CINCO
Sublimación y Formación Reactiva
“¡No te desquites conmigo!”
Sublimación
¿Alguna vez usted le ha dicho las palabras de arriba a alguien, o se las han dicho a usted? Ellas describen perfectamente el proceso de la sublimación. Usted tiene un sentimiento – digamos que usted está enojado porque su jefe le gritó en usted en el trabajo – pero, debido a que usted se siente incapaz de expresar esa ira por miedo a perder su empleo, dirige el sentimiento a alguien más, alguien que probablemente no ha hecho nada para incurrir en su ira. Esa persona se siente tratada injustamente, reconoce el problema y le dice que no la haga el chivo expiatorio de su ira.
“¡No te desquites conmigo!”
El sentimiento permanece consciente pero se aleja de la persona que la inspiró. Esta es una instancia donde el mecanismo de defensa no es especialmente poderoso, a diferencia de la negación donde el sentimiento puede estar completamente ausente de su consciencia. En la sublimación, la verdad puede descansar muy cerca de la superficie; muchas personas, si se les dice que no “desquiten” su mal humor con un ser querido, eventualmente reconocerán lo que han estado haciendo y se disculparán. Usted probablemente puede pensar en ejemplos de su propia experiencia.
La Utilidad de la Sublimación
Permítame ofrecer otra clase de ejemplo, uno que he oído repetir de varias formas de diferentes clientes con el transcurso de los años. Este tipo de sublimación está mucho más alejado de la consciencia, reflejando un mecanismo de defensa en ejercicio más poderoso. También ilustra el valor positivo de las defensas, cómo nosotros necesitamos hacerle frente con eficacia a ciertas situaciones. Aquí está la descripción general de la historia:
En el medio de la noche, una madre primeriza se despierta con los gritos de hambre de su bebé y sale de la cama para alimentarlo. Mientras ella se sienta en la mecedora, cuidando a su bebé, ella siente una dichosa comunión con el niño. Ella puede maravillarse con el poder de su amor maternal y con cómo ella nunca antes ha experimentado nada igual. Ella puede pensar que nunca se ha sentido más feliz o más satisfecha con su vida. Su bebé, finalmente saciado, se duerme otra vez; ella lo coloca en la cuna, volviendo a su propio dormitorio.
A la vista de su marido que está en la cama, dormitando inconsciente, al principio puede sentir un poco de pena por él, porque él se está perdiendo esta maravillosa intimidad. Si ella se encuentra incapaz de volver a dormir, en lugar de eso, ella puede llegar a sentir un poco de resentimiento hacia él. Si el bebé se despierta nuevamente y ella tiene que arrastrarse de la cama una vez más, la manera en que ella se sienta hacia su marido puede comenzar a cambiar.
Él es muy afortunado porque no se tiene que levantar en el medio de la noche como lo hago yo. Probablemente, él mañana se sentirá descansado mientras yo me estaré arrastrando todo el día en un estado de agotamiento. ¡Es totalmente injusto, la manera en que la carga del amamantamiento recae enteramente sobre la madre! Quisiera despertarlo ahora mismo, así él simplemente sabrá lo que se siente.
En este punto, ella está tan llena de ira y de resentimiento que volver a dormirse puede ser difícil.
Mientras hay cierta verdad en todos los pensamientos de esta madre, no explica el grado de ira. Algunas madres primerizas piden a sus maridos que le den al bebé una mamadera para una de esas alimentaciones de medianoche, pero necesariamente no atenúa la ira. Incluso las parejas que comparten las tareas del cuidado del niño de forma más pareja, pueden cuidar su resentimiento en silencio, cada uno sintiendo que su parte de la responsabilidad es disparejamente grande. Además de las historias que he oído de clientes, he hablado con amigos sobre su experiencia cuando se convirtieron en madres y padres. Tengo tres niños propios. Por lo que puedo decir, la ira y el resentimiento ocasionales simplemente parecen ser una parte de la crianza.
