notas bien diferenciados para el octavo de los «Trabajos». A pesar de que el Cuaderno 44 contiene las notas «correctas» para la mayoría de los «Trabajos» restantes, las que son relevantes en este relato son las que están en el Cuaderno 62:
P sigue la pista de un tinglado de drogas… Un sitio en el Condado (no en el campo)… ricos fabricantes, etc.
El anciano general Boynton… Gota… colérico… las piernas hinchadas.
Las hijas… Unas chicas asalvajadas… Una de ellas se mete en un buen lío… ¿o no es ni siquiera hija suya?
La banda… Un viejo al frente de todo el tinglado… las chicas van a por él
Stillingfleet… Llamada a Poirot… el tinglado de las drogas… convierte a las personas decentes en poco más que animales salvajes… Me pidió que fuera con los ojos bien abiertos… Una chica en un incendio… En las caballerizas… Hachís… Él salvo a la chica.
La otra hermana… antes eran unas niñas decentes… el padre es un anciano general. P las ve… Una chica malhumorada… endurecida… dice que Stillingfleet está bien. P dice que buscará a su padre… Mirada de alarma en los ojos de ella… P dice que será discreto.
S[tillingfleet] y P… dice que muy joven… 18 años… qué vergüenza… No se las cuida como debieran… P viaja a Norfolk… El general… Gota… Mal humor… preocupado por sus hijas. P pregunta ¿quiénes son sus amistades?
Dalloway… Un hombre como un caballo… lento, etc. La señora Larkin… en su casa, P ve a los demás… Juegan a los dardos, etc.
Hylda… una chica imprecisa… Cummings… joven médico… ayudante de un viejo… Fiambrera con unos bocadillos (pertenece a Dalloway) en la entrada… P toma nota (mirar en la caja de S.)… Lo hace
Hay cambios de poca entidad: el doctor Stillingfleet (posiblemente el de «El sueño» y Tercera muchacha) se transforma en el doctor Stoddart; la fiambrera pasa a ser una cantimplora, y no se habla de los dardos. Hay notas relacionadas con este relato en el Cuaderno 44, aunque presentan especulaciones divergentes y en un caso bastante extravagantes:
Las yeguas de Diómedes
Un viejo piloto de carreras… sus «chicas», unas salvajes… ¿Qué podría hacer P?
Bloomsbury… una de ellas dispara contra alguien (¿la señora Barney?)… idea de los gemelos que no son idénticos… la mujer es la criada de uno de ellos… ¡¡NO!!
O
P paga a un joven para que sea «asesinado» por una de ellas… O bien… ¿Servicio secreto? ¿Jacinta?
La idea del «viejo general» y sus «muchachas asalvajadas», según aparece en el primer extracto, se conserva intacta (nótese el cambio de «chicos», según las notas preliminares, a «chicas», aquí), pero la idea más bien estrafalaria de que Poirot pague a alguien para que sea asesinado, seguramente una estratagema, fue descartada. La referencia a la señora Barney remite a un penoso caso de asesinato que se produjo en Londres, por el que fue juzgada la glamurosa Elvira Barney y posteriormente declarada inocente de haber disparado contra su amante, Michael Scott Stephen, en mayo de 1932.
Es innegable el potente simbolismo de los caballos de la mitología que se alimentan de carne humana, y que aquí se transmutan en traficantes de drogas que llevan a cabo un negocio no menos aborrecible. Pero existe en el relato un elemento didáctico y moral que resta potencia a la trama. Una vez más, Christie juega con nuestros errores de apreciación y de percepción; esta vez se trata del aparente estereotipo del militar jubilado, que no es un personaje infrecuente en sus ficciones: así, el coronel Protheroe en Muerte en la vicaría, el comandante Porter en Pleamares de la vida, el comandante Palgrave en Misterio en el Caribe, el general MacArthur en Diez negritos y el comandante Burnaby en El misterio de Sittaford. Y hay muchos más ejemplos. Pero no siempre son de toda confianza…
La alusión al gemelo que no es idéntico es una idea que aparece en infinidad de ocasiones a lo largo de los cuadernos (véase «La casa de los sueños», página 348). Como demuestra su constante aparición, Christie nunca llegó a abordarla con éxito, y ésta no es una excepción a la norma. Se percibe cierta exasperación en el «¡¡NO!!» con que se recrimina.
El cinturón de Hipólita
Dos casos en apariencia dispares, un robo de una obra de arte y una colegial que ha desaparecido, se unen en el noveno de los «Trabajos».
