CUATRO

Represión y Negación

 

 

“Escúchate, estás muy reprimido.”

–Vendedores, 1994

 

 

Represión

 

Cuando una película de cine alternativo de bajo presupuesto acerca de dos vendedores de una tienda incorpora un concepto psicoanalítico en su diálogo, sabemos que el concepto ha ingresado a la corriente principal cultural. Busque el término “muy reprimido” en Internet y usted lo encontrará aplicado a los americanos, mujeres occidentales, cristianos, los japoneses, los irlandeses, y así sucesivamente. El concepto de represión sexual es familiar para la mayoría de nosotros y es un tema recurrente de los films de Hollywood, desde Esplendor en la Hierba (1961) hasta Belleza Americana (1999).

La mayoría de las personas piensan en la represión exclusivamente en conexión con temas sexuales, en gran parte debido a la importancia de la sexualidad en el pensamiento Freudiano y por la manera en que fue expresado en el acoso sexual de la década del 20 en tabúes sexuales de larga data. Mientras que el síndrome de memoria reprimida puede (hipotéticamente) desarrollarse como resultado de varios tipos de traumas, en la mente pública es más comúnmente asociado con el abuso sexual en la niñez. Pregúntele a cualquier persona qué significa represión y la respuesta muy probablemente se referirá al sexo.

La represión aborda una gama mucho más amplia de la experiencia, sin embargo; casi cualquier sentimiento inaceptable o doloroso puede ser reprimido de la consciencia, ya sea ira, culpa o pena. La represión fue el primero de los mecanismos de defensa en ser identificado por Sigmund Freud; al comienzo de su carrera, mientras se alejaba del uso de la hipnosis, él descubrió que había una fuerza psíquica que evitaba que una persona se volviera consciente de impulsos o de ideas inaceptables; funcionaba empujándolos fuera de la consciencia.

En su artículo sobre Represión, Freud describe el concepto en términos simples: “la esencia de la represión descansa simplemente en alejarse de algo, y guardarlo a una distancia, de la consciencia.[12] Ese “algo” podría ser una emoción o un deseo inaceptable; podría ser una percepción sobre la realidad que usted prefiere no reconocer. Mientras Freud pensaba en gran parte en el motivo de la represión como evadir el conflicto- entre nuestros deseos y moralidad sexuales, por ejemplo - yo encuentro más útil recordar la formulación de Donald Meltzer (Capítulo Uno), de que todas las defensas (incluyendo la represión) son esencialmente mentiras que nos decimos a nosotros mismos para evadir el dolor.

Por lo tanto, cuando reprimimos algo (es decir, lo guardamos a una distancia de la consciencia), es porque estamos intentando evitar una u otra clase de dolor.

Durante los primeros años, Freud utilizó los términos “defensa” y “represión” casi alternativamente. Él habla a veces de la represión como mecanismo de defensa distinto; otras, pareciera que hay un principio fundamental subyacente a todos los mecanismos de defensa: cualquier cosa que haya ingresado al campo del inconsciente debe haber estado reprimido del conocimiento. El otro tema de este capítulo - la negación - es uno de los mecanismos de defensa principales por derecho propio, pero también depende del trabajo de la represión.

Freud puso en claro que la represión no es algo que sucede solo una vez; es un proceso que requiere un gasto de energía mental continuo para evitar que lo reprimido vuelva a la consciencia. En otras palabras, nosotros tendemos a desarrollar estrategias continuas que están diseñadas para mantener los sentimientos reprimidos y evitar que irrumpan libremente en su mazmorra. Aprender a reconocer los signos de ese esfuerzo mental adicional para mantener algo reprimido, es una de las maneras en que podemos identificar cuándo un mecanismo de defensa está en ejercicio; discutiré este tema en más detalle mientras avanzamos, especialmente en la Parte III.

Cualquiera que haga o haya estado en terapia psicodinámica es muy probable que considere la represión como un hecho aceptado de la vida, pero hay muchos científicos y profesionales de la salud mental en otras disciplinas que disputarán su existencia. La mayoría de los libros de auto-ayuda no hacen referencia a la represión o al inconsciente. En esos trabajos, el crecimiento psicológico parece ser en su mayoría sobre no-conductas inadaptadas y patrones del pensamiento, dominando nuevas técnicas cognitivas de conducta y repitiendo afirmaciones.