Entonces, ¿qué está ocurriendo aquí? Las madres (o, a veces, los padres que dan una mamadera) se sienten resentidas por tener que despertarse y perder sueño para cuidar al bebé. No se dan cuenta - y lo pueden negar si alguien lo sugiriera - pero sí están enojadas sobre la cantidad de privación implicada en la crianza, cuán difícil es sacrificar el sueño y otras necesidades personales por el bebé. No es ni racional ni justo, pero ellas sienten resentimiento hacia su propio niño. Nada en nuestros mensajes culturales o los libros de crianza que leemos nos prepara para esta ira; por el contrario, todas las representaciones sentimentales de la crianza sugieren que sentiremos solamente amor por nuestros niños, que las personas que odian a sus bebés son personas muy malas, por supuesto - los abusadores de niños y similares.
En mi experiencia, usted no puede evitar cierto grado de ira o resentimiento cuando tiene un hijo. Es una enorme responsabilidad y un gran sacrificio de la libertad personal; incluso cuando un bebé ha sido deseado, la falta de sueño, día tras día, cobra su precio. En vez de resentirse con el bebé indefenso y demandante, quien es realmente responsable de esa falta de sueño, las nuevas madres a menudo se resienten con sus maridos. Este es un ejemplo perfecto de sublimación. Una sensación que se despertó y se dirigió hacia una persona, se siente inaceptable o peligrosa, y así se desplaza hacia otra.
El padre es mucho más capaz que un infante para hacerle frente a la ira dirigida hacia él, aunque él sienta que es injusto. En mi opinión, es uno de los roles más importante e ignorados de un padre, absorber la ira de su esposa cuando ella no puede y no debe dirigirla hacia el bebé. El mecanismo de defensa de la sublimación le permite a ella cambiar el foco de un sentimiento poderoso que podría abrumar y dañar a un infante, dirigiéndolo en cambio hacia alguien (esperanzadamente) más capaz de hacerle frente.
Cómo La Sublimación Puede Dañar Relaciones
El ejemplo opuesto de sublimación demuestra su potencial para dañar relaciones cuando se utiliza de una manera menos beneficiosa. El padre de un recién nacido se encuentra “desplazado” por el bebé y puede sentirse celoso de la atención que recibe de su esposa; su vida sexual normal probablemente ha sufrido durante algún tiempo y pudo haberse detenido por completo desde el nacimiento. Mientras se regocija en la paternidad por un lado, él puede sentirse enojado y resentido inconscientemente por la privación implicada - enojado con su esposa por “abandonarlo” y resentido con el bebé por usurpar su lugar en el centro de sus afectos.
En la oficina, él puede volverse cada vez más irritable con sus colegas, quienes no lo encuentran característicamente difícil para trabajar. La pérdida de sueño (aunque él no sea el que se levante por el bebé) solamente empeora las cosas. Cuando algo sale mal - se pierde un plazo, por ejemplo, o un proyecto no alcanza las expectativas - él hasta puede “perderse” con un compañero de trabajo y llegar a ser abusivo. Debido a que él se siente incapaz de expresar su ira hacia su esposa y su niño, la desplaza hacia sus colegas. La gente en el trabajo siente como si él “se estuviese desquitando” con ellos, aunque ellos no puedan identificar la naturaleza exacta de “eso.” Si este comportamiento continúa por largo tiempo, puede dañar seriamente sus relaciones del trabajo de manera permanente.
Formación Reactiva
Este mecanismo de defensa implica transformar un sentimiento o impulso inaceptable en exactamente su opuesto. En los medios de comunicación, citan al político republicano o al conservador religioso con rabiosas posiciones contra gays que son atrapados involucrados en un comportamiento homosexual ilícito (equivocadamente, como lo explicaré) como un caso de formación reactiva. Los ejemplos famosos incluyen a George Rekers (quién empleó a un hombre joven de Rentboy.com para llevar su equipaje a través de Europa); el Pastor Ted Haggard de Colorado Springs, quien se involucró en una relación sexual de tres años con su “masajista”; y el antiguo senador Larry Craig de Idaho, atrapado jugando a “hacer piecitos” con un policía encubierto en el cuarto de hombres del aeropuerto de Minneapolis.
