Definición funcional.
Todas las acciones e interacciones que hacen falta para que un usuario consiga su objetivo, se traducen en funciones que debe tener la aplicación. Siguiendo el Viaje del usuario, se puede detectar cuáles son las necesidades que tiene en cada etapa y cuáles herramientas requiere para poder avanzar a la siguiente.
Continuando con el ejemplo de la aplicación para encontrar el camino a casa, serían entonces funciones fundamentales: determinar la ubicación actual, buscar la dirección de destino y seleccionar entre las distintas opciones de transporte. Cada una de estas acciones es realmente importante porque ayuda al propósito de la aplicación.
Adicionalmente, pueden agregarse casi infinidad de funciones complementarias. Por ejemplo, una de ellas podría ser guardar la ubicación de destino para poder utilizarla después. Cada vez que se añada una nueva función que complemente el objetivo principal, hay que ser conscientes del valor que representa para el usuario y de su utilidad real, teniendo en cuenta la Persona y el contexto de uso. No hay que olvidar nunca lo que se espera de un móvil en cada caso particular, en nuestro ejemplo, la capacidad de resolver rápidamente tareas puntuales.
Cada función que se agrega representa, además, mayor tiempo de desarrollo y complejidad, de ahí la importancia de decidir con cuidado en cada caso si merece o no ser incluida en la aplicación, para no terminar con un producto saturado de funciones que nadie usa y que arruinan la experiencia de usuario. Siempre es preferible hacer pocas cosas, pero hacerlas bien.
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Figura 5.3. Instagram es actualmente una de las apps más populares para tomar fotos y vídeos.
Para poner un ejemplo del mundo real, Instagram[3], la popular aplicación de fotografías, llegó a ser lo que es ahora después de recortar una serie de funciones innecesarias, lo que le permitió concentrarse en el corazón del producto. Además, las funciones complementarias que añadió, como los filtros de fotos, representaron un valor real para el usuario y fue lo que le permitió diferenciarse de las demás.
Proponer una visión
Puede pasar muchas veces, sobre todo cuando el producto ya está en marcha, que los usuarios pidan funciones que consideran deberían incorporarse. Esto puede ser un arma de doble filo, porque algo que sirva para un usuario particular no necesariamente sea útil para los demás[4]. En este caso, establecer un balance entre las opiniones de los usuarios y la propuesta de la aplicación será fundamental.