En mi opinión, si usted no entiende cómo funciona la represión, el crecimiento real es casi imposible, ya que es poco probable que usted entre en contacto con ese dolor que está evitando. Aunque usted no pueda superar cierta clase de conducta inadaptada o patrón de pensamiento, es probable que usted desarrolle otra estrategia igualmente inadaptada para mantener lo reprimido en línea. Freud siempre insistió en que el material inconsciente es “indestructible.” Simplemente porque usted no conoce conscientemente cuánta ira siente hacia su padre, no significa que la ira haya desaparecido. Inevitablemente continuará para hacer su presencia conocida de formas secretas - pequeñas indagaciones chistosas, por ejemplo, o sarcasmo.

 

 

Hostilidad Inconsciente y Comportamiento Pasivo-Agresivo

 

Una de mis clientas, Olivia, apareció como una persona excepcionalmente agradable. Vestida impecablemente, meticulosamente cortés, escrupulosamente pensativa. Ella ingresó a la terapia para recibir ayuda con sus sentimientos generalizados de ansiedad. Ella tenía un matrimonio aparentemente exitoso, aunque cuanto más tiempo trabajábamos juntos, más clara se volvía la distancia emocional entre Olivia y su marido Dan. Cualquier queja que Dan tenía sobre su esposa, él solo le daba voz a una de ellas y con frecuencia era: que ella tenía “dedos de mantequilla” y siempre rompía cosas.

Como nuestro trabajo eventualmente revelaba, Olivia estaba sentaba en un montón de rabia inconsciente. Mucha de esa rabia era el residuo duradero de la niñez - su padre súper autoritario, un oficial militar jubilado, no permitía ninguna disensión o expresión de ira, y su madre alcohólica no proporcionaba ningún refugio emocional. En su matrimonio, Olivia inconscientemente sentía mucha ira hacia su marido (con y sin razón), pero debido a que su familia de origen nunca le había ayudado a aprender cómo tolerar esos sentimientos, ella había reprimido la consciencia de ellos. Con el tiempo, entendimos que “romper cosas” era una expresión inconsciente de la rabia violenta, una rabia que ella encontraba inaceptable y que tuvo que aprender, poco por poco, a tolerar.

Mucha gente que reprime la hostilidad la expresa secretamente e indirectamente, de maneras que usualmente no reconoce. El comportamiento Pasivo-agresivo captura esta dinámica - no en el sentido clínico, como diagnóstico de ese término, sino, en el sentido cotidiano que todos entendemos. En lugar de expresar ira directamente o comportarse agresivamente, nosotros podemos arrastrar nuestros pies para hacer algo importante, quejarnos y resistirnos obstinadamente a la cooperación o, simplemente, “olvidar” hacerlo. Tan difícil como pueda ser creíble para otros – a decir, la esposa de tal pasivo-agresivo - muchas de estas personas son completamente inconscientes de sentir ira. Ellos han reprimido la consciencia de su propia hostilidad, la cual luego encuentra expresión secreta en estas maneras alternativas.

 

 

Represión y Resistencia

 

Freud llegó a la comprensión de la represión a través de su experiencia clínica con la resistencia (Capítulo Dos, págs. 23-24). Durante los primeros días, cuando él creía que las memorias traumáticas de la recuperación solo serían curativas, él descubrió que sus pacientes no querían recuperar esas memorias, oponiendo sus esfuerzos para traerlas a la luz. Él decidió que debía haber alguna fuerza psíquica evitando que la memoria traumática ingresara a la consciencia. La resistencia de sus clientes para recordar algo traumático apuntaba a la represión de su dolor.