Al discutir tales escándalos en un episodio de Dr. Drew en 2011, un psicólogo clínico los describió erróneamente como un caso de manual de formación reactiva, donde el individuo adopta una posición virulenta en público que expresa odio por otra parte de él mismo. Pero la formación reactiva, como todos los mecanismos de defensa, es un proceso inconsciente. Si un hombre es consciente de tener un deseo de relaciones sexuales con otro hombre mientras se convierte en abogado para la santidad de la unión tradicional, su comportamiento se describiría más exactamente como hipocresía.
Por otra parte, si un hombre diferente - por ejemplo, un pastor o un político - adopta una plataforma contra gays y persigue a los gays, o si a un hombre joven le gusta golpear a otros hombres mientras salen de bares gays pero no conoce conscientemente su atracción sexual por ellos, entonces, sería un ejemplo de verdadera formación reactiva.
El Fumador Reformado
Un ejemplo más familiar es la intensa repugnancia e intolerancia al humo de cigarrillo sentido por mucha gente que ha dejado de fumar con éxito. Antes de que decidieran dejarlo, el gusto y el aroma del tabaco quemándose solían encantarles. Cuando primero intentaron dejar su hábito, pudo haberse sentido como una forma de tortura estar cerca de alguien que fumaba, en parte porque olía muy bien. Meses más tarde, luego de realmente haber dejado el hábito, ellos pueden desarrollar una fuerte aversión a ese mismo olor - una formación reactiva.
Nuevamente, aquí vemos cómo un mecanismo de defensa puede ser un beneficio. Aunque a un cierto nivel, dichas personas puedan anhelar volver a fumar, la repugnancia que sienten conscientemente evita que vuelvan a caer en un hábito destructivo. Si usted ha conocido este tipo de fumador reformado, usted pudo haberse sentido irritado, preguntándose por qué la persona tuvo que hacer tanto lío, incluso excluir a alguien más por lo que simplemente el ex-fumador solía hacer. La intensidad de esta aversión es un indicio de que un mecanismo de defensa está en ejercicio.
Formación Reactiva como Parte del Carácter
Otto Fenichel observó hace tiempo[13] que la formación reactiva como mecanismo de defensa a menudo se integra en un tipo o estilo de personalidad, actuando como un tipo de defensa continuo contra una gran parte de su vida emocional (como opuesto a, por ejemplo, la negación, que se centra generalmente en un hecho o sentimiento específico). Un estereotipo cultural familiar es el puritano cuyo comportamiento remilgado impide fuertemente los impulsos sexuales amenazantes.
Como terapeuta, he encontrado más a menudo la formación reactiva como aspecto del carácter cuando la ira y la agresión son el problema. Por ejemplo, una mujer joven llamada Nicole comenzó el tratamiento debido a una profunda depresión, el uso impulsivo e incontrolable de las drogas, y comportamientos de tipo auto lesivos. Particularmente, ella rebanaba con frecuencia partes de sus brazos y piernas con una hoja de afeitar. Nicole a menudo me decía que ella deseaba mucho ser una “buena persona”; ella pensaba que era especialmente de buen corazón. Trabajaba en un refugio de animales y hablaba con sentimiento sobre su amor por los animales.
Al principio de su tratamiento, Nicole me contó la siguiente historia sobre una experiencia escolar en su niñez. Algunos de los otros estudiantes encontraron un pájaro herido en el patio de juegos; comenzaron a empujarlo con palillos y a torturarlo de diferentes maneras. Nicole intentó rescatar al pájaro, suplicándoles a los otros niños que se detengan. Durante su sesión - años más tarde - ella lloraba mientras relataba la historia. Ella no entendía cómo la gente podía ser tan despiadada y cruel. A través de sus lágrimas, ella me contó que esos niños se habían estado riendo mientras empujaban al pobre pájaro con sus palillos.