Éste es otro relato que cambió de manera considerable a partir de la concepción inicial que tuvo Agatha Christie, aunque siguen siendo visibles algunas huellas de la idea de la «directora del colegio». Como bien se ve, con este relato Christie dio rienda suelta a su más que considerable inventiva.
Hay un buen número de esbozos para el desarrollo del relato y para la interpretación del mito original: un manuscrito, un hallazgo arqueológico y un cuadro fueron algunos de los elementos que sopesó incluir. E incluso tras decantarse por el cuadro aún consideró otras posibilidades:
P en Oganis o Lestranges… Un internado de señoritas de primerísima clase… la aterradora señorita Beddingfeld
¿Es de verdad la chica una malvada? ¿O es la hija de un millonario que ha desaparecido, a la cual se busca por todas partes?
¿Un manuscrito de calor incalculable? ¿Un cuadro? ¿Un hallazgo arqueológico? ¿Un cuadro robado? Una de las chicas (la malvada) ha pintado algo encima y se lo ha regalado a la directora del internado… Posteriormente se transporta al país indicado, pasa la aduana, etc.
Una colegiala secuestrada… Es nueva en el internado… Se presenta a la señorita Nortress… sosa, con trazas [¿trenzas?], aparato dental… Flaca, patética… Viajan a París… La chica desaparece en el tren (en realidad sale del lavabo y se reúne con un hombre… Todo muy estudiado, muy de actriz… Abrigo de visón. Al volver de almorzar en el vagón restaurante se cuela en el lavabo… Sale un hombre… Se encuentra un sombrero en las vías del tren. La chica aparece al día siguiente en Amiens… No le ha pasado nada, sólo está aturdida.
El robo de un cuadro famoso (G o H). Ha de pasar de contrabando a Francia… ¿cae en manos de un marchante? ¿Un malvado? La ac[triz] encuentra empleo con una «hermana mayor»… Conoce a la niña… y la lleva a la estación de Victoria… se quita el maquillaje… la falsa actriz resulta ser una niña… Una vez en Francia se cambia en el lavabo… Llega con un hombre muy elegante.
Cuadros en una exposición con las obras de otras chicas del internado… P hace de mago… Lo borra con aguarrás… Expone a la luz El cinturón de Hipólita
Éste es otro de los «Trabajos» que tienen una trama intrincada a partir de dos ideas en apariencia disímiles e irreconciliables, la desaparición de la colegiala y el cuadro robado, que se aúnan con toda nitidez en el desenlace. Existe cierta similitud con un libro que iba a escribir veinte años después, Un gato en el palomar, al menos en el contrabando de un objeto valioso en el equipaje de una colegiala. La mascarada de que una adulta se haga pasar por una niña es otra de las argucias de la trama de ese libro, así como aparece en el relato titulado «Misterio en las regatas».
El ganado de Gerión
Uno de los protagonistas de «El león de Nemea» regresa para ayudar a Poirot en la investigación de una serie de extrañas muertes.
«El ganado de Gerión» es el relato más flojo de toda la serie, lo cual se refleja en la escasez de notas; las que se conservan son tan difusas que se podrían haber desarrollado prácticamente de cualquier manera. Las que siguen están tomadas del Cuaderno 44; la secta insinuada en las notas preliminares es uno de los puntos de partida:
A P lo visita la señorita? (Amelia)… Dispone de una exigua anualidad… Se dedica a enseñar a los perros de otras personas… ha estado leyendo un libro alemán… Impulsos criminales… Sublimación. ¿Podría trabajar para P? Un caso… su amiga… una extraña secta… en Devon. El joven hijo de un millonario… ¿allí? ¿O una hija de mediana edad, hija de un hombre muy rico? ¿O la viuda de un hombre rico?
No contienen ingenio digno de mención ni la trama del relato ni el simbolismo. Lo rescata tan sólo la presencia de la emprendedora y divertida Amy Carnaby, que ya apareció en «El león de Nemea». Aunque sea extraño, en las notas no aparece en cambio el nombre de Carnaby. «La señorita? (Amelia)» tal vez sea una abreviatura de Christie (¡y eso que no es muy breve que digamos!), o tal vez tan sólo indique que no tenía a mano un ejemplar de The Strand, de los números atrasados, para verificar el nombre que le puso. Hay una breve referencia a Hitler en este relato (véase también «La captura de Cerbero» en el «Apéndice»).
Las manzanas de las Hespérides
En un remoto lugar Poirot encuentra la pista definitiva en un caso que realmente comenzó siglos atrás.