Mis propios encuentros cotidianos con la resistencia de mis clientes me demuestran la represión en ejercicio. De vez en cuando, identifico claramente algo para clientes - algún dolor que no están enfrentando, algún nivel de vergüenza que no pueden soportar sentir - y cuando intento ayudarles a verlo, tan enfáticamente y sensitivamente como puedo, a menudo insisten en que ellos no se sienten de esa manera; o parecerán estar de acuerdo conmigo y luego, cambiarán el tema. A veces me dicen que estoy plenamente equivocado (y, por supuesto, en ocasiones, ¡lo estoy!).

En casos más serios, ellos dejan el tratamiento si logro acercarme demasiado al material reprimido. Tuve una experiencia bastante común con una clienta nueva, una mujer cuya niñez había estado marcada por el abuso psicológico y sexual, obviamente, con un dolor emocional atroz. Mientras que ella hablaba en la sesión, ella me comunicó ese dolor a mí en un nivel no verbal mientras ella misma no parecía consciente de sentirlo; cuando intenté en varias ocasiones llamar su atención a ese dolor, recordándole todas las muy buenas razones que ella tenía para sufrir, ella estuvo de acuerdo sin entusiasmo.

En las semanas siguientes, ella comenzó a tener conflictos con el horario, diciéndome que no podía asistir a nuestra siguiente sesión porque tenía una conferencia al día siguiente y no quería estar distraída. Después de tres sesiones más, ella decidió no volver. Hay otras explicaciones posibles, por supuesto. Cuando alguien termina sin una explicación, usted realmente nunca sabe. Pero para mí, la experiencia le habló a la energía duradera de la represión, y a la frecuente resistencia provocada en clientes cuando intento desafiarla.

Usted mismo puede estar sintiendo cierta resistencia en este preciso momento. En sus pensamientos, usted puede disputar si la represión realmente existe, o si es tan importante como se la pinto. Quizás, usted cree que mi cliente anterior hizo una elección sabia cuando decidió detener el tratamiento conmigo. A usted también le podría gustar “abandonar” dejando este libro en vez de continuar leyendo.

Mantenga una mente abierta y lea la siguiente sección de todos modos.

 

 

Negación

 

Al igual que la represión, el concepto de la negación ha ingresado en la corriente principal. Casi todos entienden lo que significa si alguien está “en la negación.” El término regularmente aparece en shows de TV y películas de Hollywood, los Pet Shop Boys escribieron una canción con ese título, y nosotros incluso hacemos malos juegos de palabras basados en su similitud con el nombre del Río Nilo. El término es tan ubicuo ahora que hace que el concepto parezca trivial, incluso molesto, pero la negación es una fuerza poderosa en la psiquis humana.

Virtualmente, todos los psicoterapeutas reconocen su existencia, lo consideran o no como clínicamente significativo. Con la popularización de sus Cinco Etapas del Duelo, Elisabeth Kubler-Ross elevó el perfil público de la negación (la primera de esas etapas), y el predominio de programas de 12 pasos también promovió la consciencia del concepto: un paso básico para abordar la adicción es admitir que usted es un adicto, en lugar de permanecer en la negación.

“Usted está en la negación” es algo que la mayoría de las personas han dicho o escuchado en algún punto u otro en el transcurso de sus vidas. La expresión, generalmente, se refiere a la negación de un hecho: “Usted está en la negación - Jane obviamente va a conseguir la promoción, no tú.” O: “Él nunca va a dejar a su esposa - tú estás en la negación.” Es un concepto simple. Existe un hecho inaceptable, uno que está en conflicto con nuestros deseos o creencias, entonces, nosotros negamos que sea verdad.

Nosotros también podemos negar un sentimiento, especialmente si hemos recibido mensajes culturales o parentales que nos digan que dichos sentimientos son inaceptables. Como resultado de internalizar esos mensajes, podemos ocultar la existencia de esos sentimientos incluso de nosotros mismos. “No me siento enojada porque olvidaste mi cumpleaños… otra vez.” O: “No, no envidio a Emily. ¿Qué hay que envidiar?” Cuando primero intenté que mi clienta Olivia (págs. 59-60) sea consciente de su ira inconsciente, ella me dijo que yo estaba equivocado y permaneció en la negación por algún tiempo.