Mientras avanzábamos con el tiempo, Nicole luchaba con sentimientos poderosos de ira explosiva, y algunos impulsos sádicos que ella dirigía hacia su propio cuerpo, en lugar de hacia otras personas. Debido a que ella encontró este lado sádico de su carácter insostenible y espantoso, ella había desarrollado una formación reactiva en él - la imagen de una “buena persona” que incorporó tipos de sentimientos muy opuestos. Ella amaba a los animales, dedicándose a su bienestar; ella condenaba el ejercicio de la crueldad en otros.
Con los años, con frecuencia he escuchado a nuevos clientes decir sobre ellos mismos, “Cualesquiera sean mis dificultades, por lo menos soy una buena persona,” o “realmente quiero ser una buena persona.” De hecho, se pudieron haber dedicado a la caridad, al trabajo en iglesias, al servicio público y otros tipos de trabajo voluntario diferentes; dentro de su propio mundo, pueden ser vistos como buenos Samaritanos o hasta santos. Mucha gente encuentra un gran significado en dicho trabajo filantrópico, pero cuando dependen de ello como prueba de su propia bondad, cuando ponen énfasis excesivo en parecer de una cierta manera y en ser vistos como “buenas personas” por otros, generalmente significa que luchan inconscientemente con diferentes tipos de sentimientos, especialmente ira y odio.
La Formación Reactiva en Ejercicio junto con la Sublimación
A menudo, estas “buenas” personas encuentran maneras más aceptables de expresar su agresión, desplazándola hacia extraños o causas sociales, en lugar de dirigirla hacia sus seres queridos. Los activistas de derechos humanos o ambientalistas que se involucran en actos de gran violencia doméstica en nombre de sus organizaciones, por ejemplo. El bien llamado liberal “humanitario” quien rápidamente odia y denigra a los conservadores. Esto no es para denigrar sus posiciones o trivializar sus valores; en lugar de eso, demuestra cómo la “bondad” y la devoción a una causa compasiva pueden funcionar como una defensa mientras, al mismo tiempo, fomentan un ideal.
Esto es especialmente verdadero cuando la depresión es un problema importante. Mientras que hay diversos tipos de depresión, una forma seria resulta de la profunda ira inconsciente - los sentimientos agresivos que son aterradores e inaceptables para la persona depresiva. El feligrés devoto, por ejemplo, que se esfuerza para emular la compasión cariñosa de Cristo y lucha con una depresión de por vida causada por la “ira dirigida hacia el interior.” Debido a que dichas personas no pueden soportar enfrentar su propia agresión, desarrollan una formación reactiva en ella - la identidad de una “buena persona”; ellas pueden impedir la consciencia de la ira y el odio pero, como resultado, caer presas de la depresión.
Formación reactiva y Vergüenza
Donde la vergüenza profunda es un problema, a veces usted ve una formación reactiva en ella bajo la forma de descaro. Debido a que la palabra descaro se ha convertido en un ataque favorito en la política (por ejemplo, “Al proponer estos supuestos hechos, el candidato se prueba a sí mismo ser un mentiroso descarado”), nosotros necesitamos ser claros: descaro, en el sentido psicodinámico, no es lo mismo que el sentimiento descarado o indiferente en casos donde alguna persona piensa que usted debe sentirse avergonzado. Descaro significa hacer alarde de un comportamiento en particular, expresar públicamente resistencia a alguna norma o valor social; de ninguna manera es la persona indiferente, ni ella está realmente orgullosa. En lugar de eso, el comportamiento descarado incorpora su formación reactiva para sobrellevar la vergüenza.