Se conservan menos notas para «Las manzanas de las Hespérides» que para cualquier otro de los «Trabajos». La trama no es compleja, y precisó de poca planificación una vez supo dar con la pista crucial: la monja. El resumen elemental refleja bastante bien la versión definitiva:
Un millonario… Le han robado un cáliz de oro… no hay pistas. P habla con un detective norteamericano, Pat Ryan… Un tipo desatinado… La esposa era una mujer decente… pero no es capaz de llevarlo por buen camino… Se volvió a Irlanda… O bien una hija, una monja. Irlanda… El convento… Llega P… Un mendigo con una botella de coñac… tengo el mundo en las manos
Un iluminado en un bar de Irlanda, lo llaman «Atlas»… HP dice que no lo parece (un caballo que llevar a cuestas, el mundo… según el héroe griego de la geografía). No tendrá que sostener el mundo… sólo a Hércules Poirot
Algunos detalles de poca entidad son distintos: el caballo que ha de llevar a cuestas es Hércules, y no el complejo trabajo que se plantea en las notas; además no aparece el mendigo.
Al igual que en «El jabalí de Erimanto», escrito antes, este caso lleva a Poirot a un lejano y hermoso lugar, esta vez en la costa oeste de Irlanda. Además de mencionar un viaje en autobús por diversos jardines de Irlanda en el capítulo 11 de Las manzanas, ésta es la única visita que hace a Irlanda, y le resulta memorable aunque sea por razones erróneas.
Como ya sucediera con sir Joseph Hoggin en «El león de Nemea», Emery Power sufre una grave pérdida financiera a resultas de la investigación de Poirot, aunque en su caso encuentre un beneficio espiritual. (Hay un pequeño error en el hecho de que Poirot le prometa que «las monjas dirán muchas misas por su alma». Las monjas no dicen misa; la misa por el alma de una persona sólo se celebra después de su muerte.) La escena final, en el aislado convento que está a orillas del Atlántico, resulta especialmente conmovedora por la sabiduría de un diálogo tan revelador.
La captura de Cerbero
¿El nightclub de la condesa Vera es algo más que el escenario de unas juergas inofensivas?
Los siguientes extractos hacen referencia a la versión del relato que está recogida en Los trabajos de Hércules, de 1948 (para cotejar con la versión recién descubierta, véase «Apéndice»). Es nueva prueba de la fecundidad de Christie en el manejo de la trama: fue capaz de imaginar una segunda interpretación alegórica del último de los «Trabajos» de Hércules. En el mito original griego, Hércules tiene que entrar en el Infierno, superando al feroz cancerbero que guarda la entrada; en el «Trabajo» de Poirot, el Infierno es un nightclub que tiene un gran perro en el vestíbulo de la entrada. Las escaleras por las que se baja al local ostentan dos rótulos: «Mi intención fue buena» y «Puedo dejarlo cuando quiera», una humorística variación sobre el dicho que anuncia: «El camino al Infierno está sembrado de buenas intenciones». Y el perro, que en principio había de ser mero adorno del nightclub, desempeña un papel esencial en la trama. Como suele suceder a menudo, los nombres están cambiados, pero el siguiente resumen es por lo demás exacto con respecto a la versión publicada:
Cerbero
Una incursión por sorpresa… Apagón, 2 minutos… Ha ocurrido en realidad? ¿Se lo dice J a P?
Peinan el local de arriba abajo… Joyas… No, drogas… nada de joyas… pero son 5 o 6 las personas que se dieron cuenta de que no estaban… Una salida secreta… se desplaza toda la chimenea… la casa contigua… Un ministro del gobierno, etc.
No hay moros en la costa… Jimmy Mullins… se busca… En Battersea
Asesino… Ha hablado mal del local… Pero esta vez tenemos que salir con bien… P habla con el hombre del perro
La noche de los sucesos… ¿Está P presente? ¿O se entera después?
Salta la tapia… Apagón, etc. ¿Cuántas personas salen?
El señor Vitamian Crusoe…
La señorita Sylvia Elkins
Giuseppe Martacendi… el pinche de cocina
Paul Varesco
Dos paquetes… Uno, esmeraldas… El otro, cocaína
Ésta es una interpretación más ligera del mito por comparación con la versión original e inédita, ya desde el nombre del nightclub y el uso humorístico que se da a las escaleras de entrada. Y también vemos un instante el instinto femenino de la señorita Lemon en las últimas líneas. En «la noche de los sucesos» Poirot se encuentra en el club, pero se marcha temprano, y Christie adopta la idea de que sea Japp quien le relate todos los detalles («¿o se entera después?»). En los cuadernos no hay ni rastro de la parte inicial del relato, el encuentro de Poirot con la condesa en el metro de Londres y la posterior visita a su nightclub.