En la clásica teoría Freudiana, es la existencia de un conflicto lo que motiva la negación (y otras defensas): un hecho que está en conflicto con nuestros deseos, o un sentimiento está en conflicto con nuestros valores, entonces, lo negamos. Tengo un amigo cercano que, durante sus últimos años de adolescencia y principios de los 20, a menudo pensaba que volverse gay “sería la última cosa” que le pasaría a él. Él estaba en la negación sobre su sexualidad porque ésta estaba en conflicto con su crianza religiosa, y por todos los mensajes sociales negativos sobre homosexualidad que él había recibido durante su niñez.

Mientras el rol del conflicto para estimular una defensa psicológica es ciertamente importante, creo que el dolor juega la parte más importante. En el ejemplo precedente, la idea de que pudiera ser gay le dolía a mi amigo; el conflicto entre su identidad sexual y los valores religiosos le causaban dolor. Para Olivia (como para todos), estar enojada era una experiencia dolorosa. El conflicto entre su propia ira y esos valores heredados de la familia que consideraban dichos sentimientos como “malos” le causaban dolor.

 

 

Negación de la Consciencia

 

Siempre que empleemos la negación, ya sea de un sentimiento o un hecho, estamos negando nuestra propia consciencia. En otras palabras, al usar este mecanismo de defensa en particular, rechazamos reconocer lo que en realidad sabemos que es verdad en cierto nivel, así, separamos nuestra consciencia y negamos una parte de ella. Poniéndolo de esta manera, suena como una decisión consciente; por el contrario, todos los mecanismos de defensa ocurren inconscientemente, fuera de nuestra consciencia - ¡si supiéramos que lo estamos haciendo, la defensa no funcionaría!

Aquí hay otro ejemplo popular: En la película Se Acabó el Pastel, Rachel Samstat un día va a su peluquera; al escuchar una historia sobre otra mujer que no reconocía los indicios de que su marido estaba teniendo una aventura amorosa, Rachel jadea con una horrorosa comprensión repentina: la consciencia había estado creciendo en ella, sobre que el marido Mark estaba siendo infiel, pero ella había estado insistiendo para sí misma y a otras personas de que tenía un matrimonio feliz. Cuando ella escuchó la historia del peluquero, la defensa se quebró y la dolorosa verdad que ella había intentado evitar explotó dentro de la consciencia.

 

 

Negación en Psicoterapia y en la Vida Cotidiana

 

Los psicoterapeutas tratan con la negación de diferentes maneras. Los conductistas cognitivos evitarían enfrentar la negación directamente, en lugar de eso, enseñando comportamientos más eficaces para hacerle frente. Alguien entrenado en psicoterapia psicodinámica puede abordarla luego de observar las maneras en que el cliente se defenderá de la consciencia. Por ejemplo, yo le puedo decir a un cliente, “Contrariamente a lo que usted sigue diciendo sobre la ‘aceptación’ y, en términos de la muerte de su madre, yo pienso que usted no puede soportar cuánto la extraña.”

Como mencioné anteriormente en este capítulo (págs. 58-59), la represión o la negación no es un acontecimiento de una sola vez; porque la emoción reprimida o negada siempre “quiere” escaparse, es una condición inestable que requiere de esfuerzo continuo para sostenerla. Una clase típica de esfuerzo implica la repetición de lo opuesto, como en el ejemplo de arriba: el cliente que sigue insistiendo que ha llegado a término con la muerte de su madre cuando ella realmente no lo ha hecho. Esta repetición puede ocurrir solamente en nuestros pensamientos - como ocurrió con mi amigo, quien continuaba diciéndose a sí mismo que él no era gay - o en voz alta, a otras personas, como Rachel Samstat hace en Se Acabó El Pastel, hablando con frecuencia sobre cuán feliz era su matrimonio. Hace más de 400 años, Shakespeare capturó cuidadosamente esta dinámica y nosotros repetimos sus palabras hasta estos días: “La dama protesta demasiado, en mi opinión” (Hamlet, III, ii).