Una de mis clientas, Eliza, trabajaba como bailarina de caño en un club de hombres, así como en fiestas privadas; ella no era prostituta y no se involucraba en sexo por dinero. En situaciones donde ella esperaba (bien o mal) encontrar crítica sobre su línea de trabajo, Eliza con frecuencia encontraba una forma de hacer un anuncio agresivo sobre su trabajo, como si lo “tirara” en la cara de la persona. Ella inconscientemente sentía mucha vergüenza, no tanto sobre su trabajo como sobre sí misma y sobre las maneras en que ella estaba psicológicamente dañada; ella temía verdaderamente ser vista y juzgada por otras personas como defectuosa. Su postura agresiva de indiferencia a dicho juicio encubría una formación reactiva para su sentido de vergüenza subyacente.
Como discutiré en el Capítulo Once, Defensas contra la Vergüenza, muchas formas de auto exhibición del narcisismo pueden ser entendidas como un tipo de formación reactiva. Cuando los sentimientos inconscientes de vergüenza dominan a una persona, ella teme realmente ser vista. Ella tiene miedo a aparecer defectuosa o dañada, incluso deformada y, por ende, lucha para parecer hermosa, atrayendo admiración.
Los narcisistas se nos presentan con una imagen idealizada, falsa de ellos mismos y clamor por admirar la atención, para evitar que veamos el interior dañado, lleno de vergüenza. Es un ejemplo de formación reactiva: el miedo inconsciente de ser visto se convierte en el deseo consciente de ser mirado.
Qué Buscar
Una vez más: la sección de Qué Buscar en cada capítulo explica cómo los mecanismos de defensa en discusión se desempeñan en relación con nuestras preocupaciones psicológicas principales (Capítulo Dos). Cada capítulo en la Parte II incluirá dicha discusión antes de los ejercicios, con referencias específicas a la Necesidad y Dependencia, Emociones y Autoestima.
Necesidad y Dependencia
Como discutí en el último capítulo, las personas a veces se dirigen hacia las sustancias – comida, alcohol y drogas ilícitas – en lugar de hacia las personas, porque las cosas son más predecibles que los seres humanos. Si usted conoce a alguien que lucha con problemas de sustancias y pasa un mal momento manteniendo relaciones cercanas, o si usted se considera un “adicto” de una manera u otra, entonces, la necesidad insostenible de tipo interpersonal puede ser un tema subyacente. La necesidad es desplazada del verdadero objeto de deseo (una persona) hacia un objeto. Los lectores que respondieron más a las declaraciones del Subgrupo 1 y del Subgrupo 2, pueden depender de esta defensa de diferentes maneras.
Previamente, describí este proceso como uno donde la necesidad es negada y reprimida. Una vez más, nosotros vemos cómo una dinámica psicológica en particular puede ser pensada como un mecanismo de defensa desde cierto punto de vista, y un mecanismo de defensa diferente desde otro. La etiqueta no es tan importante como el dolor subyacente que estamos intentando evadir. Muchas personas encuentran casi insostenible necesitar a alguna otra persona, o sentirse frustradas cuando no pueden inmediatamente tener lo que quieren de otra persona.
Estos temas con frecuencia se convierten en un foco de la psicoterapia; si esta discusión toca una cuerda, usted puede querer pensar sobre su niñez, la manera en que dio forma a la persona en la que se ha convertido y a las defensas psicológicas que usted utiliza. Quizás, padres no confiables al extremo, que lo rechazaban o eran emocionalmente distantes le hicieron sentir que era inseguro depender demasiado de otras personas.
El disgusto a veces refleja una formación reactiva en ejercicio, especialmente cuando se expresa de una manera intensa o dramática. En términos evolutivos, el disgusto se desarrolló como medio de proteger nuestra especie de sustancias que pueden contaminarnos o lesionarnos – por ejemplo, nuestra reacción de disgusto a las heces. Este mecanismo incorporado puede estar empleado en servicio de la defensa psicológica, para evitar los deseos o atracciones que tememos, que puedan “contaminar” o lesionarnos si los dejamos entrar.
