El papel del diseñador.

Definitivamente, creemos en un diseñador que va más allá del estereotipo tradicional de constructor de interfaces. El diseño es una disciplina realmente interesante, llena de posibilidades y caminos que se bifurcan, especialmente a partir de su relación con la tecnología. Por ejemplo, en una aplicación podemos hablar tanto de diseño de información, como de interacción o visual.

Es normal sentirse más identificado, o incluso apegado, con determinados roles en un proyecto. Ejecutar el mismo papel de forma continua, con el tiempo, nos convierte en especialistas; pero, lo que realmente nos hace mejores profesionales, es tener un conocimiento que trascienda las fronteras de nuestro campo de acción, en este caso, saber cómo se idean y ejecutan otras etapas del diseño y desarrollo de una app. De esta forma, la relación e integración con otros miembros del equipo puede ser más fructífera, al generar sinergia que resulte en aplicaciones de mayor calidad.

Un diseñador debería entonces, en mayor o menor medida, involucrarse en todas las etapas del proceso, incluso en aquellas que le resulten más técnicas o tediosas. Esto no es algo que deba evitarse, por el contrario, debería aprovecharse para trasladar el aprendizaje al trabajo propio.

De la misma manera que los diseñadores deben dar un paso más allá, también los desarrolladores deberían entender el trabajo de diseño y ser conscientes del impacto que tiene en los usuarios una interfaz que, además de cuidar los aspectos de usabilidad, se ve bien.

Esta relación puede permitir al programador incorporar una visión estética y de sentido visual, que le ayude a tomar decisiones a la hora de construir una aplicación, guiado también por su instinto y sin depender enteramente del diseñador.

Ya no decimos «los profesionales del futuro». Los profesionales de hoy más apreciados por pequeñas y medianas empresas son aquellos que pueden resolver y plantear soluciones que van más allá de sus tareas. Te invitamos a que seas uno de ellos.