Al igual que otras defensas, la negación tiene sus funciones normales y útiles. Por ejemplo, muchos de nosotros negamos, de hecho, que realmente vamos a morir. Si soy honesto conmigo mismo, sé que realmente no lo creo - al menos, no todo el tiempo. Si lo hiciera, podría pasarla mal siguiendo con mi vida y persiguiendo mis metas. ¿Cuál es el punto de ir al gimnasio hoy si mi cuerpo eventualmente se desarmará y moriré? A veces, el uso temporal de la negación nos ayuda a hacer frente a una pérdida insostenible: podemos negar que sentimos una profunda pena porque enfrentar la fuerza completa de nuestro dolor, de una vez, puede abrumarnos. Podemos necesitar dejar entrar nuestra pérdida en la consciencia poco por poco, con el transcurso del tiempo.

 

 

Qué Buscar

 

Cada uno de los capítulos en la Parte II incluirá una discusión de las maneras típicas en que los mecanismos de defensa particulares pueden ser usados para hacer frente a nuestras preocupaciones psicológicas principales: (a) necesidad y dependencia, (b) emociones fuertes y (c) autoestima. Después de un resumen de cada defensa, explicaré cómo aparece en esas áreas - cómo reprimir la consciencia de la necesidad y la dependencia puede afectar el carácter de una persona, o las cosas que dicen y hacen las personas cuando están en la negación sobre su propia ira. Cada Capítulo en la Parte II seguirá el mismo formato. Al usar lo que usted aprendió en la Parte I sobre sus propias áreas de preocupación, usted luego puede comenzar a mirar su comportamiento, pensamientos y sentimientos para buscar los signos de los mecanismos de defensa en ejercicio que se discutieron en cada capítulo.

Nadie utiliza todas estas defensas. En las secciones del capítulo tituladas Qué Buscar, conectaré cada mecanismo de defensa para exteriorizar los signos y los procesos internos del pensamiento que le ayudarán a decidir si usted puede estar dependiendo de ellos y, en particular, cómo su dependencia a un mecanismo de defensa puede estar afectando sus relaciones. También discutiré cómo usted puede reconocerlo en ejercicio en otras personas.

En el proceso, me estaré refiriendo al ejercicio del Capítulo Dos y a los seis grupos de declaraciones (págs. 36-38) diseñadas para ayudarle a identificar sus propias áreas de preocupación. Si no está completamente claro cuál de estos grupos de declaraciones le habla más fuertemente a usted, sugiero que vuelva atrás y las repase ahora, y posiblemente otra vez mientras procedemos hacia los otros mecanismos de defensa.

Una cosa a considerar: si usted siente que muchas de estas descripciones aplican a usted, no asuma que significa que usted está profundamente en conflicto o tiene un problema importante con estos temas. Todos y cada uno de nosotros dependemos de los mecanismos de defensa para atravesar la vida, y hacerlo no es una forma de enfermedad mental - es normal. Solamente cuando nos apoyamos demasiado en los mecanismos de defensa se convierte en un problema; solamente cuando usamos también una defensa psicológica nos lastima de otras maneras importantes que necesitamos considerarlo.

 

Necesidad y Dependencia

 

Muchos de nosotros la pasamos mal sobrellevando nuestras necesidades y por el hecho de que, como seres humanos, debemos depender de otras personas para lograr esas necesidades; a menudo es porque nuestras primeras experiencias de la dependencia fueron traumáticas o fuertemente no confiables. Como resultado, podemos reprimir la consciencia de nuestras necesidades, volviéndonos altamente independientes y autosuficientes. Podemos negar que sentimos ciertas necesidades o deseos.

En muchas familias, expresar necesidad es desestimado y la independencia premiada. Como consecuencia, los miembros de esas familias aprenden a negar sus necesidades y, a menudo, a volverse altamente motivados. Por un lado, una capacidad de reprimir la consciencia de la necesidad ayuda a las personas a perseguir metas a largo plazo que implican mucha privación; la represión extrema, por otra parte, nos puede debilitar si nos privamos enteramente de lo que necesitamos. La negación de nuestra necesidad y dependencia de otras personas puede llevarnos a subestimarlas, de este modo dañando nuestras relaciones.