Como se discutió anteriormente, la homofobia es el clásico ejemplo, pero, en cualquier situación donde aparece un sentimiento fuerte de disgusto o aversión, puede haber una defensa. Las personas que encuentran el deseo sexual aterrador pueden evadir sus propios impulsos volviéndose puritanos y reprobadores, expresando disgusto por el comportamiento sexual moderno, o incluso, sintiéndose repelentes a sus propios órganos sexuales. Una cosa es creer que la promiscuidad incluye todo tipo de riesgo emocional y físico; otra muy distinta es sentir desprecio y revulsión por personas menos capaces o dispuestas a controlar sus deseos. Si usted se siente de esa manera, existen posibilidades de que haya tenido un efecto restrictivo en su propio matrimonio o relación amorosa. Los lectores que se relacionaron más con las declaraciones del Subgrupo 1 deberían prestar atención.
Un hombre que expresa desprecio por la debilidad y por las personas completamente necesitadas, puede estar evadiendo su propio deseo de ser cuidado. Una mujer de carrera que se siente superior y despreciativa hacia un ama de casa puede anhelar inconscientemente, justamente, dicha experiencia como parte de su propio matrimonio. En todos estos casos donde la formación reactiva está en ejercicio, usted notará una intensidad particular de respuesta que parece inusual y puede sorprender, o incluso, ofender a otras personas.
Emociones
Aquellos de nosotros que pasamos un mal momento expresando ira con alguien cercano, con frecuencia lo desplazaremos hacia otra persona o cosa, como se describió anteriormente en este capítulo. Lo que usted observará, tanto en usted como en otras personas, es una intensidad que parece inapropiada para la situación por llegar. Alguien puede decirle, “yo no veo por qué te estás enojando tanto”; usted se puede sentir que la reacción de un amigo parece “desmesurada.” A veces, la ira realmente puede ser apropiada, donde es una cuestión de “la gota que colmó el vaso”; pero donde hay una intensidad de respuesta que parece inusual, en lugar de eso, puede reflejar desplazamiento del verdadero objeto de la ira – un esposo, amigo o familiar.
Manteniendo el ejemplo de la “buena persona” previamente usado en este capítulo, la “bondad” extrema o excesiva, con frecuencia, reflejan una formación reactiva a la hostilidad (no confundirse con la falsedad calculada o la insinceridad deliberada). A veces utilizamos las palabras “empalagoso” o “sacarina dulce” para describir dicho comportamiento. “Matar a alguien con bondad” también pone en el camino una emoción que en realidad puede enmascarar a su opuesto. Una persona que se expresa de esta manera, usted incluso puede sentir que realmente está siendo hostil de alguna forma que usted no puede identificar.
A veces, esto puede ser un objetivo consciente pero, con frecuencia, dicha persona puede no tener idea de que lo que en realidad siente. Esto aplicaría al lector que se relacionó más con las declaraciones del Subgrupo 3.
Busque situaciones donde su reacción a lo que otras personas han expresado, o la reacción de otra persona hacia usted, sea desentonadamente diferente de lo que parece estar ocurriendo en la superficie. ¿Los compañeros de trabajo regularmente responden a su comportamiento de maneras que lo sorprenden? ¿Usted con frecuencia se encuentra diciendo, “¡Pero no quise decir eso!”? La otra persona pudo haber reaccionado a la comunicación inconsciente de un sentimiento que es exactamente el opuesto al que usted intentaba comunicar conscientemente.
Autoestima
Las personas que luchan con sentimientos de vergüenza, con frecuencia, lo desplazan hacia su exterior personal o sus posesiones. La sensación insoportable de ser dañado o defectuoso adentro puede aparecer como una preocupación excesiva de que uno es físicamente feo, se viste mal, conduce un coche “inferior”, tiene un departamento vergonzoso etc. En otras palabras, la vergüenza es desplazada desde adentro (la persona intrínseca) hacia afuera (su apariencia o posesiones). Si usted se relacionó más con las declaraciones del Subgrupo 5, esto puede aplicar a usted. Tendré más que decir sobre esta dinámica en el Capítulo Once y las defensas narcisistas contra la vergüenza.
