Los usuarios alternan constantemente entre un dispositivo y otro. La mayoría de las veces que una persona está usando una tableta, al mismo tiempo, está prestando atención al móvil o al televisor.

Por esta razón, si ya se tiene una app para móvil, el siguiente paso natural es diseñar una versión para tablet; incluso, podría decirse que en algunos casos, esto es una prolongación obligada de la experiencia.

Aunque a primera vista parecen similares, en realidad se trata de dos medios que se diferencian, no solo en tamaño, sino también en los modos de uso —cómo y dónde son utilizados— y en la relación que generan con el usuario.

En este sentido, tanto el diseño visual como de interacción se ven particularmente afectados por las características de la tableta, por lo cual, comprenderlas permite sacar mejor provecho de ellas.