Si usted relacionó la mayoría de las declaraciones del Subgrupo 1 del Capítulo Tres, usted puede depender de la represión para impedir sus propias necesidades. Si amigos y familia se apoyan fuertemente en usted para satisfacer sus propias necesidades emocionales o financieras, y usted nunca acude a otros de la misma forma, usted puede estar en la negación sobre sus propias necesidades. Si usted desarrolla relaciones con personas que siempre parecen necesitarlo más de lo que usted las necesita, preste atención, especialmente si usted siente desaprobación o es crítico sobre las personas que necesitan “demasiado.”

Como se discutió arriba, las necesidades reprimidas o negadas no desaparecen por completo, sólo se ha ido nuestra consciencia de ellas; esas necesidades inconscientes continuarán expresándose de maneras ocultas. El adicto al trabajo sin tiempo para las relaciones puede comenzar a desarrollar síntomas físicos que requieran atención médica. Hombres y mujeres que reprimen la consciencia de su necesidad de otras personas, a menudo, en lugar de eso, se vuelcan a la comida, al alcohol o las drogas. Una dinámica que usted ve a menudo en la personalidad adictiva es la preferencia por una sustancia, algo que usted puede comprar y teóricamente controlar, en lugar del contacto humano no confiable.

Si usted tiene problemas relacionados con el alimento o sustancias, puede estar reprimiendo o negando otra necesidad, una conectada con otras personas. Si usted siente poco o nada de interés en el sexo, usted casi seguro ha reprimido su deseo. Asimismo, si usted está preocupado por la pornografía, especialmente cuando tiene una pareja o esposo, puede estar negando su necesidad y dependencia hacia otra persona para satisfacer sus necesidades sexuales - ¡usted puede hacerlo solo! Si usted la pasa mal al conectarse con las personas, puede ser que usted encuentre inaceptable su propia necesidad. Las personas que se dicen a sí mismas que no sienten mucha necesidad de amigos, de relaciones íntimas o sexo, están en la negación.

 

Emociones

 

Si usted depende de la represión o de la negación para hacer frente a sentimientos intensos, usted puede haber excluido esos sentimientos de la consciencia y verse a sí mismo como un tipo de persona muy tranquila, equilibrada. Quizás, usted siempre está a “un volumen equilibrado,” sin bajas horribles pero tampoco sin ninguna alta. La gente que reprime sus sentimientos tiende a reprimir el completo espectro de las emociones, no solo uno o dos de ellos.

Si su vida parece “plana” o usted a menudo está aburrido (es decir, si usted se identifica mejor con las declaraciones del Subgrupo 3), la represión puede estar en ejercicio. Si su acercamiento a la vida es altamente lógico, con poco espacio para la emoción, pregúntese a sí mismo dónde han ido todos sus sentimientos. Debido a que la emoción es la sangre de todas las relaciones interpersonales, usted puede encontrarse aislado, sintiéndose fuera de contacto con la gente que usted conoce, ya sean amigos, colegas o parejas.

Uno de los sentimientos más comunes que las personas niegan es la ira. Según lo discutido en el Capítulo Tres, la frustración, la ira, la rabia y, a veces el odio, son partes inevitables del paisaje emocional humano y aparecen en todas nuestras relaciones en algún momento u otro. Si usted nunca se enoja, puede estar en la negación, especialmente si hay instancias donde usted pueda ver objetivamente causas legítimas para la ira. Si hay una situación con la que usted sabe que tiene que lidiar, pero consistentemente la evita - quizás, la manera en que alguien se aprovechó de usted o lo decepcionó - puede ser porque usted tiene miedo de su propia ira y permanece en la negación.

En mi experiencia, la mayoría de las familias desalientan la expresión de la ira. Puede ser una emoción muy destructiva, especialmente cuando aparece de maneras violentas, pero también tiene valor cuando tenemos una buena razón para sentirnos enojados - si hemos sido tratados injustamente por un amigo o un compañero de trabajo, por ejemplo, o si alguien deliberadamente intentó lastimarnos. La ira puede motivarnos para quitarnos de relaciones destructivas y realizar cambios necesarios en nuestras vidas. La ira nos ayuda a pelear la injusticia, ya sea en casa, en el lugar de trabajo o dentro del campo social más grande.