Usted puede conocer a alguien que siempre está pidiendo confirmación sobre su apariencia, o hace chistes auto-despreciativos para rogar por la contradicción. Dicho comportamiento pone estrés en una amistad porque tener que proporcionar continuamente dicha confirmación puede volverse desgastante.
Quizás, usted se siente “inseguro” sobre cómo se viste y ansía cumplidos de otras personas. Mientras podemos conceptualizar estos sentimientos y comportamientos de distintas maneras, como sea que llamemos la defensa, la vergüenza en insostenible. Aparece en una preocupación intensa con las apariencias personales y con la recepción de cumplidos de nuestros amigos y seres queridos.
Con respecto a mi clienta Eliza, las personas que desarrollan una formación reactiva para la vergüenza, pueden parecer desafiantemente descarados. Al escuchar a un amigo insistir en que él no se siente mal sobre algo que ocurrió, usted puede haber pensado para sí, si realmente no se sientes mal, entonces, ¿por qué continúas una y otra vez con esto? Una vez más, es la dinámica que se expresa en esa cita de Shakespeare, ahora parte de nuestro léxico cotidiano “La dama protesta demasiado, creo yo.” La formación de reacción para la vergüenza aparece como una clase de resistencia de convención que se siente excesiva.
Por ahora, debe haber quedado claro que la intensidad inusual o inapropiada es uno de los indicios de que un mecanismo de defensa puede estar en ejercicio. Manténgase en alerta sobre esto, tanto en usted como en otras personas. Al mismo tiempo, no quiero homogenizar el comportamiento humano y excluir el elemento de la pasión de lo que consideramos “normal”. A veces, el odio y la ira, acompañan nuestros ideales más altos cuando encontramos esos ideales traicionados. Podemos sentir desprecio cuando vemos nuestros ideales burlados, especialmente, de formas impensadas o descuidadas. Si una censura social parece especialmente insignificante o de mente estrecha, podemos tener razón en expresar desprecio o resistencia.
Una forma posible de ver la diferencia: si usted con frecuencia se encuentra involucrado en la auto-justificación mental, si usted regularmente tiene conversaciones con personas “en su cabeza” donde usted intenta probar que ellos están equivocados y usted tiene razón, puede ser un signo de que usted está intentando justificar su defensa psicológica. Podría ser un desplazamiento o una formación reactiva que usted está intentando reafirmar, pero también podría ser algún otro mecanismo de defensa. Discutiré este tema de auto-justificación en mayor detalle en la Parte III, Desarmar Sus Defensas.
EJERCICIOS
- ¿Alguna vez desquitó su ira con
alguna persona que no se lo merecía?
- ¿Quién o qué eran la verdadera causa de esa ira? No se sienta satisfecho con explicaciones como “Solo estaba de mal humor.” El mal humo no es un evento al azar sin significado, y a menudo hay buenas explicaciones para él.
- ¿Puede identificar las razones de por qué usted no expresó esa ira directamente? Podría haber sido proximidad – la persona inocente simplemente pudo haber estado en el lugar equivocado en el momento equivocado; o podría haber sido inapropiado o peligroso expresar ira al objetivo real de ese sentimiento.
- Ahora imagínese expresando la ira hacia su objeto. Desarrolle esta fantasía tan completamente como pueda, elaborando la escena y las interacciones entre ustedes. Puede ayudar hablar en voz alta, como si la persona estuviese allí en la habitación con usted.
- ¿Se sintió incómodo o ansioso expresando su ira? Si es así, le dirá algo sobre cuánto tolera usted la experiencia de la ira y el odio.
- Repase sus actitudes sobre la
hostilidad:
- ¿Usted siente que esa ira es una emoción puramente destructiva o a veces tiene un valor?
- ¿Usted siente que hay maneras apropiadas o inapropiadas para expresar ira? ¿Cómo las diferenciaría?
- ¿Usted se encuentra intensamente en
conflicto con la comida, el alcohol u otra droga, o siente una
fuerte atracción por acumular objetos?
Si es así:- En alguna ocasión, cuando usted siente dicho deseo, en lugar de gratificarlo enseguida siéntese con su diario y haga una descripción de cómo se siente querer o desear la cosa en particular.
- Sea detallado y minucioso; esfuércese para ser tan específico como sea posible. ¿Usted nota que algunas emociones o deseos aparecen mientras usted escribe? Describa también esos sentimientos en detalle. Intente esperar tanto tiempo como sea posible antes de satisfacer su deseo.
- ¿Usted tiene alguna reacción de
disgusto o revulsión que la mayoría de las personas no parecen
compartir? La formación reactiva es uno de los mecanismos de
defensa menos comunes, entonces, no se sorprenda si la respuesta es
no.
Pero si usted respondió sí:- Usando oraciones que comiencen con las palabras “Estoy disgustado con X porque…” o “Encuentro a X repulsivo porque…,” escriba una descripción detallada de qué es exactamente lo que hace aparecer dicho disgusto o revulsión. Complete esta parte del ejercicio antes de seguir leyendo.
- Ahora, reescriba esas oraciones, reemplazando las palabras disgustado con y repulsivo por atraído por y atractivo respectivamente. Probablemente, usted encontrará absurdo este ejercicio; la idea de sentir atracción en lugar de disgusto puede parecerle ridículo.
- Preste atención a esta respuesta y a simplemente cómo usted rechaza la idea de la atracción de forma poderosa. El desprecio y el ridículo, en particular, pueden significar que usted siente una necesidad poderosa de reafirmar sus defensas.
- ¿Alguna vez se sintió desafiante
sobre desobedecer algún código de comportamiento ampliamente
aceptado? Pudieron haber sido las normas de una organización o,
posiblemente, los deseos de su familia ¿Usted pensó para sí,
¡me rehúso a permitirles hacerme sentir
culpable sobre esto!?
- Simplemente puede ser que usted sea un espíritu independiente que rechaza entregarse a normas que parecen equivocadas o injustas.
- Por otro lado, si usted siente la necesidad de hacer un gran show de su “indiferencia” al juicio, o si usted invierte un montón de energía mental justificando su desafío, quejándose con crítica imaginaria en su cabeza para probar que están equivocados, puede indicar la presencia de culpa profundamente dolorosa e inconsciente (o vergüenza); usted puede estar evitándolo con esta formación reactiva de descaro o indiferencia desafiante.
- Suspenda la incredulidad por un momento, silencie la voz en su cabeza, que insiste en su propio punto de vista, y tome la idea de que a usted realmente le importa mucho más de lo que dice. Usted no tiene que admitírselo a otras personas. ¿Cómo se siente como resultado?
¿Ahora Qué?
Sus respuestas a las dos primeras preguntas deberían ayudar a llevar sus actitudes sobre la ira a un enfoque más agudo; como la mayoría de las personas, usted se puede sentir incómodo al sentir y expresar hostilidad. Este libro toma la visión de que la ira es una parte normal de las relaciones humanas (ver Capítulo Tres, pág. 45-46); si usted se siente especialmente en conflicto con esa idea, puede estar dependiendo de ese mecanismo de defensa para protegerse. Preste atención a la forma en que usted se siente alrededor de otras personas que expresan ira.
La pregunta final introduce una aproximación que discutiré a lo largo del libro pero, especialmente, en el Capítulo Trece: reconocer la manera en que dependemos de argumentos mentales o pensamientos repetitivos que insisten en un cierto punto de vista para justificar un mecanismo de defensa. Durante la próxima semana, preste atención a sus pensamientos para ver si usted puede identificar este proceso en ejercicio. Casi todos justifican mentalmente sus defensas en algún momento u otro.