Otra emoción que las personas tienden a reprimir es la pena profunda o la tristeza por una pérdida. Como cultura, desalentamos el duelo largo; muchas personas consideran las lágrimas como una muestra de debilidad. Si usted es la clase de persona que se mueve rápidamente después de una pérdida - el final de una relación, por ejemplo, o la pérdida de un amigo - usted puede estar reprimiendo pena y tristeza. Si usted es la clase de persona que les dice a otros que “no tiene sentido llorar sobre la leche derramada,” usted puede tender a negar sus propios sentimientos de pérdida.

 

Autoestima

 

La experiencia de estar emocionalmente dañado de alguna manera fundamental, de sentir una sensación básica de vergüenza sobre quiénes somos, puede ser tan dolorosa que reprimimos o negamos la consciencia de ella. En lugar de eso, nos podemos enfocar en hacer que nosotros y nuestras vidas parezcan como si todo fuese “normal” o incluso superior, como una clase de substituto para la auténtica autoestima. Si usted se encuentra preocupado por las apariencias, deseando estar seguro de que las personas lo perciben como que “está yendo bien,” o quizás que tiene todo en orden - y si usted se identificó mayormente con las declaraciones del Subgrupo 5 - usted puede estar reprimiendo la consciencia de la vergüenza.

Las personas que niegan sus propios sentimientos de daño o defecto, a menudo desarrollan sentimientos conscientes de superioridad, haciendo alarde de esa superioridad y exigiendo admiración. Pueden sentir desprecio por otras personas, vistos por debajo de ellos; como consecuencia, la pasan mal con el contacto cercano con cualquiera. Debido a que han reprimido su vergüenza y se sienten amenazadas por cualquier cosa, eso las puede hacer sentir avergonzadas, también encuentran difícil aceptar la responsabilidad por los errores que cometen, culpando a otros. La culpa frecuente causa fricción intensa en las relaciones y puede hacer que la persona culpada quiera alejarse del contacto cercano. Como resultado, los amigos, colegas o seres queridos del que culpa, pueden mantener su distancia emocional.

Cada una de estas características - narcisismo, desprecio y culpa - es una defensa psicológica por derecho propio, y las discutiré detalladamente en el Capítulo Once, Defensas contra la Vergüenza.

 

 

EJERCICIOS

 

Si usted se identificó más fuertemente con las declaraciones de los Subgrupos 2, 4 o 6, la represión y la negación probablemente no están entre sus mecanismos de defensa más fuertes; como consecuencia, este ejercicio puede ser que no lo involucre tanto como algunos de los que siguen. De todas formas, haga lo mejor posible con él, ya que lo familiarizará con la aproximación que sigue en los capítulos subsecuentes.

  1. Para ayudar a identificar si la represión y la negación juegan una parte externa en su psiquis, mire cuántas de estas declaraciones aplican a usted:
    • Experiment é una pérdida importante (por ejemplo, el final de una amistad o relación amorosa) y sentí poco o nada al respecto.
    • Recib í un insulto o una ofensa importante y no respondí emocionalmente.
    • Cuando finalmente alcanc é mi meta, no me satisfizo tanto como esperaba.
    • Parece que la mayor ía de las personas tienden a responder con más intensidad a los acontecimientos de la vida que yo.
    Las personas con un miedo especialmente intenso a los sentimientos fuertes pueden estar en la negación acerca de un sentimiento en particular u otro, pero ellas tienden a reprimir el completo espectro de sus emociones. Si usted alguna vez siente como si no estuviese viviendo su vida al máximo, con poco compromiso emocional en su carrera y relaciones, probablemente, la represión intensa esté en ejercicio.
  2. Si usted se identificó con las declaraciones del Ejercicio 1 de arriba: involúcrese en alguna actividad completamente diferente a su rutina usual y con la cual usted no esté familiarizado. Podría significar ir a un nuevo club a escuchar música que usted normalmente no escucha. Podría significar andar en rollers. O, quizás, usted podría conducir hacia una parte de la ciudad que no conoce y caminar por calles que nunca ha visto antes. (Asegúrese de que usted no corra ningún peligro, por supuesto.) Hable con alguien que usted no conoce.
    • ¿Sintió alguna resistencia interna para salir de su rutina?
    • ¿Qué sentimientos desencadenó la experiencia?
    • ¿Se observó a usted mismo intentando poner fin o limitando esos sentimientos? ¿Cómo?
    • ¿Usted encontró la experiencia en cierta manera dolorosa?
    Las personas que dependen fuertemente de la represión y la negación para ahuyentar sentimientos fuertes, a menudo, organizan sus vidas de manera de evitar las situaciones que pudieran desencadenarse, particularmente cayendo en rutinas estrechas. Al desafiarse a sí mismo para enfrentar la nueva experiencia, usted puede reconocer su resistencia en ejercicio.
  3. Repase sus últimas relaciones - amorosas, laborales y amistades - para ver si hay un patrón de otras personas dependiendo más de usted que viceversa. Si lo hay, entonces, usted puede estar en la negación sobre sus propias necesidades.
  4. Si usted se identificó con el Ejercicio 3, intente dirigirse a un amigo, colega o familiar y pida ayuda. Podría ser algo pequeño, pero cuando usted pregunte, esté seguro de utilizar las palabras “necesito tu ayuda.” Usted podría tener que pelear contra su propia resistencia y todas las excusas que inventará para no preguntar. Obsérvese cuidadosamente en el momento de solicitar ayuda para ver cómo se siente. Cuanto más malestar experimente, más probable es que usted esté reprimiendo sus necesidades en general.
  5. Como parte del ejercicio en el Capítulo Tres, yo le pedí que pensara sobre una instancia donde usted se sintió avergonzado o humillado. ¿Pudo pensar en una? Si a usted no se le ocurrió una sola instancia, probablemente, eso indica la represión poderosa en ejercicio, ya que todos se sienten avergonzados en algún punto.
  6. Eche una mirada en profundidad a su comportamiento y a qué ha dicho la gente sobre usted:
    • ¿Usted a menudo se encuentra fuertemente a la defensiva cuando un amigo, colega o familiar encuentra una falla en usted?
    • ¿Alguna vez alguien le ha dicho que usted rechaza aceptar la responsabilidad de sus errores y tiende a culpar a otros cuando algo va mal?
    • ¿Sus amigos y familia dicen, “No puedes aceptar la crítica”?
    • ¿Usted a veces se siente superior y despreciativo con otras personas, especialmente con aquellas que parecen tener dificultades emocionales?
    Si usted contestó ‘sí’ a cualquiera de estas preguntas, es probable que usted luche con los problemas subyacentes de la vergüenza pero haya reprimido su consciencia de ellos.

 

 

¿Ahora Qué?

 

Estos simples ejercicios deberían haberle ayudado a comenzar a reconocer el rol de la represión y la negación en su vida. Todos dependen de la represión y la negación en cierto grado; si usted depende excesivamente, puede encontrar su vida emocional estrecha y pasarla mal al desarrollar relaciones en profundidad. Al hacer estos ejercicios, usted pudo haber captado un destello de qué hay “del otro lado” de sus defensas.

También he introducido una estrategia que será utilizada a través de los capítulos en esta parte central: como hago en los ejercicios 2 y 4 de arriba, le pediré que salga de su zona de comodidad para exponer y desafiar sus defensas. Según lo discutido en mayor detalle en el Capítulo Trece, el crecimiento psicológico genuino es más probable que suceda cuando elegimos hacer algo diferente de lo que viene naturalmente y más fácilmente para nosotros. Los mecanismos de defensa son hábitos mentales incorporados; para crecer, tenemos que hacer lo que podemos no querer hacer para desafiarlos.

Esta estrategia para el crecimiento será el foco de la parte final del libro, pero a través de los capítulos en esta sección central, sugeriré maneras para que usted comience a desafiar el estatus quo mental.